Isabel II es destronada por la Revolución de 1868. Le suceden las regencias del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya y la I República, hasta que sube al trono Alfonso XII (1874), hijo de Isabel II. Pero el joven monarca muere pronto y asume la regencia su mujer, la reina María Cristina, hasta la mayoría de edad de su hijo Alfonso XIII (1902). A estos problemas se sumaron las guerras de África y del Pacífico, la independencia de los países hispanoamericanos, la pérdida de Cuba y Filipinas (1898), las luchas políticas, los enfrentamientos laborales, la pobreza y la falta de cultura.
En esta época el escritor es un cronista que describe la realidad tal como es, después de observarla y de documentarse. Sus obras tienen una intención social y moralizadora para despertar conciencias y mejorar el comportamiento humano. De ahí que traten temas cotidianos como el amor, la familia y la religión, se expresen con sencillez y usen escasos recursos literarios. Incluso a través del Naturalismo, el escritor realista se adentra en la descripción de los aspectos más crudos de la realidad y de la conducta humana, buscando las leyes que la rigen.
El Realismo es la época de los grandes novelistas europeos: Stendhal, Balzac, Flaubert y Zola (Francia), Dickens (Inglaterra), Dostoievski y Tolstoi (Rusia). En España, destacan Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas Clarín, Juan Valera, José María Pereda, Vicente Blasco Ibáñez, Emilia Pardo Bazán, Pedro Antonio de Alarcón (Novela). José de Echegaray –Premio Nobel–, Adelardo López de Ayala y Manuel Tamayo y Baus (Teatro). Ramón de Campoamor (Poesía).
La poesía realista es un género poco apreciado, pues tiene una leve forma lírica, trata asuntos de pobre interés y su calidad es parecida a la de la prosa mediocre. Además a su expresión le falta naturalidad y le sobra afectación, porque peca de sentimentalismo y tiene una aparente finalidad docente y moralizadora, que resulta artificial y exagerada.
En Extremadura, durante el Realismo, una minoría intelectual sigue realizando actividades, que fomentan la cultura de la región y crean Liceos, Escuelas Normales, Institutos de Segunda Enseñanza, Conservatorios de Música, Escuelas de Arte y Oficios, Ateneos (el de Badajoz fue fundado en 1876) o publicaciones como la Revista de Extremadura (Cáceres, 1899-1911).
Dos bibliófilos de especial relevancia, Bartolomé José Gallardo y Vicente Barrantes, se dedican a reunir la documentación existente sobre Extremadura, para sentar las bases de la cultura regional. En pintura destacan Nicolás Mejía (Fuente de Cantos), formado en Roma y París, y Felipe Checa (Badajoz), el mejor bodegonista español de su época. En escultura sobresale Aurelio Cabrera (Alburquerque). Sin embargo, la penosa situación del campesinado provoca la emigración de 100.000 extremeños a América.
La poesía realista en Extremadura no se manifiesta hasta que Campoamor influye, a partir de 1870, en poetas como Adelardo López de Ayala, Felipe Cabañas, José Cascales, Arturo Gazul o Publio Hurtado. Varios poetas se inscribieron en otras tendencias realistas como la de exaltación patriótica (García de Olloqui, José Díaz Macías), la satírica (Manuel de Palacio, Adolfo Vargas Cienfuegos) o la regionalista (Gabriel y Galán, seguido más tarde por Luis Chamizo).
Esta última tendencia surge, al final del siglo XIX, con la recopilación del folklore regional (romances, canciones, cuentos, refranes, pregones, adivinanzas y coplas tradicionales extremeñas) realizada por Romero y Espinosa, Sergio Hernández, Publio Hurtado, Gabriel y Galán, Mario Roso de Luna y Rafael García-Plata de Osma. Estos folkloristas fueron ayudados por personas poco instruidas, pero con una prodigiosa memoria, como Gregoria Collado de Malpartida de Plasencia.
La poesía regionalista exalta los valores de Extremadura y las señas de identidad del extremeño, que se manifiestan en la armonía y la paz del mundo rural, la belleza de su paisaje, el arraigo de sus tradiciones, la dureza dignificadora del trabajo en el campo, el habla singular de su gente (a la que se imprime categoría literaria) y la pobre situación de los campesinos, que es presentada en forma de preocupación social desde una postura conservadora.
Mientras en Extremadura la poesía realista sigue los cánones de la nacional, en la que destaca Adelardo López de Ayala, la poesía regionalista se inicia y llega a su apogeo con José María Gabriel y Galán.
ADELARDO LÓPEZ DE AYALA
(Guadalcanal, Badajoz, 1828 – Madrid, 1879)
Adelardo López de Ayala y Herrera estudia bachillerato y Derecho en Sevilla, carrera que no termina porque se dedica de lleno a su pasión, el teatro. En 1851, logra representar su primera obra en el Teatro Español de Madrid con gran éxito y escribe su primera zarzuela Guerra a muerte.
En la capital entra en política, es amigo del escritor y político extremeño Antonio Hurtado Valhondo y, a pesar de la distancia, estuvo muy vinculado con Extremadura, pues fue su representante en las Cortes españolas durante varias legislaturas como diputado liberal (por ejemplo en 1857 representa a Mérida y, en 1858, a Castuera).
Su pasión política lo lleva al destierro en Portugal por su oposición a Isabel II en 1867. Sin embargo, un año más tarde escribe el Manifiesto que contribuye a destronarla. En 1870 es nombrado académico de la Real Academia Española de la Lengua, donde ingresa con un discurso sobre su maestro, Calderón de la Barca, y llega al cénit de su fama como escritor.
Después ocupa los cargos de Ministro de Ultramar y de Presidente del Congreso en 1878. Al final de su vida, el rey Alfonso XII le encarga que escriba la oración fúnebre por la reina María de las Mercedes y lo propone para Presidente del Gobierno, pero tuvo que rechazar el ofrecimiento a favor de Antonio Cánovas por encontrarse muy enfermo.
Compuso zarzuelas (Los comuneros, La estrella de Madrid, El Conde de Castralla), dramas históricos (Un hombre de Estado), artículos periodísticos (editados, sobre todo, en El padre Cobos, periódico satírico-político) y novelas (Gustavo).
Aunque su fama procede de piezas teatrales con características de la Alta Comedia, que contribuyen a definir esta variante de la comedia burguesa del siglo XIX, junto a Tamayo y Baus, y le proporcionan una gran fama como El tejado de vidrio, El tanto por ciento (obra que lo consagra y por la que recibe un homenaje, donde Martínez de la Rosa, famoso autor teatral de la época, le entrega una corona de oro, pagada por suscripción popular, para simbolizar su reinado en la escena española), El nuevo don Juan y Consuelo, a cuya representación asiste el rey Alfonso XII.
También escribe poemas, que edita en un tomo. Los primeros, que compuso cuando joven, tienen influencias románticas y giran en torno a amores apasionados e imposibles o a personajes anhelantes de libertad y deseos de cambiar el mundo para hacerlo más humano y habitable.
Después escribe las epístolas dedicadas al músico Emilio Arrieta, en la que se muestra desengañado quizás por un amor no correspondido, y a Mariano Zabálburu, donde trata sobre un suceso revolucionario de 1866, y poemas de asuntos variados que, muchas veces, tratan temas intrascendentes pues son puros juegos líricos.
Además, compone sonetos amorosos, en los que encuentra un modo de expresión personal, que destaca por su carácter clásico, gran capacidad de versificación, verso rico, tono sonoro, lengua culta y la soltura típica de la poesía realista.
Su temática versa sobre sus devaneos amorosos, donde ejercita su galantería (característica en su vida real) y muestra facilidad para los alardes versificadores, que imprimen agilidad y frescura al molde rígido del soneto, forma en que suele escribirlos.
AL OÍDO (1)
Déjame penetrar por este oído
camino de mi bien el más derecho,
y en el rincón más hondo de tu pecho
deja que labre mi amoroso nido.
Feliz eternamente y escondido
viviré de ocuparlo satisfecho …
¡De tantos mundos como Dios ha hecho
este espacio no más a Dios le pido!
Ya no codicio fama dilatada
ni el aplauso que sigue a la victoria
ni la gloria de tantos codiciada …
quiero cifrar mi fama en tu memoria;
quiero encontrar mi aplauso en tu mirada;
y en tus brazos de amor toda mi gloria.
LA CITA (2)
¡Es ella!… Amor sus pasos encamina …
Siento el blando rumor de su vestido …
Cual cielo por el rayo dividido,
mi espíritu de pronto se ilumina.
Mil ansias, con la dicha repentina,
se agitan en mi pecho conmovido,
cual bullen los polluelos en el nido
cuando la tierna madre se avecina.
¡Mi bien! ¡Mi amor!: ¡Por la encendida y clara
mirada de tus ojos, con anhelo
penetra el alma, de tu ser avara! …
¡Ay! ¡Ni el ángel caído más consuelo
pudiera disfrutar, si penetrara
segunda vez en la región del cielo!
LA MÚSICA (3)
La música es el acento
que el mundo arrobado lanza,
cuando a dar forma no alcanza
a su mejor pensamiento:
de la flor del sentimiento
es el aroma lozano;
es del bien más soberano
presentimiento suave,
y es todo lo que no cabe
dentro del lenguaje humano.
Dichosa tú que su palma
has llegado a merecer,
conmoviendo a tu placer
la mejor parte del alma.
Tu voz infunde la calma
y arrebata y enamora …
¡Ay de mí! Tu seductora
y celestial armonía,
¡cuántas veces calmaría
este afán que me devora!
AVISO A MI PERSONA (4)
Adelardo, sutiliza;
investiga; inquiere; vela;
tu fiereza martiriza…
¡Mira que el odio te cela;
mira que la envidia atiza
la leña de su candela!
¡Nada importa que te estés
encerrado en tu aposento,
si allí te entregas después
a uno y otro pensamiento….
y al empeño en que te ves
no te dedicas atento!
¡Aunque te encierres un mes,
ese desvanecimiento
no es trabajar!… ¡Antes es
holgar sin remordimiento!
CAMPOAMOR (5)
Tu bondad, tu trato ameno,
tu faz, tu ingenio florido,
Campoamor, son un veneno;
pues, siendo tan descreído,
no debieras ser tan bueno.
Hoy con tu ejemplo se ve
más válida la opinión
de que es fácil que se dé
la moral sin religión,
y la conciencia sin fe.
¡Hombre, no inspires amor!
Te lo ruego por Dios vivo …
¡Hazte malo, por favor;
pues no serás tan nocivo …
en siendo un poco peor!
LA ROSA DE LA ALDEANA (6)
Donosa aldeana
de negro cabello,
de rostro más bello
que fresca mañana:
detente; te llamo
temblando de amor;
desata ese ramo
y dame una flor.
Marchito y sin vida
tu ramo, aldeana,
acaso mañana
ninguno lo pida;
mas hoy que lo pinta
la luz del amor,
desata esa cinta
y dame una flor.
No llores, amada,
no muestres despecho;
que llevo en el pecho
tu imagen grabada.
¡Dichosa mañana!
¡Dichoso mi amor!
Me dio la aldeana
la rosa mejor.
NOTAS
(1) Declaración amorosa, donde el enamorado muestra que el centro de su existencia es la pasión por su amada.
(2) Descripción de la emoción sentida por el enamorado cuando espera el encuentro con la mujer amada.
(3) Exaltación de la música como medio para expresar inefables pensamientos y aplacar intranquilidades.
(4) Autocrítica que recomienda ser objetivo en la percepción de las cosas con el fin de desterrar del ánimo el rencor y la envidia.
(5) Alabanza irónica dirigida a Ramón de Campoamor, el poeta más representativo de la poesía realista nacional.
(6) Debajo del título pone esta nota: “(Letra para una canción)”. Petición de una flor a una joven vendedora, que enamora a primera vista.
JOSÉ MARÍA GABRIEL Y GALÁN
(Frades de la Sierra, Salamanca, 1870 – Guijo de Granadilla, Cáceres, 1905)
Extremeño de adopción, realiza los primeros estudios en su pueblo y, después, estudia en Salamanca donde comienza a escribir versos. En 1888 consigue el título de maestro de escuela e imparte clases en dos pueblos. Cuando en 1898 se casa, abandona la enseñanza, se traslada a Guijo de Granadilla (Las Hurdes de Cáceres) y administra una gran finca del tío de su mujer. El ambiente rural lo anima a escribir sobre la vida cotidiana en el campo y los sentimientos de los campesinos.
En 1901 obtiene con el poema “El ama” los Juegos Florales de la Universidad de Salamanca, cuyo jurado estuvo presidido por Unamuno. Después publica sus poemarios, gana premios literarios y alcanza tal difusión nacional que, a comienzos del siglo XX, era el escritor más leído junto al novelista extremeño Felipe Trigo.
Gabriel y Galán es el poeta más representativo de la primera década del siglo XX. Su poesía, que contaba las alegrías y preocupaciones de la gente humilde del campo (a veces en su mismo dialecto), contiene un sentimiento humanísimo y una fuerza expresiva, que emana con frecuencia de la pasión con que la siente o del primitivismo del habla dialectal que utiliza (extremeño del norte de Cáceres).
Como fondo emplea el entorno rural y las faenas agrícolas en un entorno idílico con unas excelentes descripciones del paisaje extremeño y de la vida humana en contacto con la naturaleza, que contrapone a la existencia artificial en la ciudad (llamaba a Madrid Modernópolis). Aunque su poesía se desenvuelve en un ambiente religioso y conservador, no elude la crítica contra las lamentables condiciones laborales de los campesinos y el atraso cultural de la gente común.
Su estilo se basa en la expresión natural y en un vocabulario sencillo con el que da forma a una poesía popular, que llegaba directamente al corazón de los campesinos iletrados. Presenta una gran facilidad para la versificación y una admirable soltura, que le permite tratar un amplio abanico de temas relacionados con el medio rural procedentes de una observación atenta de la gente y del paisaje.
Para expresarlos utiliza diversos tipos de versos y de estrofas (redondillas, cuartetas, quintillas, sextillas, serventesios, romances) con los que imprime agilidad, ímpetu expresivo, realismo y una espontánea naturalidad a lo que cuenta.
Sus Extremeñas (1902) están escritas en el habla de la zona de Extremadura donde habitó y, aunque es un modo de expresión arcaico y rudimentario, tiene una fuerza expresiva, que afecta fácilmente al sentimiento de los oyentes, y una sonoridad que alcanza su punto más efectivo en la declamación.
Galán las escribió pensando en la gente sencilla e inculta del campo, que se las aprendía de memoria y, aunque ignorante, se atrevía a transmitirla oralmente empleando la entonación requerida con gestos, inflexiones de la voz y movimientos del cuerpo. Por esta razón muchos de sus poemas son considerados breves piezas teatrales dramatizadas.
Sus otros poemarios están escritos en español. Castellanas (1902) acoge poemas cuyos contenidos temáticos tienen de fondo la vida rural en Castilla. Campesinas (1904) apunta la necesidad del progreso para que el rudo trabajo del campo no se base sólo en el esfuerzo físico.
Nuevas castellanas (1905) ahonda en los amores, los contratiempos y la muerte que siempre ronda a la vida campesina. Y Religiosas (1906) recoge alabanzas a entes divinos, que mantienen en la armonía al mundo rural frente al artificio y la locura de la ciudad.
EL CRISTU BENDITU (7)
¿Ondi jueron los tiempos aquellos,
que pué que no güelvan,
cuando yo juí presona leía
que jizu comedias
y aleluyas tamién y cantaris
pa cantalos en una vigüela?
¿Ondi jueron aquellas cosinas
que llamaba ilusionis y eran
a’specie de airinos
que atontá me tenían la mollera?
¿Ondi jueron de aquellos sentires
las delicäezas
que me jizun lloral como un neni,
de gustu y de pena?
