INTRODUCCIÓN

En la posguerra, los horrores de la contienda civil (y de la II Guerra Mundial, 1939-1945) provocan que los poetas centren su atención en la existencia de la que, ahora más que nunca, notan su peso. Ante esta presión, adoptan una de estas posturas: unos transmiten una visión positiva de la vida, pues creen que el flamante régimen traerá un nuevo orden basado en el respeto a la autoridad, el valor del trabajo y la unión de la familia dentro de un ambiente cristiano (poesía arraigada).

Estos poetas editan en la revista Garcilaso (creada en 1943), evitan toda referencia a la triste realidad y suelen encontrar consuelo en la perfección de la naturaleza, que entienden como una manifestación de Dios y su tratamiento como un modo de ensalzarlo (Tú y yo sobre la tierra de José García Nieto -1944-, La casa encendida de Luis Rosales -1949-).

Otros, sin embargo, manifiestan su pesar por los resultados dramáticos del conflicto, buscan respuestas en la divinidad, no la hallan y critican su silencio, porque los deja desamparados y solos en un mundo que no logran entender y los aboca a la soledad y a la muerte (poesía desarraigada). Como consecuencia de esta trágica situación, estos poetas, que suelen editar en la revista Espadaña (fundada en 1944), se ven afectados por una fuerte angustia existencial (Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre -1943-, Hijos de la ira de Dámaso Alonso -1944-).

espadanaTodos se expresan a través de un lenguaje directo e íntimo, usan estrofas populares, poemas cultos, el verso libre y muestran interés por la perfección formal y los recursos líricos. Los poetas existenciales españoles más representativos de la poesía arraigada son los citados en la Generación del 36: Luis Rosales, José García Nieto, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo.

En la poesía desarraigada destacan Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y González de Lama (fundadores de Espadaña). También, durante esta década, sobresalen en otras tendencias del panorama poético español Carlos Bousoño, José Hierro, Carmen Conde y José Luis Hidalgo.

En la Extremadura de los años 40, la reforma agraria llevada a cabo por la II República desaparece. Los trabajadores del campo y sus familias viven en la miseria y sin ningún tipo de ayudas sociales, por lo que les afecta de lleno la crítica situación de la economía y sufren los llamados años del hambre.

La actividad cultural es mínima. En las escuelas, los libros de texto contienen alabanzas a España, al régimen, a la historia del imperio y a la religión. De ahí que se incidiera en la dimensión espiritual de la lectura. El analfabetismo es alto, las bibliotecas son escasas y se encuentran mal dotadas. El número de lectores es, por tanto, muy reducido.

La actividad cultural se reduce a la edición de algunos libros patrocinados por las Diputaciones provinciales de Badajoz y Cáceres y a destacar la poesía regionalista con un homenaje a Luis Chamizo (1946) y la edición de libros como Medallones extremeños (1949) de Manuel Monterrey y sonetos de Rodríguez Perera de corte cristiano y clásico, con un contenido aséptico.

enciclopediaNo obstante, también aparecen obras como Ausencia de mis manos de Manuel Pacheco (1949), que suponen un cambio de enfoque literario, un alejamiento de los presupuestos del régimen y un aumento de la calidad. Este exiguo ambiente se completa con representaciones teatrales en el teatro romano de Mérida (iniciadas en 1933) o, en Badajoz, donde se estrena Las brujas de Luis Chamizo en 1946.

En el periódico Hoy colaboran escritores como José López Prudencio, Antonio Reyes Huertas, Arturo Gazul y Enrique Segura Otaño que, con una mentalidad más abierta y valiente, se atreve a hablar en 1944 de Federico García Lorca, de Felipe Trigo y de los poetas malditos franceses (Chateaubriand, Mallarmé, Verlaine, Rimbaud).

En 1941, aparece el semanario Norma como un medio propagandístico de la Falange, que pasará a denominarse Hoja del lunes en los años 50 donde, por ejemplo, Lencero editará sus primeros poemas.

A mediados de la década, este panorama se reactiva con la creación de la revista cacereña Alcántara (1945), que aún sigue editando, y la pacense Guadiana (1946).

Al final de la década, se celebran la I Exposición del Libro Extremeño (Cáceres, 1948) y dos Asambleas de Estudios Extremeños (la I en Badajoz, 1948, y la II en Cáceres, 1949), donde se produce un encuentro de intelectuales y escritores regionales con otros venidos para la ocasión desde fuera como José María Cossío y Joaquín Montaner.

