
Poesía de Final del Siglo XX (1990-1999)
INTRODUCCIÓN
En esta década, los poetas se caracterizan por el dominio técnico, la sobriedad, la forma narrativa y el tono coloquial. Rechazan las vanguardias y la concepción irracional del poema. Tienden a la espiritualidad. Presentan interés por todas las literaturas, deseos de elaborar un lenguaje literario, rechazo de la política, compromiso con su tiempo y variedad tanto en los modelos como en las tendencias.
Los poetas más destacados son Luis Alberto de Cuenca, Andrés Trapiello, Benítez Reyes, Ana Rossetti, Jaime Siles, García Montero, Blanca Andreu, Juan Carlos Mestre, Sánchez Robayna, Martínez Mesanza y Jon Juaristi.
En Extremadura, los poetas tienen una concepción universal de la poesía y coinciden en la expresión narrativa, la reflexión sobre el tiempo, la relectura de la tradición, los temas urbanos, el uso de la imagen del viajero, el lenguaje coloquial, la atención a lo cotidiano, el empleo de la anécdota y la sensualidad como rescate del tiempo perdido o reafirmación del presente, la atracción por la ironía y la recuperación de la métrica.
Su formación (muchos proceden de la Facultad de Letras) les permite ponerse al nivel de calidad de los poetas nacionales (Diego Doncel Premio Adonáis 1990, Irene Sánchez Carrón Premio Adonáis 1999).
Quizás la diferencia fundamental con respecto a los poetas de la década de los 80 sea que algunos vates (como los Premios Adonáis mencionados) abandonan el intimismo con que los versificadores anteriores expresaban su desencanto y lanzan sus reflexiones hacia fuera denunciando clarament preocupaciones sociales y ambientales como la superficialidad de la sociedad posmoderna, el cambio climático, la publicidad engañosa, la droga, el sexo o los efectos nocivos de la globalización.
En esta década llama la atención el alto número de poetas entre los que destacan Diego Doncel, Irene Sánchez Carrón, María José Flores, Ada Salas, Antonio Méndez Rubio, Rosa Lencero, Julián Rodríguez, Serafín Portillo, Pilar Fernández y Manuel Carrapiso.
También sorprende la pluralidad de tendencias poéticas (de la experiencia, del silencio, meditativa, figurativa, contemplativa, visual), hecho que indica un deseo de independencia y de exploración de nuevos caminos expresivos.
Y de la poesía experimental (ver Poesía del conocimiento al final) y de las restantes tendencias aparecen referencias en los comentarios introductorios de épocas y poetas contemporáneos.
Además es obligado citar a poetas mayores que empiezan a editar en los años 80 y se consolidan en los 90 como Rufino Félix [comentado en http://asalgueroc.blogspot.com.es/ su poemario Reencuentro], Juan María Robles Febré, Antonio Román Díez García, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo [comentado en http://asalgueroc.blogspot.com.es/ sus poemarios Si volviera mayo y Latitudes], Benito Acosta, Santiago Corchete, Juan José Cajide o Miguel Combarros [ver en la sección Otros poetas actuales de esta web].
Además existen otros muchos poetas que componen poesía al margen de las citadas tendencias como Mari Carmen Alegre, Raúl Aragoneses, Luis Atienza, Juan Manuel Cardoso, Francisco Javier Carmona, Ana María Castillo, Antonia Cerrato, José Ramón de Luis, José María del Álamo, Juan Manuel del Pozo, Antonio Luis de la Cruz, …
… Jesús Díaz, Miriana Díaz, Estrella Doncel, María José Fernández, Félix Gala, Paco Galán, María Galván, Jonatan García, Juan Gómez, Jorge Hidalgo, Manuel Hurtado, Emilia Jiménez, Faustino Lobato, Ana Belén Martín, Francisco José Martín, Jesús Martínez, Jesús Mendo, Mila Ortega, Paqui Quintana, Plácido Ramírez, Francisco Rangel, Trinidad Ródenas, José Manuel Sito, José Manuel Vivas o Gregorio Yáñez.
En los años 90, la AEEX crea, en colaboración con institutos de Secundaria, el Aula Díez-Canedo de Badajoz (1993), el Aula Jesús Delgado Valhondo de Mérida (1994), el Aula José María Valverde de Cáceres (1995), el Seminario Humanístico de Zafra (1996) y el Aula José Antonio Gabriel y Galán de Plasencia (1997) y organiza los Domingos de Poesía en la Sala Tragaluz de Badajoz, Diez lecturas en el museo en el MEIAC, Congresos de Escritores (el VI celebrado en Cáceres, 1992, y el VII en Plasencia, 1996), la I Semana de Poesía Joven en Cáceres y la edición de la revista El espejo (1995).
El consistorio de la capital autonómica crea el Premio de poesía Ciudad de Mérida (1994) y el de Badajoz la publicación anual El vuelo de la palabra (1996), la ERE funda el Premio Extremadura a la Creación (1999) y las Consejerías de Educación y de Cultura promueven los Talleres de Poesía en colaboración con las Universidades Populares.
