Poesía Barroca (1600-1699, s. XVII)
INTRODUCCIÓN
El Barroco es, en buena medida, consecuencia de la Contrarreforma y del Concilio de Trento, que dejaron en nuestra cultura una profunda huella, pues España se erigió en país abanderado contra la Reforma protestante de Lutero. Esto provoca que se prohíba todo contacto cultural con Europa, la Inquisición acentúe sus acciones para preservar la fe católica, la actividad general decaiga, cunda el desánimo y el desencanto presida la vida. Este empobrecido ambiente se reflejará en todas las manifestaciones del arte y, en especial, en la literatura y la poesía.
En el siglo XVII, gobiernan tres reyes de la Casa de Austria. Felipe III (1598-1621) abandona las tareas del Estado y se las entrega a dos validos, el Duque de Lerma y el Duque de Uceda, que usan el poder para sus intereses personales, son responsables de una fuerte corrupción administrativa y agudizan el problema agrícola con la expulsión de los moriscos (1609).
Felipe IV (1621-1665) pierde la supremacía europea, mal aconsejado por su valido el Conde-duque de Olivares. La crisis se acentúa, pues se reducen las remesas de oro y plata procedentes de América, se abandonan las actividades productivas, el ambiente social es preocupante, aumenta la corrupción y la inmoralidad. Carlos II (1665-1700) es deficiente mental y la crisis económica, política y social toca fondo en su reinado. Con su muerte sin descendencia, desaparece la Casa de Austria de la monarquía española.
La literatura barroca se caracteriza por el pesimismo que le causa el fracaso de los deseos de armonía renacentista. Este desengaño provoca, en el contexto barroco, la idea de que el ser humano es incapaz de construir un mundo más habitable y la desilusión de considerar que la vida es un sueño o un teatro, donde al ser humano le ha tocado desempeñar un difícil papel para cuya interpretación no está preparado. Estas tristes perspectivas producen que el paso del tiempo y la muerte invadan la literatura y se llene de fuertes contrastes.
La lengua se elabora a conciencia culta, retórica e hiperbólica para expresar el desequilibrio espiritual sufrido. El autor barroco transmite su visión caótica del mundo eludiendo las normas, exagerando la realidad y deformando crítica y satíricamente el mundo. A la vez, intenta reducir su angustia vital con la acción para atenuar el desasosiego producido por un mundo descompuesto, que lo lleva a una desvalorización terrena y a refugiarse en la religiosidad ascética y mística.
Dos formas de expresión destacan en este ambiente: el conceptismo, que intenta decir mucho con pocas palabras aprovechando sus valores polisémicos, y el culteranismo que, al preocuparse más por la forma, utiliza profusamente los recursos literarios. Los autores más representativos de la literatura barroca son Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Lope de Vega (también fueron los poetas más destacados) y Calderón de la Barca.
En Extremadura, la economía del siglo XVII se basa en la ganadería ovina para la que se reserva la mayor parte de las tierras como pastos de invierno (trashumancia) que, además, eran propiedad de la Nobleza y de las Órdenes Militares y estaban apoyadas por el Concejo de la Mesta. Por el contrario, la agricultura era una actividad de mera subsistencia.
El siglo XVII es un periodo desastroso para Extremadura por una arrasadora epidemia de peste, que produce un descenso en la población, sequías que provocan malas cosechas y la guerra con Portugal (1640-1668), que afecta especialmente a las zonas fronterizas donde se producen saqueos, destrucción de cosechas, épocas de hambre y descenso de la población.
Sin embargo, no faltan en Extremadura artistas como Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos), uno de los pintores más importantes de la Historia del Arte universal, ni tampoco estudiosos como Rodríguez Pereira, natural de Berlanga (Badajoz), que fue un insigne matemático, intérprete del rey francés Luis XV e inventor del primer lenguaje de signos para sordomudos.
