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Poesía Generación del 36 (1930-1940, s. XX)

INTRODUCCIÓN

SIGLO XX (1930-1970)

En 1930 con la caída de Primo de Rivera, aumenta la alteración del clima político y social. El rey Alfonso XIII abdica y se exilia. En 1931 se proclama la II República. Un gobierno de izquierdas, presidido por Manuel Azaña, realiza profundas reformas en la estructura del Estado que, sin embargo, desembocan en la guerra civil (1936-1939). Las consecuencias son funestas: división del país en dos bandos, destrucción por doquier, odios, venganzas, muertes (Lorca, Unamuno, Antonio Machado), dispersión y exilio de intelectuales y escritores (Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Rafael Alberti, Enrique Díez-Canedo).

En los años 40, España sufre las consecuencias de la contienda fratricida y el aislamiento internacional por su afinidad ideológica con los vencidos (Alemania e Italia) en la II Guerra Mundial. El mundo se divide en dos bloques: EE.UU. y la URSS, representantes del capitalismo y del socialismo. Una corriente de angustia existencial invade Europa ante el enfrentamiento de estas potencias, que desemboca en la llamada guerra fría y en el peligro inminente de padecer otra guerra mundial durante las décadas siguientes.

España tiene que adoptar una economía autárquica y sufre los llamados años del hambre. La escasa cultura está controlada por los censores, que salvaguardan los principios políticos, religiosos y morales del régimen, evitando la entrada de ideas avanzadas, corrientes vanguardistas y libros.

Se persigue a los intelectuales y a la Institución Libre de Enseñanza, se expurgan bibliotecas y las librerías apenas tienen libros. La consecuencia es el aislamiento del exterior y la interrupción del discurrir literario del país, pues no se conoce lo que escriben los exiliados ni los autores extranjeros.

En los años 50 se produce una distensión entre los dos bloques y Europa inicia una recuperación económica, ayudada por EE.UU. con el Plan Marshall, y crea organismos como el Mercado Común (1957). España se beneficia de esta recuperación, inicia una leve apertura y establece contactos exteriores que le reportan el ingreso en la O.N.U. (1955).

Esto unido al turismo, las inversiones extranjeras y la actividad industrial produce una mejoría económica, que coincide con la aparición de la clase media, las primeras protestas universitarias y obreras (1956) y la emigración del campo a la ciudad y a Europa.

La reanudación del contacto con la cultura europea trae aparejada una menor rigidez de la censura, que propicia la aparición de editoriales, la apertura de librerías y una mayor difusión de libros. Se leen a escritores extranjeros hasta entonces prohibidos y se retoma el seguimiento de la evolución seguida por la literatura europea, donde los escritores españoles encuentran nuevos enfoques.

etaEn los años 60 continúa la distensión, iniciada en la década anterior, entre las dos potencias. La clase media se afianza por el aumento de salarios y mejoras asistenciales. Occidente entra en la sociedad de consumo. España experimenta un fuerte crecimiento por la llegada masiva de capital extranjero. Se llega al pleno empleo, se realizan numerosas obras públicas, aumenta el turismo, se produce un cambio de mentalidad y el país se sitúa entre los primeros países industrializados.

El progreso material en Europa, sin embargo, trae consigo la degradación de la calidad de vida (masificación, materialismo) y la aparición de movimientos marginales (hippie) y revolucionarios (el mayo del 68 francés). En España, aumentan las reivindicaciones sociales y laborales y se crean sindicatos clandestinos como Comisiones Obreras (CC.OO.). La oposición al régimen aumenta provocando desórdenes y la aparición del terrorismo vasco (ETA, 1968). Al final de la década, el príncipe Juan Carlos es nombrado sucesor de la corona española (1969).

En esta etapa del siglo XX ya no se superponen los movimientos poéticos como en el primer tercio, sino que se suceden unos a otros. Así a la poesía de la Generación del 36, que se sitúa en la década de los años 30, le sigue la poesía existencial en la década de los años 40, la poesía social en la de los 50 y la poesía del conocimiento en la de los 60.

Extremadura, durante el segundo tercio del siglo XX, tendrá poetas representativos en la poesía de estas épocas literarias: Jesús Delgado Valhondo en la Generación del 36 (años 30), Alfonso Albalá y José María Valverde en la poesía existencial (años 40), Manuel Pacheco y Luis Álvarez Lencero en la poesía social (años 50) y Félix Grande en la poesía de los años 60.

POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 36 (1930-1940, s. XX)

Al comienzo de la década la novela, uno de los géneros dominantes en la literatura española, sigue la tendencia del Nuevo romanticismo, que concibe el arte como un compromiso con la vida, pues considera que el escritor no puede mantenerse al margen de los sucesos que continuamente ocurren a su alrededor y debe tomar partido (Díaz Fernández, Arderius, Arconada y, especialmente, Ramón J. Sender).

Sin embargo, a mediados del decenio, la poesía adopta un enfoque existencial que se centra en la intimidad del ser humano, se interesa por su situación ante la religión y la sociedad, trata los temas del amor y el paisaje, se preocupa por el paso del tiempo y la muerte, siente atracción por la Vanguardia y cuida la forma del poema. Los poetas más importantes de esta tendencia son Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo.poesia36 1

Un caso aparte es Miguel Hernández que, en un principio, tiene influencias de la poesía renacentista y barroca con formas e imágenes propias de la Generación del 27, y después elabora una poesía personal, que se caracteriza por una fuerza y una originalidad extraordinaria.

Durante la República, en Extremadura, se agudiza el problema de los trabajadores del campo por la falta de tierras donde ganarse el sustento. En 1931, una huelga contra los caciques termina con muertes, que provocan continuos enfrentamientos, huelgas y ocupaciones de tierras hasta la guerra civil. Paralelamente, se realiza un notable esfuerzo por elevar el nivel cultural construyendo centros escolares y dignificando la figura del maestro.

Incluso, aunque el ambiente cultural extremeño sigue siendo pobre, se realiza algún proyecto digno de ser destacado como la fundación en Badajoz del periódico Hoy (1933), el comienzo de las representaciones en el teatro romano de Mérida (1933)que darían lugar al Festival de Teatro Clásico (a partir de 1953), el mantenimiento de la Revista de estudios extremeños por la Diputación pacense o la creación en 1935 de la revista Cristal en Cáceres por un grupo de jóvenes escritores, que deseaban reactivar el triste panorama cultural en que estaban inmersos.

La intelectualidad extremeña de la época es escasa y se encuentra dispersa (Francisco Valdés, Braulio Ducasse, Eugenio Frutos, Pedro Caba, Enrique Díez-Canedo, Antonio Rodríguez-Moñino, Pedro Romero de Mendoza).

En el inicio de la década, alrededor de la Casa de Extremadura y del Ateneo de Madrid, surge un movimiento de pensadores y poetas extremeños bajo el patriarcado de Joaquín Costa, en el que destacan Mario Roso de Luna, José López Prudencio y Luis Chamizo, que estrena su drama Las brujas en 1930 con éxito nacional.

En Extremadura, la Pintura tiene representantes de la talla de Pérez Giménez, Adelardo Covarsí, Eugenio Hermoso, Ortega Muñoz, Timoteo Pérez Rubio y Antonio Juez.

poesia36 2El ambiente poético se centra en poetas de orientación tradicional y conservadora que, sin adscribirse al casticismo localista ni al habla dialectal, están arraigados a la tierra, presentan influencias neorrománticas, realistas y modernistas, sienten predilección por el paisaje idealizado y muestran un marcado tono sensual.

Entre los poetas que siguen esta tendencia se encuentran Rafael González Castell, Manuel y Rufino Delgado Fernández, Ángel Braulio Ducasse, Vicente Sánchez Arjona, Juan Luis Cordero, Miguel Muñoz de San Pedro, Francisco Cañamero, Félix Valverde Grimaldi y José Díaz-Ambrona.

Además, el pensamiento alcanza en esta época un alto nivel con Pedro Caba y Eugenio Frutos, que se sienten atraídos por el existencialismo europeo, Unamuno y Ortega y Gasset.

Durante la guerra civil, la literatura en nuestra región se ve condicionada por la ideología del bando correspondiente. Así, en Castuera, se publica El frente popular, subtitulado «Periódico republicano del altavoz del frente de Extremadura», donde se edita el poema «Campesino de España» de Miguel Hernández. Paralelamente, en la zona nacional, el periódico Hoy de Badajoz publica relatos y poemas en la sección «Nuestros combatientes escriben» y en «Libros, arte y literatura».

Además, este periódico edita por entregas El miajón de los castúos de Chamizo y colaboraciones de poetas jóvenes como Antonio Zoido, Adolfo Maíllo y Antonio Hernández Gil. Finalmente, la guerra hace desaparecer el ambiente cultural y literario, pues unos autores mueren (Francisco Valdés y Ángel Braulio Ducasse son fusilados), otros sufren represalias (Antonio Rodríguez-Moñino y Jesús Delgado Valhondo son sancionados) o se exilian (Enrique Díez-Canedo se marcha a Méjico). (1)

En poesía, Jesús Delgado Valhondo es el poeta que, por edad y por las características que apunta en sus tres primeros libros (Canciúnculas, Las siete palabras del Señor y Pulsaciones), se sitúa en la poesía existencial que, a mediados de los años 30, se instala en el panorama lírico español hasta finales de los años 40, cuando es sustituida por la poesía social.

JESÚS DELGADO VALHONDO

1 Jesús Delgado Valhondo

(Mérida, Badajoz, 1909 – Badajoz, 1993)

Nace en Mérida el 9 de febrero de 1909 en la calle Bastimentos, hoy Los maestros, número 7. [POEMA «AMANECER EN LA CIUDAD DE MÉRIDA». ]

En 1918, muerto su padre, se traslada con su familia a Cáceres. Allí conoce a los filósofos Eugenio Frutos y Pedro Caba, que influyen en su concepción vital, le descubren la Generación del 98 y del 27 y lo alientan en sus comienzos poéticos. Como maestro da clases en los pueblos cacereños de Trevejo y Gata, adonde es desterrado al término de la guerra civil por sus ideas republicanas. No obstante, desde este pueblecito logra entrar en contacto con grupos poéticos de toda España y publica su primer poemario (Hojas húmedas y verdes, 1944).

En 1945 funda la revista Alcántara de Cáceres con Fernando Bravo, José Canal y Tomás Martín Gil. En 1946 se traslada a Zarza de Alange, donde también ejerce de practicante y recibe una carta del Premio Nobel Juan Ramón Jiménez alabando su poemario La esquina y el viento. Después ejerce en su ciudad natal de 1960 a 1965 y, finalmente, en Badajoz hasta que se jubila en 1979. La Junta, en 1988, le otorga la Medalla de Extremadura por sus méritos humanos, profesionales y literarios.

valhondo1

Valhondo gozó de un carácter muy abierto, sincero, cordial y campechano. Además, fue una persona comprometida con su condición humana y un extremeño de corazón. Su unitaria, coherente y extensa obra poética tiene un fuerte carácter existencial, filosófico y religioso, basado en un hecho de su vida: a los seis años de edad sufre la poliomielitis, que lo marca física (queda cojo) y espiritualmente para toda la vida ante la dramática fragilidad del ser humano.

Esta sensación de nimiedad será la que lo lleve a una búsqueda angustiada de Dios, para que respondiera a sus múltiples interrogantes sobre el misterio de la vida, del ser humano y del mundo. Pero Dios no le contesta y entonces cae en la angustia.

Su expresión es sencilla y coloquial (aunque concisa y elaborada) y su forma se adapta paulatinamente a los sucesivos movimientos de la poesía del siglo XX, pues evoluciona desde la tradición (en un principio tiene influencias de Machado y Juan Ramón) a la modernidad (después sigue la estela de la Generación del 27 y de la poesía europea). En un principio, utiliza preferentemente los metros tradicionales (redondillas, cuartetas, cancioncillas, romances, sonetos) y, después de la mitad de su obra, el verso libre y el versículo.