Paralelamente, la Revista de estudios extremeños contribuye a esta reactivación publicando obras de intelectuales, eruditos, investigadores y críticos extremeños como Miguel Muñoz de San Pedro, Carlos Callejo, José Álvarez Sáenz de Buruaga o Antonio Rodríguez-Moñino, que destaca por su amor a los libros, su labor bibliográfica, sus estudios sobre la historia literaria y sus investigaciones sobre escritores de Extremadura.

Los máximos representantes de los poetas extremeños existenciales fueron Alfonso Albalá y José María Valverde, que siguen las características de esta tendencia en la lírica nacional.

 

ALFONSO ALBALÁ

(Coria, Cáceres, 1924 - Madrid, 1973) 

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 Alfonso Albalá en el diario Ya

Alfonso Albalá Cortijo comienza el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres en plena guerra civil. Cuando estalla el conflicto, es un adolescente de 12 años y se siente fuertemente influido por los sucesos luctuosos de la guerra civil, que vive con un profundo temor a la violencia, sentimiento que no lo abandonará nunca y que describirá con detalle en sus novelas sobre la guerra civil. 

En 1942, se inicia en el Periodismo a los dieciocho años en el diario Extremadura de Cáceres con el artículo "Los jóvenes de Acción Católica ante la marcha del prelado" y dirige la revista Sitio, publicada por el Consejo Diocesano de los Jóvenes de Acción Católica.

En 1945, inicia la carrera de Derecho en la Universidad de Salamanca, pero no la continúa al no encajar el carácter burocrático de esa especialidad con su talante espiritual.

En 1946, comienza a estudiar Filología Románica en la Universidad Central de Madrid y su dinamismo lo lleva a desarrollar una variada actividad literaria y periodística. Es redactor de la revista Resumen del Instituto de Cultura Hispánica; cofundador de la prestigiosa revista Correo literario; incipiente autor de poemas y difusor, junto a su hermano Santos, de la abundante correspondencia entre la Casa de Alba y la villa de Coria.

6En 1949, la Diputación de Cáceres le edita Desde la lejanía, su primer poemario, cuando cuenta con 20 años. Se trata de un libro sencillo y cuidado, que tiene como eje significativo su pueblo natal, el paisaje extremeño y sus recuerdos, evocados desde Madrid (de ahí el título), de la que dice: "Mi ventana está abierta a la ciudad, / -cáncer de ruidos, sucio gris de invierno-. / ¡Esta brumosa soledad, / como un oscuro eterno!".

Este libro dispone de un contenido variado y de una expresión espontánea, pues la elabora a golpes de la emoción que le suscita su necesidad de permanencia en el tiempo: "Mi verso es duro, como el duro tronco / de una encina rugosa de mi tierra". Para conseguirlo, utiliza principalmente el cuarteto asonantado y el soneto. También en este año compone el poema “El mendigo”, una figura típica en aquella época de penurias, que le impresionó desde niño.

En 1950, se licencia en Filología Románica e imparte clases de lengua española en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.

Además colabora en los periódicos Ya, Pueblo e Informaciones, escribe novelas y poesía, que tienen su raíz en el ámbito de Coria, de donde extrae excelentes y emotivas descripciones de su acogedor y natural entorno: "Por estas calles, en sus sombras viejas, / de mi niñez aún huellas adivino. /–Quizá la soledad de mi alma vino / por estas calles de enmohecidas rejas–". También compone un libro de cuentos, Frente al muro, que dedica a su madre, y viaja a Roma como enviado especial de Prensa.

En 1951, presenta el libro de poema Umbral de Armonía al Premio Adonáis y consigue un accésit.

izdaEn 1952, la editorial Rialp le edita Umbral de Armonía, donde Albalá busca el equilibrio anímico, alentado por el amor divino a Dios y el amor terreno a su amada, a quien considera el umbral de armonía, paso previo al disfrute eterno de ese estado ideal en presencia de la Suprema Armonía. 

También en este año, Alfonso Albalá es profesor de Lengua y Literatura en el instituto madrileño Ramiro de Maeztu; consigue la Diplomatura en la Escuela de Archiveros y Bibliotecarios; realiza estudios lingüísticos-sociológicos; estudia la espiritualidad de San Pedro de Alcántara y pronuncia conferencias sobre su concepción de la Armonía.