También hubo poetas destacados como Cristóbal de Mesa, que representa el paso del Renacimiento al Barroco y el desengaño típico de esta época decadente. Luisa de Carvajal, que supone la vuelta al ascetismo y la marcada religiosidad barroca impuesta por la Contrarreforma. Y Catalina Clara Ramírez de Guzmán, que expresa el desencanto, la ironía y la sátira barroca.
CRISTÓBAL DE MESA
(Zafra, Badajoz, 1561 – Madrid, 1633)
Perteneció a una familia de conversos, que estaba al servicio de los Duques de Feria. Se marcha a Sevilla, donde estudia Arte y, después, a Salamanca donde cursa Leyes y recibe clases del humanista cacereño Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense. Vuelve a Sevilla, donde entabla amistad con el dramaturgo Juan de la Cueva y el poeta Fernando de Herrera, del que recibe influencias, asiste a tertulias y academias literarias y en ellas presenta a Miguel de Cervantes.
Viaja a Italia, mantiene una estrecha relación con el famoso poeta épico Torcuato Tasso y se siente atraído por los clásicos (más tarde traduce la Ilíada de Homero y la Eneida, Églogas y Geórgicas de Virgilio). Regresa a España en 1591 ordenado sacerdote y busca un mecenas que le permita dedicarse a la literatura, pero no lo encuentra pues, después de servir al Duque de Béjar y al Conde de Lemos como capellán y preceptor de sus hijos, se vio obligado a depender de otros nobles.
Cristóbal de Mesa es un poeta épico que escribe tres epopeyas con las que quiso introducir en España la épica italiana, tomando como modelo Jerusalén libertada de Tasso: Las Navas de Tolosa (1594), donde narra la famosa batalla que Alfonso VIII ganó a los árabes. La restauración de España (1607), en la que ensalza la victoria de don Pelayo en la batalla de Covadonga, que inicia la Reconquista. Y El Patrón de España (1612), donde mezcla la historia y la devoción religiosa para contar la leyenda del apóstol Santiago. Escribió también tragedias (un género extraño en el siglo XVII) como El Pelayo o El Pompeyo (1618).
Además compuso en verso Valle de lágrimas y diversas rimas (1607) que, dedicado a su mecenas don Lorenzo Suárez de Figueroa, Duque de Feria, acoge en su primera parte poemas religiosos que titula Llantos. La parte central, denominada Rimas, está formada sobre todo por sonetos y las estancias de la “Fábula de Narciso”. La tercera, también titulada Rimas, contiene poemas laudatorios a nobles de su tiempo, sonetos morales, varias paráfrasis de los Salmos del rey David y del Beatus ille y un compendio del Arte poética de Horacio, donde opina sobre los géneros literarios que más apreciaba.
El tono de la obra es desencantado, pues concibe la existencia como una experiencia dolorosa que, en su caso, se acentúa por la decadencia de España. Pone como ejemplo seis figuras de la tradición religiosa entre la que destaca San Pedro, que se lamenta de su traición a Cristo.
En sus sonetos de amor se encuentra influido por el neoplatonismo, los clásicos latinos, el petrarquismo, Garcilaso de la Vega, Fernando de Herrera y Torcuato Tasso, la naturaleza, la brevedad de la vida y el paso del tiempo (carpe diem). Posteriormente evoluciona hacia la reflexión moralizadora del Barroco, pues concibe el amor como una emoción engañosa y destructiva, que lleva hasta la muerte al amado, acentúa su carácter irónico y mordaz y muestra una fuerte preocupación por la situación desastrosa del país.
Quizás, como una forma de contrarrestar esta intranquilidad, también manifiesta una profunda atracción por su pueblo natal y por Extremadura a las que, con nostalgia y orgullo, evoca por medio de referencias en distintas composiciones o de la dedicación de poemas a recuerdos y lugares de su mundo perdido.
A DON GÓMEZ SUÁREZ DE FIGUEROA Y CÓRDOBA
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NOTAS
(1) Poema de Valle de lágrimas, cuyo contenido es un elogio del tercer Duque de Feria.
