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Poemas de carácter existencial

III

Y OTROS POEMAS

POEMAS DE CARÁCTER EXISTENCIAL

POEMAS EN CANCIÚNCULAS [1]

AMOR [2]

«De Bécquer a mí»[3]

I

¡Tus manos entre las mías!

manos blancas[4]

y finas.[5]

Yo besaba la punta de tus dedos

y tú a mi ingenuidad

le sonreías.

II

Al oído te decía,

con un misterio muy grande,

que te quería.

Era caliente mi aliento.

Tú murmurabas: -muy bajo,

dime muy bajo el secreto-.

Se iban cerrando tus párpados,

-yo sé por qué-, tú sin embargo

decías que era de sueño.

III

En tu boca me ofreciste,

como una fruta madura,

todo el amor que podías.

Prometí cederte el mío,

pero en el fondo de mi ser sólo se oía

una voz orgullosa de hombre loco:

-¡eres mía, eres mía, eres mía!-.

NANA [6]

«De Bécquer a mí»[7]

No pidas amor ahora.

Duérmete.

No pidas amor ahora.

Duerme con sueño tranquilo,

como sueña la amapola,

al sol, al viento, al olvido.

Deshójate en la aurora

por tu poder. Sé tú. Siéntete

a ti misma sola,

luego quizás te amaré.

Cuando se haga la noche

en ti. Cuando todo esté tranquilo,

¡quizás pueda ser entonces

de tu corazón dormido!

No pidas amor ahora.

Duérmete.

ALBA [8]

l canto de los grillos hacen temblar las estrellas

y los pozos secos.

Las hojas de los árboles se enteran de todo

y vibran como dedos, ……

-(Los lirios ya no están, se fueron para siempre

se fueron)-.

El horizonte incansable lanza manadas

de cuervos

-(¡Se despiertan tan temprano

los pájaros negros!)[9]

El cielo tiene las hojas de los lirios,

de los lirios muertos.

Huele el campo a campo y la flor a flor

y los árboles a viento,

(La noche queda dormida en el fondo

de los pozos secos).

MI PIE DESNUDO [10]

Nadan uvas en el río

que llevan trozos de luna.

Nadan ojos que me miran

y no me verán nunca.

Bebe el aire en las olas

(mi cuerpo es el aire …)

la virginidad del río.

Mi pie desnudo te siente

arena, sol, tarde, agua.

Mi pie desnudo te siente

como un trocito del alma.

SONRISA [11]

¡Qué mundo tienes, hombre,

metido en la cabeza!

Tu alma no es el sobre

de tu corazón …

(Sonrisa de cobre frío

entre dientes de cobre).

POEMAS DEL BORRADOR DE PULSACIONES [12]

Y LA SOMBRA DE LOS ÁRBOLES SE ALARGABAN [13]

Y la sombra de los árboles se alargaban.

Para dar más paz al campo, para hacer del campo un muerto

todas las fibras callaban.

Allí el jardín, aquí el olor de sus flores y el huerto

del amor. La hierba verde brillaba.

Tenía cerca, muy cerca de mí, un ciprés yerto.

La luna se deshace al llegar la madrugada.

Eché mis cuentas de la noche: solo en ti, solo en ti yo meditaba.[14]

ALMENDRO [15]

…… Y fue la luna de enero

que quedó su plenilunio

clavado en tus ramas secas

como una cifra de ceros.

De ceros que florecían

en la yema de tus dedos.

…… Y fue la nieve cogida

por las manos del almendro;

plumas de blancas palomas

mensajeras de luceros.

Canas de Dios enredadas

entre ramas y entre viento.[16]

…… Y son tus flores la blanca,

la blanca luz de los cielos.

Te respiro candorosamente pura

en el hojal del invierno.

En mis sentidos te siento

primavera primera de almendro.

El campo pone la mesa

y en la mesa un gran florero.

SAN JOSÉ

San José mira la vara

que le retoña en el aire.

San José nota que el día

florece más en la tarde.

El Niño Jesús lo llama,

mirando su cara, padre.

Él lo lleva de la mano

por un marzo petulante

de flores, nidos y pájaros;

de nervio, venas y carne.

¡Al Niño cuando fue hombre

marzo le bebió la sangre!

LIRIOS

Las campanitas del cielo

se cayeron en el campo.

El rocío le dio lágrimas

antes que tuvieran llanto.

Es mar azul y dormido

que Dios le tiende su manto,

la pradera de los lirios

¡Qué lago del camposanto!

CARRERA

De flores, aires y cantos

me voy hacer un collar

y después voy a pisar

teniendo descalzo el pie

en una carrera cruel

todas las flores de abril.

ROSAL

¿Por dónde ha entrado

la primavera en las ramas del romero?

¿Por dónde se fue el noviembre

que latía en el ciprés?

¿Por dónde entró en mi corazón podrido

este ardiente deseo de amarlo todo?

…. Y estaban llenas de besos de ángeles

-coros de color, gritos en coro-

las ramas de los rosales.

OTOÑO EN MI PRIMAVERA [17]

¡No sé por qué reías

si yo, otoñal ya, te hablaba en serio!

Tú creías que sólo para ti las flores florecían

que no tenía flores dentro de mi cementerio.

Debajo de mi solapa aún palpita

el corazón, en los dedos lo siento

cuando pongo la mano como invita

el estilo de hidalgo de otro tiempo.

Escucha, escucha atenta mi poesía

y que en tu oído sea huracanado viento.

¿No ves cómo la noche guarda al día

y al mar el caracol, donde llevaba el cuerpo?

Que tus ojos se cierren en los míos

al contacto caliente de mis versos

y tengas en la médula el frío

tembloroso de la emoción del beso.

Mi corazón palpita todavía

en el fondo arenoso del chaleco.[18]

(Pero, ¿qué digo? ¿Que mi corazón por ti latía?

Pues no señor, no era eso,

lo que sonaba es el reloj que yo había

heredado, hace tiempo, de mi abuelo).

MI CALAVERA

Hoy sin falta me encargo

la radiografía de mi cabeza,

quiero ponerla en mi despacho

que presida el trabajo sobre la mesa.

Hoy, sin falta, tendré las cuencas de los ojos

sin postales de paisajes y sin lágrimas,

mirando en el vacío, su vacío,

también habrá una sonrisa amarga

interminable, de granito, de cobre frío,

triunfando sobre la misma muerte

sobre mí mismo.

LUTO [19]

Yo tenía, como cualquiera,

un sombrero y una flor.

Al sombrero el viento se lo llevó.

La flor la fui deshojando ….

Ahora sólo me queda

el dolor en los dedos de la mano,

y una cinta negra

que me aprieta en el brazo.

PANORAMAS EN LOS CRISTALES. CUADROS [20]

Panoramas en los cristales. Cuadros.

Postales de colores. Tarjetas de soldados.

Árboles, montes, valles y huertos

en mis ventanas pintados.

Echo las persianas y cierro las puertas,

me encaro con los libros

que tengo en el despacho.

Novelas, novelas, novelas y versos

Historia, Filosofía, Críticos literarios …

………………………………………………….

Me ahogo entre tantos libros disecados

y vuelvo a abrir las ventanas para que entre

en mi habitación el campo.

PARDO, VERDE, AMARILLO [21]

Pardo, verde, amarillo

en el fondo del tambor.

Le da color a la tierra

el arado, la lluvia, el sol.

Tiene el campo remiendos

hechos por el labrador.[22]

ABRÍ TU BALCÓN Y MIRA [23]

Abrí tu balcón y mira

lo que tú creías un nudo

de la tarde con el sol,

es nido de golondrina

con cuatro picos agudos

en un solo corazón.[24]

HERIDO EL HUMO DE CHIMENEA [25]

Herido el humo de chimenea,

derrama sangre en los tejados,

globos de aire, las campanadas,

globos en el vacío de aletazos de pájaros.

En los cristales de mis gafas

golondrinas afilan su canto,

se deshoja, como una margarita,

la cigüeña volando.

Palpita el corazón de la tierra

dentro de un pecho de barro.

DENTRO DE UNA NUBE …

Dentro de una nube los pájaros cantan

y los olivares se deshacen en niebla.

Un tren pasa

como aguja que cose la tierra.

Las nubes, las hojas, el campo …

un momento callan,

y mi alma tiembla.

QUÉ PEQUEÑO ME ENCUENTRO CUANDO SIENTO [26]

Brindis desde aquí a mi gran amigo L. Mejías[27]

Qué pequeño me encuentro cuando siento

suspirar las estrellas en el cielo;

el alma va creciéndose en sí misma

y se seca como una hoja el cuerpo.

La noche debe ser el día de rodillas,

vestido de luto por el sol que ha muerto.

Por no ponerme triste me iré a casa

y haré a la luz eléctrica mis versos.

¡Que no quiero morir, es aún temprano!

¡Que se le rompa el reloj al tiempo!

¡Vivir, vivir, vivir y estar como yo estoy

tan alegre, tan dichoso, tan contento …

porque mi corazón palpita todavía

en el fondo arenoso del chaleco![28]

PUEBLO

Tan bonito, tan sereno.

Con sus casas, de geometría,

de cartón, de viento.

-(¡No parecía pueblo!)

Alacenas, con papeles de colores,

con mohoso silencio,

con olor a campo en embutido.

-(¡No estaba allí el corazón del pueblo!)

Tan limpio, tan bello,

como si Dios hubiese allí quedado

cristales al evaporar su aliento.

Dormía, soñaba, como sólo es capaz

de dormir y soñar un pueblo,

con la cabeza apoyada

en el cementerio.[29]

OTRA VEZ LA SOLEDAD [30]

I

¡Déjame en mis insomnios recordar!

No vengas como esta noche

con ese traje negro,

                               soledad.

¡Deja ya a mi compañera

dormir con serenidad …!

¡Mientras estemos los dos

no debes de venir más!

II

Si estoy solo, te deseo.

Con alguien tengo que hablar.

Pero, por Dios, no traigas

ese reloj en la mano

                                soledad,

(que suena a corazón de teatro

a corazón de metal).

DOMINGO DE RESURRECCIÓN [31]

Todos los pájaros se han citado

a comer en el cielo este domingo.

Se deshace en niebla de ceniza

la copa verde del olivo.

El sol al aire gris de la mañana

intenta pintarse de amarillo.

En una nube blanca navegan

cantando los pájaros a gritos.[32]

NOCHE VIUDA

Una cueva,

y más allá las flores, (si las hay), están a oscuras.

Yo entré sin luz en la mano, el corazón apagado

y el alma muerta (¡y bien muerta!) de ver un cielo sin luna.

Me acariciaba sensualmente las espaldas

y los hombros, (loca y en plena locura),

esta noche toda ciega, toda en duelo,

con su voluptuosidad desnuda.

Se le había muerto el día y la enterraron

aún con vida porque se quedó viuda.

CLAVELES

¿Que entran las flores en el cantar del campo

que su olor le emociona y tienen un temblor

flotante en sus hojas, una idea secreta

y sensibilidad de mujer rodeando su color?

¿Qué sentirán las flores en el silencio del campo

cuando el oído sobra y sólo quedan ojos

que huelen lo que ellos van creando …?

¿Y en la ciudad, qué pensarán las flores en las manos

en las manos abiertas del sol?

¿Qué sentirán los claveles rojos en mi ventana

que por sentir han puesto al aire el corazón?

EL CUERPO EN EL CAMPO. LOS OJOS EN EL CIELO [33]

Mensaje a L.F. para el más allá.[34]

I

El cuerpo en el campo. Los ojos en el cielo.

Los perros (feroces perros) mordiendo mi carne

que cortan a trozos y comen deprisa

detrás de los árboles.