En 1953, incansablemente, Albalá trabaja en la Editorial Católica; sigue colaborando en la edición de varios diarios y revistas; forma parte de jurados literarios y publica artículos de crítica literaria, entrevistas, comentarios de libros, cuentos como el titulado Marie (con el que inicia su novela Memorial del piano, editada póstumamente, en Revista española, publicación creada por otro ilustre extremeño, Antonio Rodríguez Moñino), y cofunda la revista Espiritualidad seglar.

En 1957 se casa en Salamanca con Josefina Hernández Guijarro, licenciada en Pedagogía, con la que tiene tres hijas de 1958 a 1969: María José, Paloma y Gracia, frutos de esta contundente convicción de su padre, recogida en su “Autorretrato”: "El matrimonio es el hombre total hasta el milagro de los hijos. Son el envés del odio los hijos".

3En 1958, escribe la obra de teatro titulada Libertad provisional, aún inédita. 

En 1960, colabora con críticas literarias en la Prensa; asiste a actividades culturales como enviado del diario Ya y escribe Ejercicios de Periodismo y crítica literaria, aún inédito.

En 1964, obtiene el título de periodista y es profesor de Lenguaje y estilo periodístico, en la Escuela Oficial de Periodismo, y de Estructura del castellano. Redacción, en la Escuela de Periodismo de la Iglesia.

En 1966 consigue otro accésit en el Premio Adonáis con el poema "El friso", una sentida elegía a su madre fallecida, donde reflexiona sobre el tiempo y la muerte en un tono dolorido, pausado y sereno, con rimas asonantadas y sin apenas recursos poéticos.

En 1968, comienza a trabajar en el periódico Informaciones; edita El secuestro, primera novela de su trilogía Historias de mi guerra civil (2), que es muy bien recibida por la crítica; sigue colaborando en la Prensa y escribe ensayos como el titulado Para una metodología de la información.

Al final de la década de los 60, continúa incansablemente conformando su obra literaria y sus poemas aparecen en antologías de prestigio como Poesía religiosa de Leopoldo de Luis; recibe la Orden del Mérito Civil por su amplia labor literaria, periodística y docente; inicia su tesis doctoral Estilo y estructura en la obra de Pedro de Lorenzo; imparte un curso de verano en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander; escribe poemas extensos como “Encuentros con Polop”, referido a vivencias en el pueblo de Polop de la Marina (Alicante) y elabora la novela Memorial del piano

2A comienzos de los años 70, Alfonso Albalá continúa con numerosos proyectos periodísticos, literarios y docentes, como la publicación para sus alumnos del manual Introducción al Periodismo (1970) e imparte clases de Lengua Española en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (1972).

Pero padece una grave enfermedad de la que fallece el 5 de octubre de 1973. Posteriormente, cuando estos alumnos consiguen la licenciatura, llaman a su hornada “Primera promoción de Periodismo Alfonso Albalá”.

En 1979, aparece póstumamente Sonetos de la sed y otros poemas, que trata sobre el amor, el paisaje y la necesidad (sed) de Dios desde una perspectiva mística. Este poemario, el tercero que le edita la Colección Adonáis, convierte a Albalá en uno de los escasos poetas que han publicado en esta editorial en tres ocasiones.

En 1980, la Institución Cultural El Brocense de Cáceres le edita en Antología poética una selección de poemas representativos de su obra lírica. Y el ayuntamiento de Coria lo nombra Hijo Predilecto.

En 1982, aparece Bibliografía de Alfonso Albalá, publicada por la Universidad Complutense en una edición elaborada por su hija Paloma Albalá.

En 1998, el Ayuntamiento de Coria le publica Poesía completa con edición, introducción y notas de Gracia, María José y Paloma Albalá, sus hijas.

5.jpgEn 2005, la Editora Regional de Extremadura le edita la novela Memorial del piano, ejemplo de novela lírica, que contiene cuatro historias de amor en un ambiente trágico, contadas por un piano, testigo mudo de hechos ocurridos en un ambiente de pasión y violencia. 

En 2014, la Editora Regional de Extremadura le reedita Poesía completa, cuya publicación, introducción y notas vuelven a estar al cuidado de sus hijas. La edición, además de sus obras fundamentales, comienza con “Notas para un ensayo sobre la armonía”, una reflexión, situada acertadamente en primer lugar, porque es fundamental para conocer la esencia de la obra poética de Albalá. Además, esta cuidada edición incluye villancicos y poemas sueltos.