¿Ondi jueron aquellos pensaris
que jacían dolel la cabeza
de puro lo jondus
y enreäos que eran?
Ajuyó tuito aquello pa siempri,
y ya no me quea
más remedio que dilme jaciendu
a esta vía nueva.
¡Ya no güelvin los tiempos de altoncis,
ya no tengo ilusionis de aquellas,
ni jago aleluyas,
ni jago comedias,
ni jago cantaris
pa cantalos en una vigüela!…
VARÓN (8)
¡Me jiedin los hombris
que son medio jembras!
Cien vecis te ije
que no se lo dieras,
que al chiquín lo jacían marica
las gentis aquellas.
Ahora ya lo vide, y a mí no me mandis
más vecis que güelva.
Te largas tú a velo,
que pue que no creas
que tu cuerpo ha parío aquel mozu,
ni que lo cebasti con tu lechi mesma,
ni que tieni metía en la entraña
sangri de mis venas.
N’amás de mimarros
y delicaezas
se ha queao lo mesmo que un jilo
paliúcho y sin chispa de juerza.
Ca instanti se lava,
ca instanti se peina,
ca instanti se múa
toa la vestimenta,
y se encrespa los pelos con jierros
que se los retuestan,
y en los dientis se da con boticas
de unos cacharrinos que tieni en la mesa,
y remoja el moquero con pringuis
n’amás pa que güela.
¡Jiedi a señorita
dendi media legua!
EL EMBARGO (9)
Señol jues, pasi usté más avanti
y que entrin tos esos;
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo …
Si venís anteayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!
Embargal, embargal los avíos
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está jediendo.
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro …
¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja,
ni esi cacho e liendro …
¡Pero avél, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiao,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!…
Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque allí lo jinco
delanti usté mesmo.
Llevaísoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo …
¡y me güelín, me güelín a ella
ca ves que las güelo!…
SIBARITA (10)
¡A mí n’ámas me gusta
que dali gustu al cuerpo!
Si yo juera bien rico,
jacía n’ámas eso:
jechalmi güenas siestas
embajo de los fresnos,
jartalmi de gaspachos
con güevos y poleos,
cascalmi güenos fritis
con bolas y pimientos,
mercal un buen caballo,
tenel un jornalero
que to me lo jiciera
pa estalmi yo bien quieto,
andal bien jateao,
jechal ca instanti medio,
fumal de nuevi perras
y andalmi de paseo
lo mesmo que los curas,
lo mesmo que los médicos…
Si yo juera bien rico,
jacía n’ámas eso.
¡Que a mí n’ámas me gusta
que dali gustu al cuerpo!
NOTAS
(7) Poema de Extremeñas (parte I), donde una persona mayor se lamenta de la desaparición del tiempo pasado que, para él, fue mejor que el que vive.
(8) Poema (vv. 1-30) de Extremeñas, donde un padre del medio rural se dirige alterado a su esposa en un monólogo donde plasma la diferencia entre la mentalidad campesina y la urbana al comienzo del siglo XX en Extremadura. [recitado en el vídeo del final]
(9) Poema de Extremeñas, cuyo contenido denuncia la deficiente situación económica y sanitaria de los campesinos en las zonas rurales del norte de Extremadura, cuando se iniciaba el siglo XX.
(10) Poema de Extremeñas, que contiene la declaración de intenciones de una persona a la que sólo le gusta la buena vida.
IMÁGENES
INTRODUCCIÓN: Ramón de Campoamor (1ª). Portada de la antología Poetas extremeños del siglo XIX de Francisco López-Arza y Moreno (Badajoz, Centro de Estudios Extremeños, 2000). ADELARDO LÓPEZ DE AYALA: Adelardo López de Ayala (1ª). Portada de una antología de sus versos (2ª). JOSÉ MARÍA GABRIEL Y GALÁN: José María Gabriel y Galán (1ª). Portada del tomo II de sus Obras completas (2ª).
VÍDEO POESÍA REALISTA (de Extremadura, un bello poema)
Fotografía cabecera: Detalle de una fotografía familiar del siglo XIX
El siglo XIX comienza en el reinado de Carlos IV (1788-1808), que abdica en su hijo Fernando VII durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), presionado por Napoleón. Terminado este conflicto, Fernando VII (1814-1833) vuelve de Francia, acepta la Constitución liberal de 1812 pero, enseguida, impone un periodo de rígido absolutismo, que anula las libertades. Más tarde, la subida al trono de su hija Isabel II (1840-1868) provoca tres guerras carlistas, porque su tío Carlos le reclama el trono acogiéndose a la Ley Sálica, que prohibía gobernar a las mujeres.
El escritor romántico, que vive en este ambiente opresivo y bélico, desea la libertad e, incluso, propugna la violencia para cambiar el mundo, rechaza la razón y defiende los sentimientos, la ruptura de las normas y la inspiración. Su filosofía de vida es el Idealismo, que concibe el Arte como una manifestación de Dios y el mejor medio del que dispone el ser humano para acceder a la divinidad, a la Idea, al Espíritu original. Concibe al amor desde la pasión, porque concentra en torno a él todas sus energías y ve a la mujer como una mezcla de belleza y diablo, cuya atracción le imprime sentido a su vida y, a la vez, lo arrastra a la perdición.
El romántico es nacionalista, por esa razón exalta la Historia y las tradiciones. Ante la realidad ingrata, se evade trasladándose al pasado o a lugares lejanos y desconocidos, donde cree encontrar un mundo más armónico y libre. La postura que adopta ante su obra es subjetiva, porque la plantea desde su conciencia y ofrece una visión personal del mundo, que suele ser sincera.
El escritor romántico siente un interés demencial por los cementerios, las tormentas y la muerte como reflejo de su desequilibrio emotivo, que se observa también en la mezcla del verso y la prosa y en la alternancia de distintos metros.
Los escritores románticos más destacados son Mariano José de Larra (artículos periodísticos), José Zorrilla (leyendas), Ángel de Saavedra -Duque de Rivas- (teatro), José Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro (poetas).
Extremadura, a comienzos del siglo XIX, sufre la Guerra de las Naranjas en la que España, comandada por el valido extremeño Manuel Godoy, arrebata Olivenza a Portugal. Durante la Guerra de la Independencia contra Napoleón, Badajoz es sitiada en tres ocasiones y se producen en su territorio numerosos enfrentamientos entre tropas francesas y aliadas. No obstante, en las Cortes de Cádiz (1810-1814) destacan los extremeños Diego Muñoz-Torrero y José María Calatrava. Más tarde, Bravo Murillo, Donoso Cortés, López de Ayala y Moreno Nieto sobresalen en la política nacional.
Durante esta época, la tierra en Extremadura está repartida en latifundios, cuyas extensas posesiones son de miembros de la Nobleza y el Clero, que suelen vivir fuera. Al final del siglo, esta injusta situación continúa a pesar de las desamortizaciones de Mendizábal (1835) y Madoz (1855), que pretendían poner tierras en manos de los campesinos. Tampoco la revolución industrial llega a Extremadura, que pierde esta oportunidad de progreso y la ocasión de salir de la miseria y el atraso.
No obstante, en el siglo XIX, se crean las Sociedades Económicas de Amigos del País de Zafra, Almendralejo, Mérida, Cáceres y Azuaga. También se funda en 1816 la de Badajoz, que tiene dos cátedras de cultura (Donoso Cortés y López Prudencio), forma una extensa biblioteca y contribuye al progreso económico y cultural de la ciudad. Crea la Caja de Ahorros y Monte de Piedad para ayudar a las familias con escasos recursos económicos (también se fundan Cajas en Cáceres y Plasencia).
Además, propicia la creación de la Escuela Normal de Maestras y el Instituto de Segunda Enseñanza (el primero de la provincia). También se publican numerosos periódicos como Diario de Badajoz, Almacén patriótico, El ciudadano extremeño y Miau, en cuyas páginas se difunde el Romanticismo.
En el romanticismo extremeño, destacan José Espronceda, por su nacimiento cerca de Almendralejo, Carolina Coronado, Antonio Hurtado Valhondo y Vicente Barrantes. Otros románticos extremeños fueron Juan Justiniano, García de Olloqui, Carmen Sánchez-Solana, Publio Hurtado, Vicenta García Miranda, Leandro Jiménez y Arturo Gazul. Estos poetas presentan las características de la poesía romántica nacional, aunque se sitúan en una posición intermedia entre la pasión de Espronceda y la melancolía de Bécquer.
No obstante, la contribución más original del romanticismo extremeño al nacional son las Baladas españolas (1853) de Barrantes, por su intento de aclimatar en la literatura española un género típicamente germánico.
JOSÉ ESPRONCEDA
(Pajares de la Vega, Badajoz-, 1808 – Madrid, 1842)
José Espronceda y Delgado nació casualmente cerca de Almendralejo, por donde su familia pasaba hacia Badajoz adonde su padre, militar, había sido destinado. A los 15 años funda con otros jóvenes revolucionarios la sociedad secreta «Los numantinos» para luchar contra el absolutismo de Fernando VII y termina recluido en un internado.
Se marcha a Lisboa para unirse con los liberales exiliados, participa en París en la revolución de 1830 y en una incursión revolucionaria fallida contra España. Conoce a Teresa Mancha, a la que rapta después de casada. Cuando ella muere, Espronceda llega a la desesperación. Después obtiene un cargo diplomático en La Haya, pero muere en Madrid.
En su obra poética destaca el «Himno al sol», donde se dirige al astro rey para presentarle los anhelos y preocupaciones de su alma atormentada y denunciar la trágica impasibilidad de la naturaleza ante el dolor humano y la muerte. La “Canción del pirata» es un canto a la libertad, cuyo protagonista es un ser proscrito que se siente libre en el mar, lejos de las ataduras de las leyes terrenas. El “Canto del cosaco» invita a esta tribu aguerrida de la estepa rusa a que invada Europa y arrase su corrupta sociedad.
“La cautiva” expone el lamento de una joven musulmana, porque se encuentra prisionera de un caballero cristiano lejos de su patria. «El mendigo» es un poema donde un pordiosero presume de su libertad y de vivir a costa de la caridad de los demás, prisioneros de las normas sociales. “El reo de muerte” expone los lamentos angustiosos de un convicto, que va a ser ajusticiado. “El verdugo” critica a la sociedad, porque lo ha hecho instrumento de la aplicación de su justicia vengativa.
Sus poemas más importantes son «El estudiante de Salamanca», leyenda en verso sobre las andanzas de don Félix de Montemar, mujeriego y arrogante, que provoca la muerte de Elvira al abandonarla y mata en un duelo a su hermano don Diego. Después persigue a una mujer y termina en la mansión de los muertos, abrazado al esqueleto de esta mujer misteriosa.
Y “El diablo mundo”, que es un poema donde se lamenta de la caducidad de todo lo creado, del fracaso de las utopías humanas, de la angustia vital y de la muerte. En este poema, incluye su famoso «Canto a Teresa», una de las más sentidas elegías de la literatura española.
Espronceda, además, escribió obras de teatro (Blanca de Borbón), una novela histórica (Sancho Saldaña) y artículos literarios y políticos en periódicos y revistas. Su estilo es propio de un espíritu romántico revolucionario y exaltado, que se encuentra siempre en busca de la libertad. Esta quimera se manifiesta en los temas que trata, cuyos protagonistas son seres marginados como el pirata o prisioneros como la cautiva o exaltados como los cosacos.
Todos quieren romper cadenas y no aceptan las convenciones sociales que los aprisionan y les impide vivir sin ataduras. Esos deseos insatisfechos de libertad y de armonía en un mundo libre también se observa en la forma variada con que presenta su poesía mezclando una amplia gama de versos y de estrofas, que indican la situación límite en que se encuentra su espíritu atormentado.
A CAROLINA CORONADO (1)
Dicen que tienes trece primaveras
y eres portento de hermosura ya,
y que en tus grandes ojos reverberas
la lumbre de los astros inmortal.
Juro a tus plantas que insensato he sido
de placer en placer corriendo en pos,
cuando en el mismo valle hemos nacido,
niña gentil, para adorarnos, dos.
Torrentes brota de armonía el alma;
huyamos a los bosques a cantar.
Denos la sombra tu inocente palma,
y reposo tu virgen soledad.
Mas, ¡ay!, perdona, virginal capullo,
cierra tu cáliz a mi loco amor;
que nacimos del aura al mismo arrullo
para ser yo el insecto y tú la flor.
A LA MUERTE DE TORRIJOS Y SUS COMPAÑEROS (2)
Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están ¡ay! los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.
Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.
Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,
y los viles tiranos con espanto
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.
FRESCA, LOZANA, PURA Y OLOROSA (3)
Fresca, lozana, pura y olorosa,
gala y adorno del pensil florido,
gallarda puesta sobre el ramo erguido,
fragancia esparce la naciente rosa.
Mas si el ardiente sol lumbre enojosa
vibra, del can en llamas encendido,
el dulce aroma y el color perdido,
sus hojas lleva el aura presurosa.
Así brilló un momento mi ventura
en alas del amor, y hermosa nube
fingí tal vez de gloria y de alegría.
Mas ¡ay! que el bien trocóse en amargura,
y deshojada por los aires sube
la dulce flor de la esperanza mía.
CANTO A TERESA (4)
¿Por qué volvéis a la memoria mía,
tristes recuerdos del placer perdido,
a aumentar la ansiedad y la agonía
de este desierto corazón herido?
¡Ay!, que de aquellas horas de alegría
le quedó al corazón sólo un gemido,
y el llanto que al dolor los ojos niegan
¡lágrimas son de hiel que el alma anegan!
Los años, ¡ay!, de la ilusión pasaron;
las dulces esperanzas que trajeron
con sus blancos ensueños se llevaron,
y el porvenir de oscuridad vistieron.
Las rosas del amor se marchitaron,
las flores en abrojos convirtieron,
y de afán tanto y tan soñada gloria
sólo quedó una tumba, una memoria.
¡Pobre Teresa! ¡Al recordarte siento
un pesar tan intenso! … Embarga impío
mi quebrantada voz mi sentimiento,
y suspira tu nombre el labio mío;
para allí su carrera el pensamiento,
hiela mi corazón punzante frío,
ante mis ojos la funesta losa
donde, vil polvo, tu beldad reposa.
LA DESESPERACIÓN (5)
Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.
Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.
Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.
Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.
EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA (6)
Era más de media noche,
antiguas historias cuentan,
cuando en sueño y en silencio
lóbrego envuelta la tierra,
los vivos muertos parecen,
los muertos la tumba dejan.
Era la hora en que acaso
temerosas voces suenan
informes, en que se escuchan
tácitas pisadas huecas,
y pavorosos fantasmas
entre las densas tinieblas
vagan, y aúllan los perros
amedrentados al verlas:
en que tal vez la campana
de alguna arruinada iglesia
da misteriosos sonidos
de maldición y anatema,
que los sábados convoca
a las brujas a su fiesta.
NOTAS
(1) Respuesta de Espronceda al poema “A la palma” de Carolina Coronado, que edita en 1830 en el periódico madrileño El piloto.
(2) Alabanza a José María Torrijos (1791-1831), militar español de ideas liberales, que fue fusilado en la playa de Málaga junto a otros revolucionarios.
(3) Desencanto ante la pérdida de la pasión amorosa.
(4) Hondo lamento por la muerte de la amada (tres octavas).
(5) Descripción (primeras estrofas del poema) del gusto enfermizo de los románticos por las tormentas, los cementerios y la violencia, como reflejo de su alma atormentada.
(6) Ambiente tétrico en una hora de la noche donde vagan los fantasmas y los miedos se acentúan, momento en que comienza “El estudiante de Salamanca” (vv. 1-20).
