INTRODUCCIÓN

Se denomina Generación del 14 o Novecentismo a un movimiento estético, artístico y literario que surge hacia 1914 y perdura hasta 1925 aproximadamente. 

14Durante este período, aunque la situación económica de España es preocupante y la cultura es minoritaria, aparece un grupo de intelectuales que dan prestigio al país. Son médicos, investigadores, filósofos, profesores, que tienen una preparación universitaria, muchas veces ampliada en el extranjero. Su objetivo es formar a las minorías del país, para que lo dirijan con acierto. La solución al problema de España la encuentran en su relación con Europa (europeísmo) y en su conexión con Hispanoamérica (cosmopolitismo). Se preocupan por escribir una literatura pulcra y elegante, basada en el buen manejo del lenguaje y en una rica expresión. No obstante, la poesía tiende a la pureza y se descarga de elementos ornamentales. El ensayo es el medio de difusión de sus conocimientos intelectuales, cuya importancia y difusión influye de forma decisiva en la cultura del país. El ámbito urbano es donde se desenvuelven los componentes de la Generación del 14, frente al medio rural preferido por la generación anterior.

Los escritores novecentistas más relevantes son José Ortega y Gasset, Eugenio D'Ors, Gregorio Marañón, Salvador de Madariaga y Américo Castro (ensayistas). Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala, Wenceslao Fernández Flores (novelistas). Carlos Arniches, los hermanos Quintero y Pedro Muñoz Seca (teatro cómico); Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa (teatro poético). Juan Ramón Jiménez y León Felipe (poetas).

14 bisLa generación del 14 fue una época literaria en la que sobresale el pensamiento, cuyo medio de difusión fue el ensayo, y la poesía. Ortega y Gasset es el pensador más destacado del Novecentismo y uno de los principales del pensamiento español, cuya máxima fue Yo soy yo y mi circunstancia que se relaciona con el perspectivismo, teoría filosófica basada en que toda percepción del ser humano es subjetiva, porque cada ser humano ve el mundo desde su perspectiva. También fue un valedor de la razón vital, centro del raciovitalismo, que presupone al ser humano capacidad para influir en su existencia tomando decisiones ante asuntos aparentemente inamovibles, muchas veces sujetos a la razón.

También la poesía es un género notorio en el Novecentismo. Entre los poetas destaca Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de 1956, que es un vate consagrado por entero a la Poesía, a la que considera una incesante búsqueda de la Belleza Suprema. Su obra poética pasa por una etapa de poesía sencilla, donde gusta de la soledad, la melancolía, los octosílabos y las asonancias (Arias tristes, 1902) y otra de poesía modernista, donde usa el colorido, la musicalidad y el alejandrino (Platero y yo,1914), hasta llegar a una fase personal de poesía pura, con la que suprime lo ornamental y convierte la expresión en esencia poética. Juan Ramón alcanza este punto basándose en que “lo sencillo es lo conseguido con menos elementos; es decir, lo neto, lo sintético, lo justo. No creo en un arte de mayorías, ni importa que la minoría entienda del todo el arte; basta con que se llene de una honda emanación" (Diario de un poeta recién casado, 1917; Eternidades, 1918; Belleza, 1923). Su última poesía tiene un carácter místico, en la que presenta el mundo creado por el poeta en torno a un dios que es él mismo (En el otro costado, 1936-1942; Dios deseado y deseante, 1948-1949).

Otro poeta destacable de la poesía novecentista es León Felipe, que fue farmacéutico, actor, trotamundos y autor de vigorosos poemas de forma sencilla que, sin embargo, están llenos de inquietud y de apasionado idealismo moral (murió exiliado por sus ideas republicanas). Comienza escribiendo Versos y oraciones del caminante (1920), un poemario con voz personal, religiosa y humana. Cuando llega la guerra civil, su voz se hace más intensa, violenta y profética en libros como Español del éxodo y del llanto (1939). En el exilio, su tono se vuelve imprecatorio y dolorido en poemarios como el titulado Antología rota (1957).

También la novela alcanza altas cotas de calidad con Wenceslao Fernández Flores, maestro de la ironía (El hombre que se compró un automóvil, 1932 [comentado en http://asalgueroc.blogspot.com.es/, 05-02-16]) y la sátira (El malvado Carabel, 1931) y del sentimentalismo (El bosque animado, 1943); Gabriel Miró, experto en descripciones llenas de color y sensaciones (El obispo leproso, 1926), y Ramón Pérez de Ayala, prototipo de escritor intelectual que aprovecha sus novelas para transmitir su pensamiento (Troteras y danzaderas, 1913).