Y, el 27 de abril de 2024, la Asociación Amigos del Castillo de Coria le dedica un sentido homenaje a Alfonso Albalá con la intervención de Julián Sánchez (su sobrino, que comenta la relación de su tío con Coria), Gracia Albalá (su hija, que diserta sobre su padre como persona), Rafael Rodríguez-Ponga (su yerno, que habla sobre su suegro como profesor y periodista), Antonio Salguero (ponente), que repasa su vida y su obra, y María José Albalá (su hija), que recita los poemas de su padre, intercalados en el texto del ponente.

Cierra el acto el ayuntamiento de Coria, representado por su alcaldesa, Almudena Domingo, que anuncia la próxima creación de un itinerario poético y de una página virtual, dedicados a Alfonso Albalá, mientras se encuentra un lugar adecuado para la ubicación de una exposición permanente, como la temporal instalada en el lugar del evento "Una tarde con Alfonso Albalá".

4.jpgEn cuanto a su poesía existencial, Alfonso Albalá se adscribe a la corriente de la poesía arraigada de los años 40 del siglo XX. Su tono es propio de un ser doliente y angustiado, que busca en Dios las respuestas necesarias para soportar la existencia y conseguir el equilibrio espiritual, que espera lograr plenamente en la vida eterna.

Su temática se centra en la vida, la amada, el paisaje, el tiempo, la muerte (en positivo), el contacto directo con Dios y la búsqueda espiritual de la Armonía (su característica distintiva), en la que su mujer juega un papel clave en su equilibrio emocional.

El razonamiento que Albalá hace del concepto de armonía, centro significativo de su obra poética, es que el ser humano procede de Dios, la Suprema Armonía, y con Él vive feliz en un espacio sin tiempo, sin dolor, sin muerte, hasta que comete el pecado original. Entonces el ser humano se desarmoniza y su existencia se convierte en un deseo imperioso de volver a Dios buscando la paz, la felicidad, el equilibrio emocional, la belleza... perdidas, es decir, buscando la Armonía.

Volver a Dios, a la Suprema Armonía, es la idea en la que radica el sentido espiritual y religioso de la obra poética de Alfonso Albalá hasta el punto de que, a través de un personaje de su novela El secuestro declare el deseo de que “lo más íntimo de su matrimonio fuera religioso” y tenga la seguridad de que la muerte no es un hecho trágico, sino un paso necesario y gozoso, para religarse con la Suprema Armonía. En la exposición de estos razonamientos, Albalá usa con maestría el soneto y el verso libre.

 

SONETO DE LA TIERRA DE SECANO  (3)

   La casa, solitaria junto al pozo;
–se hace nube el perfil de aquella sierra–
palomas en los surcos de la tierra,
borricos al molino por carozo.
   El eco burla la tonada al mozo,
mira al potro el señor, mientras lo hierra;
celosa ladra en el umbral la perra,
y el trigo se acarrea y bulle el gozo.
   Bulle el gozo y la vida en el verano,
está lleno de frutos el granero,
y encallecida está la áspera mano.
   ¡Alegría de bodas para enero!
Bendita sea la tierra de secano,
y bendice a tu Dios, buen terruñero.

 

CON EL BARRUNTO DE LA MUERTE  (4)

Apenas hombre mozo, y ya me veo
caer a cada paso, con el barrunto
de la muerte detrás, como un recuerdo,
como un olfato triste que entibiara
la llaga de tu huella en el sendero.

Mozo apenas, y esta lenta mirada,
como una desazón, sobre mis sueños,
vuelta hacia el fondo claro de aquel día,
por empañarme el alma con su aliento,
y limpiar tu cristal, tu oscuro vidrio,
tu apelmazada mano sobre el miedo.

Sobre mi miedo, sobre mi árbol mozo,
se me ahueca el temor, con el misterio:
acaso el corazón será una fruta,
tal vez menuda hierba daré al huerto …

¡Otra antesala con la voz cimera,
madurando esperanza en Tus silencios!