CAROLINA CORONADO
(Almendralejo, Badajoz, 1820 – Paço de Arcos, Portugal, 1911)
Carolina Coronado Romero de Tejada se traslada a los tres años con su familia a Badajoz, donde su padre es nombrado secretario de la Diputación. Desde la capital pacense, visita con frecuencia una hacienda familiar junto a la ermita de la Virgen de Bótoa, situada junto al río Gévora, un afluente del Guadiana jalonado de adelfas, que discurre por medio de un impresionante encinar. Este paraje idílico será el telón de fondo de las poesías de su primera etapa. En 1851 viaja por Europa y en París conoce a Víctor Hugo.
El romanticismo estuvo presente en su vida desde que su padre fue perseguido por sus ideas liberales. Ella misma defendió vehementemente los derechos de la mujer y protagonizó episodios del más puro romanticismo como, por ejemplo, cuando hizo votos de castidad por un amor platónico (Alberto, posiblemente un personaje imaginado). Aunque luego, en otro arrebato romántico, se casa en Gibraltar con Justo Horacio Perry, primer secretario de la embajada americana.
Se instalan en Madrid y el matrimonio mantiene una intensa vida social con diplomáticos, escritores, políticos e, incluso, con la misma Isabel II, ante la que la poeta intercede para salvar a perseguidos y ayudar a necesitados. En 1873, se traslada a Lisboa, donde desarrolla también un activa vida social. Pero se aísla en su palacio de Mitra cuando muere su marido, al que embalsama y mantiene a la vista en la capilla, obsesionada desde joven, cuando padeció catalepsia (estado aparente de muerte), con la idea de que la enterraran viva así como a sus familiares.
Carolina editó sus poemas con el título de Poesías en 1843, 1852 y 1873. Fue principalmente una poeta sensible, melancólica unas veces, apasionada otras y siempre íntima. Desde su primer poema (editado en el periódico madrileño El piloto, que dirigía el extremeño Donoso Cortés), recibe el elogio de escritores prestigiosos como José Espronceda y encuentra a un valedor en los círculos literarios de la capital, Juan E. de Hartzenbusch, que propicia su coronación como poeta romántica en el Liceo de Madrid (1848).
La primera parte de su poesía está formada por versos típicos de una joven soñadora que se fusiona en un diálogo íntimo con la naturaleza, a quien le cuenta sus anhelos y pesares sobre su necesidad de alcanzar nuevos horizontes, que le impriman sentido a su vida. Además en esta parte inicial presenta dos núcleos temáticos dedicados a la flores y a los pájaros, que tienen como fondo el cromatismo y la fragancia del paisaje extremeño en un entorno recorrido por el río Gévora.
Después deriva hacia asuntos variados. Trata el amor en los poemas dedicados a Alberto, donde cuenta su gozoso encuentro, el dolor por su ausencia y el desconsuelo ante su desaparición. La sátira en poemas contra la marginación de la mujer o la poesía de escasa calidad. La preocupación social por la injusticia o la marginación. La temática filosófica sobre el paso del tiempo o la soberbia humana y la feminista en poemas que denuncian la triste situación de la mujer y reclaman sus derechos. Su poética también presenta una gran variedad formal. (7)
EL AMOR DE LOS AMORES (8)
¿Cómo te llamaré para que entiendas
que me dirijo a ti ¡dulce amor mío!
cuando lleguen al mundo las ofrendas
que desde oculta soledad te envío? …
A ti, sin nombre para mí en la tierra,
¿cómo te llamaré con aquel nombre,
tan claro, que no pueda ningún hombre
confundirlo, al cruzar por esta sierra?
¿Cómo sabrás que enamorada vivo
siempre de ti, que me lamento sola,
del Gévora que pasa fugitivo
mirando relucir ola tras ola?
Aquí estoy aguardando en una peña
a que venga el que adora el alma mía.
¿por qué no ha de venir, si es tan risueña
la gruta que formé por si venía?
SIEMPRE TÚ (9)
La niebla del diciembre quebrantaba
del sol los melancólicos fulgores
cuando en mi corazón de tus amores
el acento primero resonaba.
El segundo diciembre se acercaba
trayendo para mí nieblas mayores
que a merced de los vientos bramadores
tu nave en el Atlántico bogaba.
Y el diciembre tercero aparecía
templado, alegre como el mayo hermoso
y eras tú mi suspiro todavía.
El cuarto arrebatado, tempestuoso,
vino a robarme la ventura mía
¡ay! mas no a dar a mi pasión reposo.
MÉRIDA (10)
¡Cómo en tierra postrada
sin fuerzas yace, quebrantada llora
y sola y olvidada
en su tristeza ahora,
la que opulenta fue, grande y señora!
La que fue celebrada
en los cantos sin fin de sus guerreros,
sólo escucha humillada
de búhos agoreros
los clamorosos ecos lastimeros.
Y el arco majestuoso
de Trajano, en los siglos venerado,
allí, inmoble coloso,
el cuerpo descarnado
y la atezada faz levanta airado.
Allá bajo la puente,
de otra edad más feliz reliquia anciana,
camina lentamente
por la vereda llana
el perezoso y lánguido Guadiana.
De Emérita olvidada
cantad, poetas, con sentido acento
la suerte desdichada,
y el fúnebre lamento
hiera las aguas y lastime el viento.
UNA CORONA, NO; DADME UNA RAMA (11)
Una corona, no; dadme una rama
de la adelfa del Gévora querido
y mi genio, si hay genio, habrá obtenido
un galardón más grande que la fama.
No importa al porvenir cómo se llama
la que el mundo, decís, que dio al olvido;
de mi patria, en el alma está escondido
ese nombre que aún vive, sufre y ama.
Os oigo desde aquí, desde aquí os veo
y de vosotros hablo con las olas
que me dicen en lenguas españolas,
vuestra alma, vuestra fe, vuestro deseo.
Y siente que mi espíritu es más fuerte,
en esta vida que parece muerte.
EL MARIDO VERDUGO (12)
¿Teméis de esa que puebla las montañas
turba de brutos fiera el desenfreno? …
¡Más feroces dañinas alimañas
la madre sociedad nutre en su seno!
Bullen, de humanas formas revestidos,
torpes vivientes entre humanos seres,
que ceban el placer de sus sentidos
en el llanto infeliz de las mujeres.
No allá a las lides de su patria fueron
a exhalar de su ardor la inmensa llama;
nunca enemiga lanza acometieron,
que otra es la lid que su valor inflama.
Nunca el verdugo de inocente esposa
con noble lauro coronó su frente:
¡ella os dirá temblando y congojosa
las gloriosas hazañas del valiente!
Ella os dirá que a veces siente el cuello
por sus manos de bronce atarazado,
y a veces el finísimo cabello
por las garras del héroe arrebatado.
Que a veces sobre el seno trasparente
cárdenas huellas de sus dedos halla;
que a veces brotan de su blanca frente
sangre las venas que su esposo estalla.
Y que ¡ay! del tierno corazón llagado
más sangre, más dolor la herida brota,
que el delicado seno macerado,
y que la vena de sus sienes rota…
Así hermosura y juventud al lado
pierde de su verdugo; así envejece;
así lirio suave y delicado
junto al áspero cardo arraiga y crece.
Y así en humanas formas escondidos,
cual bajo el agua del arroyo el cieno,
torpes vivientes al amor uncidos
la madre sociedad nutre en su seno.
NOTAS
(7) Carolina Coronado además escribió teatro (El cuadro de la esperanza, Alfonso IV de León, El divino Figueroa, Petrarca), novelas (La Sigea, La rueda de la desgracia, Jarilla), ensayos (“Anales del Tajo”) y artículos periodísticos.
(8) Exposición ardiente (vv. 1-16) del apasionado amor que siente la poeta enamorada por su imaginario amado Alberto.
(9) Declaración de la pasión amorosa sentida por el amado ausente.
(10) Descripción elegíaca (selección) de la triste impresión que produce en la visitante el aspecto deteriorado de Mérida en el siglo XIX. [recitado en el vídeo del final]
(11) Rechazo de un homenaje que deseaban rendir a Carolina Coronado los poetas de Badajoz en 1889 por no encontrarse con fuerzas para afrontar el viaje desde Paço de Arcos (Lisboa), donde residía, hasta la capital pacense.
(12) Dura crítica contra los hombres que maltratan a sus esposas.
ANTONIO HURTADO VALHONDO
(Cáceres, 1824 – Madrid, 1878)
Estudia en el Real Colegio de Humanidades de su ciudad natal, pero no finaliza sus estudios. No obstante, fue un autodidacta que, con gran esfuerzo y perseverancia, consigue una amplia cultura basada en los clásicos. En Cáceres, publica muy joven el poema “El avaro” con influencias románticas del Duque de Rivas en el periódico El corsario, estrena dos obras de teatro en 1841 (La fortuna de ser loco y La conquista de Cáceres) y, en 1843, edita su novela El velludo.
En 1845, su mecenas Juan García Carrasco lo lleva a Madrid, donde colabora en los periódicos El heraldo y El español y en la revista El siglo pintoresco, donde publica poemas de tema extremeño (“Romancero de Hernán Cortés”, “A Mérida”), estrena dramas históricos (El anillo del rey, La maya), comedias de costumbres (La verdad en el espejo, El árbol torcido), traducciones de obras francesas de éxito (El collar de Lescot,El matrimonio secreto) y zarzuelas (Una canción de amor, La zarzuela).
También escribe artículos de crítica literaria, retratos de personajes, cuentos y cuadros de costumbres (Una broma del diablo, Una noche en el circo). A la vez gana fama de periodista y autor de novelas (Lo que se ve y lo que no se ve, Cosas del diablo).
A partir de 1899, Antonio Hurtado, un conservador que se definía amante del progreso sin olvidar los valores tradicionales, es nombrado gobernador civil de varias provincias (Albacete, Jaén, Valladolid, Valencia, Barcelona –donde muestra su humanidad ayudando personalmente a mitigar la epidemia de cólera, de la que él mismo se contagia y no logra recuperarse–), diputado en las Cortes, senador, ministro del Tribunal de Cuentas y consejero de Estado.
Sus poemarios más destacados son Romancero de la princesa, conjunto de doce romances que narran el atentado contra Isabel II en 1852 y el nacimiento de la princesa de Asturias. Madrid dramático contiene leyendas y cuadros de costumbres del Madrid de los Austrias escritos en romance, donde aparecen Cervantes, Lope de Vega y Quevedo. Romancero de Hernán Cortés es un conjunto de veintinueve romances, que relatan las peripecias del conquistador de Méjico.
Y Cantos a la Virgen de la Montaña son canciones populares con forma de seguidillas, dedicadas a la patrona de Cáceres, que cantan varios personajes para expresar su fervor por la Virgen de la Montaña. También compuso poemas sueltos de variada temática como “Corazones y arroyos” con influencias populares y “La catarata” de tono filosófico.
Su poesía contiene características románticas como el interés por la historia pasada, que rememora en el arrojo de los conquistadores de América, en los sucesos legendarios de la Corte en los Siglos de Oro o en hechos del presente; el apasionamiento amoroso tanto religioso como pagano; el gusto por el lirismo en un ambiente onírico y mágico; la imaginación desbordante dentro de unos amplios límites; el buen manejo del idioma; las bellas metáforas e imágenes y la atracción por los recursos de la poesía tradicional y costumbrista.
Su estilo se caracteriza por su agilidad rítmica, variedad métrica, riqueza lírica y su afán moral y didáctico. Su técnica, seguidora de la romántica, emplea todos los recursos intensificadores (epítetos, interrogaciones, admiraciones, imprecaciones, deprecaciones) para manifestar una pasión vehemente. Utiliza también el verso y la prosa en la misma obra, ambienta sus temas con leyendas y sitúa la acción en la Edad Media.
LAS HADAS (13)
Seis hadas bellas posaron
sobre la orilla las plantas.
Dorados son sus cabellos
sus ojos son de esmeralda
pechos y espaldas de nieve
los labios carmín y grana.
Al resplandor de sus ojos
las flores se abren y exhalan
blandos perfumes; las aves
se agitan en la enramada,
y creyendo que a los cielos
asoma la luz del alba,
sueltan al viento sus trinos
dan al viento sus plegarias.
Mas pronto desaparecen
envueltas en tenues gasas,
y como estrellas fugaces
que por el éter resbalan,
al espacio se remontan
con ligerísimas alas,
dejando en sombras el río
y en silencio la campaña.
LOS PADRES DE LA MERCED (14)
Más cuidadoso que todos,
quizás por más entendido,
era un honrado labriego
llamado Pascual Rodrigo,
arrendador de unas tierras
en la parte allá del río.
Trabajador como nadie,
y como ninguno activo,
madrugaba con el alba;
iba a misa a San Francisco,
tornaba alegre a su casa,
tomaba un torrezno frito
y encomendando a su esposa
el cuidado de sus hijos,
por la puente Segoviana
bajaba al campo tranquilo,
ensordeciendo los aires
con su canto peregrino.
Era su gloria el trabajo,
su delicia el ejercicio;
sembrar y coger sus mieses
todo su encanto y hechizo.
LA BATALLA DE TLASCALA (15)
Erguidos, como peñascos
que en medio un monte descuellan,
siendo pedestal de nubes
y escándalo a las tormentas,
la señal de la embestida
los bravos indios esperan;
que es su regalo el combate,
y es su gloria la pelea.
A la luz del sol, que asoma
tras las empinadas crestas
del horizonte lejano,
que el manto del cielo besan,
parece aquel campamento
un ancho mar de cabezas,
cuyas ondas de colores
saltan, se empujan, se aprietan,
van, vienen, corren, se agitan,
se alborotan y condensan,
reverberando mil luces
cuando en la playa se estrellan.
De pronto los atabales
de combatir dan la seña,
y una sorda gritería
la región del aire llena.
Cúbrese el cielo de polvo,
silban las agudas flechas,
y de las hondas, zumbando
salen un millón de piedras,
que al dar sobre las corazas
compasadamente suenan,
como en los tersos cristales
el granizo martillea.
LA VIRGEN DE LA MONTAÑA (16)
La Virgen que yo adoro
santa y bendita,
entre breñas y riscos
tiene su ermita.
Y en la alta loma,
parece el casto nido
de una paloma.
Llévame, Virgen mía
de la Montaña,
al hogar sosegado
de mi cabaña;
donde me espera
llena de sobresalto
la compañera.
Nada importa la pena,
nada el quebranto,
si la Virgen me acoge
bajo su manto:
nada me daña
si me ampara la Virgen
de la Montaña.
CORAZONES Y ARROYOS (17)
No te enamores, niña,
no te enamores:
mira que son arroyos
los corazones;
que de pasada,
suspiran, piden, logran,
y al fin escapan.
Y en vano es oponerles
grillos de oro,
que son los corazones
cual los arroyos:
luchan y bregan
hasta que el dique rompen
que los sujeta.
Corazones y arroyos
van fugitivos;
no quieras detenerlos,
cariño mío;
que de pasada,
suspiran, piden, logran,
y al fin se escapan.
NOTAS
(13) Poema del Romancero de la princesa, donde la naturaleza se anima mágicamente durante la noche por la presencia de seis hadas, protagonistas del poema.
(14) Título de la primera leyenda de Madrid dramático, donde aparece esta descripción de Pascual Rodrigo, el protagonista.
(15) Romance del Romancero de Hernán Cortés, que describe el comienzo de la primera batalla librada en Méjico por el conquistador extremeño contra los indios aztecas.
(16) Cancioncillas (selección) que muestran la devoción popular por la Virgen de la Montaña a través de un peregrino (estrofa 1), un viajero (estrofa 2) y un labrador (estrofa 3).
(17) Poema (primeras estrofas) que avisa a una joven en trance de enamorarse sobre la imposibilidad de controlar al amor.