También fue un poeta muy consciente de vivir y sentir en un lugar y en un paisaje llamado Extremadura, a la que dedicó sinceros versos («Canto a Extremadura») que mostraban su comunión con la tierra de la que había partido, en la que vivió y a la que volvería cuando su cuerpo se reintegrara a ella. No es de extrañar que su lápida tenga este epitafio: Ya soy tierra extremeña.valhondo2

Su obra poética, que constituye la crónica espiritual de su vida, está formada por dieciocho poemarios:

Canciúnculas (1930-1935) es un variado libro de poemas juveniles, en el que Jesús Delgado Valhondo (JDV) mezcla sentimientos de un joven precozmente maduro con múltiples influencias, que son productos de su anárquica avidez lectora.

Además, se encuentran muestras de su espíritu abierto, deseos de independencia y originalidad, temas claves en su poesía madura, acentos andaluces, restos de experiencias vanguardistas y sensualidad propia de un joven con detalles como la presencia de la imagen del árbol solo, símbolo capital de su obra poética: «Un solo árbol, consuelo / de la gran pasión del campo» (“Castilla en siesta”).

Las siete palabras del Señor (1935) es una muestra del carácter agónico del joven Valhondo y un anuncio de la postura comprometida, que adoptará en su búsqueda de Dios a lo largo de su obra poética.

Para JDV era una forma de dignificación, porque intentaba vencer la desidia espiritual que invadía al ser humano y de autoaceptarse como persona consciente de su imperfecta condición que, paradójicamente, era también parte de la divinidad: «En esas llagas, Señor, Dios mío, en esas llagas / tan tuyas como mías, ¡quién pudiese besar!, / y entregarte en un beso infinito, toda el alma / para Ti» («Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Inmortalidad)»).

Pulsaciones (1935-1940) es un libro que supone un mayor ahondamiento en su espíritu intranquilo donde se mezclan, sin orden aparente, traumas acentuados (miedo, angustia, soledad, dolor) con otras preocupaciones procedentes de su urgencia por entender la realidad (idea de suicidio, nostalgia por el pasado, deseos de resolver enigmas, anhelos de eternidad), aunque expuestos en un tono más sereno y personal sin desgarros espirituales ni influencias tan palpables como las anteriores: «Un ciprés se saca punta / en el airecillo frío. / A las montañas lejanas / alguien da con difumino. / Cerca de mí un árbol [seco] / me está invitando al suicidio» (“Meditación”). [ POEMA «MEDITACIÓN»]

8 Portada de Hojas Húmedas y Verdes

Hojas húmedas y verdes (1944) tiene una importancia capital en la obra poética de JDV pues, a la vez, es la continuación, conexión y síntesis de su primera poesía y el germen de su lírica madura. Su tema central es el paisaje, donde el poeta refleja su estado de ánimo, prematuramente preocupado por cuestiones existenciales: «Me está doliendo la primavera, / el verde del ciprés / y el reloj de pulsera. / Me está doliendo el tiempo / en las primeras canas de la cabeza. / Como una compañera / fuerte me aprieta del brazo / una cinta negra” (“Dolor”). 

El año cero (1950) es un libro extenso, porque JDV pretendía que fuera su escaparate para hacer su presentación en el mundo de la poesía. En su contenido se detecta que el paisaje comienza a no servirle como medio para llegar a Dios y, por este motivo, contiene una fuerte preocupación por hallarlo y conocer las razones de la imperfección humana y de la acción demoledora del tiempo: «Todos somos carreteros / lamidos por los caminos, / labradores, campesinos, / hombres ceros» (“La venta”).[POEMAS «PASEO» Y «MÉRIDA»]

La esquina y el viento (1952) relega el paisaje a un segundo plano, porque el atardecer ya no es un momento positivo para JDV sino el paso a la noche sobrecogedora, que angustia al poeta cada vez más intranquilo. De ahí que el poeta insista en la necesidad de conectar con Dios para conseguir una explicación sobre el sentido de la muerte, aunque, como Dios no le responde, acentúa aún más su pesar: «Y, somos más, somos los muertos / que llevamos en nuestra fronda / enriqueciéndonos la sangre / y marchitándonos las horas. / ¡Que no se olvida sepultando / ni aunque cerremos nuestra boca!» («Somos la roca que no crece»).[Documento sonoro]2 Carta de Juan Ramón Jiménez

La muerte del momento (1955) es un poemario, donde JDV se presenta muy afectado por su aislamiento en una atmósfera de miseria y dolor de los pueblos donde ha residido, manifiesta dolorosamente su soledad ante el abandono de Dios y muestra una fuerte preocupación, cuando toma conciencia de sus semejantes y advierte que padecen sus mismas imperfecciones e idéntica indefensión ante el tiempo y la muerte: «Estoy, Señor, contigo, dócilmente / acabado, tu voz reza mi credo, / esperando, Señor, que tú dispongas / de todas estas muertes que padezco» (“Cuando quieras, Señor”).

«Canto a Extremadura» (1956) es un extenso poema de JDV, que contiene una profunda compenetración con el ser extremeño y una arraigada comunión con el paisaje de su tierra: «Debajo está la tierra, ancha tierra extremeña / dilatando su pecho en inmenso suspiro, / tiene puesto su traje de campo, de estameña / de franciscana sangre que en el alma respiro. / Cielo y tierra: paisaje. Mi corazón mendiga / el surco del otoño como grano de trigo, / quiero quedarme toda esta enorme fatiga / en el milagro hermoso de morirme contigo» (“Castillo”). [POEMA «ENCINAS». Documento sonoro]

La montaña (1957) es el resultado de la experiencia de un viaje a Cantabria (La Montaña), donde JDV expone el fuerte impacto emocional sufrido, cuando siente el peso físico de la creación (alturas vertiginosas, profundos precipicios, perenne niebla y llovizna) y padece una aguda conmoción espiritual. La causa es el descubrimiento traumático del poder de Dios y la comprobación definitiva de su abandono y, por tanto, de su soledad: «Miro las cumbres; piedras / altas, horas en vuelos. / Intento yo encontrarme / a mí mismo en el cuerpo. / Me palpo con las manos / y casi no me encuentro. / Me voy cerrando sombra / por el desfiladero. / La tierra de mi carne / se me va deshaciendo» (“Desfiladero de la Hermida”).9 Portada de La Montaña

Aurora. Amor. Domingo (1961) es la crónica lírica de un ideal frustrado, pues el poeta va a la ciudad esperanzado y se encuentra con los mismos seres, imperfectos y finitos, que había descubierto en el medio rural donde había vivido, y comprende que la ciudad deshabitada sólo existe como ideal lírico: «Y el hombre -fracaso eterno- / con su historia meditada / y con su monotonía / de paredes hechas páginas, / que va leyendo y leyendo / cada día, cuando pasa / con su pan y su trabajo / su cáncer creciendo entrañas, / de este lado para el otro: / melancólica nostalgia. / Y va buscando la muerte / como quien busca almohada» («Ciudades-palabras»).

El secreto de los árboles (1963) es un poemario, donde JDV expone el desencanto vital al que llega después de cerciorarse de que no tiene poder para crear (acaba de sufrir el fracaso de construir con la palabra una ciudad ideal). Dios sigue con su empedernido silencio sin ofrecerle ayuda y el ser humano tampoco puede socorrerlo porque, igual que él, es imperfecto y se encuentra desamparado, naufragando en la vida sin recurso alguno para mitigar sus limitaciones: “Dolor en carne viva. / Ciudad de espaldas. Lobos / del amor. Lejanías. / Sombras en abandono” (“Solo”).

¿Dónde ponemos los asombros? (1969) describe el estado espiritual del ser mediocre sin anhelos y sin albedrío, en que van convirtiendo al poeta la desorientación y el desencanto. La causa es la falta de esperanza de encontrar a Dios, una vez que se ha percatado de que sus semejantes ni son capaces ni tienen intención de colaborar en la búsqueda de soluciones ni respuestas a sus comunes problemas trascendentales: «¿A quién contamos los asombros? / ¿Dónde ponemos los fracasos? / ¿A quién que mañana es domingo / y no lo sepa? / Un mal trago / para beberlo sólo / y sólo pasearlo” (“Asombros”).

La vara de avellano (1974) transmite una frustración definitiva, pues ha acabado convirtiéndose en el ser mediocre que venía temiendo y su último intento de recuperar a Dios termina en fracaso, porque no se siente capaz de comprender ni cambiar nada, mientras se encuentra cada vez más acuciado por la soledad ante el tiempo y la muerte: «De esta calle nunca jamás saldré, / larga como una muerte en el camino, / sin raíz y sin cielo que sostenga / nuestra manera de entender la vida. / No conocemos nada. Nadie escucha / y es inútil quemar la voz gritando / desesperadamente en el vacío. / Calle de la nada. Larga calle. / Oscuro y silencioso pasa el hombre / todos los días por el mismo sitio / de siempre» («De esta calle nunca jamás saldré»). [POEMA «TIRAR DE LA MANTA»]3 Portada de La vara de avellano

Un árbol solo (1979) es el libro capital de la obra poética de JDV, porque se trata de una síntesis de su vida espiritual donde resume detalladamente el proceso de su búsqueda de Dios y su posterior fracaso, que lo ha arrastrado a la soledad, a la desorientación en una realidad, que no es capaz de entender y a una descorazonadora conclusión: el destino del ser humano es la soledad: «En medio del paisaje, / en la llanura, / trémulo de emoción, / un árbol solo» («Gente»). [Documento sonoro]

Inefable domingo de noviembre e Inefable noviembre (1982) contiene el desencanto y la desorientación que sufre JDV ante la constatación de que el ser humano no tiene capacidad para resolver sus grandes interrogantes, ni discernir entre el bien y el mal para construir un mundo mejor: «Siempre estamos esperando a alguien / porque no sabemos quiénes somos / y necesitamos revelarnos en otros. / Impresionante bodegón humano. / Autopsia a la persona, / brochazo de color enaltecido, / nos funde y nos confunde. / Voz baja de paréntesis. / Malherida la imagen. / Así será porque así era. / Una tragedia suntuosa» (“Todo cae”). 4 Portada de Inefable domingo de noviembre

Ruiseñor perdido en el lenguaje (1987), en su primera parte, es una rememoración nostálgica y melancólica de su existencia que ahora, por edad, está llegando a su fin: «Me arrincono para verme distante, / hablando solo. Me engaño. / Mi novia, primavera, / abril y mayo. / Sus cabellos son rubios, / sol hilado, / de oro / ensortijado, / en ellos meto los dedos. / Juego. Me canso» (“Jesús Delgado”)

En su segunda parte, JDV intenta usar el amor como último recurso para superar a la muerte (de ahí su título, «Poemas de amor para la muerte»), y tras el fracaso resultante, acabar insistiendo en temas crepusculares como la lejanía del pasado, la nebulosa de los recuerdos, la fugacidad del tiempo y la proximidad de la muerte: «Libro mi corazón para la historia / que nadie ha de leer. Y yo he de irme / sin saber dónde está la primavera. / Paloma que me arrulla la memoria, / palabras del olvido en que morirme / y no saber la pena de quién era» («Libro mi corazón para la duda»). [POEMA «JESÚS DELGADO»]

Los anónimos del coro (1988) es el resultado de la inspiración que JDV encontró en el teatro romano de Mérida, donde percibía la emanación de los seres que lo habitaron y hallaba sus propias raíces en el rastro de existencia vivida, que habían dejado aquellos seres anónimos, perdidos en la memoria del tiempo: «Alguien estuvo en este mismo sitio / que ahora ocupo. / Noto su vacío suceso rodeándome. / Acaricio lo que todavía queda / del cuerpo del hombre de la historia. / Tiene peculiar forma y manera de existir» (“Desde antes”). [POEMAS «EL TÚNEL» , «PALACIO DE SENTIDO» Y «EL DOLOR DEL JARDÍN»]5 Portada de Huir