 

TODO EN LA AMADA  (5)

Allá: todo está allí, en esa orilla.
Todo está en ti, mujer: todo en la amada.
Sobre mi seco pozo de silencio
espero la humedad de tu palabra,

lo mismo que la hiedra: brocal solo,
lodo y cal solo hacia las nuevas aguas.
Aquí todo está aquí, en esta orilla,
hacia mi pozo lleno de nostalgias.

Todo está aquí. Todo está en ti, canción;
eres canción, paisaje, tarde clara,
mis hijos, versos míos, tierra madre ...
abre, llueve en mi pozo tu palabra.

Aquí, sobre mi pozo de silencio,
donde mi seca voz amurallada,
llueve, canción, mujer, llueve mi voz,
llueve tu voz, tu hiedra en mi antesala.

 

RÍO ABAJO  (6)

Bajo el arco del puente y río abajo
volarán los vencejos.

Tarde clara,
encendido encinar,
luminoso amor de Dios.

Y las gavillas altas.

Agua de Dios, delgado viento,
bajo el arco del puente,
sobre el pretil del puente.

Luminosa memoria,
ara encendida, amor, amor de Dios.

Mi novia fiel, como las aguas,
con su horizonte amor, y su sonrisa,
y río abajo siempre, clara …

 

EL FRISO  (7)

Llovía sobre el friso,
como un recuerdo, entre nosotros;
llovía en la memoria yacente, en nuestra piedra;
llovía sobre el coro,
en la callada opacidad de algún recuerdo,
en la madera, sobre el hombro
continuo de los hombres
abatidos y unánimes, borrosos.

Llueve en la evidencia expectante
que talla sobre el friso este rastrojo
de ciegas voces doloridas
hacia la tapia blanca, entre los olmos.

La enterramos con lluvia,
en un oscuro atardecer de otoño,
cuando la luz tenía justo el color del friso,
del tiempo en el recuerdo con que nombro
su regreso.

¡Qué sorpresa interior,
y cuánta soledad entre los olmos!

 

SONETO ÚLTIMO  (8)

Casa, casa de Dios me busco, hermanos,
hilvanando la voz de mi pobreza
a esta arena de Dios que pisa y reza
mi palabra desnuda por sus llanos.

Por los llanos de Dios izas tus manos,
almenando tu sangre, y la aspereza
de este tacto sin Dios, en la tibieza
de mi memoria anclada hacia tus vanos.

Huecos de Dios, lejanos, agua quieta
siempre de luz en siempre lejanía,
cae sobre mi tiempo toda, agrieta

esta agria masa de melancolía
en mis llanos de Dios, en la meseta
de mi ausencia total sin Tu armonía.

 NOTAS

(1) Además compuso ensayos como los titulados Notas para un ensayo sobre la armonía, que expone su concepción sobre la vida y la literatura, y Para una metodología de la información, donde indaga sobre el género periodístico como profesor de la Facultad de Información madrileña. En su búsqueda de la armonía, el profesor Albalá infundía a sus alumnos recomendaciones éticas, referidas a la consecución del equilibro en el desempeño de su función periodística usando correcta y adecuadamente la lengua y cotejando la veracidad de las noticias en beneficio del bien común.

(2) También compuso una trilogía de novelas sobre la guerra civil, titulada Historias de mi guerra civil, en torno al misterio del mal y de la violencia humana: El secuestro (1968) muestra la angustia sufrida por la enconada persecución de personas inocentes, que se ven obligadas a huir para salvar sus vidas como don Silverio, un médico cuyo pecado es ayudar a la gente humilde.

Así esta novela se nota impregnada de la intranquilidad constante, que impone la lucha fratricida con desmedida violencia en el ambiente social causando en todos una sensación de terror: “Cada casa en la ciudad era como la nuestra: un ataúd. Porque estábamos todos como muertos, inmóviles, fuera del tiempo acaso. Sin ni siquiera intención de vernos unos a otros por comprobar nuestra presencia frente al miedo”, asegura el protagonista.

De ahí que En los días del odio (1969), Albalá afirme que “Fuera de la ternura de mi madre todo era guerra”. En las elecciones, la mayoría de los electores eran analfabetos, por lo que no sabían decidir su voto o votaban de acuerdo a presiones de amos, ideologías y partidos de derechas y de izquierdas, enconadamente enfrentados. La arbitrariedad campeaba a sus anchas y con frecuencia llegaban cadáveres del frente o aparecía asesinados a las afueras del pueblo; así que Albalá recuerda tristemente, a través de su protagonista, que “Cuando la guerra, íbamos mucho al cementerio”.