VICENTE BARRANTES
(Badajoz, 1829 – Pozuelo de Alarcón, Madrid, 1898)
Vicente Barrantes Moreno estudia en el Seminario de Badajoz pero, muerto su padre, tuvo que abandonarlo para trabajar en la administración militar. Comienza editando poemas en el periódico pacense El Guadiana. Después se marcha a Madrid, donde consigue un trabajo en La ilustración y, en 1853, publica sus Baladas españolas, que alcanzarían un notable éxito.
Más tarde es elegido diputado por Cáceres y, a causa de un accidente de diligencia, sufre la amputación de una pierna. Sin embargo, por esta época le surge un fuerte interés por la historia cultural de su tierra y comienza a elaborar su Catálogo de los libros que tratan de Extremadura (1865), que será el antecedente de su Aparato bibliográfico para la Historia de Extremadura (1875). También escribe el Diccionario de extremeños ilustres, que pierde antes de publicarlo. A la vez recoge numerosas canciones extremeñas de la tradición oral y realiza comentarios sobre obras de escritores extremeños.
Fue cronista oficial de Extremadura, cargo desde el que denuncia el destrozo provocado en el patrimonio artístico y monumental extremeño por la desamortización de Mendizábal. Posteriormente es destinado a Manila como gobernador civil del archipiélago filipino por su amigo Antonio Cánovas del Castillo, Ministro de Ultramar, y aprovecha para realizar estudios del teatro y del idioma filipino. Vuelto a España, continúa con este frenético ritmo de trabajo.
Barrantes es uno de los eruditos que más se han preocupado por reconstruir el pasado cultural extremeño. Aunque no realizó estudios especializados, adquiere de forma autodidacta amplios conocimientos intelectuales, que puso al servicio de su tierra, investiga y crea una extensa y variada obra. En ella destacan la sátira política Moros y cristianos (1849), la novela autobiográfica Siempre tarde (1852), la novela histórica Juan de Padilla (1855), el conjunto de relatos Narraciones extremeñas (1872-73) y la colección de biografías de personajes históricos para lecturas en las escuelas titulada Plutarco para niños (1859), que tuvo mucha aceptación y numerosas ediciones.
Sus composiciones poéticas más conocidas son las Baladas españolas, conjunto amplio de poesías lírico-narrativas, que versan sobre temas variados (cotidianos, religiosos, históricos, fantásticos), expuestos muchas veces en forma de diálogos que le imprimen un ritmo ágil, espontáneo y popular.
En su obra poética destaca también su libro de poemas Días sin sol (1875), en cuyo prólogo expone su confianza en el poder reactivador de la poesía para sacar al país de su letargo y afirma que su único objetivo debe ser la regeneración de España. Su contenido está formado por poemas políticos, sociales y patrióticos, donde el poeta vierte sus preocupaciones y esperanzas. Sus características son las propias de la poesía romántica: gusto por la historia, los lugares exóticos, los hechos legendarios, la pasión amorosa y los recursos intensificadores.
Tiene además una oda titulada “La paz”; el canto “España vencedora” donde alaba las victorias en la guerra de África; el romance “San Pedro de Alcántara” y una carta dirigida a un misionero filipino titulada “Epístola religiosa y social”.
LOCO DE AMOR (18)
Mi casa no tiene puerta,
mi puerta no tiene casa;
pero yo a todas las horas
entro y salgo con mi amada.
Mi lecho no tiene alcoba,
mi alcoba no tiene lecho;
pero nosotros en ella
perfectamente cabemos.
Soñamos y no dormimos,
dormimos y no soñamos,
pero soñando o durmiendo,
siempre estamos abrazados.
No hay noches en nuestros días,
en nuestros días no hay noches;
pero nuestro amor sin alas
en alas del tiempo corre.
LA CASA DE TODOS (19)
Del rico a la dura puerta
medroso llamo,
y con desprecio me arrojan
un solo ochavo.
A la ancha puerta del noble
toca mi mano
y no me abren, porque visto
pobres harapos.
Del trabajo la morada
diérame amparo:
mas ¡ay! sólo escucho en ella
quejas y llanto.
La mansión de la alegría
busco y no hallo …
¿será un sueño?: sus dinteles
nadie ha pasado.
¡Oh dicha! junto a la iglesia
miro allá abajo
cruz tosca, que siempre anuncia
lugar cristiano.
El mundo entero lo habita;
mas no hay cuidado,
que el mundo en el cementerio
cabe muy ancho.
LAS SIETE CANCIONES DEL MES DE MAYO (20)
Divino mes de mayo,
mes de las flores,
que coronado vienes
de resplandores,
tras de tus huellas
el corazón arrastras
de las doncellas.
Y teñida de púrpura
la casta frente,
tañendo el dulce crótalo
de ritmo ardiente,
con voz pulida
te cantan en el prado
la bien venida.
A LA HORA DE LOS SUEÑOS (21)
Aprieta el trotón el paso
al llegar al cementerio
grazna la corneja triste,
aúlla medroso el perro,
la luna se envuelve en nubes,
y hace la cruz el viajero;
que es un crimen en los vivos
el despertar a los muertos.
La campana soñolienta
da la hora de los sueños,
y bajan sobre las tumbas
las almas que van al cielo.
¡Ay del indiscreto amante!
¡Ay del amante indiscreto!
que los muertos no perdonan
a quien despierta a los muertos.
¿Por qué el amor es tan santo,
audaz y profano siendo?
¿Por qué el enlutado amante
penetra en el cementerio?
–¡Ay! porque -aquí yace Laura-
en aquella tumba leo,
y no es crimen en los vivos
el adorar a los muertos.
EL CIPRÉS DEL BUEN RETIRO (22)
Niñas, mis niñas galanas,
que por tardes y mañanas
pasear gozoso os miro
con vuestras madres ancianas
por los bosques del Retiro,
torced a la izquierda mano,
y cuando encontréis después
un ciprés triste y lozano,
os contaré en verso llano
la historia de ese ciprés.
Ese ciprés macilento,
al columpiarse en el viento
dice en lánguido suspiro:
-Yo soy un remordimiento
del palacio del Retiro.
Mis hojas lágrimas son,
con que Isabel de Borbón
lloró contrita y cristalina
su malograda pasión
al conde Villamediana.
De sangre y llanto nací,
sobre una tumba broté
entre suspiros crecí,
y aún dos almas aquí
vienen a llorar su fe.
En vano me azota el viento,
y un siglo y otro pasó,
y tempestades sin cuento …
¡Niñas!, el remordimiento
es eterno como yo.
NOTAS
(18) Balada de Baladas españolas, que describe la pasión amorosa vivida por unos amantes.
(19) Balada de Baladas españolas, donde un mendigo se lamenta de no encontrar caridad en sus semejantes, pero sí consuelo en el valor democrático de la muerte.
(20) Balada (introducción) de Baladas españolas, que contiene la exaltación de la primavera como una época que suscita el amor juvenil, en medio de un festivo ambiente campestre.
(21) Balada de Baladas españolas, que trata sobre la pasión amorosa de un amante que, en un arrebato romántico, va al cementerio de noche para visitar la tumba de su amada muerta.
(22) Balada de Baladas españolas, donde un ciprés declara haber sido testigo de los frustrados amores de la reina Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, con el conde de Villamediana, asesinado por orden del rey.
IMÁGENES
INTRODUCCIÓN: Cuadro romántico La balsa de la medusa de Géricault, pintado entre 1818 y 1819 con unas proporciones enormes: 4’91 x 7’16 y ubicado en el Museo del Louvre (París) (1ª). Retrato de Manuel Godoy realizado por Francisco de Goya en 1801 (2ª). JOSÉ DE ESPRONCEDA: Busto del poeta dentro de una ornacina en la plaza de Espronceda de Almendralejo (Badajoz). CAROLINA CORONADO: Fachada del teatro construido en 1921 con detalles modernistas, que lleva el nombre de la poeta en Almendralejo, su pueblo natal. ANTONIO HURTADO VALHONDO: Antonio Hurtado Valhondo. VICENTE BARRANTES: Vicente Barrantes.
VÍDEO POESÍA ROMÁNTICA (de Extremadura, un bello poema)
Fotografía cabecera: Detalle del monumento a Carolina Coronado en Almendralejo
En el siglo XVI, los Reyes Católicos terminan la Reconquista, propician el descubrimiento de América y gobiernan hasta el año 1505. Después suben al trono su hija Juana la loca (1505-1506) y su esposo Felipe I el hermoso (1506). Más tarde ocupan la regencia Fernando el católico (1506) y el cardenal Cisneros (1506-1516). Y, finalmente, reinan Carlos I (V emperador de Alemania) de 1516 a 1556 (año en que se retira a morir al monasterio cacereño de Yuste) y su hijo, Felipe II, de 1556 a 1598.
En este siglo, el imperio español llega a su cénit, pues goza de un auge económico y militar, apoyado en las remesas de oro y plata que llegan a España procedentes de América, e influye con su cultura en todo occidente. Pero también aparecen los primeros síntomas de decadencia con varias bancarrotas, la reforma protestante de Lutero (1514), que provoca la Contrarreforma de la Iglesia católica y el aislamiento de España con respecto a Europa, y la derrota de la Armada invencible (1588).
En la literatura renacentista del siglo XVI se distinguen dos talantes. El reinado de Carlos I (primera parte del siglo) tiene un carácter abierto en consonancia con el nacimiento y la educación del rey en Europa. En cambio, la época de Felipe II (segunda mitad del siglo), se desenvuelve en un ambiente cerrado e intransigente, que concuerda con el origen y la formación de este rey en España.
La literatura renacentista, en la época de Carlos I, se encuentra influida por el Humanismo (el Hombre ocupa el centro del mundo), que propicia una vuelta a la Naturaleza (locus amoenus), un mayor interés por la vida terrena (carpe diem) y el descubrimiento de la cultura clásica, sus poetas (Ovidio, Horacio, Virgilio) y sus mitos (Tántalo, Dafne, Prometeo).
También se produce un avance de la Ciencia, que se refleja en el deseo de conocer el cuerpo humano (avances médicos) y el mundo (descubrimientos geográficos). Completan el ambiente del Renacimiento español el idealismo platónico, que busca la armonía y alaba la belleza (en la poesía amorosa la amada es una mujer ideal), la influencia italiana de Dante, Petrarca y Bocaccio y el Erasmismo, que pide mayor sinceridad en las prácticas religiosas.
Los poetas fundamentales de la época de Carlos I fueron Garcilaso de la Vega, Juan Boscán y Fernando de Herrera, que usan el soneto para expresarse de una forma culta. Al mismo tiempo, una novela protagonizada por un antihéroe, el Lazarillo de Tormes, descubre la triste realidad de la España del Imperio.
En el reinado de Felipe II, influido por la reforma protestante, se produce una vuelta a la Edad Media (teocentrismo, temática sobre la muerte y el paso del tiempo, olvido de la naturaleza), la reaparición de la poesía religiosa (el ambiente severo, impuesto por el carácter de Felipe II, lleva a la aparición de la Ascética –Fray Luis de León– y de la Mística –San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús–), el auge de la Épica (La araucana, La austriada, Carlo famoso) y la obra de Cervantes.
El siglo XVI es el primer Siglo de Oro de las letras españolas por la calidad de sus escritores. El español se extiende por Europa y Juan de Valdés compone Diálogo de la Lengua (1535) para que pudieran aprenderlo en las cortes europeas, donde su uso se consideraba de buen gusto.
Extremadura, a principios del siglo XVI, sufre una fuerte emigración de artesanos y trabajadores del campo a América buscando mejores condiciones de vida ante la escasez de tierras, que estaban en mano de la Nobleza y las Órdenes Militares.
Posteriormente, aumenta bastante su población, pero se reduce al final del siglo por una epidemia de peste. No obstante, los extremeños participan decididamente en el descubrimiento de América a través de destacados conquistadores como Hernán Cortés, Francisco Pizarro o Núñez de Balboa.
También contribuyen al auge del Renacimiento español con pintores de la talla de Luis de Morales (Badajoz), el más destacado pintor español del siglo XVI, y con humanistas como Benito Arias Montano, Francisco Sánchez de las Brozas (1523), el brocense, que llega a ocupar la cátedra de Retórica en Salamanca y elabora una gramática latina titulada Minerva. Pedro de Valencia (Zafra, 1555) escribe sobre temas bíblicos, filosóficos, económicos y sociales (Discurso contra la ociosidad). Y Gonzalo Correas (Jaraíz de la Vera, 1571) realiza estudios lingüísticos, con los que defiende una simplificación de la escritura (Ortografía castellana).
Además Extremadura en el Renacimiento cuenta con escritores de prestigio como Bartolomé Torres Naharro, Francisco de Aldana, Luis Zapata y Benito Arias Montano. En general, por ser universitarios, cortesanos (1) o militares, recibieron su formación intelectual fuera de Extremadura y, como consecuencia, sus obras responden a las mismas características que las del Renacimiento español.
NOTA
(1) Juan Antonio de Vera y Figueroa Ávila y Zúñiga, I Conde de la Roca, nace en Mérida y es bautizado en la iglesia de Santa María el 26 de abril de 1583. Muestra afición por la Literatura y publica versos como el poema que le edita Pedro Espinosa en su Flores de poetas. Hombre renacentista, elegante y buen conversador, mantiene amistad con escritores del prestigio de Lope de Vega y políticos de la talla del Conde-Duque de Olivares, quien lo llama a Madrid para instruir a diplomáticos, después de publicar El Embaxador (1620); luego le encomienda las embajadas de Venecia, Roma y Saboya y Felipe IV lo nombra consejero real. Además, es autor de Epítome y hechos del invicto emperador Carlos V (1645), Fragmentos históricos de la vida del Conde de Olivares (1620) y otras obras histórico-biográficas. El Conde de la Roca muere en Madrid el 20 de noviembre del año 1658.
BARTOLOMÉ TORRES NAHARRO
(Torre de Miguel Sesmero, Badajoz, 1485 – Sevilla, ¿1530?)
Estudió Filosofía y Humanidades en Salamanca, donde servía a un estudiante adinerado. En la ciudad universitaria fue clérigo, aunque no recibió la ordenación sacerdotal. Más tarde es soldado en Andalucía y Valencia. Después, cuando se dirige por mar a Italia, es apresado por piratas berberiscos y llevado cautivo a Argel.
Una vez libre, marcha a Roma donde conoce el Renacimiento, la poesía y el teatro italiano. Ordenado sacerdote, entra al servicio del cardenal español Bernardino de Carvajal y del Papa Clemente VII. Más tarde se traslada a Nápoles y, finalmente, quizás muriera en España mientras ejercía el sacerdocio en la diócesis de Badajoz.
Su doble experiencia le permite conocer de cerca la situación lamentable del Ejército y de la Iglesia y, en sus obras, critica la corrupción de los militares y los intereses políticos y económicos del Clero, a los que encontraba muy alejados de las enseñanzas de Jesucristo. Sus críticas contra los eclesiásticos estuvieron motivadas por sus ideas erasmistas, que abogaban por una mayor autenticidad en la práctica religiosa.
Torres Naharro publicó sus obras en verso dentro de un volumen titulado Propalladia (“Primeros dones a Palas”(27)) en Nápoles (1517). Se trata de un libro compuesto por un Prohemio (prólogo), que contiene la primera preceptiva teatral de Europa. También incluye tres lamentaciones de amor, once sátiras y siete epístolas, que son un conjunto de poesías religiosas y profanas.
Además acoge seis comedias tituladas Serafina, Trophea, Soldadesca, Tinellaria, Himenea y Jacinta, donde plasma situaciones de la vida en Roma. Aunque la Propalladia fue incluida en el Índice de Libros Prohibidos de la Inquisición (1559) por su tono erasmista, obtuvo un gran éxito y de ella se realizaron numerosas ediciones.
Su obra teatral es considerada el germen de la comedia nacional, a la que Lope de Vega dio forma definitiva y haría famosa décadas después. Se caracteriza por contener la experiencia acumulada en sus múltiples vivencias, y por su conocimiento del ser humano, que le permite crear prototipos de personajes singulares.