En Extremadura, el poeta que más se acerca a las características literarias de la Generación del 14 o Novecentismo es Enrique Díez-Canedo pues, aunque comienza con una poesía afectada por la ampulosidad modernista, su amistad con Juan Ramón Jiménez y León Felipe lo hace evolucionar hacia la depuración poética realizada por la Generación del 14.

 

ENRIQUE DÍEZ-CANEDO

(Badajoz, 1879 – Cuernavaca, Méjico, 1944)

enrique diez canedoEnrique Díez-Canedo Reixa vive sus primeros años en su ciudad natal. Luego se traslada a varios lugares de España, donde su padre trabaja como técnico de Aduanas. En Madrid estudia Derecho, pero no lo ejerce pues su vocación es la literatura y llega a ser un gran conocedor de la que se escribe en Europa e Hispanoamérica. Da clases de Historia del Arte y de idiomas (hablaba cinco) y es traductor de poetas (Heine, Baudelaire, Whitman), crítico literario y de arte.

En 1903, gana el concurso poético convocado por el periódico El liberal de Madrid y es miembro del Ateneo, del Centro de Estudios Históricos y de la Junta de Relaciones Culturales. Entra en contacto con el Modernismo (conoce a Rubén Darío) y descubre las vanguardias europeas durante su estancia en París de 1909 a 1911, cuando es secretario del embajador de Ecuador. Se relaciona con la Institución Libre de Enseñanza, escribe en periódicos y revistas importantes de la época (Índice, Revista de occidente), apoya a escritores (presenta a Gabriel y Galán en el Ateneo, publica a Juan Ramón Jiménez y a León Felipe en sus comienzos, reseña la obra de Chamizo), asiste a tertulias y pronuncia conferencias en la Residencia de Estudiantes de Madrid y en Hispanoamérica, adonde va en 1927 y vuelve como embajador de España en Uruguay (1932) y en Argentina (1936, un año después de haber sido nombrado académico de la Lengua). 

Aunque no se afilia a ninguna ideología, contribuye intelectualmente con la República participando en la Liga de Educación Política y en la Junta de Ampliación de Estudios y organizando el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. Perdida la guerra civil, tuvo que abandonar España e instalarse en Méjico (1938), donde da clases en la Universidad, continúa escribiendo y organiza actividades literarias.

desde el exilioEn su obra poética se distinguen tres momentos. En el primero, se incluyen los poemarios Versos de las horas (1906), La visita del sol (1907), La sombra del ensueño (1910), que incluye una autobiografía poética titulada Versos íntimos, donde, desde la lejanía, recuerda nostálgicamente a Extremadura, y la antología Algunos versos (1924), que presentan características del romanticismo decadente y del modernismo (nostalgia, melancolía, musicalidad, gusto por lugares exóticos y refinados). En el segundo, compone Epigramas americanos (1928), donde recoge agudas reflexiones impresionistas, realizadas en distintos lugares de América. Y en el tercero, se encuentran El desterrado (1940), en el que expone problemas existenciales en poemas con tonos pesimistas, propios de un exiliado, Jardincillos de Navidad y Año nuevo (1944), que son tres poemas de tono jocoso y vanguardista, y Nuevos epigramas (1945), donde acoge cuadros poéticos expuestos en versos breves pero muy sensibles.

Su poesía versa sobre personajes, lugares urbanos, escenas reales o inspiradas en lecturas, viajes y cuadros de la naturaleza. Sus influencias proceden de los poetas españoles del Siglo de Oro, del Modernismo y del Vanguardismo europeo pero, influido por la poesía esencial de Juan Ramón Jiménez, se va desprendiendo de ellas en un proceso de depuración estética hacia una forma personal, siguiendo la estela de la Generación del 14 o Novecentismo. Fue un poeta íntimo, armónico y erudito, que maneja con soltura variados metros y ritmos.  

 

 

 

 

ESPEJO VENECIANO  (1)

Amo tu claridad, espejo veneciano,
tu enorme claridad, fría y aristocrática,
que tiene no sé qué sutileza enigmática
viva en los lienzos de Tintoreto y Tiziano.

¿Qué rostros, qué actitudes, qué crímenes, qué azares
viste? ¿De cuántos besos fuiste, acaso, testigo?
¿Un galán de tu dueña se desposó contigo
como el Dux –roja veste, dura faz– con los mares

en que Venecia fue la sin rival señora?
Yo te amo y me turba tu gran quietud de lago
que algún secreto esconde, brutal y aterradora.

Te miro y siempre juzgo que escudriñas e inquieres
algo en mí, que conservas ese misterio vago
que emana de los ojos de las bellas mujeres.