Y Huir (1992) es su testamento lirico-espiritual, donde se advierten con nitidez las claves de su estilo: capacidad de síntesis, poder de sugerencia y economía de medios. En él JDV recoge la justificación de los motivos que lo empujaban a aceptar la huida como medio de liberarse de su carga existencial: «Huyo para librarme / de este largo cansancio / […] / Huyo para esconderme / […] / Huyo para perderme / […] / Huyo para escapar de lo que debo a la vida» (versos de los poemas “Nueve”, “Diez” y “Once”). [ POEMA «Y 16»]

[Presentación de Huir por Ángel Campos Pámpanos y Antonio Salguero Carvajal, Mérida, salón de plenos del ayuntamiento, 6 de junio de 1994 –Archivo de audio-]

En 1998, se presenta la tesis doctoral titulada La poesía de Jesús Delgado Valhondo de Antonio Salguero Carvajal en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura en Cáceres, donde obtiene la calificación de sobresaliente cum laude [Entrevista de Pilar Fernández de Radio Forum Mérida al autor de la tesis doctoral -Archivo de audio-]. [ Tesis doctoral ] 6 Portada tesis doctoral

En 1999, la tesis es editada por el servicio de Publicaciones de la UEX y su autor obtiene el Premio Extraordinario de Doctorado. En el año 2003, la Editora Regional de Extremadura publica en tres tomos Poesía completa de Jesús Delgado Valhondo, cuya edición, introducción y notas son de Antonio Salguero Carvajal:

 http://extremaduraxxisiglosdepoesia.educarex.es/index.php/investigacion/poesia-completa-de-jesus-delgado-valhondo

En el año del Centenario del nacimiento de Jesús Delgado Valhondo, 2009, este investigador literario edita Jesús Delgado Valhondo: Vida, Poética, Poesía -síntesis de su tesis doctoral- (Badajoz, Fundación JDV, Colección Estudios nº 1, 2009) y Catálogo de artículos y cartas de Jesús Delgado Valhondo (Mérida, Ayuntamiento, 2009).

También en este año especial para la difusión de la obra literaria de Jesús Delgado Valhondo, Salguero publica una serie de artículos como los titulados «Delgado Valhondo, el nacimiento de una conciencia», “Génesis de un discurso consistente”, «Valhondo, poeta universal”, “Un Centenario para celebrar”, “La hondura de un poeta llamado Valhondo” y “Extremadura y paisaje en Jesús Delgado Valhondo”. (2).

En 2025 (?), Moisés Cayetano Rosado coordina la edición de un libro colectivo, titulado, Jesús Delgado Valhondo. La tierna reciedumbre meditada, que edita la Fundación Caja Badajoz. Contiene 21 colaboraciones, que tratan sobre la vida, la poética y la obra del poeta extremeño-emeritense, con abundantes datos y anécdotas de su singular carácter.

PASEO  (3)

Por la carretera abajo,
empujados por la tarde,
el alcalde y su señora,
gorda y fría,
con cuatro niños delante.

LA VENTA  (4)

IÁrbol, colina, canción …
El campo da a luz las ventas
con el calor de las siestas
cuando se seca el dolor.
¡La ventera es la mejor!
Húmeda de olor a cienos,
flores de trapo los senos,
pasea su condición.

II

Se van deshojando eras
y sólo queda el color …
y sólo queda el olor
a bestia de la ventera.

              III

Todos somos carreteros
lamidos por los caminos,
labradores, campesinos,
hombres ceros.

GENTE  (5)

Seguimos eternamente subiendo
juntos la montaña,
humana masa de pan que a Dios mantiene.
La cima está tan cerca
como esa soledad que mana de nosotros,
cuando pasamos la gente,
los que vamos andando tierras,
silencios, noches, días, tiempo,
sin regreso posible.
Los que vamos.
El destino es así.
Nuestro destino.
Y de nuevo a cantar en el coro.
Danzar en la armonía
de la arboleda de los pájaros.
Y un llorar hacia dentro
para que nadie sepa
que una espina pequeña
se nos clavó en el pie
y anoche no dormimos.

En medio del paisaje,
en la llanura,
trémulo de emoción,
un árbol solo.

TODO CAE  (6)

Siempre estamos esperando a alguien
porque no sabemos quiénes somos
y necesitamos revelarnos en otros.
Impresionante bodegón humano,
autopsia a la persona,
brochazo de color enaltecido,
nos funde y nos confunde.
Voz baja de paréntesis.
Malherida la imagen.
Así será porque así era.
Una tragedia suntuosa.

Después, cuando vuelva la noche,
subirán los gatos al tejado de enero,
a maullar, cerrando calabozos
que guardan los crepúsculos,
emblemas y canciones,
en arca del albor.

SIETE  (7)

La vida es una huida,
busca nada ganada,
corral, carne encelada,
secreto de la vida,

de la vida apagada,
de la vida encendida,
querida requerida
que si odiada es amada.

Hombre que solo soy
cuerpo de no sé dónde
olvidado y atrás.

Y como todos voy
a una luz que me esconde
para siempre jamás.

CASTILLO  (8)

Se alza el monte durísimo en índice de piedra
castillo que señala la vieja Extremadura,
en el suelo se enreda en una amarga hiedra
y eterniza en el aire su historia y su aventura.

Los ángeles se encienden de azul y van subiendo
para ensanchar el cielo y ahondar en el abismo,
para llevar más alto mi corazón latiendo,
para volar miradas en ansias de bautismo.

Debajo está la tierra, ancha tierra extremeña
dilatando su pecho en inmenso suspiro,
tiene puesto su traje de campo, de estameña
de franciscana sangre que en el alma respiro.

Cielo y tierra: paisaje. Mi corazón mendiga
el surco del otoño como grano de trigo,
quiero quedarme toda esta enorme fatiga
en el milagro hermoso de morirme contigo.

ENCINAS  (9)

Yo no sé si la encina ha nacido de roca
o ha nacido del polvo que levanta el rebaño
o ha nacido de tierra seca, caliente y loca,
o ha brotado en la siesta o es un dolor extraño.
Yo no sé si la luna resbalando en el suelo
yo no sé si fue el búho inventándose el nido
o tormenta apretada o los barros del cielo
o cuento de la bruja o cansado quejido.
Encinar extremeño, mis heroicas encinas,
mis sufridas encinas milenarias y llenas
de cigarras, de tórtolas, de olor de campesinas
como si fuese sangre sin encontrar sus penas.

NOTAS

(1) Conocemos el caso curioso del poeta cacereño Juan García García que escribió su primer poema «De la trinchera al Pilar» unos días antes de caer herido en el frente de Belchite. Luego sobrevivió a la guerra civil y difundió sus versos, con gran aceptación a nivel popular, en libros como los titulados Reflexiones y consejos (1956) y Claveles de mi tierra (1977), en premios (accésit de los Juegos Florales de Cáceres 1974 y del Premio Hispanidad 1976) y en los actos más variados. [información facilitada por Fausto Martín Paniagua, amigo del poeta]

(2) Jesús Delgado Valhondo también escribió varios libros de relatos (Yo soy el otoño, Cuentos y narraciones, Ayer y ahora, Cuentos y El otro día), artículos (hemos catalogados 308), prólogos, comentarios de libros, ensayos, semblanzas, obras de teatro (una de ellas se titula La vida en los muebles) y una novela (titulada Isaac).

(3) Poema de Hojas húmedas y verdes, cuyo contenido es un reflejo del ambiente gris y opresivo de la posguerra.

(4) Poema de El año cero, que concluye en su tercer apartado con una fuerte preocupación por la insignificancia y la caducidad del ser humano.

(5) Últimos versos de Un árbol solo, que acogen el resumen de la concepción existencial adoptada por el poeta al final de su búsqueda de Dios. [recitado en el vídeo del final]

(6) Primer poema de Inefable domingo de noviembre, cuyo contenido presenta la certeza de que al ser humano le es imposible conocerse a sí mismo.

(7) Poema de Huir, que es una muestra estremecedora del escepticismo final en el que desemboca el poeta.

(8) Primer poema de «Canto a Extremadura», cuyo tema es la profunda atracción de Valhondo por el paisaje extremeño.

(9) Poema de «Canto a Extremadura», donde Valhondo muestra la concepción trascendente (no folklórica) que tenía del árbol emblemático de Extremadura. [POEMA «ESA MANO DE TIERRA»]

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN. SIGLO XX (1930-1970): Escena de la guerra civil española (1936-1939) (1ª). Comunicado de la organización terrorista ETA (2ª). POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 36 (1930-1940, s. XX): Una portada del periódico Hoy durante la guerra civil (1ª). Página del periódico Frente popular, en cuya sección «Frente extremeño», Miguel Hernández edita su poema «Campesino de España» (2ª). JESÚS DELGADO VALHONDO (JDV) aparece en la primera imagen, que está situada entre el título de la web y la denominación de la época literaria. En su apartado, imagen de JDV (1ª). JDV, a la derecha de la fotografía, ejerciendo de maestro con sus alumnos del colegio de Nuestra Señora de Fátima de Badajoz (2ª). Fachada de la casa donde nació JDV en la calle Los maestros de Mérida. En la parte superior izquierda aparece una placa conmemorativa con la inscripción: «En esta casa nació Jesús Delgado Valhondo poeta (1909-1993)», que fue colocada por el ayuntamiento de Mérida en la conmemoración del primer centenario del nacimiento del poeta en el año 2009 (3ª). Portada de Hojas húmedas y verdes (4ª). Carta de Juan Ramón Jiménez a JDV (5ª). Portada de La montaña (6ª). Portada de La vara de avellano (7ª). Portada de Inefable domingo de noviembre (8ª). Portada de Huir (9ª). Portada de la tesis doctoral «La poesía de JDV» de Antonio Salguero Carvajal (10ª).

VÍDEO POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 36 (de Extremadura, un bello poema)

Fotografía cabecera: Retrato de Jesús Delgado Valhondo

Poesía Vanguardista (1910-1930, s. XX) y de la Generación del 27 (1918-1930, s. XX)

INTRODUCCIÓN

Se denomina Vanguardismo, Vanguardias, Ismos o movimientos vanguardistas a unas corrientes artísticas y literarias, que aparecen en Europa a comienzos del siglo XX, llegan a España alrededor de 1910 y desaparecen en 1930 aproximadamente.

Los Ismos son movimientos que se oponen al pasado y presentan concepciones nuevas del Arte y de la Literatura. El Futurismo (Marinetti, 1909) se siente atraído por la técnica y la civilización mecánica. El Dadaísmo (Tristán Tzara, 1916) se basa en la rebeldía contra la lógica, las convenciones sociales y estéticas. El Creacionismo (Huidobro, Reverdy, Juan Larrea, Gerardo Diego, 1918) quiere hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad.

El Ultraísmo (Guillermo de Torre, 1919) manifiesta un deseo de ir más allá de la Literatura de la época e ilustra sus ideas estéticas con poemas visuales. Y el Surrealismo (André Bretón, 1924) es una revolución integral del ser humano, que lo induce a liberar sus impulsos naturales, reprimidos en el inconsciente, de las servidumbres sociales (Marx) y morales (Freud), y a manifestar libremente su capacidad creadora.

Otras características, referidas al nuevo Arte que representan, son comunes a todos los movimientos vanguardistas:

1)Divide al público en los que lo entienden y los que no lo entienden. 2)Tiende a la deshumanización, al proponerse deformar la realidad, romper su aspecto humano, deshumanizarla. 3)Considera a la obra de Arte, puro Arte y nada más, sin connotaciones, ni fines políticos, religiosos, ni transcendentales para el mundo. 4)Concibe el Arte como juego, pues no intenta resolver ni cambiar nada. El Arte nuevo es pura creación, o sea, es intranscendente. 5)Tiene una esencial ironía y elude toda falsedad. 6) Concede a la metáfora gran importancia por su origen creativo y su relación con el inconsciente.

Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888 – Buenos Aires, 1963) es el personaje más singular de la vanguardia española, al que el mundo le resultaba “un circo grotesco, que sólo cabía describir humorísticamente con un poso de amargura”. De ahí que tanto su obra como su vida sean una constante ruptura con las convenciones: pronuncia conferencias vestido de torero o celebra un banquete en un quirófano. En revistas (Revista de occidente), tertulias (Café del Pombo) y libros propios (Ismos, 1931) defiende y difunde las Vanguardias.