Sus piezas teatrales tratan sobre el amor (Serafina, Himenea, Jacinta), la vida militar (Soldadesca), los criados (Tinellaria) y el ambiente palaciego (Trophea) (28). Con esta variedad temática conforma una amplia descripción de la vida cotidiana durante el Renacimiento en Italia. Formalmente suele utilizar una lengua, que es mezcla de portugués, francés, italiano y español, y un estilo cuidado y vitalista. (3)
Su poesía tiene influencias de la lírica de Cancionero. En esta línea poética, compuso sus Lamentaciones de amor, donde el enamorado se siente vasallo de su amada, que se le muestra desdeñosa, y siempre se encuentra penando en vida por su amor esquivo. Sus sátiras y epístolas revelan, en tono desenfadado y crítico, la atracción típica del Renacimiento por cuestionar la actuación humana con el fin moral de afear los vicios y ensalzar las virtudes.
Como poeta se distinguió por emplear estrofas de doce octosílabos, que mezcla con versos de pie quebrado, por tener una excelente capacidad versificadora y por disponer de una gran agilidad en la expresión poética, donde se descubre un agudo ingenio, producto de la observación y de la experiencia. Formalmente su poesía se caracteriza por la variedad temática, que coincide con las diversas vivencias del poeta, y el uso de estrofas populares y cultas, que muestran su amplia formación cosmopolita.
LAMENTACIÓN SEGUNDA (4)
A mí de poco valer
desafías
pues a unos noches y días
rompas el arco blandiendo
ya las saetas que envías
no tocan las carnes mías
unas sobre otras cayendo
pues si quisieses queriendo
bien mirar
te deberías ya cansar de tanto me perseguir que después que supe amar
no tengo sangre por dar
ni azote por recibir.
SÁTIRA I (5)
Virtud en el mundo no cabe ni mora,
razón ni bondad no se usan ahora,
palabras sin obras se venden barato.
Faltar cada hora, mentir cada rato,
burlar de los justos se llama deporte. Ceviles (6) traidores prevalen en corte:
falsarios veréis robar beneficios;
ladrones a furia comprar los oficios
y a costa de Dios andar a solacio,
con ropas prestadas entrar en palacio;
groseros haber muy grandes partidos;
discretos y doctos hallarse perdidos
por no se allegar a la ruin usanza,
por ser los que deben, de buena crianza,
corteses, humildes y no frapadores.
De aquestos no curan los grandes señores,
de aquestos se pueblan los más hospitales.
Ofenden traidores, y pagan leales;
y sirven los buenos, y medran los ruines.
¡Benditos aquellos que miran los fines,
la vida y la muerte, y el cómo y el cuándo!
EPÍSTOLA I (7)
Manos mías que tembláis
sosegad un poco ahora
y escribamos si mandáis
a la mi diosa y señora
tan cruel
contadle el amor fiel
que en mis entrañas se pinta
borrad el blanco papel
con aquesta negra tinta
de pasión
hacedle tal relación
en los teñidos renglones
que crea que el corazón
queda en mil tribulaciones
del cual siento
que parten cada momento
para mi diosa gentil
suspiros de ciento en ciento
y afanes de mil en mil.
EPÍSTOLA VI (8)
Vos, hecha de miel y cera
tan cortés,
vos, toda buena, después
de tan noble condición,
ved que me echo a vuestros pies:
no me neguéis el perdón.
Si diréis a mi oración
siempre no,
ruego a Dios que me crió
que me mande así difunto
do pene más sólo yo
que el infierno todo junto.
HIMENEO (9)
Guarde Dios, señora mía,
vuestra graciosa presencia,
mi sola felicidad,
aunque es sobrada osadía
sin tomar vuestra licencia
daros yo mi libertad.
Pero en mi primer miraros
tan ciego de amor me vi,
que cuando miré por mí
fue tarde para hablaros
hasta agora
que de mí sois ya señora.
Habéisme muerto de amores
y dejáisme aquí en la plaza
donde publique mis yerros,
como aquellos cazadores
que desque matan la caza
la dejan para los perros.
Dondequiera que me halle
diré siempre que es mal hecho,
pues yo vos guardo en mi pecho,
vos me dejáis en la calle.
Bien me viene
que sin culpa muera y pene.
DIVINA (10)
¡Qué buena vista de prados,
qué yervas tan excellentes,
qué hermosura de fuentes,
qué belleza de ganados,
qué montañas, qué collados,
qué pastura, qué labrança,
qué barbechos, qué senbrados,
qué jardines, qué holgança!
¡Quán complida buenandança
por aquí tenemos nos!
¡Quán obligada es a Dios
la que tanto bien alcança!
NOTAS
(2) Palas Atenea es la diosa griega de la sabiduría, que adopta el nombre de Minerva en la mitología latina.
(3) Autor destacado del teatro extremeño del Renacimiento, coetáneo de Torres Naharro, fue Diego Sánchez de Badajoz (Talavera la Real, finales del siglo XVI). Sus veintisiete obras teatrales están reunidas en el libro titulado Recopilación en metro (1554).
(4) Advertencia (vv. 41-54) del poeta al Amor, cuyo maltrato lo ha hecho insensible a sus ataques.
(5) Dura crítica (vv. 36-56) contra los vicios de la época (falta de honradez, engaño, mentira, hipocresía).
(6) Ceviles: Personas civiles (que no son guerreros ni clérigos); prevalen: dominan; solacio: despreocupados; ruin: despreciable; frapadores: violentos; no curan: no se preocupan.
(7) Lamentación (vv. 1-19) por el sufrimiento que causa en el amado la indiferencia de la amada.
(8) Carta (parte final), que contiene la petición del enamorado a su amada de que muestre más interés por él.
(9) Monólogo del joven noble Himeneo (vv. 1-24) con el que declara su amor apasionado a Febea al comienzo de la comedia Himenea.
(10) Una dama alaba el entorno natural que la rodea en la jornada V de la comedia Jacinta. [recitado en el vídeo del final]
LUIS ZAPATA
(Llerena, Badajoz, 1526 – 1595)
Luis Zapata de Chaves nació en una familia de elevada condición. Su padre era comendador de la Orden de Santiago y mayordomo del emperador, y su madre era hija del Conde de Medellín. A los nueve años entra al servicio de la emperatriz Isabel (esposa del rey Carlos I de España) y, después, del príncipe Felipe (primogénito del rey), quien lo nombra caballero de la Orden de Santiago.
En palacio recibe de maestros humanistas una educación esmerada, en la que se intercalan la adquisición de conocimientos eruditos con el manejo de instrumentos musicales y el adiestramiento en las armas. Así Zapata con el tiempo alcanza el ideal de cortesano, pues fue un famoso caballero que se interesó por las Letras. Estas características personales le permiten acompañar en 1549 al príncipe en un viaje por Flandes, Italia y Alemania.
Vuelto a sus propiedades de Extremadura, su carácter escandaloso y derrochador provoca que sea encarcelado de 1566 a 1590 en Segura de la Sierra, Hornachos y Valencia de las Torres por orden real. Sin embargo, después lo nombra regidor de la ciudad de Mérida. En sus últimos años, se dedica a escribir y a practicar la cetrería en Valencia del Ventoso.
Es un poeta de importancia en la tradición épico-lírica de Extremadura. Su poema Carlo famoso (1566) es considerado el primero que trata del descubrimiento y de la conquista del Nuevo Mundo. Zapata inicia la escritura del poema en 1562 para ensalzar las hazañas de Carlos I. Sin embargo, se lo dedica a su hijo Felipe II (“a la Católica Real Majestad del Rey Don Felipe Segundo Nuestro Señor”), a quien acompañaba en su periplo por Europa cuando lo comienza en 1548.
Se trata de un extensísimo poema de cincuenta cantos en octavas reales, que comienza su narración en 1522 contando que el rey Carlos I se embarca en Flandes para visitar por segunda vez España y una tempestad le obliga a desembarcar en Inglaterra. El poema termina en 1558 cuando el emperador muere en el monasterio de Yuste (Cáceres).
En su amplio contenido mezcla hechos reales de la historia de España durante el reinado del Rey Carlos con otros fantásticos (indicados por él con asteriscos), donde destaca las gestas del Emperador, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Garcilaso de la Vega y famosos caballeros de su tiempo. Entre estos hechos, el poeta intercala una dura crítica contra la violencia que ejerce el hombre con sus semejantes y, sobre todo, contra la guerra que entonces era frecuente entre cristianos. Finalmente expone su añoranza por un tiempo feliz, donde reine la paz y la concordia entre los seres humanos.
El poema, que tardó trece años en escribirlo, resulta curioso porque contiene características llamativas: interés histórico, detalles atractivos cuando intercala leyendas como la de la Torre de Hércules de La Coruña, gracia cuando cuenta situaciones burlescas como la guerra entre gatos y ratones, descripciones de personajes alegóricos como la Envidia, alusiones a momentos gloriosos del Imperio y recuerdos de la conquista de América. (11)
Zapata también escribió el Libro de cetrería, donde muestra una gran afición por la caza menor con halcones, tradujo el Arte poética de Horacio y compuso Miscelánea (1592), una obra por la que fue un escritor tan apreciado que hasta el mismo Cervantes se inspiró en ella. La parte más entretenida se titula Silva de casos curiosos y es una llamativa recopilación de hechos autobiográficos, anécdotas, dichos, refranes, supersticiones, burlas, duelos y costumbres que Zapata describe con un tono espontáneo y desenfadado. Es, en definitiva, la reunión de los hechos más curiosos y gratos que había vivido en su larga experiencia de cortesano.
CARLO FAMOSO
[I]
Los hechos, las empresas, las hazañas,
el valor, y el poder de Carlo canto:
de Carlo Quinto, rey de las Españas,
y Emperador del Sacro Imperio Sancto;
sus obras de virtud, y esfuerzo extrañas,
(que al mundo admiración fueron y espanto)
trayéndolas yo ahora a la memoria
harán aquí una nueva, y grata historia. (12)
[II]
Cantaré de españoles juntamente
admirables, heroicas y altas cosas,
que siguiendo a un Señor tan excelente
hicieron memorables y famosas:
si la que está en su mano la corriente
del verso, más que Apolo y que sus diosas,
da favorable viento al cantar mío,
para con que navegue este navío. (13)
[III]
Que ciertamente de él, ni a mí me engaña
el amor que a sus hechos yo he tomado,
o nunca hubo jamás Rey en España
tan justo, ni hombre aun tan esforzado:
ni en el sagrado Imperio de Alemania,
quien más haya su cuerpo aventurado,
ni a quien tanto haya amado la ventura.
sin lo cual todo es humo, aire y locura. (14)
[IV]
Ya en medio de la mar la gruesa armada
de Carlo, iba ligera como pluma,
y de un norte fresquísimo llevada,
sacando iba del mar salada espuma.
Atrás quedan los puertos de la amada
Flandes, atrás los deja en breve suma:
ni se veía ya sierra alta, ni montaña,
y estaban cerca ya de ver la España. (15)
[V]
Colón pues inflamado de amor grande
que las Indias por él se descubriesen,
que como él (que cosmógrafo era grande
y leído) creyó que ciertas fuesen:
buscó luego algún Rey, Príncipe o Grande
que fuerzas para armar naves le diesen,
lo trató con el Rey de Inglaterra,
y con el portugués ricos sin guerra. (16)
[VI]
Y lo cierto por falso fue tenido,
y creídos los otros que mentían,
a Castilla Colón volvió escarnecido,
y ya las alas a él se le caían:
los Católicos Reyes que escogido
consejo, y de loor digno tenían,
dado fin a la guerra de Granada,
fue dellos la intención de él escuchada. (17)
[VII]
Armó en Palos Colón tres carabelas,
en las que metió veinte y cien varones,
en la una el General se metió, y de las
dos otras cargo dio a los dos Pinzones:
a un fresco temporal sus blancas velas
con contentos y alegres corazones
por agosto de mil y cuatrocientos
y de noventa y dos alzó a los vientos. (18)
[VIII]
Colón entró en el golfo encontinente
adonde no había ya palmo de suelo,
adonde no veía más que solamente
alrededor la mar, y encima el cielo:
así anduvo seis meses con su gente
de temor llena ya, y de desconsuelo,
y sería en tantos días tan sin cuento
explicar sus tormentas, gran tormento. (19)
[IX]
Los indios que de lejos descubriendo
tres naves no antes vistas, venir veían,
qué cosa fuese aquella, no sabiendo,
de admiración y espanto se henchían:
que sobre el mar las casas discurriendo
anduviesen, creer no lo podían:
con espanto de ver cosa tan fiera,
se allegaron por ver a la ribera. (20)
[X]
¡Qué plaga grande es ésta de la gente,
no dada a otro animal de otra ralea!
Un león no anda con otro diferente,
el oso con el oso no pelea,
no muerde una culebra a otra serpiente
ni una víbora a otra dentellea.
Al solo hombre, el hombre como extraños
le vemos proceder mortales daños. (21)
[XI]
Y no sólo en aquesto aventajados
los animales son al hombre indignos,
vestidos todos nacen y abrigados
de conchas, pelos, pluma y vellocinos.
Y aun los árboles nacen adornados
de corteza desde álamos a espinos.
Desnudo nace el hombre y sin guarida
y el lloro es el origen de su vida. (22)
[XII]
Dichosos fueron bien los que nacieron
en aquella hermosa edad dorada,
cuando aunque en abundancia lo tuvieron
la plata no tenían ni el oro en nada.
La tierra más le dio que le pidieron,
no por fuerza como hoy, sino rogada,
y sin tantas astucias tan malignas
sudaban miel y leche las encinas. (23)
[XIII]
Ni se había suertes hecho y dividido,
de todos y de nadie era la tierra,
ni había pena ni ley, ni el cruel sonido
de aquesta bestia fiera de la guerra,
que sobre este mío y tuyo, un apellido
que al hombre los sentidos tapa y cierra,
a despedazarse tan diligentes,
lo que los leones no hacen, van las gentes. (24)
NOTAS
(11) Otro poeta épico, que con Luis Zapata y Cristóbal de Mesa forma la tríada de la épica extremeña, es Alonso de Acevedo (¿Plasencia, 1550-1648?), autor de la epopeya De la creación del mundo (1615).
(12) Alabanza dirigida al rey Carlos I de España y V emperador de Alemania, protagonista del grandioso poema (Canto I, estrofa 1).
(13) Aviso del poeta sobre que va a difundir las hazañas de héroes que ayudaron a ensalzar la fama del emperador (Canto I, estrofa 2).
(14) Continuación de las alabanzas al Rey, que ahora es definido como justo y decidido (Canto I, estrofa 4).
(15) Relato de la buena travesía que realiza la flota del emperador en su viaje a España, cuando está a punto de ser divisada en el horizonte (Canto I, estrofa 8).
(16) Descripción de cómo Colón, convencido de poder hallar una ruta comercial por el oeste, busca financiación sin éxito (Canto XII, estrofa 28).
(17) Aprobación del proyecto de Colón por los Reyes Católicos, una vez que terminan la conquista de Granada (Canto XII, estrofa 30).
(18) Inicio de la empresa descubridora por Colón en 1492 con tres carabelas, gobernadas por él y los hermanos Pinzón (Canto XII, estrofa 32).
(19) Comienzo de los problemas del arriesgado viaje, pues se alarga sin conseguir avistar la tierra buscada (Canto XII, estrofa 36).
(20) Llegada de Colón a América y asombro de los indios al ver las tres carabelas, que creían casas flotantes (Canto XII, estrofa 45).
(21) Crítica contra el hombre por ser el único animal, que ataca con saña a sus semejantes (Canto XX, estrofa 1).
(22) Desventaja del hombre con respecto a los animales, que nacen vestidos, con refugio y sin llanto (Canto XX, estrofa 3).