(2) Poema (fragmento) de Valle de lágrimas, que acoge una alabanza a las hazañas guerreras de la casa ducal de Feria.
(3) Poema de Valle de lágrimas, que mezcla características renacentistas (positivas) y barrocas (negativas) para definir el amor de formas distintas a base de metáforas.
(4) Poema de Valle de lágrimas, donde aparece un juicio apasionado de Mérida y el pronóstico de un halagüeño futuro.
(5) Poema autobiográfico de Valle de lágrimas, cuyo contenido es una evocación nostálgica del poeta sobre su nacimiento en Extremadura y su deseo de morir junto al Guadiana. [recitado en el vídeo del final]
(6) Lamentación de Valle de lágrimas por los ataques que recibe España procedentes del poder musulmán, sin que nadie les ponga remedio.
(7) Poema de El Patrón de España, que crítica los vicios y la falsa apariencia de la Corte.
(8) Palabra de procedencia italiana que significa “delirio, pasión”.
LUISA DE CARVAJAL
(Jaraicejo, Cáceres, 1566 – Londres, Reino Unido, 1614)
Antonia Luisa de Carvajal y Mendoza fue huérfana desde niña. Por este motivo, primero vive al amparo de su tía María Chacón, camarera de la reina y, posteriormente, de su tío el marqués Francisco Hurtado de Mendoza, virrey de Navarra. Desde pequeña muestra una fuerte vocación religiosa, que se manifiesta en su temprano deseo de llevar una vida encaminada a la perfección ascética (usó la flagelación como penitencia corporal) y a la atención de los menesterosos. Su aya Isabel de Ayllón y su mismo tío alientan en ella esa arraigada atracción espiritual y solidaria. Así, acostumbrada al dolor, al sacrificio y a las privaciones, forja un fuerte y decidido carácter, que le permiten más tarde cumplir con sus anhelos.
Muerto su tío, forma una comunidad religiosa seglar en Madrid, donde vive en la pobreza a pesar de disponer de una cuantiosa fortuna, que dedica a la difusión de la fe cristiana y a socorrer a los necesitados. En 1605, marcha a Londres para convertir anglicanos al catolicismo, atender a los católicos perseguidos y realizar labores humanitarias.
Pasado el tiempo no sólo cumple estos objetivos sino que incluso crea la Congregación de la Soberana Virgen María Nuestra Señora. Esta sorprendente actitud la lleva varias veces a la cárcel e, incluso, en una ocasión pudo ser ejecutada, pero la salva su apreciada labor social.
Fue, por tanto, una mujer comprometida con su fe, muy activa, polémica, un producto de la Contrarreforma en definitiva, a quien sus arrebatos místicos la convierten en la mejor poeta religiosa del siglo XVII español. Sus versos contienen un intenso fervor religioso y describen el empeño de su alma por conseguir la unión con Dios, que ella materializa en la figura de Jesucristo a quien concibe como un buen pastor que guía su alma hacia la perfección moral.
Aunque tiene influencias de los místicos renacentistas, su forma expresiva es barroca por su lenguaje culto, rico y elegante con abundantes imágenes, que presentan la vida como una navegación y el amor como conquista bélica o como sufrimiento en una cárcel.
También es barroca su tendencia a usar abundantes recursos literarios, que enriquecen su cuidada expresión con antítesis, paradojas, personificaciones, hipérbatos, polisíndetos y anáforas. Además su actitud desengañada ante el mundo, su individualismo y su hiperactividad también son rasgos que la sitúan dentro de la poesía barroca.
Sus Poesías espirituales (1632) fueron editadas en Madrid. Son cincuenta composiciones: nueve sonetos, veintiún romances, siete redondillas, cinco quintillas, cuatro liras, una letrilla, una octava, una copla y un villancico. En ellas la poeta aparece con el sobrenombre de Silva y muestra influencias de la mística jesuítica con abundantes referencias a la Pasión de Cristo, a la Cruz y al Infierno.