Y el título de la novela El fuego (1979) se refiere a un hecho prodigioso, que enrojece el cielo desde los cerros del Sierro hasta Montehermoso (quizás fue una aurora boreal) y el protagonista contempla con asombro y temor. También alude al fuego que surgió en el prostíbulo instalado por la República junto a la casa del protagonista, donde se produjo un incendio con víctimas, que impresionó a Albalá adolescente.

En estas novelas, Albalá no se inclina por uno ni otro bando; nota en ambos un odio desmedido y acciones reprochables en todos; así lo mismo critica que en el cementerio hubiera una fila de panteones de ricos en alto y enfrente otra de las tumbas de pobres en la tierra o que la República creara el prostíbulo citado o que tanto unos como otros produjeran dolor por doquier.

Y lo que más llama la atención es que Albalá en medio de la violencia y el terror se refugia en la esperanza, como una tabla de salvación, sobre la que asegura que “No es una certidumbre, como la fe, sino sólo hacer camino, vivir. Dando un sentido a tu experiencia”.

Las tres novelas son obras de una alta calidad literaria, que merecen una pronta reedición por su pulcro estilo, excelente tratamiento de la lengua, intensidad narrativa, acertada ambientación y una total implicación del narrador.

(3) Poema de Desde la lejanía, que acoge una alabanza a Dios por la buena cosecha, que ha producido el campo ese año, y una muestra de amor a su tierra y a su gente [recitado en el vídeo del final]

(4) Poema de Umbral de armonía, que muestra el miedo incubado por el poeta en su niñez a causa de la guerra civil.

(5) Poema de Umbral de armonía, que contiene una declaración de amor dirigida a la mujer amada.

(6) Poema de Umbral de armonía, cuyo contenido es la descripción idílica de una tarde, donde el emisor intuye a Dios en la perfección de la naturaleza y en la presencia de la amada.

(7) Poema de El friso (vv. 27-44), donde el poeta manifiesta el dolor sentido en la tarde lluviosa que enterraron a su madre.

(8) Poema de Sonetos de la sed, que expone la decepción y la soledad del poeta ante el silencio de Dios.

 

 

JOSÉ MARÍA VALVERDE

(Valencia de Alcántara, Cáceres, 1926 - Madrid, 1996)

Se marcha a Madrid cuando era adolescente. Lee a Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Baudelaire y Verlaine en la biblioteca de su padre, que era notario, aduanero y poeta. Después descubre a la Generación del 27 y su capacidad de creación. Cuando aún es alumno del instituto Ramiro de Maeztu publica su primer poemario, Hombre de Dios. Salmos, elegías y oraciones (1945).

valverdeDe 1950 a 1955, es lector de español en Roma, donde conoce nuevas concepciones de la poesía. Escribe en revistas como Escorial, Garcilaso o Espadaña. Consigue la cátedra de Estética en la Universidad de Barcelona, cargo del que dimite por estar en desacuerdo con la expulsión de sus cátedras de otros profesores (Aranguren, Tierno Galván, García Calvo). Se exilia a Estados Unidos y Canadá, donde es profesor universitario. Vuelve a España con la democracia y, en 1977, es repuesto en su cátedra. (9)

Como poeta escribe Hombre de Dios (1945), donde aparece como un adolescente que se angustia ante su búsqueda infructuosa de Dios. La espera (Premio Nacional de Poesía 1949) es la búsqueda de refugio en Dios, que se le manifiesta en las estaciones del año, las cosas pequeñas y el amor. En estos libros tiene influencias de Rosales, Panero y Vivanco y de poetas hispanoamericanos como Pablo Antonio Cuadra y Ernesto Cardenal, sacerdote de la teología de la liberación y ministro sandinista.

Versos del domingo (1954) contiene un tipo de poesía que se hace visual y supuso una decepción para aquellos lectores que lo conceptuaban como la voz del nacional-catolicismo. En Poesías reunidas (1961) edita sus libros anteriores y dos poemarios nuevos: Voces y acompañamiento de San Mateo, una paráfrasis del Evangelio, recoge su interés creciente por cantar a animales y objetos cotidianos. Y La conquista de este mundo contiene momentos claves de la historia de la civilización en su esfuerzo hacia el progreso que, sin embargo, no cree que salve al hombre individual.

serEn 1971, edita Enseñanzas de la edad (Poesías 1945-1970), una selección de sus dos poemarios anteriores y un libro nuevo: Años inciertos, que marca un cambio gradual hacia su concienciación política y social, expuesto con ternura, ironía, sinceridad y perfección técnica. Ser de palabra y otros poemas (1976) destaca la importancia capital que tiene la palabra para el ser humano y describe la dificultad de ser poeta, cuando la realidad lo ha llevado a cambiar su concepción del mundo. Finalmente edita Antología de sus versos (1978) y Poesías reunidas (1945-1990).