 

VERSOS ÍNTIMOS  (2)

Extremadura, madre de los fieros
conquistadores y de los poetas
románticos; escriben tus aceros
epinicios (3); tus rimas son saetas;

Extremadura, madre del sonoro
tropel de los rebaños primitivos,
del alcornoque de la edad de oro
y del encanto gris de los olivos:

Quiero evocarte con filial ternura;
y a ti, mi Badajoz: el Guadiana
bajo tu puente al discurrir, murmura
versos de amor en lengua musulmana:

Versos de amor que un hijo tuyo un día
rimara en lengua del Korán, acaso
cuando al pie de tus muros ya se oía
de ruda hueste castellana el paso.

Quiero evocaros hoy que se derrama
sobre el pasado la memoria mía;
sois en el anchuroso panorama,
luminosa y borrosa lejanía.

 

ASPIRACIÓN AL POEMA  (4)

¡Eternidad del poema,
entrevisto de repente,
laborado lentamente
con aspiración suprema

de domeñar un problema
díscolo, de luces fuente
fecunda, para una frente
deslumbradora diadema!

¡Verbal medalla en que acuña
con su divisa su altivo
perfil el artista puro!

¡Templado acero que empuña
mano firme, y llega al vivo
corazón de lo futuro!

 

CIUDAD MEDIDA  (5)

Toda en ángulos rectos los tuyos te querían,
toda en cuadras iguales:
tal como Ercilla y Oña, severos, componían
sus poemas heroicos en octavas reales.

 

A VALERY LARBAUD,
PENSANDO EN RICARDO GÜIRALDES  (6)

Se fue. Ya no es más que sombra.
Montó en su pingo pampeano.
Solo se fue por el llano;
dejó atrás rancho y potrero
y en el último lindero
nos dijo adiós con la mano.

 

EL DESTERRADO  (7)

Todo lo llevas contigo,
tú, que nada tienes.
Lo que no te han de quitar,
los reveses,
porque es tuyo y sólo tuyo,
porque es íntimo y perenne,
y es raíz, es tallo, es hoja,
flor y fruto, aroma y jugo,
todo a la vez, para siempre.

Nadie podrá desterrarte
de estos continentes
que son carne y tierra tuya:
don sin trueque,
conquista sin despojo,
prenda de vida sin muerte.
Nadie podrá desterrarte;
tierra fuiste, tierra fértil,
y serás tierra, y más tierra
cuando te entierren.
No desterrado, enterrado
serás tierra, polvo y germen.

 

LOS DOS PUENTES  (8)

Brooklyn apresa un río: frente alta,
hierro y piedra de torva catadura.
Washington, fino acróbata, lo salta,
todo luz de metal y línea pura.

 

INSCRIPCIÓN PARA UNA PLAZA COLONIAL  (9)

¡Claxon, silencio! ¡Chitón,
tráfico!¡Detente, oh vida!
Que aún está en este rincón
la vieja España dormida.

  

NOTAS

(1) Poema de Versos de las horas, que recoge la atracción modernista por el refinamiento y el exotismo de Venecia.

(2) Poema (vv. 1-20) de La sombra del ensueño, cuyo contenido es la exposición de la profunda nostalgia que siente el poeta por su tierra natal. [recitado parcialmente en el vídeo del final]

(3) "canto, himno".

(4) Poema de Algunos versos, donde se enumeran las virtudes del poema que ilumina la mente, proporciona identidad y convierte en eterna la palabra del poeta.

(5) Epigrama de Epigramas americanos, en el que se elogia el buen trazado de las calles de Santiago de Chile.

(6) Epigrama de Epigramas americanos, que recuerda la despedida de este gaucho argentino.

(7) Poema (selección) de El desterrado, que contiene la convicción de un exiliado, de que su cuerpo pervivirá finalmente en la tierra (aunque sea extranjera), de donde no lo podrán desterrar.

(8) Epigrama de Nuevos epigramas, con subtítulo "(Nueva York)", donde se expone el contraste entre Brooklyn, construido con piedra y metal, y Washington, edificado con estilo y materiales modernos.

(9) Epigrama de Nuevos epigramas que capta, entre el ruido, la esencia española en una plaza de Hispanoamérica.

 

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN: El filósofo Ortega y Gasset (1ª). El poeta León Felipe (2ª). ENRIQUE DÍEZ-CANEDO: Enrique Díez-Canedo (1ª). Portada de su libro Desde el exilio (2ª).

 

VÍDEO POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 14 (de Extremadura, un bello poema)

 

 

Fotografía cabecera: Puente de Palmas, Badajoz