Para explicar las inefables experiencias místicas entre su alma y Dios, se vale de metáforas relacionadas con la naturaleza, el bucolismo, el matrimonio e, incluso, la guerra, cuyo carácter intelectual compensa con un tono seguro, fresco y espontáneo.
También tiene un Epistolario, compuesto por 180 cartas, y un relato autobiográfico, donde cuenta con detalle sus experiencias vitales.
ROMANCE ESPIRITUAL DE SILVA (9)Madre, siendo niña, No sentí su fuego Ya no soy de nadie
SONETO ESPIRITUAL DE SILVA (10)¡Ay, soledad amarga y enojosa, Prueba de amor terrible y rigurosa, Fragua, que en vivo fuego me convierte, Bravo mar, en el cual mi alma engolfada,
LIRAS ESPIRITUALES DE SILVA (11)Dulce y fiel esperanza, Encerrado en mi pecho, Porque sin ti, mi vida
QUINTILLAS ESPIRITUALES DE SILVA (12)Llora Silva, y su Pastor En las niñas de los ojos Y viéndola él afligida
OCTAVA ESPIRITUAL DE SILVA (13)Cuando vuelvo los ojos a mirarte, Y herida del ligero pensamiento
SONETO A UN HOMBRE QUE CAYÓ EN LA CULPA (14)Infeliz hora, desdichado punto, Parezco vivo, mas estoy difunto; Lágrimas, suspirar, amargo llanto, desde agora será mi dulce canto, |
NOTAS
(9) Poema (vv. 1-22), cuyo título es seguido por esta glosa sobre su contenido: “En que refiere el tiempo y modo con que fue Nuestro Señor ganando el alma y robando la voluntad para sí, con lo demás que a esto se sigue”. La poeta cuenta cómo se vio atrapada por el amor de Dios ya en su infancia.
(10) Al título lo sigue una glosa que dice: “A la ausencia de su dulcísimo Señor en la Sagrada Comunión”. Poema místico, donde la amada se queja de la ausencia del Amado.
(11) El título es seguido por esta glosa: “Sobre sus sentimientos de ausencia de Nuestro Señor”. El texto son las tres primeras liras del poema, que recogen la necesidad de encontrarse en presencia de Cristo.
(12) Desdén del Pastor (Jesucristo) que, como un enamorado cualquiera, hace caso omiso a las lágrimas fingidas de su amada (Silva).
(13) Al título le sigue esta aclaración: “Sobre interiores sentimientos del alma”. Ambas octavas (1ª y 2ª) contienen la descripción de cómo se puede rechazar las vanidades del mundo y refugiarse en el regazo de Dios.
(14) Poema cuyo título va seguido por esta glosa: “Y se reduce a penitencia”. Es un acto de contrición de un pecador que expone el deseo de enmendar sus errores.
CATALINA CLARA RAMÍREZ DE GUZMÁN
(Llerena, Badajoz, 1611 – ¿1670-1684?)
Poco se conoce de la vida de esta poeta extremeña, que perteneció a una familia de linaje pues su padre era oficial de la Inquisición en Llerena y su madre descendía del Gran Maestre de la Orden de Santiago. Desde niña mostró un vivo interés por la poesía. Posiblemente se mantuvo soltera por no poder casarse con su hombre ideal, Juan Bernardo de Almezquita, por desavenencias entre las dos familias.
Su carácter alegre y animoso, unido a su habilidad versificadora, la hacían imprescindible en cualquier acto o fiesta celebrada en Llerena, donde era una mujer muy popular. No obstante, en su pueblo pasó una monótona existencia, que trató de mitigar convirtiéndose en una aguda observadora de los escasos sucesos ocurridos en aquel ambiente provinciano. Murió en Llerena entre 1670 y 1684.