Su obra tiene como eje la greguería, un género literario inventado por él que define como una mezcla de «humorismo + metáfora» y compone con frases o textos breves, cuyo contenido es una imagen o una metáfora insólita con un sentido literario o filosófico (De la nieve caída en los lagos nacen los cisnes. Nos desconocemos a nosotros mismos, porque nosotros mismos estamos detrás de nosotros mismos).

generacion 27En 1927, un grupo de jóvenes escritores se reúnen para homenajear a Góngora en el tercer centenario de su muerte y reeditan sus obras. Forman la llamada Generación de 1927, que pasa en su evolución poética por tres etapas.

Poesía pura (antes de 1927): Pretenden crear una poesía desligada de la realidad y de lo humano de acuerdo con el Arte por el Arte. Tienen influencias de Bécquer, Góngora y Juan Ramón y usan recursos populares (Libro de poemas de Lorca, Marinero en tierra de Alberti).

Poesía surrealista (de 1927 a 1936): La Generación del 27 se rehumaniza, se abre a múltiples influencias, sobre todo del Surrealismo, y trata problemas políticos y sociales (Poeta en Nueva York de Lorca, Sobre los ángeles de Alberti).

Poesía del exilio (a partir de 1939): Los componentes de la Generación del 27 se dispersan. Los que permanecen en España se expresan por medio de un humanismo angustiado (Hijos de la ira de Dámaso Alonso) y los que se exilian manifiestan su nostalgia y sus deseos de volver (Alberti, Cernuda, Salinas).

La Generación del 27 es el único movimiento literario que supo renovar sin rechazar nada de la literatura anterior. De ahí que las influencias de la tradición tanto popular como culta de la literatura española sean numerosas así como de la literatura extranjera. Por este motivo sus escritores lo mismo componen un poema culto que una cancioncilla popular, igual tienen influencias de Berceo que de Unamuno, del Vanguardismo que de un autor foráneo.

De esta acertada mezcla de la tradición y la renovación, surge una poesía que parte de sus fuentes, se renueva con tonos, imágenes y recursos novedosos, presenta una expresión original y emplea una nueva técnica lírica que puede comprobarse en poemarios como el Romancero gitano de Lorca.

Los escritores más conocidos de la Generación del 27 son diez poetas: Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Emilio Prados y Pedro Salinas. El alto valor del conjunto de sus obras poéticas ha propiciado que esta época sea considerada la segunda Edad de Oro de la literatura española.

Durante este período, Eugenio Frutos fue el poeta extremeño que mantuvo amistad y siguió una trayectoria parecida a la de los componentes de la Generación del 27. Comienza realizando experimentos poéticos vanguardistas y tiende posteriormente a congeniar la tradición con la renovación como se puede apreciar en su “Romance de los dos molinos”, poema con el que participó en el homenaje que le ofreció la Generación del 27 a Góngora, su maestro.

EUGENIO FRUTOS

(Guareña, Badajoz, 1903 – Zaragoza, 1979)

eugenio frutosEugenio Frutos Cortés estudia bachillerato en Don Benito y la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid (1921-1925), donde es discípulo de Ortega y Gasset. En la capital entra en contacto con la Vanguardia y los poetas de la Generación del 27 y se relaciona con focos culturales del momento como la Residencia de Estudiantes o el Ateneo.

Intima con su paisano Luis Chamizo y ambos se entusiasman con el Modernismo. De 1930 a 1941, es catedrático de Filosofía en el Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres, colabora con revistas extremeñas (Alcántara, Alor, Gévora) y nacionales (Fantasía, Insula, Índice) y orienta al incipiente poeta Jesús Delgado Valhondo. Después imparte clases en institutos de Barcelona y Zaragoza y, en 1951, obtiene la cátedra de Filosofía de la Universidad de la capital maña (1951-1973).

Su lírica presenta tres etapas. Comienza en el Vanguardismo con una poesía deshumanizada (de 1922 a 1930) en la que tiene influencias vanguardistas, de Vicente Huidobro, Gerardo Diego y Ortega y Gasset, predomina la metáfora y, como la Generación del 27, mezcla la tradición (uso del romance) y la modernidad (imágenes modernas, asociaciones creativas).

En Prisma y otros asedios a la vanguardia (escrito entre 1925 y 1938, editado en 1990) recoge los resultados de estas experiencias compuestas con imágenes insólitas y metáforas alucinantes, que descomponen la realidad y consiguen formar, paradójicamente, sorprendentes y bellas creaciones. Torbellino de aspas (escrito entre 1928 y 1934, editado en 1991) es un libro en prosa poética de estilo vanguardista, que quiere ser una superación de la estética surrealista (el trasrrealismo) y pretende descubrir la realidad más oculta de las cosas, a través de su protagonista Héctor Beltrán.

prisma

Después, cuando vuelve a Extremadura y se casa con Lola Mejías en Cáceres (1933), su poesía se rehumaniza y se centra en el amor y la familia (de 1931 a 1941). En esta etapa compone Dictado de amor (escrito entre 1933-1950, editado en 1988), un libro que exalta la sensualidad del poeta hacia la amada en un entorno natural, buscando en ella la perduración del amor y su triunfo sobre el tiempo y la muerte.

Casta rima (inédito) destaca el amor a la familia y la pasión por los hijos (tuvo cinco; tres en Cáceres). La sombra revelada (1945) trata sobre el mar, los recuerdos, el amor y Extremadura con estrofas populares y juegos metafóricos. Políptico de Cáceres y otros poemas (escrito en 1941, editado en 1980) gira en torno a la ciudad extremeña recordada con nostalgia.

A partir de su marcha a Zaragoza, su poesía gira hacia la nostalgia del pasado en su tierra, la angustia ante el fluir del tiempo y el trascendente compromiso con su condición humana, que capta en filósofos como Unamuno, Jaspers y Heidegger que, por entonces, lee y estudia. En esta etapa compone Desde la bruma (1941-1946, inédito), Lo invisible (1947-1949, inédito), La viña destruida (1957), que es un extenso poema, y Poesía (1974), una antología donde acoge poemas de sus libros anteriores.

Tiene también otros libros inéditos de su etapa cacereña titulados Evocación del estío y Retablo de la Pasión de Nuestro Señor (1935), producto de una crisis religiosa, que dedicó a Jesús Delgado Valhondo quien, a su vez, le regaló Las siete palabras del Señor, también resultado de una crisis de conciencia. Llama la atención su desinterés en publicar quizás porque su objetivo era inmortalizar con palabras las emociones fugaces sentidas antes de que se perdieran en la desmemoria.

La poesía de Eugenio Frutos trata una temática variada con un fondo filosófico, tiene riqueza métrica y realiza constantes alusiones religiosas. Su consistente estilo se caracteriza por una voz armoniosa, el vocabulario selecto y preciso, la técnica depurada, el dominio del verso y la emoción expresiva. Su forma y su tono dejan traslucir la alta formación intelectual del poeta y del filósofo.

ROMANCE DE LOS DOS MOLINOS  (1)

El molino de agua plisa
la falda inquieta del río.
Gira el molino de viento
despeinando los caminos.
De peregrinar descansa
el molino de agua y reza,
y el manso mastín del río
lame sus llagas abiertas.
Gira el molino de viento
–malabarista de estrellas–,
gira y ofrece a la luna
los polvos de su polvera.
El molino de agua duerme
y el mastín, de noche, sueña.
Al alba saldrá, molino,
al alba, tu molinera:
sus pies veleros del río,
alas sus manos abiertas,
los cabellos enredados
en las últimas estrellas
y los senos temblorosos
en el talle como abejas,
el corpiño desceñido
como un pétalo que tiembla.
Hila el molino de viento,
hila la luz en su rueca:
va devanando el ovillo
del sol su devanadera.
Ventilador de las nubes,
reloj de viento y arena,
abren sus aspas la rosa
que deshojan las tormentas.
Aeroplano encadenado,
Prometeo de la estepa,
que ha de volar algún día
hacia mares sin ribera
y un Camino de Santiago
ha de dejar como estela.

REGRESO  (2)

Y qué dolor de ocaso, constelado
en iris turbulento en tus pupilas,
pone su adiós de trinos y de esquilas
sobre el marchito campo abandonado.

“Allí la encina fue y allí fue el prado
y allí la choza”-, en tus recuerdos hilas,
y por rutas de amor la barca enfilas
que mis lirios de fuego ha navegado.

Espantando süaves pajarillos,
el grito de mecánica corneja
tritura tu canción en estribillos.

Cual flor abandonada por su abeja,
el campo apaga sus dorados brillos
mientras su miel en nuestros labios deja.

IMAGEN DE UNA NOCHE  (3)

Era tu piel de caña perfumada,
tostada por el sol de tus ardores,
almohada feliz de mis amores
en la noche fugaz y enamorada.
Era como una túnica ceñida
a la carnosa flor que el alba espera.
Y eran lluvia feliz de primavera
mis miradas sedientas de tu vida.
Sirena del estanque cuyas aguas
brindaron a mis ojos el errátil
temblor de tu figura,
inasequible como el alto dátil
entre la gracia de la palma oscura,
hay entre el cuerpo, que en amor se duerme,
y el vivo anhelo, que en amor se aleja,
una música extraña y exquisita,
como un quiebro de flauta que se deja
y un vuelo de violín para otra cita.

PERFIL DE CÁCERES  (4)

Una giba de sombra contra el cielo
rabiosamente azul. Dura, encrespada,
dentellada de sol.¡Qué silenciosa,
cristalina de siglos -muerta el ascua-
contra la eternidad! Más ella misma,
eterna en su negrura de fantasma,
que la llama sin tiempo.
¡Y qué pequeñas
hormiguitas de luz entre las casas,
las luces de aquí abajo!
Temerosa
de morir devorada
por el gran Leviatán del tiempo ido,
tiembla la vida apenas, en la palma
de la tierra materna, clara alondra
por la noche sin música asustada.

INMORTALIDAD  (5)

Eso
que cae más allá de la nada,
es lo que viene galopando hasta mí:
en el oro recamado sobre las casullas fúnebres;
en el perfume sobre la piedra de los altares;
en la danza de la historia sobre la vida;
en el silencio de las cosas sobre el silencio de la noche;
en el viento de la pupila sobre el desierto del ojo;
en la luz de los contornos sobre la oscura fisiología,
y en el surtidor de la conciencia sobre el estanque del alma.

Envuelto en su torbellino,
soy.

TENTACIÓN  (6)

Sierpe que fuese sonora,
al verde campo tentando
con el poder de su bando,
silba la locomotora;
y, a sus silbos, el Ahora
en esguince se mantiene,
mientras el futuro viene
mecánico de preciso,
alojando un paraíso
que se tiene y no se tiene.

NOTAS

(1) Romance de Prisma y otros asedios a la vanguardia, que contiene la descripción de dos molinos con imágenes vanguardistas. [recitado en el vídeo del final]

(2) Soneto de Dictado de amor, donde se hace presente la nostalgia del amado a la llegada del otoño, porque le apaga el ardor amoroso sentido junto a su amada en el estío.

(3) Poema de Dictado de amor, que contiene una evocación de la pasión amorosa de la juventud.

(4) Poema de Políptico de Cáceres, que marca el contraste entre la pervivencia de la ciudad a través del tiempo y la insignificancia y caducidad de quienes la habitan.

(5) Poema de Políptico de Cáceres, cuyo contenido es la exposición de la intranquilidad obsesiva del poeta por la inmortalidad.

(6) Poema de Lo invisible, que trata de la angustia sufrida ante la fugacidad del tiempo, concebido como una mera sucesión de breves presentes.

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN. Ramón Gómez de la Serna (1ª). Los diez poetas más representativos de la Generación del 27: Lorca, Alberti, Aleixandre, Guillén, Salinas, Gerardo Diego, Cernuda, Dámaso Alonso, Altolaguirre y Prados (de izquierda a derecha y de arriba abajo) (2ª). EUGENIO FRUTOS: Eugenio Frutos (1ª). Portada de su poemario Prisma y otros asedios a la Vanguardia (2ª).