(23) Añoranza por no haber nacido en una edad dorada pretérita donde se vivía en la abundancia (Canto XXII, estrofa 1).
(24) Queja por nacer en una época de continuas guerras, que enloquecen al hombre (Canto XXII, estrofa 2).
BENITO ARIAS MONTANO
(Fregenal de la Sierra, Badajoz, 1527 – Sevilla, 1598)
Siente una acentuada devoción religiosa desde niño, pues recibe de sus padres y del sacerdote de su pueblo una educación de acuerdo con la moral y la religión cristiana. A los catorce años escribe el Discurso sobre el valor y la correspondencia de las monedas antiguas con las nuevas y tiene conocimientos de Física y Astronomía.
Comienza su formación en Sevilla, donde estudia Arte y Humanidades y obtiene fama de poeta latino. A los 25 años, es nombrado poeta laureatus en Alcalá de Henares, en cuya universidad estudia Filosofía y lenguas semíticas (hebreo y arameo). Después, en la Universidad de Salamanca, aprende Teología y lenguas clásicas (latín y griego), es profesor universitario y amigo del poeta Fray Luis de León.
Aún joven visita Italia y conoce el Renacimiento, que deja una profunda huella en su carácter abierto. Ordenado sacerdote en 1560, su elevada formación le permite intervenir como teólogo en el célebre Concilio de Trento (1545-1563) en temas de la eucaristía y el matrimonio.
Sus deseos de perfección espiritual lo llevan a renunciar a su nombramiento como obispo y a retirarse para estudiar las Sagradas Escrituras, base de su poesía, a sus posesiones de la Peña de Alájar en Huelva (cerca de la frontera con Badajoz y de su pueblo), lugar donde le gustaba residir por la pureza del aire, la amplitud del cielo y sus extraordinarias vistas. Después, reclamado por Felipe II en 1566, fue su capellán y consejero de asuntos internacionales en Flandes y Portugal.
Además, el rey le encargó la supervisión de la Biblia Políglota (también llamada Biblia de Arias Montano), que en cinco idiomas (latín, griego, hebreo, caldeo y siríaco) realizaban sabios europeos en Amberes, donde también fue consejero del Duque de Alba (1568-1575), a quien reprocha su política represora en los Países Bajos. En 1576 el rey le encomienda la catalogación de la biblioteca de El Escorial.
Sin embargo, estas distinciones no lo libraron de la Inquisición que le abrió dos investigaciones sobre su origen familiar, lo detuvo en una ocasión y, después de su muerte, incluyó todas sus obras en el Índice de Libros Prohibidos. A esta persecución contribuyó el hecho de que el sabio extremeño fuera miembro del movimiento espiritual denominado Familia Charitatis que, siguiendo a Erasmo de Rotterdam, propugnaba una religiosidad sincera y el contacto directo con Dios.
Arias Montano fue uno de los humanistas más destacados e influyentes de su época por los amplios conocimientos que acumuló. Su profundidad puede apreciarse en su Historia natural (1601), en su dominio de las lenguas clásicas, semíticas, flamenco, alemán, francés, italiano y portugués, en su interesante epistolario y en que, aparte de escribir poesía en latín, elaborara con él su obra moral y filosófica (Rhetoricorum libri IV, 1569, Monumenta humanae salutis, 1571, Hymni et saecula, 1593).
En español compone poesías religiosas, sonetos y poemas extensos. Toma como modelo al poeta latino Horacio y siente preferencia por los textos bíblicos, especialmente por el Cantar de los cantares y los Salmos del rey David, de los que realiza excelentes traducciones y comentarios. También escribe sobre temas diversos con un lenguaje sencillo, cuidado y armónico, que sintoniza con las características poéticas de los reinados de Carlos I y Felipe II.
Así en su poesía aparece el humanismo, la reflexión, el gusto por el arte, el placer de vivir y el afán por conocer de la época del Emperador y los deseos de perfección, la atracción por las Sagradas Escrituras y la tendencia a versar sobre temas religiosos del gobierno de Felipe II.
QUIEN LAS GRAVES CONGOJAS HUIR DESEA (25)
Quien las graves congojas huir desea,
de que está nuestra vida siempre llena,
ame la soledad quieta y amena,
donde las ocasiones nunca vea.
En ella de paciencia se provea
contra los pensamientos que dan pena,
y de memoria del morir, que es buena
para defensa de cualquier pelea.
Mas el que está de amor apasionado
no piense estando solo remediarse,
ni con paciencia, ni acordar de muerte;
porque la causa trae de su cuidado
dentro en sí, y mientras más quiere alejarse
la fuerza del amor siente más fuerte.
SI EL ÁGUILA PINTASE LA BELLEZA (26)
Si el águila pintase la belleza
del gran planeta que gobierna el día:
aquel retrato más no mostraría
su vivo resplandor, y su lindeza.
Porque ella alza su vuelo en gran alteza,
y en ver la luz está fuerte, y porfía:
otro pintor terreno no podría
tal figura emprender por su flaqueza.
La luz de los misterios, que escribiste
padre de entendimiento más que humano,
tenía nuestra vida encandilada.
Hasta que por hacernos bien, le diste
del espíritu tuyo al gran Toscano,
que nos la muestra al natural pintada.
¿QUÉ ES ESTO, ENTENDIMIENTO? (27)
¿Qué es esto, Entendimiento? ¿Qué revuelta
te hace disparar de tu carrera,
que a aquello do menor razón se espera
te vas desatinado a rienda suelta?
Solías tú correr, parar, dar vuelta,
movido de la mano más certera
de la razón, llevando por bandera
la vela que el sentido al viento suelta.
Desesperado de mi luz avara,
que, cuando más pensaba ir atinando,
muy más sin tino y ciego me llevaba,
sentí, sin sentir cómo, otra tan clara
que aquella que primero me guiaba
me va tiniebla oscura remedando.
SI ALGUNA VEZ, MAÑANA, TE ARREASTE (28)
Si alguna vez, mañana, te arreaste
de rojos arreboles y colores,
y si a nueva canción los ruiseñores
con tu blandura fresca convidaste;
si alguna vez los campos rociaste
con aguas olorosas y licores,
si también produjiste nuevas flores
con que ninfas y bosques alegraste;
hoy cumple que nos muestres tus riquezas
los rayos de tu rostro variando
con la lumbre del Sol en el Oriente.
Destierra los pesares, las tristezas,
que hoy nace el gran Bautista deseando
señalar a su Dios entre la gente.
AL RETRACTO DEL POETA (29)
Divino entendimiento en que gran vuelo
sobre la humana fuerza, levantado
con dulce melodía, has celebrado
la muerte de Jesús, que nos dio el cielo,
donde se muestra claro, el gran celo
que tienes del Señor que te ha criado
pues el talento rico, que te ha dado
no lo empleaste en cosas de este suelo.
También se ve, cuánto bien pintada
en ti está, de su muerte la memoria
pues tan piadosamente la cantaste
por donde está, la fama aparejada
a coronarte, con tan grande gloria,
cuán grande es, esta empresa que tomaste.
PARÁFRASIS (30) DEL CANTAR DE LOS CANTARES (31)
Esposa
Aquel que en mis entrañas tiene nido
buscando, lo hallé entre sus vergeles,
que allí, por recrearse, era venido,
entre olorosas plantas y donceles,
cogiendo andar las rosas los he sentido,
los blancos lirios, flores y laureles:
mío es él, mío; y yo soy suya, es cierto,
de aquel que coge lirios en mi huerto.
Esposo
Eumenia dulce, y muy graciosa hermana,
hermosa más que Tirsa, y más amable
que la Jerusalén, ciudad galana,
más fuerte que una escuadra inexpugnable,
abaja la tu vista más que humana,
que es tu mirar un hito intolerable,
cuando alzas los tus ojos robadores
luego me rindo todo a tus amores.
Cuando yo el tu galán cabello veo,
de bellas cabras hato me parece,
de aquellas con que el monte Hiladeo,
cuando por él se extienden, se ennoblece:
tus dientes viendo, ser ovejas creo
cuya lana lavándose se emblanquece,
ovejas parideras a porfía
que entre ellas una sola no hay vacía.
NOTAS
(25) Alabanza a la vida retirada, que es beneficiosa para calmar intranquilidades, excepto la pasión de los enamorados.
(26) Elogio de la traducción de Las confesiones de San Agustín, cuyo autor es el padre Sebastián Toscano.
(27) Autocrítica moral del autor por la inestabilidad de sus razonamientos personales.
(28) Consuelo dirigido a una mujer mayor (que un día fue una joven hermosa), a la que el poeta alienta con la esperanza en Dios.
(29) Elogio dirigido al intelecto por haber dedicado todas sus energías a alabar la actuación de Jesucristo.
(30) Paráfrasis: Interpretación ampliada de un texto para hacerlo más comprensible. Tirsa: Primera capital del antiguo Israel. Hiladeo: Monte Gaad en Palestina.
(31) Diálogo amoroso (fragmento) entre la Esposa y el Esposo, que se declaran mutuamente su amor apasionado.
Francisco Vilela de Aldana posiblemente naciera en Alcántara, pues su familia era natural de este pueblo extremeño. Pasó su infancia en Florencia, culta y próspera ciudad italiana, donde su padre era militar al servicio de Cosme de Médicis, Duque de la ciudad. En este ambiente apropiado, el joven Aldana logra una densa formación humanística, pues aprende latín, estudia a los clásicos (Horacio, Virgilio, Ovidio), conoce la poesía petrarquista, que era el referente de la lírica de la época, y escribe sus primeros versos con el título de “Octavas de un verso español y otro toscano”.
Aldana es un modelo de caballero del Renacimiento pues, aparte de humanista, fue también un militar que participa en numerosas acciones de guerra principalmente en Flandes, donde alcanza fama de valeroso y llega a desempeñar el cargo de consejero del Duque de Alba. Por ser un hombre de Armas y de Letras, sus contemporáneos (entre ellos Cervantes en La Galatea) lo denominaron El divino capitán.
No obstante, con el tiempo se desengaña de la vida militar por los efectos destructivos de la guerra, añora sus años de juventud en Florencia y desea la vida retirada en contacto con la naturaleza. Después, Felipe II lo envía a Portugal para que aconsejara a su sobrino el rey don Sebastián sobre la arriesgada campaña que preparaba en el norte de África, con el fin de ampliar sus dominios exteriores conquistando el reino de Fez. Aldana congenia con el joven rey portugués, lo sigue en aquella descabellada empresa a Marruecos y ambos mueren en la batalla de Alcazarquivir.
El capitán Aldana sólo publicó un soneto en vida. Fue su hermano Cosme el que editó póstumamente su obra poética en dos tomos (1589 y 1591). Su poesía es apasionada, sensual, cálida, cercana y convincente. Trata la mitología, el amor, la angustia por el paso del tiempo, los desastres de la guerra, la espiritualidad y la burla con una delicada elegancia, que muestra la extremada sensibilidad del poeta y su formación humanista.
Sus sonetos amorosos tiene carácter neoplatónico y gozan de una fina sensualidad. En ellos, Tirsis (Aldana) expresa la imposibilidad de alcanzar el amor verdadero, pues su amada (Elisa, Filis, Flérida o Galatea) se muestra desdeñosa o se encuentra lejos y la añora. No obstante, también los amantes suelen aparecer en un plano de igualdad que sorprende en aquella época, lo mismo que el carácter espontáneo, cálido y directo de los diálogos que establecen entre ellos de una forma natural.
Además de sonetos de amor, compuso otros de tema existencial (expresan la angustia provocada por su soledad en Flandes, el paso del tiempo, su aversión contra la violencia), religioso (a Dios, a la Virgen, al Santísimo Sacramento) y circunstancial (a Felipe II, a su hermano Cosme, a Lucrecia de Médicis).
El resto de sus poemas tratan el tema moral, cortesano y militar. Utiliza estrofas y poemas cultos (tercetos, octavas, sonetos, epístolas), populares (especialmente la quintilla) e, incluso, el verso libre. De entre ellos destacan la Fábula de Faetonte (hijo de Apolo, dios del Sol, y la ninfa Climene, que pide a su padre conducir el carro solar, lo desboca y produce grandes males hasta que Júpiter lo fulmina con su rayo).
Además, de su producción sobresalen la Canción a Cristo crucificado (lamentación del poeta a los pies de la cruz), el Diálogo entre cabeza y pie (composición burlesca compuesta durante la convalecencia de una herida de guerra) y la Epístola a Arias Montano, al que conoció en los Países Bajos y admiró como gran humanista de su tiempo. Es considerada el precedente de la poesía mística española y contiene un sincero deseo de alejamiento del mundo y de encontrar refugio en la paz espiritual.
RESPUESTA A COSME DE ALDANA (32)
¡Oh dulce musa mía!, ¿cómo y qué es esto?
Pues cómo, ¿no solías, mi dulce musa,
de aquel celeste ardor toda inflamada
con que a tu Galatea fuiste agradable,
cantar tan dulcemente que juraba
la misma Galatea sobre sus ojos
(¡oh dulzura especial de juramento!),
so pena de perderlos, que no había
musa oído jamás de mejor gusto?
Y bien me acuerdo yo que allá en el monte
y allá en el valle, a la ribera del Arno
(¡ay monte, ay valle, ay Arno, ay mi ribera,
cómo vivo yo aquí lloroso y triste!),
delante de mi Hernadio, cara prenda
del alma mía, delante de mi Cosme,
delante de mi Silvio y de mi Arceo,
solía cantar mi musa tan suave
que todos me decían: “Pastor Aldino,
¡viváis, podáis vivir mil y mil años!”
En fin, en fin, la tenebrosa noche
salió de aquel dorado y claro día,
y como allá dejé la mejor parte
de mí, de amor, del tiempo y de fortuna,
allá quedó también, con bienes tantos,
la musa. ¡Oh musa mía!, pues calla, queda,
queda, quédate en paz, que aún pienso en breve
darte un millón de abrazos y de besos.
JUNTO A SU VENUS, TIERNA Y BELLA, ESTABA (33)
Junto a su Venus, tierna y bella, estaba
todo orgulloso, Marte, horrible y fiero,
cubierto de un templado y fino acero
que un claro espejo al sol de sí formaba,
y mientras ella, atenta, en él notaba
sangre y furor, con rostro lastimero
un beso encarecido al gran guerrero
fijó en la frente y de él todo colgaba.
Del precioso coral tan blando efecto
salió que al fiero dios del duro asunto
hizo olvidar con nuevo, ardiente celo.
¡Oh fuerza extraña, oh gran poder secreto,
que pueda un solo beso, en solo un punto, (34)
los dioses aplacar, dar ley al cielo!
POCOS TERCETOS ESCRITOS A UN AMIGO (35)
Mientras estáis allá, con tierno celo,
de oro, de seda y púrpura cubriendo
el, de vuestra alma, vil terrestre velo,
sayo de hierro acá yo estoy vistiendo,
cota de acero, arnés, yelmo luciente,
que un claro espejo al sol voy pareciendo.
Mientras andáis allá lascivamente
con flores de azahar, con agua clara
los pulsos refrescando, ojos y frente,
yo de honroso sudor cubro mi cara
y de sangre enemiga el brazo tiño,
cuando con más furor muerte dispara.
Mientras que cada cual con su designio
urdiendo andáis allá mil trampantojos, (36)
manchada el alma más que piel de armiño,
yo voy acá y allá, puestos los ojos
en muerte dar al que tener se gloria
del ibero valor ricos despojos.
OTRO AQUÍ NO SE VE QUE, FRENTE A FRENTE (37)
Otro aquí no se ve que, frente a frente,
animoso escuadrón moverse guerra,
sangriento humor teñir la verde tierra,
y tras honroso fin correr la gente;
éste es el dulce son que acá se siente:
¡España, Santïago, cierra, cierra! (38)
y por süave olor, que el aire atierra
humo de azufre dar con llama ardiente.