En la boca llantos. En la boca risas.

Los perros palpan mi corazón, lo huelen y lamen,

y por fin -(fruta de venas)- me clavan sus dientes

de finos puñales.

Se abren mis músculos. Se abren las fuentes.

Entre la hierba los coágulos de sangre

parecen amapolas viejas y secas mordidas por labios

por labios que arden.

II

Despierto estoy. Mis ojos sin engaño

me ven, me tiran, me contentan. ¡Estoy despierto!

Aún siento, amigo del alma, dónde estuvo sembrado

y floreciendo el cuerpo.

No recuerdo bien todos mis pasos,

¡ni siquiera recuerdo bien todos mis besos!

Pero sé que vivo aunque a las sombras

alumbren ya mis huesos.

DESNUDÉ NO SÓLO EL CUERPO SINO EL ALMA [35]

Desnudé no sólo el cuerpo sino el alma

en la lluvia de agosto ya maduro.

Se llenó mi corazón con agua clara

(mi corazón maduro).

El tiempo de mis ojos se escapaba

resbalaba por mis nervios y caía

y su sombra era una sombra blanca

-(el tiempo se moría)-.

Mi sangre se vertía loca en la mirada

y las lágrimas se hacían en mis ojos

porque mis labios besaban a la nada

(la alegría se vistió de rojo).

EL VERSO [36]

A Manuel López Robles[37]

Despertaban las estrellas

al sonido de mis pasos.

Tienen sueños las hojas

bajo la sombra del árbol.

Y se ha quedado, todo

sin voz, sin ojos, sin manos.

Vuelven a oírse pisadas

en el olor del campo

de las estrellas que aún

se encuentran parpadeando.

(La palabra se murió

y quedó el verso flotando).

EL OLIVO

(mi Oración del Huerto)

El tallo del olivo es tierra del llanto

ya seca por el viento. La sombra

siempre tiene viva forma

que comulga mi ánimo.

La copa me ofrece en sus ramos

el sabor gris de la tristeza

y me invita a reposar, y el cerebro reza

la oración de los treinta y tres años.

Se va la vida pero queda el olivo,

tierra sobre tierra, de tierra el corazón

dirá mañana a todos, no exento de dolor,

que yo he llorado un día …

(que yo he llorado un día

y he besado su tronco al recordar a Dios).

SE HIZO ASÍ RUINA LA NOCHE

Los árboles se hicieron piedra dura,

cuando la noche tocaba la oración.

Ante el silencio blanco de la luna,

la montaña enseña a su dolor.

Se alza un monasterio de campo

con murallas sonando a perdón.

Mis manos cruzadas sobre el pecho

tenían en los dedos corazón.

Un ciprés ha salido a mi mirada.

Una cruz en las espaldas de Dios.

El fraile que en mí latía ha despertado

y pasea los siglos que durmió.

(A latín huele la hierba y el tomillo.

Mi alma en mis labios sabe amor)

Pasa una sombra con capuchón calado

y me dice: «Morir, hermano, habemos»;[38]

yo le digo: «Hermano, adiós, …

que yo de morir no hablo

porque las estrellas ya tocan a sol».

SE MURIERON LAS FLORES, Y EL JARDÍN [39]

Se murieron las flores, y el jardín

se convierte en camposanto,

Han huido los niños y los pájaros, …

y los pájaros ………………….

Han hecho una cruz, una cruz,

una nube y un árbol.

POEMAS DE LA REDACCIÓN ORIGINAL DE LA ESQUINA Y EL VIENTO [40]

DOLOR [41]

Quien aquello te decía

no era yo;

quien te miraba y miraba

no era yo,

porque yo no te veía.

Quien te hablaba de la vida

y del amor,

no era yo;

era más viejo que yo

y yo no te conocía:

         -¿dolor?-

Dolor o melancolía.

CIEGO [42]

Ciego:

por sentir al corazón palpitando

eterno, puro mío.

(Mi corazón, el reloj,

que sabe pegarle al tiempo).

Se acercan las cosas

que se iban con los ojos abiertos.

Tengo metido un pájaro, pío, pío, pío …

en el cerebro.

Una lluvia de estrellas

en mi universo.

Murmura oraciones

todo lo que llevo roto,

lagrimoso,

viejo,

metido entre pecho y espalda,

entre ceja y ceja,

entre alma y cuerpo.

(El reloj en un mundo

vacío, suave, seco).

Cierro los ojos: ciego.

Mi corazón, el reloj

en el fondo cariñoso del chaleco.

DÍA DE OTOÑO [43]

Unido siempre a mí, como destino

de luz sin luz, noviembre, tan humano,

tan humano[44] que fuiste como hermano

de esta piel que nos cierra tu camino.

Vivir la muerte en ti será mi sino,

ser en tu vientre el roce del gusano,

tenerte yo, noviembre, en esta mano

y beberte el silencio que adivino.

La flaqueza del vivir sostengo

entre los dedos del dolor ya mío

para el recuerdo puro en que me vengo.

Este día de otoño negro y frío

nadie podrá robarlo, que lo tengo

en la sangre gozando escalofrío.

COXALGIA [45]

La vida fuera, tras de los cristales

que encerraban mi cuerpo desvalido,

geografía sabida en su latido

ignorando la playa de mis males.

Horas pasan cercanas y fatales

royendo mi coxalgia y mi quejido,

entrega de momento dolorido

al canto de los cuervos ancestrales.

Cuando apenas siete años sostenía

sólo dolor y podredumbre ahogaba

mi despertar doliente a la alegría.

En la pierna la llaga me rezaba

terror de mi niñez y donde un día

Dios infinito entre mi pus brotaba.

LAS ESTRELLAS IMPALPABLES QUE VAGAN POR LA LUZ [46]

A Pedro de Lorenzo[47]

Me sangra la mirada en los espinos

que por los aires incesantes vuelan

en células de tierra que las velan

espíritus de vinos.

Espíritus de flores apagadas

que ven los ojos por detrás del ojo

en estrellas de alcohol que yo deshojo

casi mortalizadas.[48]

Tamiz el cielo de planetas leves

con polvo de metal me está cubriendo

el ansia sideral que estoy sintiendo

cuando en mi cara llueves.

Cal escapa de su esqueleto libre

como lágrima al viento que derrama

la vegetal cintura de la llama

para que eterna vibre.

Consumidas las aves en sus vuelos

son estrellas de luz que apenas roza

la mirada que eternamente goza

vaguedades de cielos.

Las hojas impalpables y amarillas

de este cuerpo ya muerto y no nacido

por las rizadas aguas del olvido

que rezan de rodillas.

Nos conducen tumbados (¡Hombres cero!) [49]

la tierra en sus espaldas por caminos

de las tres de la tarde en peregrinos

de envejecido cuero.

En barro primitivo nos quedamos

donde los nervios de los siglos pasan

por caminos que jamás amamos

con estrellas que abrasan.

En estrellas de clavos para herirnos

miradas turbias que definen lazos

en pasión alargada de los brazos

y sin ellos morirnos.

EL MAESTRO EXPLICA LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN LA ESCUELA [50]

¡Un camino es una cuerda

para atarse el mundo al suelo!

Hay un camino en el cielo

para que nadie se pierda.

Rabiosa loba que muerda

la entraña. Ya no hay consuelo

para quien devora el celo

de un camino que recuerda.

Los niños doran la palma

del silencio. Confusión

dentro de su misma calma.

¡Un camino es la pasión

que tengo atada en el alma!

(Sólo oigo al corazón).

EL MAESTRO COMIENZA EXPLICANDO LAS NUBES Y TERMINA CERRANDO LOS OJOS [51]

Se espuma el aire y son nubes

volando olas, aves blancas …

Se van -adiós-, otras vienen

y constantemente pasan.

Se buscan, funden y se alejan

peregrinas, solitarias,

huelen mundos en estrellas,

juegan sus formas estatuas.

Pasan las nubes. Otoño

va desletrando[52] palabras:

camisa robada al mar;

puntillas, voces del agua.

Otras nubes van y vienen

-espuma, sueños del alma-

se congelan y su lluvia

me riega el dolor con lágrimas.

NO ES EL SOL [53]

No es el Sol,

es una ventana abierta.

¡Si lo sabré yo!

Es la ventana que tiene

para ver el mundo Dios.

Como yo,

que para ver al mundo asomo

mi corazón.

Como yo,

que entre la risa y saludos

quemo solo mi dolor.

Todo es azul y en el medio

la ventanita de Dios.

Los codos en la ventana,

como yo.

EL NACIMIENTO [54]

A mis sobrinos Juan Diego

y Luis María Delgado Bayo[55]

I

Poned el musgo verde

cernida harina,

el pastor y la oveja

que peregrina.

Y haga de río

el cristal bajo el puente

del caserío.

II

Ya la mula y la vaca

presienten flor.

¡Y su aliento calienta

con tanto amor!

Venid rezando

que sobre la paja carne

de Dios nevando.

III

La estrellita de plata

temblar quisiera,

ser en la noche oscura

blanca bandera.

José decía:

«Ya tenemos un niño,

Virgen María».

IV

Van cantando zagalas

por el sendero.

Van diciendo los niños:

«¡Cuánto te quiero¡»

Alba a caballo

que a diciembre le salen

flores de mayo.

V

Sobre todo ha quedado

silencio y sueño;

el Nacimiento solo,

duerme su dueño.

Por los caminos

Reyes Magos, pastores

y peregrinos.

VI

El cristal tiene gotas

del agua fría.

Levántate mi vida

que viene el día.

¡Corre al momento

a ver si andan los Reyes

del Nacimiento!

VII

Abre luz la mañana

como una bomba.

¡A cantar villancicos

con la zambomba!,

que está en el suelo

para que tú le cantes

el Rey del Cielo.

CANCIÓN DEL PASTOR [56]

A mi hijo Fernando[57]

El borrego se hizo nieve,

la mano nieve sosiega,

alegría el alma juega

bajo la pena que llueve.

Lirio de azules se riega,

tiembla todo y se conmueve,

apenas luna se atreve

entre el riachuelo y la vega.

Que ha nacido, porcelana,

detrás de la noche en criba

el ámbar de la mañana.

El aire en abeja liba

entrañas que el mundo gana

en un Dios de carne viva.

DIOS [58]

En las cosas, oh Dios, ayer estabas,

tu aliento denunciaba tu existencia.

Tierno en el aire de mañanas claras

y por las tardes de pasiones frescas,

eras ayer tan fácil como niño

que juega, entre los brotes, primaveras.

Tu blanco sueño he visto entre las cumbres

de montañas y de árboles y piedras

y en mis manos, Señor, besar mis manos

de niño puro que hacia Ti se entrega.

En las noches, recuerdo haberte visto,

creciendo y pálido, como si fueses hiedra,[59]

creciéndote en las sombras y creciendo

más allá del olivo y de la estrella.

Yo luchaba contigo en oraciones

y llenabas mi boca de pereza.

Mis ojos te buscaban y eras agua

y azul, ¡Dios mío! Tú, simplemente, eras.

Delicia de anidar sobre tu cuerpo

el alma con alburas siempre nuevas.

Unisonancia para mi oído a vientos

y saciedad para mi sed tu entrega.

Hoy, Señor, hoy te busco y no te encuentro

delante de mi ser, por estas venas,

por el aire, por mi pensar maduro,

por esta parda y campesina tierra,

por donde tú, mi amor, siempre decías

que Él marcaba perfecta la existencia.

Mi soledad, araña, está tejiendo

un silencio de nube ante tormenta.

Te busco en mundo de pájaro y de hombre,

de duda, de verdad y de conciencia.

No te noto, dolor para mí solo,

en este mi ascender por las tinieblas.[60]

Que mis ojos, Señor, mis ojos secos

abismos locos ven cuando te acercas.