VÍDEO POESÍA VANGUARDISTA Y DE LA GENERACIÓN DEL 27 (de Extremadura, un bello poema)

Fotografía cabecera: Molinos de viento, Alcázar de San Juan

Poesía Generación del 14 (1914-1925, s. XX)

INTRODUCCIÓN

Se denomina Generación del 14 o Novecentismo a un movimiento estético, artístico y literario que surge hacia 1914 y perdura hasta 1925 aproximadamente.

José Ortega y Gasset

Durante este período, aunque la situación económica de España es preocupante y la cultura es minoritaria, aparece un grupo de intelectuales que dan prestigio al país. Son médicos, investigadores, filósofos, profesores, que tienen una preparación universitaria, muchas veces ampliada en el extranjero. Su objetivo es formar a las minorías del país, para que lo dirijan con acierto. La solución al problema de España la encuentran en su relación con Europa (europeísmo) y en su conexión con Hispanoamérica (cosmopolitismo).

Además, se preocupan por escribir una literatura pulcra y elegante, basada en el buen manejo del lenguaje y en una rica expresión. No obstante, la poesía tiende a la pureza y se descarga de elementos ornamentales. El ensayo es el medio de difusión de sus conocimientos intelectuales, cuya importancia y difusión influye de forma decisiva en la cultura del país. El ámbito urbano es donde se desenvuelven los componentes de la Generación del 14, frente al medio rural preferido por la generación anterior.

Los escritores novecentistas más relevantes son José Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón, Salvador de Madariaga y Américo Castro (ensayistas). Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala, Wenceslao Fernández Flores (novelistas). Carlos Arniches, los hermanos Quintero y Pedro Muñoz Seca (teatro cómico); Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa (teatro poético). Juan Ramón Jiménez y León Felipe (poetas).

14 bis
Felipe Camino Galicia de la Rosa

La generación del 14 fue una época literaria en la que sobresale el pensamiento, cuyo medio de difusión fue el ensayo, y la poesía. Ortega y Gasset es el pensador más destacado del Novecentismo y uno de los principales del pensamiento español, cuya máxima fue Yo soy yo y mi circunstancia que se relaciona con el perspectivismo, teoría filosófica basada en que toda percepción del ser humano es subjetiva, porque cada ser humano ve el mundo desde su perspectiva.

También fue un valedor de la razón vital, centro del raciovitalismo, que presupone al ser humano capacidad para influir en su existencia tomando decisiones ante asuntos aparentemente inamovibles, muchas veces sujetos a la razón.

También la poesía es un género notorio en el Novecentismo. Entre los poetas destaca Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de 1956, que es un vate consagrado por entero a la Poesía, a la que considera una incesante búsqueda de la Belleza Suprema. Su obra poética pasa por una etapa de poesía sencilla, donde gusta de la soledad, la melancolía, los octosílabos y las asonancias (Arias tristes, 1902) y otra de poesía modernista, donde usa el colorido, la musicalidad y el alejandrino (Platero y yo,1914), hasta llegar a una fase personal de poesía pura, con la que suprime lo ornamental y convierte la expresión en esencia poética.

Juan Ramón alcanza este punto basándose en que “lo sencillo es lo conseguido con menos elementos; es decir, lo neto, lo sintético, lo justo. No creo en un arte de mayorías, ni importa que la minoría entienda del todo el arte; basta con que se llene de una honda emanación» (Diario de un poeta recién casado, 1917; Eternidades, 1918; Belleza, 1923). Su última poesía tiene un carácter místico, en la que presenta el mundo creado por el poeta en torno a un dios que es él mismo (En el otro costado, 1936-1942; Dios deseado y deseante, 1948-1949).

Otro poeta destacable de la poesía novecentista es León Felipe, que fue farmacéutico, actor, trotamundos y autor de vigorosos poemas de forma sencilla que, sin embargo, están llenos de inquietud y de apasionado idealismo moral (murió exiliado por sus ideas republicanas). Comienza escribiendo Versos y oraciones del caminante (1920), un poemario con voz personal, religiosa y humana. Cuando llega la guerra civil, su voz se hace más intensa, violenta y profética en libros como Español del éxodo y del llanto (1939). En el exilio, su tono se vuelve imprecatorio y dolorido en poemarios como el titulado Antología rota (1957).

También la novela alcanza altas cotas de calidad con Wenceslao Fernández Flores, maestro de la ironía (El hombre que se compró un automóvil, 1932 [comentado en http://asalgueroc.blogspot.com.es/, 05-02-16]) y la sátira (El malvado Carabel, 1931) y del sentimentalismo (El bosque animado, 1943); Gabriel Miró, experto en descripciones llenas de color y sensaciones (El obispo leproso, 1926), y Ramón Pérez de Ayala, prototipo de escritor intelectual que aprovecha sus novelas para transmitir su pensamiento (Troteras y danzaderas, 1913).

En Extremadura, el poeta que más se acerca a las características literarias de la Generación del 14 o Novecentismo es Enrique Díez-Canedo pues, aunque comienza con una poesía afectada por la ampulosidad modernista, su amistad con Juan Ramón Jiménez y León Felipe lo hace evolucionar hacia la depuración poética realizada por la Generación del 14.

ENRIQUE DÍEZ-CANEDO

(Badajoz, 1879 – Cuernavaca, Méjico, 1944)

enrique diez canedo
Enrique Díaz Cañedo

Enrique Díez-Canedo Reixa vive sus primeros años en su ciudad natal. Luego se traslada a varios lugares de España, donde su padre trabaja como técnico de Aduanas. En Madrid estudia Derecho, pero no lo ejerce pues su vocación es la literatura y llega a ser un gran conocedor de la que se escribe en Europa e Hispanoamérica. Da clases de Historia del Arte y de idiomas (hablaba cinco) y es traductor de poetas (Heine, Baudelaire, Whitman), crítico literario y de arte.

En 1903, gana el concurso poético convocado por el periódico El liberal de Madrid y es miembro del Ateneo, del Centro de Estudios Históricos y de la Junta de Relaciones Culturales. Entra en contacto con el Modernismo (conoce a Rubén Darío) y descubre las vanguardias europeas durante su estancia en París de 1909 a 1911, cuando es secretario del embajador de Ecuador.

Se relaciona con la Institución Libre de Enseñanza, escribe en periódicos y revistas importantes de la época (Índice, Revista de occidente), apoya a escritores (presenta a Gabriel y Galán en el Ateneo, publica a Juan Ramón Jiménez y a León Felipe en sus comienzos, reseña la obra de Chamizo), asiste a tertulias y pronuncia conferencias en la Residencia de Estudiantes de Madrid y en Hispanoamérica, adonde va en 1927 y vuelve como embajador de España en Uruguay (1932) y en Argentina (1936, un año después de haber sido nombrado académico de la Lengua).

Aunque no se afilia a ninguna ideología, contribuye intelectualmente con la República participando en la Liga de Educación Política y en la Junta de Ampliación de Estudios y organizando el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. Perdida la guerra civil, tuvo que abandonar España e instalarse en Méjico (1938), donde da clases en la Universidad, continúa escribiendo y organiza actividades literarias.

desde el exilioEn su obra poética se distinguen tres momentos. En el primero, se incluyen los poemarios Versos de las horas (1906), La visita del sol (1907), La sombra del ensueño (1910), que incluye una autobiografía poética titulada Versos íntimos, donde, desde la lejanía, recuerda nostálgicamente a Extremadura, y la antología Algunos versos (1924), que presentan características del romanticismo decadente y del modernismo (nostalgia, melancolía, musicalidad, gusto por lugares exóticos y refinados).

En el segundo, compone Epigramas americanos (1928), donde recoge agudas reflexiones impresionistas, realizadas en distintos lugares de América. Y en el tercero, se encuentran El desterrado (1940), en el que expone problemas existenciales en poemas con tonos pesimistas, propios de un exiliado, Jardincillos de Navidad y Año nuevo (1944), que son tres poemas de tono jocoso y vanguardista, y Nuevos epigramas (1945), donde acoge cuadros poéticos expuestos en versos breves pero muy sensibles.

Su poesía versa sobre personajes, lugares urbanos, escenas reales o inspiradas en lecturas, viajes y cuadros de la naturaleza. Sus influencias proceden de los poetas españoles del Siglo de Oro, del Modernismo y del Vanguardismo europeo pero, influido por la poesía esencial de Juan Ramón Jiménez, se va desprendiendo de ellas en un proceso de depuración estética hacia una forma personal, siguiendo la estela de la Generación del 14 o Novecentismo. Fue un poeta íntimo, armónico y erudito, que maneja con soltura variados metros y ritmos.

 ESPEJO VENECIANO  (1)

Amo tu claridad, espejo veneciano,
tu enorme claridad, fría y aristocrática,
que tiene no sé qué sutileza enigmática
viva en los lienzos de Tintoreto y Tiziano.

¿Qué rostros, qué actitudes, qué crímenes, qué azares
viste? ¿De cuántos besos fuiste, acaso, testigo?
¿Un galán de tu dueña se desposó contigo
como el Dux –roja veste, dura faz– con los mares

en que Venecia fue la sin rival señora?
Yo te amo y me turba tu gran quietud de lago
que algún secreto esconde, brutal y aterradora.

Te miro y siempre juzgo que escudriñas e inquieres
algo en mí, que conservas ese misterio vago
que emana de los ojos de las bellas mujeres.

VERSOS ÍNTIMOS  (2)

Extremadura, madre de los fieros
conquistadores y de los poetas
románticos; escriben tus aceros
epinicios (3); tus rimas son saetas;

Extremadura, madre del sonoro
tropel de los rebaños primitivos,
del alcornoque de la edad de oro
y del encanto gris de los olivos:

Quiero evocarte con filial ternura;
y a ti, mi Badajoz: el Guadiana
bajo tu puente al discurrir, murmura
versos de amor en lengua musulmana:

Versos de amor que un hijo tuyo un día
rimara en lengua del Korán, acaso
cuando al pie de tus muros ya se oía
de ruda hueste castellana el paso.

Quiero evocaros hoy que se derrama
sobre el pasado la memoria mía;
sois en el anchuroso panorama,
luminosa y borrosa lejanía.

ASPIRACIÓN AL POEMA  (4)

¡Eternidad del poema,
entrevisto de repente,
laborado lentamente
con aspiración suprema

de domeñar un problema
díscolo, de luces fuente
fecunda, para una frente
deslumbradora diadema!

¡Verbal medalla en que acuña
con su divisa su altivo
perfil el artista puro!

¡Templado acero que empuña
mano firme, y llega al vivo
corazón de lo futuro!

CIUDAD MEDIDA  (5)

Toda en ángulos rectos los tuyos te querían,
toda en cuadras iguales:
tal como Ercilla y Oña, severos, componían
sus poemas heroicos en octavas reales.

A VALERY LARBAUD,
PENSANDO EN RICARDO GÜIRALDES  (6)

Se fue. Ya no es más que sombra.
Montó en su pingo pampeano.
Solo se fue por el llano;
dejó atrás rancho y potrero
y en el último lindero
nos dijo adiós con la mano.

EL DESTERRADO  (7)

Todo lo llevas contigo,
tú, que nada tienes.
Lo que no te han de quitar,
los reveses,
porque es tuyo y sólo tuyo,
porque es íntimo y perenne,
y es raíz, es tallo, es hoja,
flor y fruto, aroma y jugo,
todo a la vez, para siempre.

Nadie podrá desterrarte
de estos continentes
que son carne y tierra tuya:
don sin trueque,
conquista sin despojo,
prenda de vida sin muerte.
Nadie podrá desterrarte;
tierra fuiste, tierra fértil,
y serás tierra, y más tierra
cuando te entierren.
No desterrado, enterrado
serás tierra, polvo y germen.