Valverde fue un intelectual comprometido humana, religiosa, social y políticamente. De ahí que sus temas sean el amor, la relación con la divinidad y su preocupación por el ser humano. Como poeta existencial comienza con una temática religiosa, que difunde la grandeza de Dios a través de su asombro ante la creación. Paulatinamente, deriva hacia un humanismo y a planteamientos marxistas, debido a la injusticia, la pobreza y la opresión.

Por esta causa concibe la poesía como un acto de comunicación reflexiva para exponer de un modo directo y diáfano emociones, intranquilidades y denuncias. Su estilo se caracteriza por el intimismo y la expresión natural, precisa y cercana, con la que sigue la estela de Antonio Machado. Usa los versos de arte menor (asonantados), los de arte mayor (especialmente el endecasílabo y el alejandrino), y el verso libre (al final de su obra poética). (10) 

 

  

SALMO INICIAL  (11)

Señor, no estás conmigo, aunque te nombre siempre.
Estás allá, entre nubes, donde mi voz no alcanza,
y si a veces resurges, como el sol tras la lluvia,
hay noches en que apenas logro pensar que existes.

Eres una ciudad detrás de las montañas.
Eres un mar lejano que a veces no se oye.
No estás dentro de mí. Siento tu negro hueco
devorando mi entraña como una hambrienta boca.

Y por eso te nombro, Señor, constantemente,
y por eso refiero las cosas a tu nombre,
dándoles latitud y longitud de Ti.
Si estuvieras conmigo yo hablaría de cosas,
del cielo, de la brisa, del amor y la pena.
Como un feliz amante que dice sólo: “Mira
qué pájaro, qué rosa, qué sol, qué tarde clara”,
y vierte así en la luz de los hombres su amor.

Pero no. Tú me faltas. Y te nombro por eso.
Te persigo en el bosque detrás de cada tronco.
Te busco por el fondo de las aguas sin luz.
¡Oh cosas, apartaos, dadme ya su presencia
que tenéis escondida en vuestro oscuro seno!
Marcado por tu hierro vago por las llanuras,
abandonado, inútil, como una oveja sola … 
Hombre de Dios me llamo. Pero sin Dios estoy.

 

LAS VIEJAS CAMPANAS  (12)

Oigo viejas campanas que llegan del pasado,
campanas de la tarde en los pueblos tranquilos ...
Campanas que no he visto, y ahora están cantándome
desde los dulces valles del pasado difunto.

Venid conmigo, entrad a la sombra que llega.
Cantad, pues sois tan leves que no puede decirse
si sois un sueño muerto o si es que estáis distantes,
porque la lejanía confunde espacio y tiempo.

Éste es el tiempo triste de nacer con recuerdos.
Cuando yo vine al mundo, habían muerto cosas
que he crecido esperando. Y yo no lo sabía,
las suponía cerca, tal vez tras de mi casa,
tal vez tras de esos montes adonde van los pájaros.
Y el rumor del poniente era su voz remota.

No sé, yo no sé qué eran las cosas que esperaba.
Sé que era algo sencillo. Eran dulzuras mínimas.
Quizá mañanas claras, quizá rumor de fuentes,
quizá campos amigos donde Dios paseaba,
o era el amor, a salvo del viento de la historia,
o el conversar despacio de las cosas sabidas ...

 

HISTORIA DE NUESTRO AMOR  (13)

Yo te vi someterte poco a poco,
quitarte la corona de ilusiones,
descender del sitial de libertad
a querer sin querer; he contemplado
tu primera sonrisa temerosa,
distraída, volviéndose a luchar
contigo misma y el amor naciente,
como asomada a una ventana, pero
escuchando hacia dentro de la casa
los pasos de alguien que entra; yo sé cómo
alguna vez, al tiempo de tu risa,
se veía cruzar un pez de sombra
bajo tus ojos de agua abierta y clara.