Y mañana, Señor, la barca fija,

si tú, Señor, a mis despojos llegas

no me quemes los huesos con tus dedos

y bésame tan sólo en la inocencia

de los días de ayer cuando era niño

-y yo te descubrí por vez primera-.[61]

ORACIÓN [62]

…y por la tarde a dormir!

Y, ¿el sueño? ¿dónde está el sueño?

Luego viene la muerte, sinuosa, femenina, fría,

su destino hacia el mío.

Ella se ríe detrás de mi espejo,

ella niévase en mi cabeza, carcajada de arrugas.

Ella es tu ironía.

Levántame, como levanto a mi hijo

para darle un beso cuando viene asustado.

Levántame.

Polvo, no.

Aire.

Cógeme, Señor, por la cintura

para arrebatarme de la muerte y sube.

Para no sentir, la fuerza de gravedad en mi corazón.

Señor, la muerte implacable,

(la muerte).

No comprendes, Dios mío, que me da miedo la tierra.

La oscuridad de la tierra,

el gusano que roe,

la flor que no veré,

la luz y la belleza de este mundo tan abierto,

tan ancho, tan pleno.

¿No ves la angustia,

de mi corazón sufrido?

Te ríes por las mañanas

y arrugas la frente en las tardes pardas,

grises, negruzcas …

y luego, la noche, el silencio mío

sobre Ti.

La Nada abre las alas

y me picotea.

El alma abre las alas

y quiere arropar a Dios.

Y Dios se escapa.

PRESENTIMIENTO DEL DÍA PRIMAVERAL (RESURRECCIÓN) [63]

La noche me encierra dentro de su párpado oscuro,

(yo no me pertenezco), y un rastro de existencia

perfecto en su candor me tropieza el contorno

de la espera en perfume. Me roza el contenido

abismado de un mundo sin la experiencia exacta,

con la tiniebla dulce que Dios pone en su mano,

plenitud arrugada en semilla se ordena

y el alma sólo tacto que palpa la aureola

de cosas con sus ojos cegados e infinitos.

Aquí la libertad recogida en principio

de un corazón temprano, nacido de la llama,

edad donde el recuerdo no ha sido todavía

enfermedad del hombre, la concepción del sueño,

ni cauce de la entraña presentida del sol.

Un viento de crisálida late espiando venturas,

viento fidelísimo cerrando el horizonte.

Poco a poco me nacen los brazos y caminos

me desprendo del aire que me tiene cogido,

-araña en crisantemo- la pulpa de la carne.

Agrio momento eterno de la creación vivida

-el ayer no ha nacido porque nadie recuerda-.

El mundo en su principio se nota en las pupilas

que tiene por delante la aurora en el abrazo.

No me acordaba el frío de perder lo ganado,

los dientes en acecho, la sangre me defiende

y todo está tan cerca que lo tengo en la entraña.

Siento -amor- los almendros empapados en flores,

tus cabellos de sombra en mi trigal de carne,

siento -amor- los secretos presagiando angustia.

Yo seré lo que esperas, la mano que a tu espuma

la cogerá en latido, la sombra en tu cintura.

Yo por el aire limpio, tú por las aguas puras,

yo por el mundo mío, tú por la forma pálida

donde Dios encendía el alma del cadáver;

visiblemente sola el alma que madruga.

Y Dios besando todo para lucir su día.

POEMAS DISPERSOS

PODRÍA QUERERTE [64]

Cuando aquello lo supe, lloré.

Creía que nunca podría quererte

ni importarme nada de ti. Y casi no sé

por qué aquella noche de luna tan triste

… lloré …

Mis lágrimas fueron rodando a mi boca,

eran besos tuyos,

el frío en mis sienes y el frío en mi alma

eran besos tuyos.

No sé por qué fue

pero desde aquella noche, de luna tan triste,

te quiero sin saber por qué.

TÚ, MUJER, DIGO A LA TIERRA [65]

Tú, mujer, digo a la tierra, tú mujer

toma mi carne y tu sed apágala

haciéndome en tu color algo íntimo,

envenada sangre por tu pulsación.

Hazme tacto de las cosas umbrías

y mi mismo reloj y ese misterio

de las aguas en lunados aljibes

con núbiles desnudas y cadenas

y cuervos azulados y vigilantes.

Cadáver que flote, viajero mío

de no encontrar la sepultura seca.

Bajo yerbas, junto al agua, hecho árbol

confundiendo los lagos con el cielo.

Amor, amor, amor en esta muerte

de mi cuerpo, en esta vida que nace

por los nuevos sentidos de otra vida.

Amor a mi mujer que es ya la tierra

y mis huesos le sirven de candiles.

EL POETA [66]

Entre el vivir y el morir

está mi sueño y el agua

que me riega este camino,

sin nombre, de mis palabras,

ni roca, ni flor, ni hombre,

pozo, sí, de mi nostalgia.

(Pozo donde miran unos,

y otros beben … Todos pasan).

EL MAESTRO [67]

Meditando la lección

-el campo siempre delante-

el maestro. En el semblante

expone su condición.

Puedes leer la lección

-es una letra sangrante-

es latido palpitante

escrito en su corazón.

Cuenta a los niños la Historia

-sufre y reza un hombre puro-

es que sube una montaña.

Abre ventana a la gloria

-Mapa-Mundi sobre el muro-

entra el sol y da en España.

LA VI SOBRE EL RÍO [68]

La vi sobre el río lavando la noche

contornos de noche durmiente en las algas,

tenía la angustia latiendo en su seno

el fondo profundo de la madrugada.

La vi sobre el río lavando la niebla,

la niebla que vive de su misma baba

como una promesa de carne en las manos

por sombras de gentes, recuerdos de lágrimas.

La vi sobre el río lavando la estrella

que ausente de todo nadaba en el agua

perdida entre un bosque de peces que tiemblan,

hondo desvelado de intranquila lámpara.

La vi sobre el río lavando al otoño

y el gris del otoño le daba en la cara,

desnuda y silvestre, ceñida a memoria,

confundidamente dormida y lejana.

La vi sobre el río lavando la ropa

después sobre yerbas acostar el alba;

esperaba eterno tendido silencio

hecho mano sola que descansa lánguida.

Después fue tendiendo sobre yerba tierna

la ropa de nieve, clarísima y casta,

sudario del día, sandalias de luna

con el paso leve de las luces pálidas.

Yo también hoy pongo -que lave con llanto-

a secar las penas y a tender el alma,

como lavandera que al sol va dejando,

abierta a los vientos, su ropita blanca.

MIS MUERTOS [69]

Rodando tierra me llegaron

conozco apenas al primero

quizás fuese algún niño pálido

en mi cansancio bajo el sueño.

Han sido muchos, poco a poco,

si gota a gota, tiempo a tiempo,

sembrados colman de antemano

fríos otoños del cerebro.

Fueron amigos y familia

los que más tarde me cubrieron

y cada nombre va formando

el flanco oscuro de sus cuerpos.

Palabras suyas, despedidas,

me soplan siempre su aire negro

que mariposas en sus sombras

me van el alma recorriendo.

Con sus sonrisas y sus lágrimas

con sus quebrantos y tormentos

en transparente ayer rendido

donde yo mismo me condeno.

Cercanos todos si los busco

en noche larga de minero,

andante solo, peregrino,

de mundo mío aventurero.

Y van y vienen en mí mismo

cuántos, Señor, y cuántos llevo.

Lleno hasta el borde rebosando

y voy nevándome de muertos.

Son mis amigos y familia

que van constante recorriendo

el mundo gris donde recojo

todas las noches mis recuerdos.

MI CORAZÓN Y YO [70]

    Todos los días pongo mi corazón delante

para que vaya abriéndome caminos y contentos,

lo espabilo temprano, lo levanto en palabras,

anda -digo-, vete por nubes y momentos.

    Humano -bueno y qué-, mi corazón humano

con sus fiestas de sueños y de bondad a cuentos

marcha buscando siempre lo que jamás encuentra,

ama gozando siempre lo que jamás entiendo.

    Yo me enredo en asuntos, la cuenta y la aspirina,

el mundo día a día, tan bien y tan maltrecho,

este mundo por donde vamos a nuestras cosas

y que nunca acabamos de vivir y entenderlo.

    Cuando de noche vuelvo, rendida carne amarga,

cuando a mi casa vengo,

tanta ilusión me vuela tristezas a montones,

la amarillenta muerte del consumido tiempo.

    Luego, detrás, humilde, mi sangre en un puñado,

desbaratado ovillo de sombras y silencios

en un rincón oscuro, quinto espacio a la izquierda,

se me queda cansado como si fuese un perro.

EL LÁTIGO DE DIOS [71]

No desdeñes, pues, el castigo

del Omnipresente.

Job[72]

Clavada en tu madero, Señor, el alma sola

para que tú me azotes la sangre que me queda,

los días que he gozado, los años de mi historia

el recuerdo y la carne, la duda y la paciencia.

No se canse tu mano de azotarme la vida,

soy gozoso del roce de tu aliento sufrido

en las más tenebrosas y lesionadas islas

donde consumo el hambre y la sed de martirios.

Yo sé que hay primaveras en corazones sanos

donde la rosa es carne de tierra perfumada,

donde los días beben los rocíos intactos

y el cielo se levanta temprano en las mañanas.

Yo sé que el sol alumbra vertical y contento

todos los mediodías en donde el mundo canta

y que en las tardes dora por los montes abiertos

las profundas raíces de Dios en la palabra.

Y sé que la alegría es mensaje florido

que se pierde en sí misma y en la boca del hombre.

Y que alegría es verse por Ti, Señor, herido

y saber que tu voz contiene nuestro nombre.

Amo, Señor, tu mano airada y tan doliente,

como padre que azota al hijo más querido;

huracán y yo pájaro a bandazos de muerte,

beso, Señor, el látigo que me da tu castigo.

HOMBRE ENTRE TARDE Y MAR

I

Ya lo sé que hay que llegar

al final de este camino

que llevo encima al destino

y promesas por andar.

Conforme con este estar

mientras la espalda nos arde.

Sólo temo a quien me guarde

este corazón deshecho:

ayer latiendo en el pecho,

hoy rodando por la tarde.

II

Alma, vida y corazón:

¿Se terminará ya todo

cuando seamos el lodo

que revuelva el azadón?

¿Y morirá la pasión

de volver a despertar?

No, no puede esto quedar

en sólo dormir las cosas,

se pueden podrir las rosas

pero no secarse el mar.

III

Pescador de luna y llama

apagadas en el fondo,

mira el tiburón qué hondo

hace con noches su cama.

Mira la estrella en la escama

del pez que resbala cielo

y caída por el suelo

sangre del agua sin nombre.

Y tú porque eres el hombre

vertical en tu desvelo.

MILAGRO DE DIOS

(MEDITACIÓN) [74]

A José Luis Cotallo[75]

I

No sé por qué ni cómo es posible el milagro

de que no sienta el cuerpo pesando tierra y ángeles.

No sé por qué me quedo, solo, mirando nadas

y no siento los días rodando por mi carne.

No sé por qué si existo, si muero en este mundo,

si mi presencia es cierta y la pena ganándome,

me quedo sueño leve, tan ajeno a mí mismo,

tan lejos como nunca, tan hombre y tan sin nadie.

No sé por qué me extraño de mi misma criatura

que se me va elevando y en el alma desdoblándose,

de este designio simple de sol alborozado,

gozo de Dios que tiene su todo en mi paisaje.

Tengo la piel perdida como la luz o el agua,

el dolor o el aroma o la sombra o la tarde

y me encuentra de pronto hasta el rincón más íntimo

como lluvia infinita de flechas taladrándome.