LOS DOS PUENTES  (8)

Brooklyn apresa un río: frente alta,
hierro y piedra de torva catadura.
Washington, fino acróbata, lo salta,
todo luz de metal y línea pura.

INSCRIPCIÓN PARA UNA PLAZA COLONIAL  (9)

¡Claxon, silencio! ¡Chitón,
tráfico!¡Detente, oh vida!
Que aún está en este rincón
la vieja España dormida.

NOTAS

(1) Poema de Versos de las horas, que recoge la atracción modernista por el refinamiento y el exotismo de Venecia.

(2) Poema (vv. 1-20) de La sombra del ensueño, cuyo contenido es la exposición de la profunda nostalgia que siente el poeta por su tierra natal. [recitado parcialmente en el vídeo del final]

(3) «canto, himno».

(4) Poema de Algunos versos, donde se enumeran las virtudes del poema que ilumina la mente, proporciona identidad y convierte en eterna la palabra del poeta.

(5) Epigrama de Epigramas americanos, en el que se elogia el buen trazado de las calles de Santiago de Chile.

(6) Epigrama de Epigramas americanos, que recuerda la despedida de este gaucho argentino.

(7) Poema (selección) de El desterrado, que contiene la convicción de un exiliado, de que su cuerpo pervivirá finalmente en la tierra (aunque sea extranjera), de donde no lo podrán desterrar.

(8) Epigrama de Nuevos epigramas, con subtítulo «(Nueva York)», donde se expone el contraste entre Brooklyn, construido con piedra y metal, y Washington, edificado con estilo y materiales modernos.

(9) Epigrama de Nuevos epigramas que capta, entre el ruido, la esencia española en una plaza de Hispanoamérica.

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN: El filósofo Ortega y Gasset (1ª). El poeta León Felipe (2ª). ENRIQUE DÍEZ-CANEDO: Enrique Díez-Canedo (1ª). Portada de su libro Desde el exilio (2ª).

VÍDEO POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 14 (de Extremadura, un bello poema)

Fotografía cabecera: Puente de Palmas, Badajoz

Poesía Generación del 98 (1890-1915, s. XX)

INTRODUCCIÓN

En la última década del siglo XIX, jóvenes intelectuales (Macías Picavea, Joaquín Costa) se muestran muy preocupados por la caótica situación en la que vive España, llaman la atención sobre la necesidad de revitalizar la vida nacional y adoptan una actitud crítica para regenerar un país que, hasta hacía poco, había sido un imperio y el soporte de una cultura, la hispánica, que ahora se extinguía. La situación llega a su culmen cuando en 1898 se produce la pérdida de los restos del imperio colonial (Cuba y Filipinas), después de un breve y desastroso enfrentamiento con Estados Unidos.

Este hecho provoca que un grupo de escritores (José Martínez Ruiz Azorín, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Ramón María del Valle-Inclán y Antonio Machado) asuman los postulados regeneracionistas. Su objetivo es utilizar la Literatura como un medio de descubrir los valores nacionales, insertos en la tradición, y de infundirlos en la sociedad a través de sus obras, con el fin de sacarla de su apático desencanto y recuperar entre todos el prestigio perdido en el concierto mundial.

Generación del 98

De ahí que estos escritores, llamados de la Generación del 98, afronten el problema de España rechazando la desilusión general, se interesen por la gente sencilla que, día a día, hace la Historia pero nunca sale en ella (intrahistoria), sientan una profunda atracción por las costumbres de los pueblos, estimen sobremanera el paisaje de España y muestren un aprecio especial por Castilla, donde creen encontrar la esencia del Imperio y las características del ser español (austero, valeroso, creativo), que llevaron a España a ser protagonista del mundo durante los Siglos de Oro (XVI y XVII).

En su juventud, los jóvenes escritores de la Generación del 98 tienen ideas cercanas a movimientos de extrema izquierda (Unamuno y Maeztu, al socialismo, Baroja y Azorín, al anarquismo …), pero con el paso del tiempo se sienten decepcionados y se acercan a las ideas conservadoras. En cambio, Valle-Inclán y Antonio Machado evolucionan desde el conservadurismo a la izquierda.

La religión fue un concepto problemático para ellos, pues Baroja y Machado adoptan una actitud escéptica, Azorín y Maeztu evolucionan desde la heterodoxia al catolicismo y Unamuno fue acusado de protestante ante sus continuas dudas y su lucha por encontrar una explicación al enigma de la relación del ser humano con Dios.

Los autores del 98, son partidarios de conservar y defender los valores nacionales y, a la vez, de no olvidar a Europa pues eran conscientes de su mayor progreso y, además, de que se necesitaban mutuamente. También se sienten atraídos por escritores españoles (Berceo, Manrique, Garcilaso, Cervantes, Quevedo, Larra) y extranjeros (Tolstoi, Edgar Alan Poe, Nietzsche, Kierkegaard).

Su lengua literaria se caracteriza por el subjetivismo, el tono antirretórico, el cuidado de la forma, el buen manejo de la lengua y el gusto por las palabras tradicionales y castizas.

98 bisLa poesía de la Generación del 98, representada por Miguel de Unamuno y Antonio Machado, se ve influida por las ideas regeneracionistas en su preocupación por la identidad del ser humano intrahistórico, que se observa en el interés del rector salmantino por dilucidar su destino como espíritu y en el deseo del poeta sevillano por recuperar su dignidad como individuo social.

Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 – Salamanca, 1936) desarrolla una intensa actividad intelectual y mantiene una lucha consigo mismo y con los demás, a los que deseaba sacar de la apatía sacudiendo sus conciencias. Esta postura agónica lo arrastra a debatirse, sin encontrar nunca la paz, entre ideas contradictorias que refleja en su obra poética:

Poesías (1907), «El Cristo de Velázquez» (1920) y Cancionero (póstumo) que, en conjunto, son poemas inspirados en tensiones y aspiraciones espirituales y metafísicas. El tema central de estos libros es la atormentada conciencia del poeta frente al tiempo, la certeza de la muerte y la incógnita sobre la inmortalidad. Formalmente emplea la métrica tradicional, los poemas extensos en endecasílabos y el soneto.

Para Antonio Machado (Sevilla, 1875 – Colliure, Francia, 1939) la poesía era palabra esencial en el tiempo, diálogo del hombre con su tiempo y honda palpitación del espíritu. Su objetivo fue captar en su conciencia la esencia de las cosas, a la vez que su fluir temporal. De ahí su cálida humanidad y su lengua depurada, sobria y densa.

Su libro de poemas más característico es Campos de Castilla (1912), donde el poeta proyecta sus sentimientos sobre paisajes y gentes en un tono que muestra una fuerte intranquilidad por la soledad, el tiempo y la muerte. También medita sobre España con una actitud crítica y preocupada.

En Extremadura, Luis Chamizo, que se relaciona en Madrid con el regeneracionista Joaquín Costa, se siente atraído por Ortega y Gasset y coincide con el planteamiento intrahistórico de Unamuno, destaca en su obra, como algo propio de la idiosincrasia de los extremeños, la vida sencilla y anónima de los campesinos, representantes de la gente común y verdaderos protagonistas de la Historia. Su poemario El miajón de los castúos es una reivindicación de la manera de ser del extremeño auténtico, que expone en su misma habla.

Uno de los mejores recitadores de los poemas de Luis Chamizo es su paisano Demetrio Barrero, que ha difundido la poesía de Chamizo sobre todo en las décadas centrales del siglo XX con su proverbial estilo declamatorio, con el que aúna recitación y teatralización de una forma muy próxima a como Chamizo concibió su poesía, no solo para leerla sino también para visualizarla

‘La Nacencia’ de Luis Chamizo recitada por Demetrio Barrero.

LUIS CHAMIZO

(Guareña, Badajoz, 1894 – Madrid, 1945)

Luis Florencio Chamizo Trigueros estudia Peritaje Mercantil en Sevilla y Derecho en la Universidad Central de Madrid. En la capital entra en contacto con el Modernismo a través de Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Amado Nervo, Emilio Carrere y Manuel Monterrey. Sus vacaciones de verano solía pasarlas, en su cortijo de Valdearenales, entregado a la lectura.

chamizoA la muerte de su padre, cuyo singular ingenio le había permitido inventar nuevas técnicas en el torneado de la arcilla, regresa a Guareña y dirige el negocio familiar. Después es pasante en el despacho de Victoriano Rosado Munilla en Don Benito, que se convierte en su mecenas y en el valedor de la primera edición de El miajón de los castúos (1921).

Durante la dictadura de Primo de Rivera, en 1924, es académico de la Real Academia de las Buenas Letras de Sevilla y alcalde de Guadalcanal, pueblo sevillano de donde era su mujer, a la que conoce cuando va a dar el pésame a la familia de su cliente Cándido Cordo, y se enamora de una de las hijas del finado, Virtudes, con la que se casa en 1922.

El poeta de Guareña se aclimata tan bien a la vida del pueblo entonces extremeño (hoy sevillano) que llega a ser alcalde de Guadalcanal en 1924 como representante del partido republicano.

En este pueblo se conserva la casa de Chamizo en la Calle Costaleros, que mantiene presentable su nieta Marisol Zelaya Chamizo, cuyos recuerdos está dejando plasmados en un libro que comenzó a escribir su madre sobre la vida de su abuelo. Las localidades de Guareña, donde nació y vivió el poeta, y Guadalcanal, donde se enamoró y se casó, se han unido en un loable acuerdo para rendirle un emotivo homenaje en 2021, año del Centenraio de la edición de El miajón de los castúos.

Como constancia de aquel evento se editó «Luis Chamizo. El año del Centenario [de la publicación de El miajón de los castúos]», un conjunto de colaboraciones que tratan de los aspectos más variados del poeta y cuyos datos se recogen en la documentación de esta web.

Durante la guerra civil Luis Chamizo estuvo escondido en un horno de cocer conos en Guareña. Finalizada la contienda, marcha a Madrid donde consigue un puesto de trabajo en el Sindicato de Espectáculos y abre una academia de interpretación, en la que enseña gratuitamente a declamar.

Fue un poeta con una amplia formación intelectual y literaria que se ve atraído por la sonoridad, el colorido y las emociones suscitadas por el Modernismo, un movimiento con el que encajaba a la perfección su verso sonoro, cromático y sentido (características que lo hacían muy apropiado para la declamación).

Sus Poesías castellanas, escritas entre 1913 y 1926 (editadas póstumamente en 1967), son poemas con influencias de este movimiento que cantan al amor, la naturaleza y el folklore e, incluso, algunos contienen una preocupación por los obreros y un rechazo de sus explotadores (“Los héroes sin gloria”, “Mis polichinelas”).

chamizo 2Ideológicamente, se decanta por los planteamientos regeneracionistas de la Generación del 98. De ahí que siga la estela de la poesía regional iniciada por José María Gabriel y Galán.

Así El miajón de los castúos (“La esencia de los extremeños auténticos”) es una reivindicación del ser extremeño en forma de doce poemas sencillos y, a veces, ingenuos pero repletos de un poderoso y tierno vigor expresivo que, en ocasiones, se hace dramático. El fondo es el paisaje de la dehesa extremeña donde el castúo, paciente y sufrido, trabaja la tierra, sufre y ama, inmerso en el lento y pacífico discurrir de la vida aldeana.

El medio de expresión utilizado es el castúo, un dialecto propio de Chamizo que basa en el habla popular de la zona de Guareña y tiene un poder comunicativo extraordinario, cuya máxima eficacia la consigue en la declamación. A pesar de su primitivismo expresivo, los versos del poeta extremeño tuvieron una acogida de público extraordinaria y el respeto de los críticos literarios de la época.

El miajón de los castúos, que lleva el subtítulo de “Rapsodias extremeñas”, es un poemario que tiene una doble influencia: del Modernismo en la musicalidad, el colorido y las emociones, y de la Generación del 98 en el interés intrahistórico por la vida (familia, religión, trabajo), la tierra, el paisaje, las costumbres, el habla de la gente común y la reivindicación de Extremadura.