El gusto envuelto va tras corrompida
agua, y el tacto sólo apalpa y halla
duro trofeo de acero ensangrentado,
hueso en astilla, en él carne molida,
despedazado arnés, rasgada malla:
¡Oh, sólo de hombres digno y noble estado!
LA VANIDAD DEL MUNDO (39)
En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,
tras tanto varïar vida y destino,
tras tanto de uno en otro desatino
pensar todo apretar, nada cogiendo,
tras tanto acá y allá yendo y viniendo
cual sin aliento inútil peregrino,
¡oh Dios!, tras tanto error del buen camino,
yo mismo de mi mal ministro siendo,
hallo, en fin, que ser muerto en la memoria
del mundo es lo mejor que en él se esconde,
pues es la paga de él muerte y olvido,
y en un rincón vivir con la victoria
de sí, puesto el querer tan sólo adonde
es premio el mismo Dios de lo servido.
EL ÍMPETU CRUEL DE MI DESTINO (40)
El ímpetu cruel de mi destino
¡cómo me arroja miserablemente
de tierra en tierra, de una en otra gente,
cerrando a mi quietud siempre el camino!
¡Oh, si tras tanto mal grave y contino,
roto su velo mísero y doliente,
el alma, con un vuelo diligente,
volviese a la región de donde vino!
Iríame por el cielo en compañía
del alma de algún caro y dulce amigo,
con quien hice común acá mi suerte.
¡Oh, qué montón de cosas le diría,
cuáles y cuántas, sin temer castigo
de fortuna, de amor, de tiempo y muerte!
NOTAS
(32) Carta (3ª tirada de versos) enviada por Francisco de Aldana desde Flandes a su hermano Cosme, a quien le comunica su soledad y los recuerdos nostálgicos de sus años jóvenes en Italia cuando, junto a él y a sus amigos, componía felizmente poemas de amor en el entorno natural de Florencia y el río Arno.
(33) Reflexión sobre la fuerza purificadora del amor (Venus) sobre la guerra (Marte).
(34) “instante, momento”.
(35) Dura crítica basada en el fuerte contraste entre la dureza de la vida militar y la existencia cómoda del cortesano (seis primeras estrofas).
(36) “Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es”.
(37) Descripción de los horrores de la guerra, que finaliza con una censura moral e irónica contra la violencia bélica.
(38) Grito de guerra, que pronunciaban los soldados españoles a coro para aumentar su ardor guerrero ante la inminencia de la batalla.
(39) Opinión adversa del mundo pues el ser humano, después de superar tantos obstáculos, acaba en la muerte y en el olvido; sólo en Dios encuentra recompensa a sus desvelos.
(40) Deseo del poeta de ser libre en la elección de su destino para poder actuar naturalmente en la existencia sin la influencia de circunstancias adversas.
IMÁGENES
INTRODUCCIÓN: Retrato al óleo sobre lienzo (160,5 x 214,5 cm.) del rey Carlos I de España y de su hijo y heredero Felipe II, realizado por el pintor Antonio Arias Fernández en 1639 (1ª). Escena del descubrimiento de América donde, acompañados por un misionero, avanzan conquistadores por un territorio exótico (2ª). BARTOLOMÉ TORRES NAHARRO: Busto de Bartolomé Torres Naharro en su pueblo natal, Torres de Miguel Sesmero [fotografía de Juan Salguero Carvajal] (1ª). Fachada de la iglesia parroquial Nuestra Señora de la Candelaria (siglo XVI) [fotografía de Antonio Salguero Carvajal] (2ª). LUIS ZAPATA: Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la Granada de Llerena (siglos XIV-XVIII) (1ª). Portada de su libro Carlo famoso (2ª). BENITO ARIAS MONTANO: Imagen de Benito Arias Montano (1ª). Fachada de la iglesia Santa María de la Plaza de Fregenal de la Sierra (siglos XIII-XVII) (2ª). FRANCISCO ALDANA: Imagen de Francisco Aldana (1ª). Imagen del río Arno a su paso por Florencia [fotografía de Antonio Salguero Carvajal] (2ª).
VÍDEO POESÍA RENACENTISTA (de Extremadura, un bello poema)
Fotografía cabecera: Convento de San Benito en Alcántara
La Edad Media es un amplio periodo histórico que abarca desde la caída del imperio romano de Occidente (siglo V) al descubrimiento de América (siglo XV).
En el año 476, desaparece el imperio romano de Occidente ante las invasiones bárbaras. Hispania es ocupada por suevos, vándalos, alanos y visigodos (año 494). Estos últimos forman un reino con capital en Toledo, que se mantiene hasta la invasión árabe en el año 711, cuando su último rey, don Rodrigo, es vencido en la batalla del río Guadalete (Cádiz). Sin más resistencia, los árabes invaden la Península y se imponen a los pobladores hispanos no sólo militar sino también culturalmente. En el siglo XI, los cristianos que se habían refugiado en el norte de la Península comienzan la Reconquista. Los territorios recuperados adoptan la estructura de la sociedad feudal en tres estamentos: Nobleza, Clero y Pueblo. Con el paso de los siglos adquieren importancia el Rey y la Burguesía, que cambian la configuración de la sociedad medieval. Finalmente, los reinos cristianos, que se fueron expansionando lentamente hacia el sur, terminan la Reconquista con la toma de Granada (1492) durante el reinado de los Reyes Católicos.
Los primeros restos escritos de la poesía medieval española (antes debió de haber una literatura oral, que se ha perdido) son unos poemillas mozárabes del siglo XI llamados jarchas, donde una joven enamorada se lamenta de la ausencia o del desdén de su amado. En el siglo XII, el Mester de Juglaría difunde los cantares de gesta, que narran las hazañas de héroes (Cantar de mío Cid). En el siglo XIII y XIV, el Mester de Clerecía trata temas religiosos en poemas compuestos en cuaderna vía (Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, Libro de buen amor del Arcipreste de Hita). También destacan don Juan Manuel (el autor de El conde Lucanor, una colección de cuentos con moraleja final en verso) y los romances, composiciones orales que, recitadas por juglares en aldeas, pueblos y ciudades, comienzan a ser recogidos por escrito al final de la Edad Media, cuando se advierte su calidad literaria. En el siglo XV, Jorge Manrique compone las Coplas a la muerte de su padre, que conforman una bella y sentida elegía.
En Extremadura, durante la época visigoda, el arzobispo Mausona de Mérida preside el III Concilio de Toledo, donde el rey godo Recaredo abjura del arrianismo. Más tarde, durante la dominación árabe, surge con capital en Badajoz el reino musulmán aftasí, fundado por Ibn Al-Aftás, que dura desde al año 1022 al 1095. En el reinado de los monarcas aftasíes hubo un interés inusitado por la poesía no sólo en los niveles cultos sino incluso en las clases populares de donde surgieron numerosos poetas. Del reinado de su último rey, Omar Almotawakil, que fue muy amante de la cultura, se conservan textos de varios poetas que mantuvo en su corte.
La Reconquista llega a Extremadura en el siglo XIII. Cáceres es recuperada en 1229 y Badajoz en 1230. Ante la falta de personas para repoblar los territorios conquistados, se crean las Órdenes Militares de Santiago y Alcántara. Durante los siglos XIV y XV, Extremadura padece sequías, epidemias y guerras por el trono de Castilla y de Portugal. Los nobles, ante la debilidad del Rey y la escasez de población, incrementan sus latifundios. En 1942, la reina Isabel apoya a Cristóbal Colón en el descubrimiento y la conquista de América, donde los extremeños desempeñan un papel destacado. Como consecuencia Cáceres, Trujillo, Plasencia, Jerez de los Caballeros, Zafra y Llerena experimentan una época de esplendor.
El comienzo de la poesía medieval en Extremadura viene marcado por un epígrafe conmemorativo en latín de la reconstrucción del puente romano de Augusta Emerita en el siglo V, cuando gobernaba Eurico, rey de los visigodos. Del siglo XI se ha conservado en Badajoz un epitafio mozárabe dedicado al obispo Daniel y poemas de varios poetas árabes pacenses como Abd Al-Aziz, Abu Al-Hasán, Ibn ‘Abdun, Ibn Al-Sid y Abu ‘Amr Ibn Al-Fallas.
En el siglo XIV, cuando la palabra Extrematuram aparece por primera vez en la Chrónica Adefonsi Imperatoris para designar la frontera donde terminaba el reino de León, se localizan en la tradición popular de Extremadura las primeras muestras literarias en forma de romances, que fueron transmitidos de boca en boca a lo largo de los siglos.
Romance «La serrana de la Vera» interpretado por Miguel Ángel Gómez Naharro.
INSCRIPCIÓN DEL PUENTE ROMANO DE MÉRIDA (1)
Había deslizado las antiguas moles la vetustez destructora
la obra estaba desmoronada y rota de vieja.
La vía colgante por sobre el río había perdido el uso
y el puente, caído, se negaba a dar libre paso.
Ahora, en tiempo del potente Eurico, rey de los godos,
que ordenó cultivar las tierras que le fueron dadas,
el magnánimo Dux Salla ansió extender la fama
de su nombre y añadirle nuevos títulos,
pues, después de haber renovado la ciudad con magníficas murallas,
no paró hasta consumar este mayor milagro:
construyó arcos, fundamentolos por debajo de las olas
y superó, imitándola, la maravillosa obra del primer autor.
No dejó de persuadirle a crear tan gran monumento
el amor a la patria del sumo sacerdote Zenón.
Ciudad augusta, feliz, duradera por largos siglos
por el favor del Dux y del Pontífice.
LÁPIDA POÉTICA DEL OBISPO DANIEL (2)
Los fúnebres horrores de la muerte
dejó detrás de sí; pues ya se junta
justamente a los héroes, que en el cielo
blasonan de haber sido, acá en la tierra,
óptimo y venerable
lazo de santidad a muchas gentes.
Helos aquí debajo de la gleba
los despojos mortales;
de aquel que, pescador, como San Pedro,
las almas apresaba, y difundía
doquier la paz y luz del Evangelio.
De Cristo en el alcázar soberano
goza la clara vista del Eterno.
Su espíritu inmortal, cuyo principio
en el remate aconteció de enero
el año mil de la era y treinta y ocho. (3).
¡OH REY, DAME UN HALCÓN! (4)
¡Oh gran Rey, hijo de padres
insignes, de rango egregio!
El collar de tus favores
ha engalanado mi cuello
como los grupos de perlas
por hilo firme sujetos;
adorna ahora mi mano
con un halcón altanero,
ave de límpidas alas
y de mirada de acero;
de finas plumas combadasa
impulsos de aire norteño.
¡Con qué orgullo saldré al alba
–mi mano tendida al viento–
para cautivar lo libre
con lo que está prisionero!
EN LA BATALLA (5)
En el ardor de la lid
de Sulaima me acordé:
¡ardía la lucha como
yo cuando la abandoné!
Creí ver entre las lanzas,
de su talle la esbeltez
y así –cuando se inclinaron
hacia mí– … ¡las abracé!
¡OH PERFUME DEL JARDÍN! (6)
¡Oh perfume del jardín! Llega hasta mí por traspirar tu puro olor junto con los vientos de marzo.
La tierra está cubierta de espléndidos vestidos y el fuego de las flores casi la consumiría de no discurrir su riachuelo.
Las aves cantan escondidas por las hojas de los árboles, como si fuesen cantoras que en los auditorios se ocultan a la mirada de los hombres.
EL BÁLSAMO (7)
No hay que esperar paz entre la cabeza cogida por la mano de los combatientes y el cortante acero.
No te dejes arrastrar por el sueño de la fortuna abandonando el cuidado de tus intereses, pues ella emplea todas las astucias, pero sin mostrarse al descubierto.
¡Cuántas dinastías se han visto, a las cuales el favor divino había concedido el poder y, sobre las cuales, preguntada la memoria, no nos proporciona el más ligero recuerdo!
BADAJOZ (8)
Badajoz, nunca te olvidaré,
sea cual sea la ausencia
que de ti me tenga alejado.
¡Qué admirables son los árboles que te rodean!
El valle de tu hermoso río abre su camino
como si partiera de un tajo una túnica rayada.
PERDURARÁ LA MEMORIA (9)
Aunque se pudran sus miembros
bajo una capa de tierra,
perdurará la memoria
del hombre docto en las ciencias;
quien ignora es un cadáver
que por el mundo pasea
y –sin saber que está muerto–
por vivo se considera.
DIOS ES EL CONOCIMIENTO (10)
¡Oh, cuán mal califica a su Señor quien le atribuye ignorancia!
¡No estima a Dios en su verdadero valor!
Porque ¿cómo puede escapársele a Dios el conocimiento
de lo secreto y público de su criatura,
si Él abarca toda cosa y toda cosa
existe por su mandado?
ROMANCE DE LA BIEN CASADA (11)
Por tierras de Extremadura
entra el rey de Portugal:
–Yelves (12), mi querido Yelves,
que no te pude ganar,
si el conde me tomó Yelbes
su castillo he de tomar.
–Alto y noble caballero,
pues sois rey de Portugal,
mirad que el conde, mi esposo,
en el castillo no está;
este castillo lo guarda
una mujer nada más
y, no estando mi marido,
no es castillo, que es hogar.
–Albergue aquí me daréis
como a rey de Portugal.
–Albergue daros no puedo,
pues mi marido no está,
y un rey jamás atropella
del enemigo el hogar.
–Castellana que me vence,
¿qué nombre os habré de dar?
–Llamadme la bien casada,
bien casada y nada más,
y si queréis otro nombre:
bien dichosa, que es igual.
ROMANCE DE LOS INFANTES DE ARAGÓN (13)
Alburquerque, Alburquerque,
bien mereces ser honrado,
en ti están los tres infantes
hijos del rey don Fernando.
Desterrelos de mis reinos,
desterrelos por un año;
Alburquerque era muy fuerte,
con él se me habían alzado.
¡Oh, don Álvaro de Luna,
cuán mal me habías burlado!
Dijísteme que Alburquerque
estaba puesto en un llano,
véole yo cavas hondas
y de torres bien cercado;
dentro mucha artillería,
gente de pie y de caballo
y en aquella torre mocha
tres pendones han alzado;
el uno por don Enrique,
otro por don Juan su hermano,
el otro era por don Pedro,
infante desheredado.
Álcese luego el Real
que excusado era tomallo.
ROMANCE DE CAÑAS DORADAS (14)
En la batalla de Olmedo
cuando más furiosa andaba
entre el Rey Juan de Castilla
y el Rey don Juan de Navarra
mírala el Rey de Castilla
la cosa como pasaba,
a los que estaban presentes,
de esta manera les habla:
–¿Quién es aquel caballero
de la barba luenga y cana,
que trae la banda de oro
en colorado asentada
con las cabezas de sierpes
y por orlas las ocho aspas?
Parece león furioso
peleando en batalla,
pues echaba del caballo
al que le toca su lanza
y derribaba en el suelo
al que hiere su espada.
Ahí respondieron aquéllos
los que presentes estaban:
–Vuestro ahijado es, Señor,
el que vuestra alteza armara,
el que hoy armó caballero
de las espuelas doradas,
éste es Alfonso Barrantes
por nombre Cañas Doradas,
extremeño es en las obras,
como natural de Alcántara.
Ahí hablaba el buen Rey,
de esta manera les habla:
–Tomad ejemplo, mancebos,
de vejez tan señalada,
porque tales sesenta años
no andaban en la batalla.
ROMANCE EL MAYOR CASTIGO (15)
En la ciudad de Llerena
vivían dos nobles damas:
la reina doña María
y la reina doña Blanca,
que don Pedro de Castilla
allí tiene desterradas.
Eran las damas hermosas,
hermosas de cuerpo y alma.