Parece que Dios vive porque yo lo reclamo

y crea los latidos para mí del instante

y separa al momento para que yo lo viva

en nacidas esencias de abismos insondables.

Me llenan y cultivan sentidos del espíritu

hasta verme secretos que son indescifrables.

Un espacio que vive en aliento divino

sobre tumba de noche como el alba que nace.

II

Y pierdo la existencia terrena, encadenada,

y mi cuerpo es cribado por Dios en mí manándose

penetrando por todos los sitios de mi estancia

para ser el recinto donde Dios es el aire.

Pasan horas azules de miradas perdidas

en Dios, que quiere hacerme momento eternizándose,

y soy cuenca de río donde Dios es el agua

que va fluyendo siempre miel de Amor en la sangre.

MOMENTO EN RELOJ DE ARENA [76]

He gozado y sufrido muchas veces

y he vivido, Señor, en tu deseo

de pasar poco a poco, día a día,

las hojas simples de tu libro a tiempo.

Ir y venir de mar y ser el náufrago

y no encontramos cuándo, no sabemos

nada de este combate, vacilante

mi corazón en medio de los vientos.

Y ya el mañana y ya el reloj de arena

y ya el último grano del momento.

NO SÉ [77]

A Fernando Bravo

A José Canal[78]

No sé de dónde vendrán,

de qué vientos, tantas lágrimas.

Si voy midiendo mi historia

no es para llorar palabras,

ni para reír, si acaso

para mojarme en nostalgias

o quedarme serio y triste

ante la Vida o la Nada.

No es para llorar y lloro

y es que no sé qué me pasa,

no sé ni por qué hago versos

cuando más me duele el alma.

UN MOMENTO [79]

A Francisco Rodríguez Perera[80]

Un día más, ¡muy bien!, así se vive

un día más el sol nos ilumina

y somos el acento que camina

Dios de la sangre a lo que se recibe.

Un día más, mejor, en nuestra mina

de días y más días. Nos escribe

un día más el alma. Nos concibe

nueva rosa del día nueva espina.

Una espina de tiempo consabida,

una esponja de días al lamento,

un camino inseguro en la partida.

Somos simple veleta para el viento

clavada por los días de la vida

y todos estos días un momento.

LA VIDA [81]

Si siembro bondad en hombres

o crece mal o no crece.

Nos ha tocado rezar

Padre Nuestro y Miserere.

No vale cruzar los brazos

mirar sereno a la muerte

hay que luchar y esto cuesta

Padre Nuestro y Miserere.

No veo esto claro: sueños

y nadar contra corriente,

vivir, luchar y morir:

Padre Nuestro y Miserere.

LUZ [82]

«‘Luz’ -luz extremeña- es mi ofrenda a la memoria de José Mª Gabriel y Galán, un ramo de luz de este luminoso día, quisiera yo depositar en su tumba, en sus manos, en sus ojos secos para darle vida».

Dijo, Dios: luz. Y el espíritu

se llenó de luz amante

bendiciendo la mirada

secreta luz del instante.

Indecisa luz de trigo

serpenteando la tarde

de verde mar añorado,

de añorado pie del aire.

Luminoso monte abierto

desvanecido en el valle

anida luz -¡fulgor de pájaro!-

en la rama de los árboles.

Luz de flor y luz de piedra

y luz de Dios intocable

creciendo como el aroma

de incienso sobre los ángeles.

Luz de río cincelando

el agua, saltan, cristales,

y el sol se queda dormido

soñando en los arenales.

¡Qué aliento de luz intacto!

¡Qué bosque de luz quemándose!

Nube de luz, cabellera

blanca de amor, navegante.

Luz abriendo con sus dedos

el esplendor de la carne.

¡Qué noria de luz la vida

a cangilones de sangre!

LA ARQUITECTURA [83]

Aún doramos castillos en el aire

bajo polvo de tarde y de secreto

en cada cosa que encontramos siempre

despertando el latir de los recuerdos.

Melchor llegó con una arquitectura

-y tenía las barbas del abuelo-

y sus manos de ciego me encontraron

el más profundo gozo de los sueños.

¡La arquitectura! -la alfombra era azul-

fue casa, castillo, palacio, pueblo,

acueducto, puente, cruz de camino,

aire-arcos, arcos-luces, arcos-cielos …

…………………………………………………..

y quedé a mi infancia con mis años,

y eternicé la vida a mi momento.

Castillos en el aire: sumo y sigo.

Castillos en el aire: piedra y viento.

ADIÓS [84]

Hoy vuelvo a decirte

                                   ¡adiós!

con el pañuelo de mi sangre:

abro las puertas del olvido

y de las rosas por que pases.

Hoy vuelvo a decirte

                                    ¡adiós!

con el pañuelo de mi mano:

voy tierra adentro de mi vida,

en un misterio consagrado.

Hoy vuelvo a decirte

                                    ¡adiós!

como una luz de última llama,

como esa muerte que se esconde

tras los rincones de mi alma.

Hoy vuelvo a decirte

                                    ¡adiós!

con un pañuelo azul de cielo

y cierro páginas del libro

que todavía estaba abierto.

CIUDAD DESDE EL CAMPO [85]

Está el viento sonando lejanías

de campos, de campanas y de árboles

y de tierra que sopla entre sus dedos

el polvo gris o negro de las aves.

Se siente el mar allá en la bruma

allá en el cielo donde nace

y se sienten los ecos de los huertos,

de los cipreses y de los romances.

(Debajo de este verde la violeta

en secreto dolor hace y deshace

su aroma, su color y su armonía,

su humana condición de flor y carne).

Los caminos que van alzan al cielo

suspiros de pisadas caminantes.

Pienso: detrás de las montañas

están los hombres, las ciudades.

Gozo placer de soledad. Conmigo

está mi corazón lleno de sangre

y este silencio que de lejos viene

hacerme compañía y rodearme

el alma en un abrazo. Yo medito

en todos los murmullos, gritos, ayes

del hombre, de las cosas, los asuntos

y me encuentro a gusto por estar distante

de los seres que arañan las miradas

y que manchan mi vida de Verdades,

por ser en el momento el hombre solo

que está sobre su mundo siendo nadie.

SILENCIO TUYO [86]

Podías quedarte ahí

sentada eternamente,

hecha estatua de vida,

canción de vida,

algo donde pueda mirarte o escucharte

o pensarte

sin apenas quererte.

Una ventana donde asomarme

para ver pasar a alguien

que siempre espero

en tu silencio.

TIEMPO DEL AMOR [87]

Eres el tiempo

por donde no pasé.

Una isla de tiempo

por donde nunca anduve.

Por que pasé ya ciego

de otro tiempo

de otras músicas

de otros versos

de otros paisajes

de otro cuerpo

de otras cosas

de otros hechos.

Eres domingo desde donde miro

la tarde sostenida de vencejos.

Vas pasando por mi melancolía

como una pena ardiendo.

COMO SI HUBIESE SIDO SIEMPRE CAMPO [88]

Como si hubiese sido siempre campo

o de tierra florida, cara a cara,

soñaba labios y palomas. Cielo

en sus ojos abría la ventana.

Se le llenaba la boca de amapolas

de la sangre de flores y del agua.

Se perfumaba el aire con almendros

de febrero subiendo la montaña.

Unas manos de tierra sostenían

su cuerpo joven en la hierba mágica

y en las orillas de la tarde quieta

una lejana voz del valle hablaba.

Mi sombra le cubría; yo le dije:

«Mira mi sombra sobre ti». Temblaba.

Sintió el frío de mi sombra triste,

mi cuerpo sombra, vocación de araña.

Se estremeció. La vida es campo nuevo.

Ella era vida luminosa y clara.

Ella era campo que nacía carne

y le dolía yo casi en el alma.

Me alejé de su lado, tuve miedo

de no sé qué de mí, de todo y nada.

Sobre una piedra recordé mi tiempo,

altar alzado a juventud que pasa.

Altar alzado al sacrificio humano:

recordar el amor. Se deshojaba

el ángel que cogí bajo mis dedos

en unas margaritas de palabras.

Dios me puso el aliento sobre el hombro.

Sentí su cruz sujeta a mi nostalgia.

Me alejé penitente-peregrino

por el camino que me señalaba.

Mi sombra iba delante, atardecía

porque me daba el sol en las espaldas.

La noche estaba cerca

como una sombra que de Dios bajaba.

AQUEL RECUERDO … [89]

Como si hubiese sido aquel recuerdo,

aquella voz …

Como si hubiese sido la canción del agua …

Y ahora vienes de nuevo

arrastrándote en mi garganta, en mi boca,

escupiendo en mi lengua

como si fuese una palabra.

Te enredas hecha hiedra al muro de mis años,

donde yo voy sufriendo,

amando.

Hablando.

Diciendo adiós.

EL NÚMERO DOS [90]

Tú y yo vamos subiendo

el calor de la tierra a nuestros labios,

la raíz de la tierra a nuestros besos,

la dulce y vieja tierra de mis años.

Esta tarde has venido

como una sombra fantasmal del campo:

un puñado de sueños que vivía

dentro del corazón, casi en mis manos.

Casi en mis manos. Si las abro queda

nada y tristeza, nadie y llanto.

HEMOS LLEGADO [91]

Hemos llegado donde siempre,

donde siempre llegamos.

Nos sentaremos en la tumba

de silencios amados.

Minaremos los sueños

a ver si algo encontramos

que merezca la pena

de ser resucitado.

Y, luego los senderos,

las montañas que andamos …

Y, cuando nos cansemos

a la sombra del alma,

si quieres, nos quedamos.

MUCHACHA PENSATIVA [92]

Parece que te quedas perdida en un verano

de sabe Dios qué día en que la tarde fuese

un lago de misterio, una luz acostada

en llanuras inmensas que tus ojos sostienen.

Parece que te acuestas detrás de las palabras

cuando te estoy hablando, como si nada oyeses.

Te quedas silenciosa, recogida en la sangre,

cansada y melancólica, mirando vagamente.

Distante y sumergida, secretamente amada,

acariciada pena que en el alma se muere.

Te has tendido en un río de pensamientos ciegos

y te arrastra hacia el mar del sueño la corriente.

Yo quiero regresarte hasta la misma vida

y en mitad de tu sueño quiero tender un puente.

Muchacha pensativa, regresa que te espero,

no pienses más y vente.

SOÑADA AZUL [93]

«Dios está azul»[94]

Cielo. Viento. «Dios azul».

Vestida de azul llegabas.

Alto azul. Vuelo azul. Pájaro.

Silencio azul en las alas.

Lágrima azul y tus ojos

en la noche. Azul palabra.

Lo que se cansa de sangre

en el mar y en la montaña.

En luz un día vendrás,

en azul, amor, soñada.

Azul, hundiéndose azul

cada vez más en el alma.

AROMA [95]

Huelo mis manos, aroma turbio y fresco

que sube a mis sentidos paso a paso,

olor a ti, como si carne apenas

fuese el perfume donde te deshago.

Huelo en el fondo del recuerdo, tardes;

aquellas noches de caballos blancos

donde mis manos la caricia hablaban

de tu perfume femenino y cálido.

Le voy cantando tu fragancia al viento,

le voy diciendo tu perfume al pájaro;

le voy rezando a la memoria el beso,

olor a rosa en plenitud de labios.

A Dios le voy con estos cuentos míos

y alas me da para seguir soñando.

HE VISTO A DIOS [96]

He visto a Dios, como a vosotros

he visto a Dios, iba delante,

iba siguiendo a un hombre solo

un pobre hombre agonizante.

Corría Dios tras ese hombre,

corría yo para alcanzarles.