Su poesía se encuentra reunida en dos Cancioneros, que contienen 118 composiciones profanas, hecho llamativo en una época donde las poetas solían versar únicamente sobre temas piadosos. Su temática suele referirse a hechos sociales sucedidos en Llerena, de los que se hacía eco a modo de diario.
También escribe poemas a su familia y a sus amigos, a los que suele citar con nombres supuestos (Silvia, Tisbe, Píramo, Anarda), poemas amorosos donde muestra una decepcionada concepción del hombre, quizás por algún desengaño personal, y poemas sobre sucesos curiosos, burlescos e intrascendentes.
Además trata temas de la naturaleza, que describe en sus distintas estaciones, y asuntos cotidianos como los motivos que incitaban a muchas jóvenes a la vida religiosa, la situación de las viudas o la fiesta celebrada por el nacimiento de un príncipe. No obstante, lo más apreciado de su producción poética son sus poemas morales y filosóficos, donde se lamenta de la simpleza de su vida, de la imposibilidad de gozarla y de la muerte.
Emplea versos, estrofas y poemas variados, pues suele usar el octosílabo y el endecasílabo y acomodarlos en redondillas, coplas de pie quebrado, décimas, seguidillas, romances, sonetos y silvas. Luego a estas combinaciones les imprime una elegante perfección con un inteligente juego de conceptos y una fina ironía.
Catalina Clara Ramírez de Guzmán (Clori es su seudónimo) es una poeta barroca, que juega con los conceptos, tiene espontaneidad significativa, goza de habilidad versificadora y muestra un temperamento satírico parecido al de Quevedo.
En su poesía se presenta unas veces con espíritu distendido ante la alegría de vivir y otras con ánimo desencantado, afectada negativamente por el rápido paso del tiempo.
Sin embargo, no se vio influida por los condicionantes morales ni religiosos de la época y, por esa causa, su poesía resulta cercana, espontánea y auténtica, pues su elegante estilo conceptista le permite componer la sátira con gracia e ingenio y, al mismo tiempo, evitar el mal gusto que es propio de este género mordaz.
Escribió también una novela (hoy desaparecida) titulada El extremeño, cuya trama transcurría durante una vendimia e intercalaba versos con prosa en un ambiente pastoril y caballeresco.
AL TEMOR (15)Deja vivir, temor, a mi esperanza No tengo en sus promesas confianza Si esperar la esperanza me entretiene, No me niegues, Temor, tan corto aliento,
OTRAS REDONDILLAS QUE EMPEZARON
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NOTAS
(15) Petición al temor de que deje a su esperanza abrigar ilusiones.
(16) Lamento por la fugacidad del tiempo y por padecer una vida insulsa.
(17) Sátira por la invitación a una comida, que resulta escasa.
(18) Deseos de libertad, materializados en un arroyo que, animoso, avanza buscando su propio camino.
(19) Crítica contra un hombre llamado Julio, porque no sabe escribir.
(20) Declaración que expone el malestar emocional sentido por la ausencia de una amiga, de la que necesita su compañía.
(21) Sátira dirigida a un hombre de baja estatura.
IMÁGENES
INTRODUCCIÓN: Cuadros de Felipe III (1ª), Felipe IV (2ª) y Carlos II (3ª), realizados por los pintores Pedro Antonio Vidal, Diego Velázquez y Juan Carreño de Miranda, respectivamente. CRISTÓBAL DE MESA: Gómez Suárez de Figueroa, duque de Feria (1ª). Portada principal de la iglesia de la Candelaria de Zafra, s. XVI (2ª). LUISA DE CARVAJAL: Luisa de Carvajal (1ª). Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Jaraicejo, s. XVI (2ª). CATALINA CLARA RAMÍREZ DE GUZMÁN: Prototipo femenino de la época barroca (1ª). Muralla árabe de Llerena (2ª).
VÍDEO POESÍA BARROCA (de Extremadura, un bello poema)
Fotografía cabecera: Detalle de nazarenos en la Semana Santa