Ya bajas y gozosamente aceptas
tu parte de dolor y amor. Colocas
mi mano sobre tu cabeza y dices:
«Heme aquí. Cúmplase en los dos lo escrito».

 

DIALÉCTICA HISTÓRICA  (14)

Este amigo marxista se preocupa
mucho porque su niña tiene tos.
Trascendental, severo, descendiendo
de su esfera de planes y de ideas,
esconde su ternura y analiza
a la niña y su tos, como si fuese
un caso de dialéctica en la historia.
Y es verdad: esa tos suena a otras toses
de mis niñas, y me entra por el pecho.
Claro, no será nada. Crecerá,
tendrá también sus niñas, con sus toses
y su amor, y un marido, que tal vez,
luchará por la historia y su esperanza.
¿Y hasta cuándo, después? ¿Hasta el gran salto
hacia la libertad, sin tos, sin deudas,
sin negritos hambrientos en el mapa,
y “a cada cual, conforme necesite”,
y cultura y reposo? ¿Y nada más?
Este amigo marxista, tierno padre,
¿no ha de querer la clara alienación
de amar y ser amado aun tras la muerte?

 

LA TORRE DE BABEL CAE SOBRE EL POETA  (15)

Maduro ya de edad y de poesía,
te has mudado a un país de lengua ajena, 
y no es vivir. Lo que ellos aquí dicen, 
como respirar, fácil, rico, exacto, 
tú intentas remedarlo, con esfuerzo, 
y oyes tu voz, ridícula y extraña, 
fallar lo que aquí un niño siempre acierta, 
hasta acabar diciendo algo no tuyo. 

Ahora te es ajeno hasta el paisaje: 
no te habla a ti: hasta el pájaro y el árbol 
y el río te escatiman las leyendas 
que aquí envuelven sus nombres –en ti, rótulos–. 

En vano te sonríen los demás,     
corteses, y aun amigos, animándote 
desde la lengua en que ellos son los amos: 
no aciertas a quererles: se te olvidan: 
el fondo de tu espíritu no late 
si no vive en la lengua que es tu historia.

  

NOTAS

(9) José María Valverde era muy apreciado por sus traducciones del inglés, alemán y griego y por sus estudios críticos, filosóficos y literarios. Tradujo a poetas como Shakespeare, Hölderlin, Rilke o Kavafis. Recibió el Premio de traducción Fray Luis de León en 1960 y 1977 y se le concedió el Premio Nacional a su obra como traductor en 1990.

(10) En su obra crítica destacan Estudios sobre la palabra poética (1952), Historia de la literatura universal (1957) y sus monografías sobre Azorín (1971), Antonio Machado (1975), Joyce (1978) o Nietzsche (1982) Compuso también antologías generales de la poesía española e hispanoamericana.

(11) Poema de Hombre de Dios, cuyo centro temático lo ocupa una queja ante la ausencia y el silencio de Dios.

(12) Poema de La espera, que evoca con nostalgia los recuerdos de un tiempo ya pasado a través del sonido de las campanas, conservado desde la infancia.

(13) Poema (octava parte) de Versos del domingo, donde el amado valora que la amada aceptara renunciar a su libertad para ser una misma persona con él.

(14) Poema de Años inciertos, donde se critica las ideologías totalitarias porque anulan las emociones del ser humano.

(15) Poema de Ser de palabra que, escrito en el exilio cuando Valverde imparte clases en la Universidad de Trent (Canadá), trata sobre la imposibilidad de adaptarse a un ambiente extraño, especialmente por su lengua distinta.

 

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN: Portada de la revista Espadaña (1ª), portada de la enciclopedia Álvarez (2ª). ALFONSO ALBALÁ: Alfonso Albalá en la redacción del periódico Ya (1ª). Portada de Desde la lejanía (2º). Portada de Umbral de Armonía (3ª) Portada de El secuestro (4ª). Portada de Introducción al Periodismo (5ª). Portada de Poesía completa (6ª). Cartel de "Una tarde con Alfonso Albalá" (7ª). JOSÉ MARÍA VALVERDE: José María Valverde (1ª). Portada de su poemario Ser de palabra (2ª).

 

VÍDEO POESÍA EXISTENCIAL (de Extremadura, un bello poema)

 

 

Fotografía cabecera: Dehesa extremeña