El hombre y yo nos fatigábamos

y Dios seguía imperturbable.

Al fin quedamos cara a cara

un tiempo viejo como antes:

otras historias, otra vida

se sustituían los instantes.

El que iba era yo mismo:

febril andar por encontrarme,

y Dios brotaba de la angustia,

árbol distinto entre los árboles,

hombre distinto entre los hombres,

viento distinto dentro del aire.

Luego, fue lago, me veía

reflejado sin encontrarme,

¡cualquiera sabe dónde fui

estando aquí siempre y constante!

El tiempo quieto se quedaba

sobre una piedra del paisaje

yo era esa piedra que Dios quiso

poner allí para sentarse.

HUYO COMO EL OLOR DEL CELO [97]

Huyo como el olor del celo

a la cueva de sombra sin futuro

y me doy de bruces con el muro

que me cierra.

Y por la noche me sentencio

preso en el cuerpo de las cosas

y en vez de huir a ti volvía.

Te escucho atento en mi silencio

allí mi celo en celosía

hago de amor ramo de rosas.

CIUDAD DEL AGUA [98]

Ciudad en carne viva,

deshechas alboradas

cayendo ya vencidas.

Agua.

Ciudad, mano de amiga,

sangre de viento y mapa.

Una cruz: golondrina.

Agua.

Ciudad del agua. Día

caído, turbio y malva.

Boca llena de risas.

Agua.

La sombra luz abría

en cristales de lágrimas.

Debajo suena fría

agua.

¡Corazón, -te lastima

abril en la ventana-!

(Dios manó por su herida

agua).

… Y Dios te bendecía:

«en el nombre del agua …».

La ciudad de rodillas

comenzó su plegaria.

EL DESCONOCIDO [99]

Estar y no saberlo

como el desconocido

que ayer, posiblemente,

se nos murió de tiempo.

Sin poder remediarlo,

el suicida que llevo

asomado en los ojos,

lleva el ansia infinita

de mi animal secreto.

CINE [100]

Vamos pasando el camino

árboles de polvo y viento,

por mucha prisa no somos

capaz de quitarnos cielo;

rodamos como película

en los palos del telégrafo …[101]

Nos salimos del telón

como el pájaro del vuelo.

CIRCO [102]

En lágrimas de estrellas

volatines de párpados.

(El águila se lleva

en el pico un lagarto.)

¿De dónde tanta nieve

redonda en el caballo?

La trapecista vuela

-corazón arruinado-

por una mariposa,

caleidoscopio alado.

¡Títeres!, van diciendo,

pluma y cobre los pájaros.

LA NADA [103]

La Nada es una cosa que hay allá dentro.

Olas. Muchedumbre cansada

que se da citas allí dentro,

en un lugar desconocido

para los hombres sin remedio.

Tiempos contados al instante

en gotas de momento.

Ese momento que es la nada

que va desvaneciéndonos.

Pronto acudimos a la cita

llenos de rabia o de silencio;

luego, dentro del mar

siempre dudando, siempre vamos

perdidos y siempre cayendo.

Nos damos citas en la música

escuchada, en el alma, lejos,

avanzamos en un camino

lleno de sombras y misterios.

Muchedumbre perdida,

mientras avanza, allá dentro.

QUEDARON SÓLO PISADAS [104]

Quedaron sólo pisadas,

por donde vas y no vuelves,

de un hombre. ¿Seré yo mismo

que ya me he ido sin saberme?

Extraño estreno en el alma:

sobre la vida la muerte.

Y sobre la muerte el mismo

muro que nos tapa siempre.

Frente a frente, copia exacta

-soy yo mismo-, frente a frente.

Y delante un libro abierto

donde tengo que perderme.

CALLE DEL AGUA [105]

Entre paredes dormidas

la voz del tiempo. Sonoro,

río que vas por encima;

por debajo, silencioso.

Entre la noche del agua,

oscura y tibia del fondo,

están los peces sedientos

que no saldrán de mis ojos.

De una orilla a otra orilla

está la vida en un soplo.

Y el que sopla nos arrastra

-vientos que empujan al tronco-

hasta no sabemos dónde

ni siquiera cuándo y cómo.

Ganancia de pescadores,

en el río, de hombres rotos

en río revuelto y solo.

NADIE OLVIDA[106]

I

Aquí nadie se olvida ya.

Ninguno olvida su pasado.

Una muralla crece y crece

y ahoga tiempo y mata espacio.

Sí, recuerdan perfectamente

todo aquello. Será cantado

como romance en plena plaza

ante toros descuartizados,

con un cartel de moscas tinto,

voz y puntero señalando,

aclarándole la memoria

lo que aprendió de llanto.

Si viene el viento y nos deshoja

la rosa blanca que llevamos,

no cabe duda, quedará

una señal, una palabra, un algo …

Una mancha de pueblo no se borra,

ni se olvida por tanto.

Manos conseguirán olvido

golpeando

porque el golpe encabrita a quien fustiga

lo mismo que a un caballo.

Nadie se olvida aunque lo veas

lo de la boca cosida a garrotazos.

Mientras la sed devore, tenga ansias

de justicia y de pan, no habrá descanso.

II

No olvida el pueblo judío.

Ni tampoco los negros ni blancos.

Ni el rojo ni el católico.

Ni los americanos.

Nadie se olvida

y pasan años y años y años.

Es terrible justicia bíblica:

ojo por ojo, diente por simiente

o pie por mano.

Recordar, recordar y vengarse:

que las aguas pasadas

si no mueven molino

van al mar a amargarse.

III

La historia de la humanidad

es llaga purulenta de paisaje,

religiosa y patriótica,

de arre, burro, arre.

¿Qué dirán si nos miran

las hormigas, las zorras, los caimanes;

el mar, el viento, la montaña

o aquello que aplastaste?

¿O seres invisibles

que cavan en tu vida

o el ángel de la guarda

(si son buenos los ángeles),

contemplando fusiles y cañones

entre nubes y lágrimas de gases?

Quejas y gritos bajo el suelo,

bajos fondos, bajos desastres.

Todo tan bajo que ya dudas

dónde está el mundo que pensaste.

Humildemente preguntamos:

-¿Dónde está el hombre?

Y de esto sí parece que se olvidan,

pues no contesta nadie

¡Qué pena da

y qué lastima

y qué dolor tan excitante!

Si nos contemplan otros mundos

daremos risas. Aunque

también dirán: “Pobres seres que abrazan,

aman, matan y tienen llaves”.

Por un pedacito de nada

venden su libertad

al primero que pasa por la calle.

Seguro que dirán: “Mejor será que olviden

que son imagen

de Dios. Mejor es olvidarse”.

Pero aquí nadie olvida nunca

jamás lo que le hacen.

HOY HE ROTO UN ESPEJO [107]

Hoy he roto un espejo

que tenía la luz en sus entrañas

y mi tiempo y miradas le latían

en un constante barruntar los seres.

Hoy he roto un espejo,

he roto una mañana vieja y mía,

algo de mi memoria o de mi sangre

que el ayer de la vida recreaba.

Hoy he roto un espejo.

¿Qué desgracia me ronda y me conmueve?

¿Por qué me quedo pensativo y solo?

¿Por qué cobarde y mínimo me asusto?

Hoy he roto un espejo

haciendo mil pedazos de los dioses,

hiriendo y maltratando a la viejísima

historia que heredé de pesadumbre.

No me avergüenzo, lo proclamo y grito:

¡yo soy un pobre bíblico que inocente

atado a no sé cuál playa olvidada

me encuentro sin poder ni libertades!

¡Hoy me ronda pasión de mala suerte,

hoy me colman tragedias que soñaban

desdichados del tiempo y la esperanza

resbalando la vida sobre el aire!

Deseo no volver sobre el recuerdo,

olvidar, oh Dios mío, para siempre

esta sal que me inunda con la risa

de demonios y sátiros sedientos.

He de borrar caminos con mis manos

y enterraré los trozos de cristales.

He de olvidar a fuerzas de palabras

que yo estaba encerrado en el espejo.

Pero, ¿por qué de mi cerebro salta

esa voz, ese rezo que repite

pacientes y lloradas letanías

en su dureza elemental de espacios?

¡Hoy he roto un espejo!

………………………………

Hoy he roto un espejo como día

luminoso en la fuente de mis años.

ORACIÓN PIDIENDO UNA NUEVA PALABRA [108]

A Nieves Luengo Martínez que pinta

en sus cuadros la palabra no pronunciada

todavía.[109]

Dame, Dios mío, la palabra justa,

el signo nuevo, la llamada clave,

el sentimiento nunca dicho,

lo que escondemos tras la frase,

esa música que escuchamos,

rumor de fiestas por la sangre.

La palabra de par en paz abierta

siendo jugosa fruta del paisaje,

la que sube del corazón al labio

y allí se queda desnudándose.

Voz de amor para besar

la primavera inexplicable.

Dame, Dios mío, la palabra nueva

para poder nombrarte.

ESTABAS [110]

Un mal día te dicen,

simplemente que estorbas.

Que tus manos y tu voz

ya no sirven de nada.

Que comes el pan de otro,

bebes el vino de otro,

ocupas el lugar de otro.

(Y el otro está detrás

empujándote con ansias).

Ser vela que se apaga

y que la cera es sangre.

El vértigo te cubre

sin resistencia apenas.

Lo poco que te queda

se lo están repartiendo,

como buitres.

Míralos

siempre a Cristo

despojan.

EN LA CORRIENTE DEL RÍO [111]

Quisiera tener aquel tiempo

que no recuerdo exactamente.

Hago memoria y todo esfuerzo

es una carta que se pierde.

Nunca consigo lo que quiero.

Aprieto manos sobre sienes,

me estallan sueños y no puedo

coger la imagen que se vierte

en otra vida, en otro sitio,

que no recuerdo exactamente.

Detrás del mar se enreda el río

y a mí me arrastra la corriente.

INVIERNO [112]

Llueve y tibia ceniza

cruza veloz el agua.

Salgo a la calle. Y voy

sin saber qué me pasa.

El mediodía parte

el aire y su fragancia:

el aire para el vuelo,

el olor se queda en casa.

Salgo a la calle. Voy

buscando y no hallo nada.

JOVEN SOÑADA EN SALÓN DEL SIGLO XIX [113]

Siempre es así. Mañana tengo cita

con tiempo que nació de mi extrañeza

en ropa por vivir. Una tristeza

palidece el salón de la visita,

historia de hace un siglo, en la pereza

de un piano, una consola, carta escrita

a una joven que rosa se marchita

en el anochecer de su belleza

cuyo silencio anida tumba abierta,

latido oscuro de melancolía,

vacía luz de la esperanza muerta.

Misterioso dolor de mi alegría.

Un amor que soñando me despierta:

alguna cosa de su vida es mía.

ATARDECÍA [114]

A veces, la prostituta

sobre la esencia de su muerte,

pregonaba lujuria

al amparo de su pureza

hecha cisne de lluvia.

Se cruzaba la tarde por las calles

como santo que vuelve a las andadas.

Resbalaban sol de luz eléctrica

las aceras:

espejos de cielos sucesivos.

Entre cortinas de agua

lúgubres muchachos

caían de su cansado aliento.

Las miradas recorrían

vocablos de testigos

y andaban paredes

y cerraban ventanas,

una a una,

para que no se desvelase el amor.

Y, luego, nadie.

Y, después, envejeciendo

era violeta que se apagaba,

debajo de la hierba,

a escondidas de Dios.

Todo era destino,

pasión de tiempo,

para ella.

Vivía en el umbral

de una puerta sin casa

desde donde ofrenda

mujer que muchas noches,

filtrándose en manos recordadas,

era ternura de caricia.