Además edita el canto primero del poema Extremadura (1942), donde quiso alabar las virtudes de la raza y la recia belleza del paisaje. En él recuerda con nostalgia una existencia vivida al ritmo de las tareas del campo (sementera, siembra, labores, recolección), las costumbres (la cocina, los noviazgos, las bodas) y las fiestas religiosas y paganas (la Candelaria, el Corpus, la feria patronal). (1)

COMPUERTA  (2)

Corre’l tren retumbando por los jierros
de la vía. Retiemblan
los recios arcornoques qu’esparraman
al reor del troncón las hojas secas.
Juyen las yuntas cuando’l bicho negro,
silbando, traquetea.
S’esmorona un terrón, y el jumo riñe
con las ramas d’encinas que l’enrean …

Vusotros, los que vais drento del bicho
que juyendo retumba y traquetea,
¿no sentís al pasá junto por junto
al mesmo corazón de nuestras tierras
argo asín com’argún juerte deseo
que s’eschanguen del chisme toas las rueas
pa queäros aquí, junt’a nusotros,
pa endurzá una mijina nuestras penas,
pa rumiá nuestro pan y p’ampaparos
en la sal del süor que nus chorrea?

Porque semos asina, semos pardos,
del coló de la tierra,
los nietos de los machos que otros días
trunfaron en América.

DEL FANDANGO EXTREMEÑO  (3)

                      II

–Si al pasá po’l arroyo
se junde’l carro,
dale bien a las mulas
y suerta un ajo,
que si t’andas con mimos
y con pamplinas,
tienes atollaero
pa toá tu vida–.
Me dijo’l ama,
gorviendo de l’iglesia
l’otra mañana.

                     III

Yo no sé de lerturas
ni m’hace farta;
pa cudiar bien al amo
y a la senara.
Yo seré mu mendrugo,
mu calabazo,
y más listo qu’el cura
será mi amo,
¡pero es lo güeno,
que töítos los años
mus entendemos!

LA JUERZA D’UN QUERÉ  (4)

Jue’n la joya las Torbiscas una siesta,
cuando’l sol achicharraba;
una siesta qu’entumía los sentíos
el bochorno de la calda;
sin arrullos de las tórtolas
ni continos sonsonetes de chicharras,
sin triníos de cogutas
y sin roncos gurrapeos de las ranas:
una siesta pa dormila baj’un chopo,
panz’arriba, junt’al agua.
Tan siquiera
los oídos barruntaban,
con la zumba de los negros moscardones
y las negras telarañas,
chorrear los goterones derretíos
de la pringue de las jaras.
En un claro de la joya las Torbiscas
está Blas, el de la Juana,
mesmamente, de cluquillas, currucao
al sombrajo d’unas matas
con la boca mu abierta
y los ojos encendíos como brasas.
Junt’a Blas están, cansinos y moörros,
los borregos que le jorman la pïara,
y a la vera los borregos, dos mastines
con dos bocas que se páecen a dos fraguas
po su recio resoplá como los fuelles
y sus lenguas colorás como las llamas.
Blas recorta con cudiao
los canutos d’una caña,
una flauta,
pa de noche, con la luna,
dir a dá su serenata
junt’al chozo donde duerme
Rosarillo, la zagala:
una moza con los ojos más oscuros
qu’una noche de borrasca,
más alegre que la risa
d’un regacho d’agua clara
y más güena que la Vigen de las Cruces,
la patrona de la fiesta de la Raza.

BASTÍAN  (5)

Fermín agateaba por quince años;
Bastían no contaría trece siquiera,
y Miguelón, el padre, por aquel tiempo
daba de bruces en los cincuenta.

Fuese Fermín de rapa con los señores
a la casa-cortijo de la dejesa,
y Bastían, a la sombra del manijero,
dominó los intríngulis de la mancera.

Vio cómo sonreía la tierra parda
tras de las rejas,
brindándole sus labios a las alondras
en tanto que llegaba la sementera.
Y ya a los lubricanos, cuando volvían
alegres y cansinos hacia la aldea,
vio cómo los gañanes se santiguaban
al esquilón del Ángelus, que, de la iglesia,
venía despacito minando el aire
con el caracoleo de las barrenas.

Bastían era ya un hombre. Bajo su látigo
s’encogían las bestias.
Bastían era ya un hombre, porque regaba
con el süor la tierra.
Un hombre ya forjao por los trajines
y templao en el córrigo de las tristezas …
¡Un hombre, sí; qu’el dolor y el trebajo
fraguan los hombres a la carrera!

NOTAS

(1) También Chamizo compuso un drama del campo, que es considerado un modelo del teatro regional. Se titula Las brujas (1930) y trata la historia de un amor imposible a causa de la guerra, la superstición y un falso concepto de la honra.

(2) Primer poema de El miajón de los castúos (selección), donde  el poeta invita  a los viajeros de un tren a que se paren a conocer la tierra y a su gente. [recitado en el vídeo del final]

(3) Segundo y tercer fandango de El miajón de los castúos, que muestra la atracción de Luis Chamizo por las manifestaciones de la poesía popular.

(4) Poema (primera parte) de El miajón de los castúos, donde se cuenta la historia de los amores de Blas y Rosarillo. En la siguiente parte, la joven es atacada por una loba y Blas la salva.

(5) Poema IV de la primera parte del poema «Extremadura», que expone la situación de Bastían, muchacho que se ve obligado a hacerse rápidamente hombre pues, aunque es un niño, ya tiene encomendado un duro trabajo en el campo.

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN: Los escritores más destacados de la Generación del 98: Antonio Machado, Unamuno, Baroja, Ganivet, Valle-Inclán, Azorín y Maeztu [de arriba abajo y de izquierda a derecha] (1ª). Una familia intrahistórica española de final del siglo XIX y principios del XX (2ª). LUIS CHAMIZO: Luis Chamizo (1ª). Portada de su poemario El miajón de los castúos (2ª).

VÍDEO POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 98 (de Extremadura, un bello poema)

Fotografía cabecera: Retrato de Luis Chamizo con sus hijos

Poesía Modernista (1890-1915, s. XX)

INTRODUCCIÓN

SIGLO XX (1900-1930)

En 1902, el rey Alfonso XIII cumple la mayoría de edad y ocupa el trono. Durante su reinado se agravan los problemas sociales (huelgas, asesinatos, atentados), que culminan en la Semana Trágica de Barcelona y en la aparición del nacionalismo vasco y catalán. Durante la I Guerra Mundial (1914-1918), España es neutral y se beneficia de un auge económico.

Pero varios desastres de la guerra en Marruecos (Annual, Monte Arruit) agravan la situación y provocan que el general Primo de Rivera dé un golpe de estado con el consentimiento del Rey en 1923 e inicie una dictadura. El militar restablece el orden, liquida el problema de Marruecos, mejora la red ferroviaria y de carreteras, construye embalses y escuelas. Pero la situación se deteriora paulatinamente y provoca su dimisión en 1930.

No obstante, Pablo Picasso hace triunfar el Cubismo con Las demoiselles de Avignon (1907). Se crea la Residencia de Estudiantes (1911). Aparecen las revistas Índice (1921), fundada por Juan Ramón Jiménez, Revista de occidente (1923), Litoral (1926) y La gaceta literaria (1927). Se celebra el Tercer Centenario de Góngora (1927) y la Exposición Internacional Barcelona-Sevilla (1929).

Merida casa miniaturaDesde comienzos del siglo XX hasta 1930, conviven en la literatura española varios movimientos, en los que la poesía es un género fundamental: Modernismo, Generación del 98, Vanguardias, Generación del 14 o Novecentismo y Generación del 27. 

En Extremadura, la situación social es preocupante. Las tierras siguen en manos de terratenientes, la pobreza y el atraso de la gente común son endémicos. Ante esta penuria, a comienzos del siglo, aparece el cooperativismo agrario, promovido por los sindicatos católicos del campo. No obstante, conforme avanza el siglo, el campesinado y los obreros desembocan en una situación miserable por la falta de tierras y de trabajo.

La cultura no se encuentra al alcance de la mayoría de los extremeños. La educación superior está reservada a un número reducido de privilegiados. No obstante, durante la dictadura se consiguen algunos avances (construcción de escuelas, mayor escolarización), pero resultan insuficientes por el atraso secular que arrastra la región con respecto al país.

A pesar de todo, José López Prudencio sobresale por sus investigaciones filológicas y ensayos literarios (Genio literario de Extremadura, 1912, Notas literarias de Extremadura, 1932), donde estudia a escritores extremeños y marca sus características singulares (tendencia a la innovación, interés por la tradición e independencia estilística) y porque propició la creación del Centro de Estudios Extremeños (1925) en Badajoz.

También destaca Bonifacio Gil, que publica Cancionero popular de Extremadura (1932) y Romances populares de Extremadura (1944), a las que le siguen otras obras recopilatorias del folklore popular extremeño.

En 1923 es fundado en Cáceres el periódico Extremadura que, con el tiempo, se convertirá en un importante medio de comunicación y, en 1925, el Ateneo. En este mismo año, la Diputación de Badajoz crea el Centro de Estudios Extremeños para difundir las manifestaciones culturales de la región y, en 1927, comienza a editar la Revista de estudios extremeños, que recoge investigaciones sobre la realidad extremeña de intelectuales tanto de Extremadura (José Sáenz de Buruaga, Pedro Caba, Antonio Rodríguez-Moñino) como de fuera (Dámaso Alonso, Julio Caro Baroja, Camilo José Cela, Joaquín de Entrambasaguas). En Cáceres, también se crea una revista parecida, Norba, que edita durante los años 1928 y 1929.

La poesía en Extremadura, a inicios del siglo XX, se encuentra fuertemente influida por movimientos literarios del siglo anterior: Romanticismo (sobre todo Gustavo Adolfo Bécquer y la evasión al pasado), Realismo (Ramón de Campoamor), Modernismo (Francisco Villaespesa y Salvador Rueda, más que Rubén Darío) y también por ideas regionalistas, morales y religiosas conservadoras que, basadas en valores sustentados en Dios, la familia y el trabajo, favorecen que la gente común, sumida en la pobreza económica y cultural, no alcance el progreso y continúe en la miseria.

Sin embargo, durante el primer tercio del siglo XX, Extremadura tendrá poetas representativos en todas las tendencias que surgen en el panorama literario español: Manuel Monterrey en el Modernismo, Luis Chamizo en la Generación del 98, Enrique Díez-Canedo en la Generación del 14 o Novecentismo y Eugenio Frutos en la Vanguardia y la Generación del 27.

 

POESÍA MODERNISTA (1890-1915, s. XIX-XX)

El Modernismo aparece en Hispanoamérica como reacción al imperialismo americano y como un deseo de liberación contra las trabas impuestas por la sociedad burguesa. Su figura más representativa es Rubén Darío, que lo definió como la expresión de la libertad y el anarquismo en el Arte.

El Modernismo se caracteriza por la búsqueda de la belleza como placer espiritual, un mayor interés por la forma que por el contenido, la renovación del lenguaje poético al que amplía con nuevas palabras como unicornio, fauno o titán, el colorido y la musicalidad, el empleo especial de la métrica con el uso del alejandrino y del serventesio, la utilización de abundantes recursos literarios, la melancolía, el erotismo, la temática mitológica, exótica, medieval y clásica, la influencia del Parnasianismo (ensoñación, mitología, gusto por el pasado) y el Simbolismo francés (el mundo es sólo un símbolo de realidades escondidas, la misión del poeta es descubrirlas).

Los símbolos modernistas más característicos son el cisne (belleza, elegancia, gallardía), el pavo real (colorido, vistosidad, fascinación), el búho (oscuridad, noche, muerte), el águila (fuerza, poder, riqueza).

Los autores modernistas más destacados son José Martí (precursor), Amado Nervo, Leopoldo Lugones y Rubén Darío (hispanoamericanos), Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Eduardo Marquina, Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Valle-Inclán y Antonio Machado (españoles). JOSEMARTI2

Rubén Darío es el poeta modernista más representativo. Nace en Nicaragua (1867). En su juventud, fue un progresista interesado por los problemas de América, que conoce en viajes donde contacta con las tendencias poéticas de la literatura francesa. En 1892, viene a España al Centenario del Descubrimiento y conoce a las principales figuras literarias.