En un lugar inmediato,
a menos de una jornada,
vivía el buen don Fadrique,
el conde de Trastamara,
gran maestre y caballero,
caído también en desgracia.
El rey don Pedro, en Sevilla,
con su querida se estaba,
doña María Padilla,
que a don Pedro dominaba.
La Padilla tiene celos
de la reina doña Blanca,
porque sabe sus virtudes,
porque la suegra la ampara,
porque defiende su bando
el maestre Trastamara.
La Padilla, enfurecida,
tiene celos, siente rabia,
y al favorito del Rey
le ordena sin más tardanza
que la libre de enemigos,
o perderá su confianza.
Don Alfonso, el favorito,
siente grande repugnancia,
porque nació caballero
en la tierra lusitana.
La Padilla, rencorosa,
le hace perder su privanza,
y don Pedro le destierra
de la corte sevillana;
le quita mando y haciendas
y de muerte le amenaza.
El portugués, ambicioso,
se prepara a la venganza,
y a la ciudad de Llerena
parte buscando las armas. (16)
NOTAS
(1) En el año 483, el Dux (gobernador) Salla de Mérida, animado por el obispo de Mérida Zenón, reconstruye el puente romano que era intransitable y manda colocar en latín esta inscripción conmemorativa de la restauración en el arco central del puente, que desaparece en una inundación del siglo XVII.
(2) Este texto presenta, de acuerdo con la concepción cristiana, la muerte de un obispo llamado Daniel como una liberación y la vida eterna como un premio. Se trata de un epígrafe poético del siglo XI, que es el único escrito mozárabe extremeño conservado en Badajoz, según asegura Antonio Rodríguez-Moñino en su Historia literaria de Extremadura; sin embargo, según Manuel Pecellín, «jamás ha sido hallado»…
(3) Es el año 1000 d. C. del calendario cristiano.
(4) En 1067, sube al trono Omar Almotawakil en cuya corte hubo un poeta llamado Abd Al-Aziz, del que se conserva este poema. En él pide al Rey un halcón, ave muy apreciada en la Edad Media para practicar la cetrería, que era una actividad propia de las clases elevadas.
(5) El autor de este poema es Abu Al-Hasán, hermano del poeta anterior, que destaca la pasión amorosa equiparándola al ardor guerrero. [recitado en el vídeo del final]
(6) Poema del poeta Ibn ‘Abdun, secretario del rey Omar Almotawakil, que percibe en el entorno natural la llegada de la primavera.
(7) Este poema (qasida), también de Ibn ‘Abdun, evoca la caída del reino aftasí de Badajoz.
(8) Poema del visir Abu ‘Amr Ibn Al-Fallas, un poeta árabe afincado en Badajoz, que refleja su atracción por la capital del reino aftasí, entonces un vergel situado junto al río Guadiana.
(9) Este poema es de Ibn Al-Sid, poeta árabe pacense, cuyo contenido alaba la sabiduría y rechaza la ignorancia.
(10) Es otro poema de Ibn Al-Sid, que pertenece a su Libro de los cercos y trata sobre la omnipresencia y la omnipotencia de Alá.
(11) El rey de Portugal quiere tomar un castillo de la frontera extremeña y se lo impide con sutiles razonamientos la mujer del dueño que, en aquel momento, se encontraba ausente.
(12) Elvas, pueblo fronterizo portugués emplazado a la altura de Badajoz.
(13) Este romance se hace eco de una de las frecuentes rivalidades entre reyes y nobles, que sucedieron en Extremadura durante la Edad Media. [recitado en el vídeo del final]
(14) Romance que tiene como protagonista a Alfonso Barrantes, un valeroso noble extremeño de Alcántara (Cáceres).
(15) Romance (vv. 1-44) donde doña María Padilla, amante del rey Pedro I de Castilla, intriga en la Corte para anular a doña Blanca, la reina, desterrada en Llerena.
(16) Los poemas de este apartado han sido extraídos de Historia literaria de Extremadura de Antonio Rodríguez-Moñino; Extremadura musulmana (Badajoz, 713-1248) de Manuel Terrón Albarrán; Romances populares de Extremadura de Bonifacio Gil y la web titulada Paseo virtual por Extremadura de Manuel Trinidad Martín, cuyos datos bibliográficos aparecen en la documentación de esta web.
IMÁGENES
INTRODUCCIÓN: Imagen de una torre y varias almenas de la muralla de la Alcazaba de Badajoz [fotografía de Antonio Salguero Carvajal] (1ª). Monjes de la Orden del Temple (2ª). POEMAS: Puente romano de Mérida [fotografía de Antonio Javier Salguero Pérez] (1ª). Árabe aficionado a la cetrería con un halcón (2ª). Dos juglares actuando: uno canta una canción o recita un romance, y el otro lo acompaña con música de un instrumento de cuerda (3ª).
VÍDEO POESÍA MEDIEVAL (de Extremadura, un bello poema)
Fotografía cabecera: Detalle de la alcazaba árabe de Badajoz
La Antigüedad es un período de la Historia que abarca desde el nacimiento de Jesucristo en el año cero (inicio del calendario cristiano, siglo I) hasta la caída del Imperio Romano de Occidente ante las invasiones bárbaras en el año 476 (siglo V).
Los primeros pobladores del espacio geográfico que hoy se denomina Extremadura fueron los celtas, que se instalaron dentro de sus límites hacia el año 1000 a. C. durante la Edad de Bronce. Siglos más tarde, en el año 218 a. C., los romanos invaden la Península Ibérica y, después de vencer a los pueblos hispanos y a los cartagineses, completan su conquista en tiempos del emperador Octavio Augusto. Seguidamente inician el proceso de romanización por medio del cual unifican la Península bajo su lengua y su cultura.
De este modo, los habitantes de Hispania (“tierra de conejos”) pasan a hablar el latín y a adoptar los usos y costumbres de Roma, y el territorio de la futura Extremadura se convierte en parte de la provincia de Lusitania con capital en Augusta Emerita (hoy Mérida), cuya población estaba formada por hispanos (celtíberos, lusitanos, túrdulos y vetones) y extranjeros (romanos, cartagineses, fenicios y griegos).
Es de suponer que el origen de la poesía oral en Extremadura se sitúa en los tiempos más remotos, cuando uno de aquellos pobladores celtas emitió la primera frase con sentido poético. Datar ese instante, sin embargo, es una tarea imposible porque, debido al carácter oral de aquel primer verso, el tiempo lo ha borrado de la memoria colectiva como también ha eliminado, durante siglos, incontables versos de amor, de animación al trabajo, de esperanza en el futuro, de alegría festiva, de pena por una persona fallecida o de alabanza a un guerrero (el historiador Apiano de Alejandría cuenta que, asesinado Viriato –año 150 a. C.–, el héroe lusitano que venció en varias ocasiones al ejército de Roma, sus guerreros entonaron cantos y poemas épicos en su honor).
Por el contrario, la piedra con su perdurabilidad y el culto a los muertos (muy arraigado en las civilizaciones antiguas) han permitido que hoy se conserven en latín (algunas también en griego) manifestaciones de los primeros textos poéticos escritos en Extremadura. Las huellas más interesantes de este lirismo se hallan en las inscripciones funerarias de las necrópolis de Augusta Emerita desde su misma fundación en el año 25 a. C. (1).
No obstante, en el siglo I, los textos fúnebres esculpidos en la piedra tienen un carácter meramente informativo con datos escuetos y sin ningún tipo de lirismo: “Consagrado a los dioses Manes. / Licinio Aecus a su hijo Fundano, / de 11 meses de edad y 11 días. / Aquí yace” (2).
El tono poético se lo imprime una frase que, procedente de la tradición romana, suele aparecer al final de las inscripciones en forma de anhelo trascendente, dirigido a la persona inhumada: SIT TIBI TERRA LEVIS (¡Que la tierra te sea ligera!), cuyo sentido metafórico le proporciona el multisignificado propio de un texto poético: Deseo … que la tierra no te pese, … que la muerte no te afecte, … que no sufras, … que vivas eternamente en paz.
Sería en el siglo II, cuando los epígrafes funerarios se convierten en poéticos al incluir sus autores en sus textos consideraciones existenciales con un tono trascendente, como sucede en esta inscripción grabada por un viudo sobre la estela fúnebre de su esposa fallecida: “Si algo me queda por vivir sobre dichos años, / cuéntese como si ahora hubiese yo fallecido” (3).
Este detalle, que cambia la función representativa del mensaje por la función poética, es decir, la información por la emoción, convierte a estos textos en las muestras más remotas de la poesía creada dentro de los límites del espacio geográfico que ahora se denomina Extremadura.
En la Edad de Plata de la poesía latina del Imperio Romano, hubo un poeta emeritense llamado Deciano, que fue un famoso abogado en Roma, del que solo se tienen breves referencias por su amigo el conocido poeta y punzante epigramista (Marco Valerio) Marcial de Bilbilis (Calatayud -Zaragoza- 40-104 d. C.), que lo califica en uno de sus epigramas como uno de los mejores poetas latinos, junto a Catulo, Virgilio, Séneca y Lucano. Y, en otra composición, lo define como una persona sabia, leal, equilibrada y honesta. Pero no proporciona más datos ni se ha conservado algún poema de este enigmático escritor emeritense. No obstante, Mérida le tiene dedicada la calle Poeta Deciano en la barriada de la República Argentina.
Otras manifestaciones líricas de la Antigüedad se pueden hallar en la región extremeña como, por ejemplo, el texto conmemorativo de la construcción del puente romano de Alcántara (Cáceres) del año 105 (siglo II), que no es una mera acumulación de datos sobre la edificación sino la manifestación del deseo de permanencia en el tiempo de su constructor, y una lápida del siglo V hallada en Salvatierra de los Barros (Badajoz), que contiene evidentes recursos poéticos.
INSCRIPCIONES
INSCRIPCIÓN DE PUBLIO VALERIO LAETUS (4)
Publio Valerio Laetus. Aquí yace.
Que la tierra te sea ligera.
INSCRIPCIÓN DE LUCIO VALERIO REBURIO (5)
Lucio Valerio Reburio, soldado licenciado, de 80 años.
Aquí yace. Que la tierra te sea ligera.
INSCRIPCIÓN DE CAYO SULPICIO SUPERSTES (6)
Cayo Sulpicio Superstes, hijo de Cayo, de la tribu Galeria,
de 38 años, duunviro de Metellinum por tres veces.
Para él las colonias de Emerita y Metellinum decretaron,
por orden de los decuriones, un lugar para su sepultura y los gastos del funeral.
Aquí yace. Que la tierra te sea ligera.
INSCRIPCIÓN DE MARCO CORNELIO POLIÓN (7)
De tal modo permita la fortuna que jamás hayas conocido el dolor,
que lo apartes de ti en cuanto puedas hacerlo,
que hayas conocido lo digno de piedad
que es el dolor cuando un joven es incinerado;
pide ahora en recompensa que tú, quienquiera que seas el que aquí estés,
digas: séate la tierra ligera.
INSCRIPCIÓN DE JULIANO (8)
Mi madre Gaiena ¡oh tú que caminas junto al sepulcro!,
construyó esta estela con mi padre Sóstenes.
Habiéndose lamentado mucho pues para mí, pequeño, era
el mes séptimo no completo; mi nombre Juliano.
INSCRIPCIÓN DE JULIA SOTIRA (9)
La más honesta entre las damas principales, Julia Sotira,
dulce amor, está oculta bajo este túmulo.
La veneración hizo cuanto pudo para quien aún más merecía.
Tú que lees esto, quienquiera que seas, di:
séate la tierra ligera.
INSCRIPCIÓN DEL PUENTE ROMANO DE ALCÁNTARA (10)
Los curiosos caminantes que de cosas nuevas son deseosos
y por doquiera que pasan viendo cosas señaladas quisieran saber el autor dellas,
por ventura preguntarán quién edificó este templo en esta roca del Tajo,
lleno del favor de los dioses y del emperador romano,
cuya hechura sobrepuja el arte.
Sepan los tales que el que hizo esta puente de tan soberbio edificio,
hizo el templo para pagar en él con sacrificios el favor y ayuda
que recibió de los dioses en el edificio de la puente,
cuyo nombre es Lacer, que hizo la puente y dedicó el templo,
porque los verdaderos sacrificios son los que aplacan a los dioses.
Lacer, por arte más divina que humana, edificó esta puente
que durará tanto cuanto el mundo durare y él mismo,
con mucha piedad y el favor de Trajano, consagró este templo
en honra de los romanos dioses, templo por dos causas sagrado,
conviene a saber, por los dioses a que se dedicó
y por el sagrado Emperador con cuyo favor y ayuda y en cuyo tiempo se acabó.
INSCRIPCIÓN DE JULIA ANULA (11)
Julia Anula, hija de Cayo, aquí yace.
Por el Hado nefando prevenida poco vivió;
la muerte arrebatóla cuando contaba dieciocho abriles de su joven edad.
Dile, ¡oh viandante!: séate la tierra ligera.
INSCRIPCIÓN DE SANTA LUCÍA (12)
Casta esposa, feliz mi vida hiciste,
relumbraban tus ojos como estrellas.
Al cielo, alma inmortal, pura ascendiste,
do reina Cristo y suben mis querellas.
NOTAS
(1) Unas inscripciones se pueden leer en los columbarios de la colonia Augusta Emerita, otras están expuestas en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y las restantes aparecen en Historia literaria de Extremadura de Antonio Rodríguez-Moñino, cuyos datos se exponen en la bibliografía.
(2) Texto funerario dedicado a un adolescente llamado Fundano por su padre.
(3) Texto funerario donde Antonio Saturnino expresa un enorme dolor por la muerte de su mujer, Ulpia Juniana.
(4) Texto funerario compuesto entre el año 25 a. C. y el año 25 d. C., que informa sobre la persona que allí descansa.
(5) Texto funerario (final del s. I.), que señala el lugar donde se conservan los restos mortales de un viejo legionario.
(6)Texto funerario (final del s. I), cuyos amplios datos destacan la importancia social del fallecido.
(7)Texto funerario (s. II) de este emeritense, hijo de Marco, miembro de la tribu Papiria, que manifiesta un gran dolor por su incineración.
(8) Texto funerario (s. II), donde se plasma el sufrimiento de unos padres (de ascendencia griega) por la muerte de su hijo con apenas siete meses de vida.
(9) Texto funerario (s. II), que contiene alabanzas dedicadas por Liberinos y Julia Liberina, a su esposa y madre respectivamente. [recitado en el vídeo del final]
(10) Texto conmemorativo (s. II) de la construcción sobre el río Tajo del puente romano de Alcántara (Cáceres) por el arquitecto Cayo Julio Lacer durante el gobierno del emperador Trajano. La inscripción se grabó en una gran plancha de mármol, que fue sujetada al puente por unos grandes dedos humanos de bronce y así permaneció hasta el siglo XVI, en el que se desmoronó.
(11) Texto funerario (s. III) con que Julio Fénix señala el lugar donde reposan los restos mortales de esta joven emeritense, hija de Cayo, y lamenta la influencia nefasta del destino.
(12) Texto funerario (s. V) encontrado en la ermita de Santa Lucía de Salvatierra de los Barros (Badajoz), donde un esposo patentemente entristecido alaba a su esposa fallecida.
IMÁGENES
INTRODUCCIÓN: Mapa de la división administrativa de la Península en tres provincias romanas; una de ellas es la Lusitania con capital en Emerita Augusta (1ª). Maqueta que reproduce idealmente la colonia y se encuentra en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (2ª). INSCRIPCIONES: Inscripción hallada en los columbarios de Augusta Emerita (1ª). Columbario de Augusta Emerita (2ª). Puente romano de Alcántara (3ª).
VÍDEO POESÍA DE LA ANTIGÜEDAD (de Extremadura, un bello poema)
Fotografía cabecera: Detalle de tumba romana en Mérida