Llenaba vacíos de su tiempo

si miraba lugares donde estuvo.

Emoción extasiada

entre harapos de cielo.

Suplicada criatura.

Trasluciente desnudo.

Limosna que nadie recogía.

Le dijo una compañera

que Cristo era muy guapo

y que en su dulce mirada

cabía el mundo entero.

Ella se lo creía.

Por delante pasaba

un cine de memorias y hospedajes.

Con su sonrisa

el ángel azul del lápiz

dibujaba muñecos.

Sucesivos círculos abrían

la bellísima tristeza de la tarde.

Despertó mirando hacia

otro sitio

y Dios sin su alegría

era un hombre que regresaba

del trabajo

que ya nadie conoce.

Encerrada en su alcoba,

haciendo de su cuerpo,

establecimiento oxidado del espacio.

Almacén de sinfonías

para quienes escuchan atentamente

la lluvia a punto de caer.

Sigue filtrándose

entre dudas de despojos.

Las miradas la encuentran

en la habitación del rato

para vivificarla vértigo

y esculpir su figura

-rosada carne-

borrando el panorama que la enmarca.

Cuando sólo esté escrita,

para poder leerla

entre líneas de árboles,

filtraciones del color tan sólo,

música tan sólo,

será poema de amor

que huye al ser leído.

UN MOMENTO DE ALEGRÍA QUE ENCONTRÉ EN LA CALLE,

SIN SABER CÓMO, EN LA CALLE LO PERDÍ [115]

A Bernardo Víctor Carande [116]

Alegra vieja vida mi albedrío

un ayer que gané y que ahora gozo,

tactos en rama, trino, nido, pozo

de aroma, pluma, beso, escalofrío.

Anido verbo, verso, todo y trozo,

oculto existencial, campo baldío,

claror que al día lo quedó vacío,

yerba de mar en musical sollozo.

Alegra nueva vida aunque lastima

tanta luz, casa y voz, en su agonía,

historia, mi canción, leyenda y huella,

y nadie con la gente que camina.

Y es mi gente torrente y me atropella

en plena calle el nombre y la alegría.

LOS EXTRAÑOS CLAVELES [117]

Nunca quise mirarte al fondo de los ojos,

delirio de encontrarme con algún desencanto

en el placer del miedo al enjugarte el llanto

que hacia dentro manaban tus antiguos enojos.

Los extraños claveles, como la sangre, rojos;

drama de amanecer, cuando yo me levanto,

que nos tapa el profundo conocer del espanto

que por debajo había, tus míseros despojos.

El amor insaciable para tu boca-beso

que nos invita a vida abierta al erotismo

en ardiente deseo de un grandioso suceso,

la excitante corriente que arrastra al heroísmo

en confuso juzgarme y quedar en ti preso

de misteriosa muerte al verterme en tu abismo.

SONETO DE LA DUDA QUE ME VIVE Y QUE ME MATA [118]

Lleno de dudas voy, recorro tiempos

por el mundo dorado de mis dudas,

con vírgenes hermosas que desnudas

son mármoles de ciegos contratiempos,

extraña claridad, en mí saludas

al hastío del pueblo, desatiempos,

sacrificio silente, pasatiempos

de crucigrama, en letras que me anudas

al aire de un ciclón de pesadumbre,

tirando como bestia de este carro

de vanidad y envidia al que me ata

el pan de un dios de sueño y dulcedumbre

y un puñado de nadas, sólo barro,

la duda que me vive y que me mata.

EL OTRO DÍA [119]

Siempre fue

el otro día.

Ha sucedido todo cuando menos pensábamos.

Ha florecido la noticia

en el hombre constante

-¿mañana?-

del corazón amando

la vida

del otro día.

Cuando la muerte

en el mar sosegado

de noche sin orilla

se extendía

con pereza de siglos

cabalgando las horas que perdía.

No habrá mañana en la viña.

No habrá agua en la fuente.

No sabremos suponer a la alegría.

Quedará nuestro vino añejo

en la bodega de la melancolía.

(Sólo hay ya

el otro día)

No es la cárcel de un momento,

ni siquiera una casa, una lumbre,

una amante, un perro que nos conozca.

Nadie nos da la bienvenida.

Ni siquiera un pañuelo

nos indica lejanía.

Un ir caminando

peregrino

hacia una sabiduría.

Un alba nueva y limpia.

Una luz, una virgen, una sonrisa.

Pero estamos ya metidos

de lleno

en las aguas y milagros

del otro día.

Esperamos un tren para irnos

pero no ha llegado

ni llegará todavía.

No vendrá jamás.

Nuestra esperanza

se ha quedado muy lejos

y amarilla,

como ese campo que supura

por todas sus heridas,

como ese rastrojo

que pisábamos ayer.

Así vamos.

Un hombre cree ir hacia adelante

y siempre está detrás como escuchando

una voz que le diga

dónde está la verdad

de su vida.

¿Dónde está la verdad de la mía?

Un paso

y es el ayer quien se avecina.

Mañana

es el otro día.

SU NOMBRE HUBO PRESENCIA[120]

Su nombre hubo presencia

beata madrugada.

Huida, campanada,

rastrojo de clemencia.

Una estancia cerrada,

cárcel de la paciencia,

palabra de sentencia

en la ropa, mirada,

nadie puede acusarte

máscara de la infancia,

sonora de alegría

vas a cualquiera parte,

deshojando fragancia

de aquella rosa mía.

NOVIEMBRE [121]

A Ricardo y a Marcela[122]

Crisantemo sonoro en la ventana

de noviembre y lucero. Calle y llueve

sobre tiempo que lento pasa y mueve,

arrastrando su miel, esta mañana.

¡Cuánto duele la vida, su relieve

y secreto fragante, dulce nana

de la carne entrañada, la manzana

de inagotables Evas, flor y plebe!

Sola mi madre va arrullando niebla

en cielo bajo de ceniza lleno.

Vuelve mi dulce amor y me contagio

de costumbre y de llanto. Se despuebla

la luz libre del fuego. Me encadeno

a la tabla sombría del naufragio.

NOTAS

[1] La fecha aproximada de composición (FAC) de estos poemas se sitúa a mediados de la década de los años 30 (excepto los dos primeros), después de la elaboración de Canciúnculas.

[2] PMA, HSC (a la vuelta PMA «Nana»). Por el tono romántico y la calidad media de sus versos, debe ser uno de los primeros poemas escritos por JDV. FAC 1930, antes de la confección de Canciúnculas.

[3] Esta anotación indica el interés que, en sus comienzos, sintió JDV por el poeta romántico. Idéntica anotación aparece en el poema «Nana».

[4] Las manos blancas aparecerán en el v. 7 de «Encina y olivos» de La esquina y el viento, el v. 11 de “Picos de Europa” de La montaña y en los vv. 44 y 45 del poema «Jesús Delgado» de Ruiseñor perdido en el lenguaje.

[5] En el último poema citado en la nota anterior se localiza una expresión parecida: «Me mira, me sonríe / y le cojo las manos / blancas, finas, frías» (vv. 43-45).

[6] PMA, HSC. FAC 1930 por las mismas razones apuntadas para fechar el poema “Amor” (PMA, a la vuelta de la misma HSC).

[7] Nota idéntica a la del poema «Amor».

[8] PMA, VCC. Ed. Intimidad poética (Alicante, nº 2, 1943).

[9] La imagen de los pájaros negros, que recuerda la película «Los pájaros» de Hitchcock, volvería a ser empleada en el poema «Jesús Delgado» de Ruiseñor perdido en el lenguaje como metáfora de malos presagios (vv. 160-164).

[10] PMA, VCC. «El baño», PT. FAC 1935.

[11] PMA, VCC. FAC 1935.

[12] FAC entre 1939, una vez terminado y encuadernado Pulsaciones, y 1945 cuando JDV tiene preparado El año cero e intenta editarlo. Algunos de estos poemas fueron incluidos en la edición de Hojas húmedas y verdes (1944) y otros en la de El año cero (1950). Los poemas excluidos de estas ediciones son editados a continuación en su orden original.

[13] ST, TPV, PMA verticalmente en la parte superior de la portada interior del poemario donde aparece el título del libro, el subtítulo («Poesías») y la firma del poeta con el nombre y los dos apellidos.

[14] En el BP, después de este poema están los titulados “Enero”, “Febrero”, “Marzo”, “Abril”, “Mayo”, “Junio”, “Julio”, “Agosto”, “Septiembre”, “Octubre”, “Noviembre” y “Diciembre” (ver nota poemas TI El año cero), “Noche” (ed. nota poema anterior) y “Nota del viaje” (ver nota de “La estación” de Hojas húmedas y verdes).

[15] En el BP arriba de su título pone «Poesías de primavera», denominación genérica en la que se incluye este poema y, teniendo en cuenta sus contenidos, los siguientes aunque no indica hasta cuál. JDV tuvo la intención de incluir en El año cero varias series como ésta, que no sería incorporada al libro finalmente (sólo incluyó la de los meses del año).

[16] Los últimos seis versos ayudan a entender el título de la segunda antología de JDV, Canas de Dios en el almendro (Sevilla, Ángaro, 1971).

[17] “Primavera en mi otoño”, PT.

[18] Estos dos versos vuelven a ser utilizados por el poeta al final del poema «Qué pequeño me encuentro cuando siento», transcrito más adelante.

[19] Los dos versos finales son parecidos a sus correspondientes en el poema «Dolor» de Hojas húmedas y verdes: «[Como una compañera] / fuerte me aprieta en el brazo / una cinta negra”.

[20] ST, TPV.

[21] idem. Los dos últimos versos sustituyen a otros dos que en el original están tachados y, sin embargo, contienen una imagen muy original: «Le ha dado de color al campo / con lápices de colores, Dios», que el poeta debió cambiar porque la idea ya aparecía en el v. 3.

[22] En el BP, a este poema le sigue el titulado “Dolor” (ver nota poema TI Hojas húmedas y verdes).

[23] ST, TPV.

[24] En el BP, después de este poema va el titulado “A la orilla del mar” (ed. Hojas húmedas y verdes).

[25] ST, TPV.

[26] idem. Aparece debajo del título de la tercera parte de Pulsaciones, «Angustia hecha flor», aunque no hay datos que indiquen si fue para aprovechar el espacio en blanco o porque el poeta quiso titular de ese modo este poema.

[27] Esta es la tercera vez que JDV muestra su aprecio por su íntimo amigo, pues anteriormente ha usado una cita suya en el poema «¡Dejadme morir!» de Canciúnculas y le ha dedicado el poema «Noche» de La esquina y el viento.

[28] Estos dos versos ya los ha utilizado en el poema «Otoño en mi primavera» (vv. 17-18) y volverá a emplear una expresión parecida en los dos últimos versos del poema “Ciego” (ROEV).

[29] En el BP, a continuación van los poemas “Paisaje de Castilla” (ed. El año cero con el título “Paisaje castellano”) y “Castillo” (ed. nota poema TI Hojas húmedas y verdes).

[30] Continuación del poema de Pulsaciones titulado «Soledad», pues también trata en un tono parecido este tema y, además, incorpora la preocupación por el tiempo.

[31] «Domingo de abril», PT.

[32] En el BP, después va el poema “Mañana vieja” (ed. nota Hojas húmedas y verdes).

[33] ST, TPV.

[34] La iniciales «L.F.» son las del poeta León Felipe, seudónimo de Felipe Camino [Galicia] (Tábara, 1994-Méjico, 1968), que sufre un injusto olvido aunque es el autor de poemarios tan significativos como Versos y oraciones del caminante (1920-1929) y ¡Oh, este viejo y roto violín! (1968). JDV apreció en él su verso directo, sincero y natural.

[35] ST, TPV.