En 1899, vuelve a nuestro país en pleno ambiente del Desastre. Desde 1900 es diplomático y vive en París y Madrid. Su vida bohemia lo lleva a la muerte en 1916.

De su obra poética destacan su libro Azul (1888), donde trata temas variados, hace predominar la forma sobre el contenido, mezcla la prosa poética con el verso e incluye sonetos en alejandrinos como el titulado «Caupolicán», donde conecta con sus raíces americanas.

Prosas profanas (1896) se centra en los temas hispánicos, que indican un cambio hacia una mayor preocupación por el contenido en poemas como «Cosas del Cid» o «La gitanilla».

Cantos de vida y esperanza (1905) es un poemario donde predominan las preocupaciones existenciales en poemas angustiados como “Lo fatal”,  los poemas a Cervantes, el Greco, Góngora, y los ataques contra el imperialismo americano  («Oda a Roosevelt»).

También, varios escritores españoles de renombre se vieron influidos por el Modernismo en general como Manuel Machado (Alma, 1902) o en una etapa de su obra poética como le sucedió a Ramón María del Valle-Inclán en Sonatas (1902-1905) y La pipa de Kif (1919), a Antonio Machado en Soledades (1903) y Soledades, galerías y otros poemas (1907) y a Juan Ramón Jiménez en la composición de su afamado Platero y yo (1914).

En Extremadura, el origen del movimiento modernista se encuentra en el premodernismo de Antonio Hurtado con poemas como los titulados “El templo” (1843), “A una palma” (1845) o “El lucero y la luna” (1845). El Modernismo se asienta después en Extremadura con la edición de Andantes y allegros (1877) del poeta Manuel Reina y poemas de Publio Hurtado como el titulado “La mujer adúltera” (1883).

El arraigo del Modernismo en Extremadura se produce a través del poeta pacense Manuel Monterrey, quien en mayo de 1904 difunde en Badajoz el poemario Azul de Rubén Darío entre los poetas jóvenes, que de inmediato se sienten atraídos por el nuevo estilo. Luego se entusiasman con esta sorprendente tendencia literaria cuando reciben la visita del poeta modernista Francisco Villaespesa en otoño de ese año. Esta nueva poesía, que llena la expresión poética de sensualidad, color y música, anima a Monterrey a publicar su libro Mariposas azules en 1907, un poemario adaptado plenamente a las características del Modernismo. 

 

MANUEL MONTERREY

(Badajoz, 1887 – 1963)

Manuel Monterrey Calvo fue relojero y viajante de la joyería Álvarez Buiza de Badajoz con aficiones literarias. Poeta autodidacta, traba amistad con el modernista Francisco Villaespesa durante su estancia en Badajoz (1904) y llega a ser el máximo representante del Modernismo en Extremadura, cuyo arraigo y difusión supuso un impacto en el ambiente literario conservador de la capital pacense en el comienzo de siglo.

De joven perteneció a un grupo de teatro aficionado, que representaba obras neorrománticas en Badajoz (su mayor éxito fue la puesta en escena del drama Juan José de Dicenta en el Teatro López de Ayala) e, incluso, llegó a representar zarzuelas como El gitanillo. Además, asistía a una tertulia celebrada en el Café de la Estrella de la calle San Juan, en donde se reunía con otros jóvenes artistas, escritores y poetas de la ciudad como Adelardo Covarsí y Antonio Reyes Huertas.

Monterrey fue un apasionado amante de la literatura, que organizó y participó en numerosas actividades culturales como tertulias, juegos florales o recitales y publicó la revista Gévora de Badajoz, junto a Luis Álvarez Lencero. Con esta publicación poética logró difundir por España, Portugal e Hispanoamérica, la poesía de autores extremeños (Jesús Delgado Valhondo, Manuel Pacheco, Luis Álvarez Lencero, José Canal, Fernando Bravo), de poetas portugueses (Augusto Gil, Antonio Ramos Rosa, Miguel Torga, Casimiro de Brito) y de poetas sudamericanos (Hugo Emilio Pedemonte, uruguayo, Jean Aristeguieta y Conie Lobell, venezolanas, Carlos Alberto Larumbe, argentino).

MANUELMONTERREY

No obstante, Manuel Monterrey destacó como poeta modernista (152a). Entre sus poemarios sobresalen Mariposas azules (1907), que se compone de poemas amorosos juveniles con características modernistas del primer Juan Ramón (dolor, melancolía, nostalgia, ensoñación). Madrigales floridos. Salmos (1908) lleva un prólogo de Francisco Villaespesa, sigue a Rubén Darío, tiene influencias de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, realiza un acercamiento a la lírica amorosa del Renacimiento y contrapone hechos soñados con otros de la vida diaria.

Nostalgias (1910) es un libro compuesto con recuerdos infantiles y desamores adolescentes, ambientados en atardeceres melancólicos. Lira provinciana (1910) trata amores ficticios no correspondidos junto a otros esperanzados, que se basan en su propia experiencia amorosa.

El viajante de vía estrecha (1929) está formado por un conjunto de romances, cuyo contenido son las anécdotas sucedidas al poeta como representante de relojería por la región andaluza, y por una serie de sonetos amorosos impregnados de un dulce erotismo. Medallones extremeños (1945) es un conjunto de retratos poéticos, que destacan las cualidades humanas y líricas de artistas, escritores y personajes de la región.

Pétalos de sombra (1958) recoge una muestra antológica de sus libros anteriores y poemas marcados por la tristeza, que siente el poeta en su ocaso. En 1999, la Diputación de Badajoz le edita Antología poética, que es una selección de poemas de todos los libros citados, incluidos tres de menor relevancia (Palabras líricas, 1916; Los quince abriles, 1925; Rosas de amor y pasión, 1931).

Su poesía trata el amor, los temas exóticos, las anécdotas de trabajo y la tristeza de la vejez. Se caracteriza por la búsqueda de la belleza, la melancolía, el colorido, la evasión de la realidad, la sensualidad, el intimismo, la musicalidad y la riqueza métrica. Su expresión es pausada y melancólica. Usa el alejandrino, el serventesio, los madrigales, el romance y el soneto. Es un poeta típicamente modernista. 

SENSACIÓN DE OTOÑO  (1)

¡La tristeza otoñal! … Melancolía
reflejada en el alma de las cosas …
Desmayos de la alegre luz del día …
Deshojamientos de marchitas hojas …

La soledad doliente del sendero …
El crujir lastimero del ramaje …
El monótono son del aguacero …
La borrosa silueta del paisaje …

La aridez de la selva … El incoloro
vestido del jardín … El muerto oro
que el ocaso, entre nubes vaporosas,

como un mensaje a la tierra envía …
¡La tristeza otoñal! … ¡Melancolía
reflejada en el alma de las cosas! …

 

MADRIGAL XVII  (2)

En esta clara fuente,
cuyo raudal bullente,
sonoro y cristalino,
besó el labio divino
del adorado ausente,
viene al caer la tarde,
–cuando el sol entre rojas llamas arde–
Cloris, la tierna amante,
y en el cristal tremante,
vierte, en cálido lloro,
de lágrimas preciosas un tesoro.
¡Pescadores de Oriente!
¡Dejad los crespos y profundos mares
y venid, que en el fondo de esta fuente
encontraréis las perlas a millares!

 

INVITACIÓN  (3)

   ¡Oh, amada pálida y triste!
¿Quieres saber mis secretos?
Posa tus ojos azules
sobre este ramo de versos.
   Son las blancas ilusiones,
las quimeras, los ensueños
que tornamos realidades
y que hoy sólo son sueños.
   Floridas evocaciones
de pasados galanteos,
melancólicas saudades,
nostálgicos pensamientos.
   El perfume de mi alma
se conserva en estos versos
como en un devocionario
el aroma del incienso.

 

LA COPLA VIEJA  (4)

Por el estrecho sendero
festoneado de zarzas
caminan tristes, rumiando,
con paso tardo las vacas.

El pastor la vara al hombro
y el hatillo a las espaldas,
va detrás de ellas cantando
una copla triste y lánguida.

Una copla muy antigua
que ya la gente no canta
porque está de lo pasado
y de lo muerto impregnada.

Pero que el pastor la lleva
siempre vibrando en el alma,
porque esa canción le evoca
con su cadencia nostálgica
de los perdidos amores
las risueñas remembranzas.

 

RETRATO FEMENINO  (5)

A través de la blusa de tul fino
se clarea la carne sonrosada
de tu espalda, perfecta y modelada
en un hermoso escorzo femenino.

Sobre tus hombros pende el sedalino
tirante de la enagua perfumada
y la cinta de seda plateada
de tu ideal camisolín divino.

El níveo brazo ebúrneo y torneado
desnudo muestra toda su blancura
con su cutis de seda delicado.

La pulsera lo abraza con ternura,
y en su broche de oro cincelado
la llama viva de un rubí fulgura.

 

TOMÁS MARTÍN GIL  (6)

Sabio y sagaz arqueólogo extremeño,
ágil figura, movediza, inquieta,
alma de artista y alma de poeta
gozando siempre su ideal ensueño.

Cual mágico pincel, así su pluma
dejaba entre las límpidas cuartillas
visiones de paisajes y de villas
que envolvieron los siglos con su bruma.

Su pensamiento fijo en el pasado
escudriñó con ojos de vidente
todo aquello en que el sol puso su brillo

y lo dejó del musgo patinado,
dándonos el perfil resplandeciente
del señor, del palacio, del castillo …

 

SERENATA NOCTURNA  (7)

Se apagaron los últimos carmines
del rubí fulgurante del ocaso;
la noche prende sobre el leve raso
de los cielos sus cándidos jazmines.

Cobra el jardín su misterioso encanto.
Un dibujo al carbón es la arboleda,
y un ruiseñor que entre la fronda queda
a la luna que nace da su canto.

Canta también la fuente: serenata
de cristales, de perlas y de plata
que riman con los trinos pasionales

del ruiseñor. ¡Jardín de la poesía!
El alma escucha atenta la armonía
de perlas, plata, trinos y cristales … 

 

NOTAS

(1) Poema de Mariposas azules, donde se recogen las sensaciones que arrastran a un vate modernista a la melancolía en otoño.

(2) Poema de Madrigales floridos, que contiene el dolor de una joven enamorada cuyas lágrimas, vertidas en el estanque donde bebió su amado (ahora ausente), se convierten en perlas.

(3) Poema de Nostalgias, que es una invitación de un enamorado a que su amada lea estos versos llenos de nostalgia por el pasado.

(4) Poema de Lira provinciana, cuyo contenido es el canto nostálgico de un pastor que, melancólicamente, recuerda su amor perdido con una antigua copla.

(5) Poema de El viajante de vía estrecha, que contiene un retrato de la amada en un tono delicado, elegante y sensual. [recitado en el vídeo del final]

(6) Poema de Medallones extremeños, cuyo contenido es una alabanza a este ilustre arqueólogo cacereño que, además, fundó la revista Alcántara con Jesús Delgado Valhondo, José Canal y Fernando Bravo.

(7) Poema de Pétalos de sombra, donde el crepúsculo da paso a la noche y el jardín muestra un mágico esplendor. 

 

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN. SIGLO XX (1900-1930): Fachada modernista del Palacio de la China de Mérida. POESÍA MODERNISTA (1890-1915, S. XIX-XX): Portada del poemario de José Martí titulado Cartas a María Mantilla (La Habana, Instituto Cubano del Libro, 2001). MANUEL MONTERREY: Cuadro al óleo sobre lienzo de 55 x 42 centímetros titulado «Retrato del poeta Manuel Monterrey» de Adelardo Covarsí (Badajoz, Museo de Bellas Artes, 1908).

 

VÍDEO POESÍA MODERNISTA (de Extremadura, un bello poema)

 

 

Fotografía cabecera: Palacio de la China, en plaza de España de Mérida