[36] Ed. Intimidad poética (Alicante, nº 2, 1943). HP, FCH 20-2-46, APJDV: aparece suprimido el artículo “las” (v. 7).

[37] Manuel López Robles, poeta del grupo onubense de Pedro Garfias, mantuvo correspondencia con JDV e, incluso, fue a Gata a visitarlo: «Cuando he regresado, he pensado en la trascendencia espiritual de mi visita. Tu casa, cálida y acogedora; tus libros queridos […]; tu doncella de cuento de Zohengrín, con una sonrisa en sus ojos esquimales; tu hijo mayor pensativo como un ángel, tu esposa digna de ti, y tu charla ¿Qué más puedo traer de la visita a un poeta que esos recuerdos imborrables, de poesía?» (La Alquería -Huelva-, 7-3-44, APJDV).

[38] «Morir habemos» es también el título de un poema de La muerte del momento.

[39] ST. TPV.

[40] Fueron compuestos por JDV entre 1949-1951, según se deduce de datos extraídos de su epistolario. El índice de la RO es el siguiente: Prólogo de Eugenio Frutos titulado «La poesía personal de Jesús Delgado Valhondo» (ed. al comienzo de la RP), I (“A mi hermano”) “Madrugada” (ed. RP), “Velándome sueños” (ed. RP), “Dolor” (NRP), “Muerte” (ed. RP), “Atardecer” (ed. RP), “Noche” (ed. RP), “Encinas y olivos” (ed. RP), “El espacio” (ed. RP), “Ciego” (NRP) y “Los años” (ed. RP). II (“A Magdalena Leroux. A Enrique Pérez-Comendador” ) “Fecundidad” (ed. HHV), “Día de otoño” (NRP), “Coxalgia” (NRP), “Árbol nuevo” (ed. HHV), “Mi sombra ” (ed. RP), “La cicuta” (ed. ¿DPA?), “El recuerdo” (ed. La MM), “Las estrellas impalpables que vagan por la luz” (NRP). III (“A Pedro Caba”. Cita de José María Pemán: “El ‘existencialismo’, por lo menos el literario, no significa otra cosa sino esa ansia de retorno hacia lo puramente vital”) “El maestro explica las vías de comunicación en la escuela” (NRP), “El maestro comienza explicando las nubes y termina cerrando los ojos” (NRP), “El maestro en vez de explicar las minas piensa en voz alta” (ed. RP), “Pasa un entierro por la puerta de la escuela” (La MM), “Primer día de clase del niño huérfano” (ed. La MM), “Ha nevado” (ed. RP), “No es el sol” (NRP). IV (“A Antonio Rodríguez-Moñino”), “El nacimiento” (NRP), “Canción del pastor” (NRP), “Nana de la niña tonta” (ed. RP), “Canción del hijo pródigo” (ed. RP), “El lenguaje de las flores en la Semana Santa, en la Navidad” (ed. La MM), “Dios” (NRP), “Oración” (ed. RP), “Oración” (NRP), “Oración del enfermo” (ed. RP) y “Presentimiento del día primaveral (Resurrección)” (NRP).

[41] NRP quizás porque JDV no lo consideró suficientemente maduro por las rimas en -ía y la reiteración de “yo”.

[42] NRP posiblemente porque el reloj como metáfora del corazón es una imagen tópica y como medida del tiempo ya lo había empleado en algún poema de libros anteriores.

[43] NRP tal vez por falta de espacio, pues JDV lo editó el mismo año en Gévora (Badajoz, nº 2, 1952).

[44] En Gévora: «cordial» para evitar la rima interna que, en el mismo verso, se establecía entre «humano» y «hermano”.

[45] NRP. Llama mucho la atención que este poema fuera excluido de la RP, porque su contenido es fundamental para entender la relación que existe entre la imperfección del ser humano y el origen de las preocupaciones existenciales, que sintió JDV desde su infancia por sufrir la poliomielitis. Quizás la supresión se deba a que el poeta pensó que era tarde para exponerlas, pues había sufrido la enfermedad muchos años antes. Ed. “Jesús Delgado Valhondo o la espiritualidad de un hombre cualquiera” del autor de esta edición (II Otoño literario … y solidario, Badajoz, Santa Marina, 2000).

[46] NRP, posiblemente por su larga extensión.

[47] Nació en Casas de don Antonio (1917), estudió bachillerato en Cáceres donde entabló amistad con JDV. Fue poeta (Tu dulce cuerpo pensado, 1947), fundador de Garcilaso, donde JDV editó poemas por su intermediación, novelista (Santa Lila de la Luna Lola, 1935, coproducida con Leocadio Mejías, Diario de la mañana, 1983) y ensayista (Fantasía en la plazuela, 1953 y 1974, Extremadura, la fantasía heroica, 1961 y Capítulos de la insistencia, 1975).

[48] CMA, SD, APJDV: esta estrofa es distinta: «El alma de las flores en el viento / brilla el aroma dulce de su vida / como la luz que salta en esta herida / de donde vengo y siento». Lo mismo sucede con los vv. 3 y 4 de la penúltima estrofa: «por caminos que tanto nos abrasan / que tanto los amamos». Se trata de una versión anterior que JDV reelaboró en dos momentos. RD: Cambia la 2ª estrofa por su contenido tópico y por eludir la rima interna del verso final («vengo-siento») y los versos citados de la penúltima, por contener una anáfora no muy afortunada (“que tanto … que tanto …”).

[49] Esta expresión es idéntica al último verso del poema «La venta» de El año cero.

[50] Ed. Alba (Vigo, nº 8, 1951). NRP, quizás porque JDV debió pensar que era suficiente con la muestra dejada en la RP de esta parte (“El maestro en vez de explicar las minas piensa en voz alta” y “Ha nevado”), que dedicó al maestro y a la escuela.

[51] NRP por la misma razón que el anterior.

[52] Es un vocablo que tiene el sentido de «quitando letras a las palabras» o «desgranando palabras».

[53] NRP tal vez por la reiteración de las rimas agudas, que marcan excesivamente el tono del poema.

[54] NRP posiblemente por su extensión y porque JDV consideraría que bastaba con los ejemplos de poemas navideños que dejó en la RP. Ed. Mérida (nº 52, 1953), donde el v. 6 de la 2ª estrofa (“que sobre la paja hay carne”) introduce el verbo que faltaba, pero no evita que el verso sea octosílabo. CME, APJDV: no aparece estructurado en partes; tiene una estrofa más («Gallo de luz y oro / que grita y mella / a la noche la entraña, / paz en la estrella. / …….. Y más pastores»), que se situaría entre la V y VI estrofa del poema transcrito, y los dos últimos versos de la última estrofa dicen: «Que estrella claro el día / como una bomba»; quizás se trate de una versión anterior. RD: JDV organizó el poema en partes, porque debió pensar que resultaba largo sin una estructuración, y aprovechó para ajustar los versos reelaborados.

[55] Hijos de su hermano Juan por los que JDV sentía un gran aprecio. A Luis le dedicó además el artículo «El sobrino» (Hoy, 5-5-63) y a Juan Diego otro titulado «Plantas medicinales» (Mérida, RFF, 1965). El poema no aparece en la RP.

[56] NRP por las razones apuntadas anteriormente para los poemas navideños suprimidos.

[57] Fernando Delgado Rodríguez, maestro y periodista, es el segundo hijo de JDV al que le unió un profundo cariño. Fernando le ha dedicado a su padre emotivos artículos póstumos en los que muestra una dolorosa nostalgia por su ausencia («Mi padre ha muerto», Extremadura, 28-7-93, «Mi mejor compañía», Extremadura, 24-7-97). Como el poema que acompaña esta dedicatoria no fue incluido en la RP, la dedicatoria también fue excluida.

[58] NRP posiblemente debido a su larga extensión.

[59] CME, SD, APJDV: «creciendo y pálido como las yedras»; parece ser una versión anterior. RD: El ajuste debe tener el objetivo de intensificar el símil.

[60] CME: «en falso descender por las tinieblas». RD: La reelaboración corrige un error conceptual, pues el camino hacia Dios es ascendente.

[61] CME: «y descubrí tu luz con mi presencia». RD: El cambio ajusta el verso a un sentido más acorde con el contenido de los versos anteriores.

[62] NRP quizás por evitar la edición de dos poemas con el mismo título y, teniendo en cuenta la falta de espacio, suprimir el de más larga extensión.

[63] Poema suprimido de la ROEV quizás para utilizarlo posteriormente en Un árbol solo, que es la RO de los dos últimos versículos de “Soledad habitada” (segunda parte), donde presenta una elaboración parecida.

[64] Ed. Cristal (Cáceres, nº 3, 1-12-1935), firmado por “Jesús De-Val” (Jesús Delgado Valhondo). Cristal fue dirigida por Alberto Juliá Martínez en Cáceres desde el 1-11-35 al 15-7-36. Publicó 18 números. Su grupo fundador estaba formado por José Ibarrola Muñoz (director), Eduardo Guerrero Oyonarte, Pedro Lumbreras Valiente, Diego Silva Alcántara, José Trujillo Peña y Antonio Hernández Gil, que dio cuenta de los avatares por los que pasó esta publicación en una ponencia del I Congreso de Escritores Extremeños (Actas, Cáceres, Centro de Estudios Extremeños, 1981.

[65] Ed. Intimidad poética (Alicante, nº 3, 1944).

[66] Ed. Alcántara (Cáceres, nº 13, 1947).

[67] RPE ABC, SD, APJDV. FAC 1949-1952, espacio temporal que media entre la primera noticia de que JDV comienza a elaborar La esquina y el viento y la fecha en la que Hierro le pidió que redujera el número de poemas de la RO, pues “El maestro” recuerda a los tres PROEV que tienen como protagonista a esta figura docente. Aparte JDV dedicó al maestro artículos como el titulado «Mira ese maestro» (Hoy, 27-11-58) y «Oposiciones» (Hoy, 8-7-59), donde destaca la importancia de los maestros para los pueblos y la mala situación económica en que viven.

[68] Ed. Alcántara (Cáceres, nº 38, 1950).

[69] Ed. Humano (Valencia, nº 2, 1950), revista dirigida por Pedro Caba.

[70] Ed. “Jesús Delgado Valhondo o la espiritualidad de un hombre cualquiera” del autor de esta edición (II Otoño literario … y solidario, Badajoz, Santa Marina, 2000, pp. 13-25). La RO se la envió JDV en una carta a su amigo Fernando Bravo, Zarza de Alange, 23-4-51, APFB. Se trata de un poema fundamental para conocer la personalidad espiritual de JDV e imprescindible para entender plenamente su poética y su lírica. De ahí que sorprenda sobremanera que no lo incluyera en alguno de sus libros.

[71] Ed. Gévora (Badajoz, nº 9, 1953).

[72] Libro de Job 5, 17 (2ª parte). «El látigo de Dios» debe ser un poema que JDV compuso para incluir en La muerte del momento pues, aparte de su tono y de su contenido, en este libro hay un poema titulado «El corazón en la vida» que lleva una cita del Libro de Job que es la primera parte del versículo 17: «Dichoso el hombre a quien Dios castiga».

[73] Ed.  Alor (Badajoz, nº 19, 1953).

[74] Ed. Alcántara (Cáceres, nº 63-65, 1953).

[75] El mismo JDV, en «Escritores extremeños: Hoy, José Luis Cotallo Sánchez» (Hoy, 22-7-64), traza una semblanza de esta persona, que nació en Cáceres el 2-6-22. Hombre culto, gran orador, rector del Seminario Diocesano de Cáceres y, en 1949, director de los Servicios Culturales de la Diputación cacereña, que organizó la II Asamblea de Estudios Extremeños y creó la Colección de Estudios Extremeños. Cotallo fue un buen escritor con un gran sentido poético de la vida y autor de ensayos como El beato Juan de Ávila y Vivir en cristiano.

[76] Ed.  Arcilla y pájaro (Cáceres, nº 3, 1953).

[77] Ed. Alcántara (Cáceres, nº 69-71, 1953).

[78] Amigos íntimos de JDV, con los que fundó la revista Alcántara en Cáceres. Ya les había dedicado sendos poemas en El año cero: «Mayo» a Fernando Bravo y «Cáceres» a  José Canal.

[79] Ed. Alor (Badajoz, nº 18, 1953).

[80] JDV dedica este trascendente poema al director de la revista Alor donde lo publica. Por estas fechas el poeta emeritense se encontraba preparando la edición de su libro La muerte del momento y lo intenta en esta revista de Badajoz pero, a pesar de la buena relación que mantenía con su director, la edición no se llevó a cabo.

[81] Ed. Alor (Badajoz, nº 26-27, 1954).

[82] Ed. Alcántara (Cáceres, nº 81-83, 1954).

[83] Ed. Alor (Badajoz, nº 33-34, 1955).

[84] Ed. Alcántara (Cáceres, nº 117-119, 1957).

[85] Alor (nº 49-50, 1958).

[86] idem (nº 51-52, 1958).

[87] ibidem.

[88] ibidem.

[89] ibidem y Alcántara (Cáceres, nº 136, 1960).

[90] idem Alcántara.

[91] ibidem.

[92] Ed. Mérida (septiembre 1960) y RFF de la barriada de San Fernando (Badajoz 1961).

[93] Ed. Alcántara (Cáceres, nº 136, 1960), Hoy y revista de las Fiestas de la barriada de San Fernando (Badajoz, 1961) con el título simplificado («Azul») y «Lágrima azul y sus ojos» (v. 5), «en azul, hora soñada» (v. 10). RD: Las reelaboraciones de los versos citados vienen a ajustar ciertos momentos del poema.

[94] Es una cita que JDV utilizaría más tarde en su artículo «El Guadiana»: «El Guadiana se nos queda temblando en la sangre. Es casi tarde. El cielo, azul. Alto azul. ‘Dios está azul’. Azul, el agua. Todo es lo mismo: Dios» (Hoy, 25-8-66).

[95] Ed. Hoy (Badajoz, 29-3-60).

[96] CME, SD, APJDV. FAC 1960-1969. Por los enormes deseos de hallar a Dios se deduce que es un poema elaborado por JDV para uno de los libros de su etapa de angustia (Aurora. Amor. Domingo, El secreto de los árboles o ¿Dónde ponemos los asombros?). Los vv. 5-8 son parecidos a los primeros versos de la 2ª estrofa del poema “Volver es no llegar” de IDN.

[97] PMA, SD, APJDV. Es un poema aún en borrador, que ha sido reconstruido gracias a que el poeta indica con números el orden de los versos. FAC 1960-1969 por la desorientación y la falta de libertad personal, que expresa de una forma desconsolada y el uso del concepto “muro” como metáfora para materializar estas aflicciones.

[98] Ed. Alcántara (Badajoz, nº 140, 1962). RO ed. Alor (Badajoz, nº 49-50, 1958): “Ciudad del agua viva, / cierva de la alborada / bajo lluvia vencida. / Agua. // Ciudad del agua amiga, / sangre de cielo y mapa, / voz de la golondrina. / Agua. // Ciudad del agua. Días / grises, mundo y palabras / boca llena de risas. / Agua. // Ciudad. Melancolía / de calles y ventanas, / la sombra luz abría. / Agua. // Ciudad de rosas frías. / Abril: plumas mojadas / Dios manó por su herida / agua. // Ciudad. Dios bendecía. / Agua. / Agua”. Por su temática posiblemente fuera escrito para uno de los dos libros que componen Aurora. Amor. Domingo. RD: Se nota que se trata de una versión posterior, porque contiene el desencanto sufrido por el poeta nada más integrarse en el ambiente urbano.

[99] PMA, SD, APJDV. FAC 1968. JDV lo escribió en una cuartilla con el membrete del II Congreso de Estudios Extremeños celebrado ese año en Cáceres, al que asistió y en donde participó leyendo y comentando sus versos.

[100] HR, APJDV. Ed. junto a «Circo». FAC 1970, atendiendo a su temática desencantada.

[101] En el poema «Viaje en tren» de Canciúnculas, JDV también usa la imagen del telégrafo cuando, en los dos últimos versos, dice: «En los hilos del telégrafo / escribe música Dios».

[102] HR, APJDV. Ed. junto a “Cine”. FAC 1970, en la misma época que este poema por coincidir en la concisión del título y en su tono descorazonador.

[103] PME, SD, APJDV. FAC 1970, por su similitud temática con el titulado “De esta calle nunca jamás saldré” de La vara de avellano, que también trata de la desorientación existencial de los seres humanos.

[104] Ed. Poesía española (Madrid, nº 211, 1970) y Poesía (1988, p. 358).

[105] PME, SD, APJDV. FAC comienzos de los años 70, cuando JDV elaboraba La vara de avellano, libro con cuyo contenido coincide su preocupación por el paso del tiempo y, sobre todo, su crítica solapada contra aquellos semejantes que se aprovechan de la indefensión de los demás.

[106] CME, FCH 17-3-72, APJDV. RO del poema “El mundo-gente” de La vara de avellano.

[107] PME, SD, APJDV. FAC 1975-1979, porque es un poema posterior a «Ese espejo» de El secreto de los árboles y «La vara de avellano» del libro del mismo título, donde JDV plantea el tema del espejo.

[108] PME, SD, APJDV. FAC 1979 en una fecha próxima a la edición del artículo citado en la nota siguiente.

[109] Después de exponer en Badajoz esta pintora cacereña (afincada en Madrid), JDV le dedicó el artículo «Meditar sobre la pintura de Nieves Luengo»: «Cada cuadro de Nieves Luengo posee un virtuosismo de recitación. Saber escucharlo es tan importante como saber verlo. […] Pinta lo que oye Nieves Luengo. […] ¡Cuántas ventanas abre en los cuadros Nieves Luengo! Asomarse a ellas es un placer. Nos ofrece un mundo por el que andar y meditar» (Hoy, 19-11-78).

[110] Ed. La poesía de Jesús Delgado Valhondo (tesis doctoral), cuyo autor es el de esta edición (Cáceres, Universidad de Extremadura, 1999, p. 109). Su contenido muestra el desencanto con que JDV afrontó su jubilación (19-2-79), pues se notaba aún con fuerzas y lucidez y, sin embargo, pensaba que oficialmente se le consideraba un ser inútil. FAC próxima a la fecha de su jubilación. En un artículo titulado «Jubilado, ¡nunca!» (Hoy, 16-6-64, que edita quince años antes de su jubilación), lanza una crítica contra la jubilación de personas, que se encuentran en el cénit de su capacidad intelectual.

[111] Ed. Manxa (Ciudad Real, nº 14, 1980) y Poesía (1988).

[112] ibidem. En Alor (Badajoz, nº 22-23, 1954) poema TI, contenido semejante y algún verso idéntico: “Bajo el cielo las nubes / cruzan y rezan agua / dulce, constante, pura / lluvia para nostalgias. // Sobre el verde del huerto / se vierte la mañana / en niebla fría y viento … / Cae sobre el cuerpo el alma. // El mediodía parte / la luz y su fragancia / va subiendo a mi boca / de nuevo en la manzana. // Salgo a la calle y voy / sin saber qué me pasa”. RD: s

Se observa un esfuerzo de síntesis que incide positivamente sobre su lirismo.

[113] PME, SD, APJDV. FAC 1984, pues el tono de este poema es parecido a los que JDV editó en Ruiseñor perdido en el lenguaje y había confeccionado sobre esta fecha.

[114] Ed. Alor novísimo (Badajoz, nº 3, 1985). RO del poema “Jaula de atardecer” de Los anónimos del coro.

[115] Ed. Alor Novísimo (Badajoz, nº 13, dic. 1987-enero 1988). Este poema debió ser uno de los que JDV pensó incluir en la segunda edición de Ruiseñor perdido en el lenguaje, que luego no realizó.

[116] Escritor residente en Almendral (Badajoz) y creador de la revista Capela. Boletín de información personal de un hombre que vive en el campo (1956-1960 y 1978-1984). Fue director de Nuevo Alor y Alor Novísimo. Poeta (Manuel conmigo, 1953), novelista (Suroeste, 1974, El guerrillero erudito, 1980), autor de un libro de viajes (Viaje y estancia andaluza, 1980) y de cuentos (Cuentos de medio ambiente, 1981). Carande dedicó a JDV el artículo titulado «Valhondo, el ser» (Hoy, 7-8-93).

[117] PME, SD, APJDV. Este poema y el siguiente también debieron ser de los que JDV pensó incluir en la segunda edición de Ruiseñor perdido en el lenguaje, que luego no realizó. FAC 1987-1990.

[118] PMA, FCH 12 de marzo de 1988, APJDV.

[119] PME, SD, APJDV. FAC en una fecha próxima a la edición de su último libro de relatos, que tituló como este poema, El otro día (Badajoz, Menfis, 1990). RO: Poema “Otro día”, ed. Alcántara (Cáceres, nº 159, 1970): “Ha florecido la noticia / del hombre constante en el tiempo / pagado en monedas de vida, / con pereza de siglos / sin saber si ganaba o si perdía. // ¿No cuajará mañana en la viña? / ¿No tendremos agua en la fuente? / ¿No sabremos suponer alegrías? / Seguramente tendrás vino añejo / en la bodega / de melancolías. // No tiene cárcel el momento, / ni siquiera casa, ni lumbre, / ni amante, ni perro que nos conozca. / Nadie nos da la bienvenida. // Es un ir caminando / peregrino hacia una sabiduría. / Una virgen, la luz, una sonrisa … / Deshojamos la margarita / de los sí y los no de la cita. / Todo queda tan lejos, / papel de flores amarillas, / un campo que supura / por todas sus heridas, / los pisados rastrojos / de un mediodía del ayer. / Que va delante se imagina / y siempre está detrás como escuchando / una voz que le diga / algo. / (Incluso que le maldiga). // En el silencio espeso, / un cansancio, / una fatal e inmensa lejanía. // Esperamos, como todos, un tren / para irnos … / Pero no ha llegado todavía”.

[120] Es un poema escrito para Huir por la concisión del lenguaje, el tono contundente y el uso del sonetillo, detalles que JDV empleó sólo en este libro. No debió ser incluido en Huir quizás por su carácter descriptivo. FAC 1990.

[121] Ed. monográfico «Jesús Delgado Valhondo» (Hoy, 28-11-93) con dos erratas en el v. 9: «Solo mi madre va arrullando niebla» (falta de concordancia) y en el v. 13: «la luz libre del fuego. Me encadena» (errata que dejaba suelta esta rima y la del 2º verso del primer terceto: lleno-encadena). CME, APJDV, SD: “de la carne entrañada en la manzana” (v. 7) y “de inagotables Evas, flor de nieve!” (v. 8). RD: El ajuste del primero tendría el fin de hacerlo más sugerente y del segundo de evitar un tópico “flor de nieve”. Este soneto debió ser uno de los que JDV pensó incluir en la segunda edición de Ruiseñor perdido en el lenguaje, que luego no llevó a cabo.

[122] Se trata de Ricardo Senabre y de su esposa, por quienes JDV sintió un gran afecto. A RS ya le dedicó Los anónimos del coro.

Fotografía cabecera: Acueducto romano de San Lázaro o Rabo de Buey de Mérida