Además, se celebran otras actividades como la edición del Boletín de la RAEx y la revista Qazris (1990), el Premio Cáceres Patrimonio Mundial (1990), la edición del libro-objeto La Pirámide (1990) de Antonio Gómez, la creación de la tertulia literaria Gallos quiebran albores de Mérida (1993), las I Jornadas sobre el libro en Extremadura (1993), el Aula de Poesía Juan Manuel Rozas (1993), la aparición Oeste Gallardo, boletín de la UBEx (1993) o la fundación de Ventana literaria en Almendralejo (1994). …
… La creación del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas (1993) por la Junta de Extremadura, de la revista La luna de Mérida (1993) y de las editoriales De la luna Libros (1994) por Marino González, Del oeste ediciones cofundada por Ángel Campos (1994) y su Colección Los libros del oeste (1995), de la Asamblea de Extremadura (1994) y Cicon ediciones (1998). Los Encuentros literarios en la Facultad de Letras (1994), la I Semana de poesía española contemporánea en Cáceres (1995), la creación de las Cajas de Trueno (poesía visual y objeto) y la carpeta gráfica Píntalo de verde (1994) de Antonio Gómez o la edición de la revista Ars et Sapientia (1999) de la Asociación de Amigos de la RAEx.
También animan este ambiente la edición de revistas como Sub Rosa (1990) y La ronda de noche (1995) por Julián Rodríguez, la publicación de las Hojas Poéticas Kylix (1990) y Hojas Poéticas Uziel (1998) por Juan María Robles, la creación de grupos poéticos como Ecos de Papel (1992) por José María Aranda, José María del Álamo, Eladio Méndez, Fernando Galán, Pedro Murillo y Fernando Herrera, y Poetas por la Paz (1994) por los cuatro primeros citados más Pilar Felisa, Hablar/Falar de poesía (1997) por Ángel Campos, la tertulia literaria Café a las 5 y copa a las 7 de Francisco Lebrato (toda la década) o institutos de enseñanza media.
Por ejemplo, el I.F.P. (luego I.E.S.) Emerita Augusta de Mérida edita dos revistas Empresa’92 (1992, coordinada por José Casillas) y Arco Iris (1993, por Antonio Salguero lo mismo que las actividades citadas a continuación) con sendos apartados literarios, cuyos contenidos se decantan por la poesía en Extremadura, y publica también poemarios de profesores, alumnos y personas de su entorno, donde editan más de 200 poetas: Escritos del Sentir (1989), Poemas del reencuentro (1990), En horas de soledad (1991), Manantial de secretos (1992), Alma entre labios (1993), Homenaje. A Jesús Delgado Valhondo (1994), Como mágico perfume (1995), Canciones de una abierta herida (1996) y Almacén de ilusiones, baúl de sueños rotos (1997).
Además, los cuatro últimos poemarios fueron presentados por alumnos en forma de diaporamas (narración, recitación, diapositivas, luz, música y medios audiovisuales): en la presentación de Homenaje. A Jesús Delgado Valhondo, destacaron la trayectoria humana, espiritual y lírica del poeta extremeño, un año después de su muerte. En la de Como mágico perfume, realizaron un repaso de la poesía de autores extremeños en la historia de la literatura española.
En la de Canciones de una abierta herida, ofrecieron una visión de la poesía contemporánea española, ilustrada con unos excelentes dibujos de Juan Fernández Pinilla [Audio de la entrevista realizada por Pilar Fernández de la emisora Radio Forum de Mérida a Antonio Salguero Carvajal, profesor-coordinador de la presentación de este poemario colectivo por un grupo de sus alumnos en la Feria del Libro de Mérida el 6 de junio de 1996 (Archivo de audio)]. Y en la presentación de Almacén de ilusiones, baúl de sueños rotos, incidieron de nuevo en los versos de poetas extremeños.
MARÍA JOSÉ FLORES
(Burguillos del Cerro, Badajoz, 1963)
María José Flores Requejo estudia Filología Hispánica en la Universidad de Extremadura, donde se interesa por poetas como Federico García Lorca, Vicente Aleixandre o Luis Cernuda. Obtiene el título de doctora e imparte clases en universidades italianas. Actualmente es profesora de Lengua y traducción española en la Facoltà di Lettere de la Universidad Del Aquila.
Comienza a ser conocida después de ganar el Premio de Poesía Adolfo Vargas Cienfuegos convocado por la Asociación de la Prensa de Badajoz (1984) y se consolida con otros como el Juan Manuel Rozas (1986), Ciudad de Badajoz (1991) y Ciudad de Mérida (1994). En 2009, es nombrada académica de la Real Academia de Extremadura.
Sus libros de poemas son De tu nombre y la tierra (1984), en cuyo contenido la poeta se aferra a la persona amada como un modo de apartarse de la imperfección del mundo, de ralentizar el efecto destructivo del tiempo y de alejar la presencia de la muerte.
Noche oscura del alma (1984), cuyo título recuerda al famoso poema de San Juan de la Cruz, recoge el adverso estado emocional de la poeta, que naufraga en sus preocupaciones existenciales, desorientada y sola.
Oscuro acantilado (1986) contiene el miedo de la poeta a caer en el abismo de la nada, cuyo solo recuerdo le supone un suplicio ante la idea de dejar de sentir, de emocionarse, de amar.
Nocturnos (1988) gira en torno a la noche como espacio para la reflexión en el silencio sobre el conocimiento personal y el misterio del amor, de la creación poética, del ser humano y del mundo.
El rostro de piedra (1993) se desarrolla en el mundo simbólico del amor, que la poeta sitúa en medio de la naturaleza, donde quiere desvelar los grandes enigmas de la existencia.
Impura claridad (1995) ahonda en la condición grandiosa pero imperfecta del ser humano, que ama, siente, tiene ideales, pero es caduco, mortal y finito. Poemas del cuerpo (1999) supone una reflexión de la poeta sobre el modo más apropiado de extraer los sentimientos desde su mundo interior para expresarlos con idéntica exactitud a como los siente.
Antología poética (1984-2003) es una recopilación de sus libros de poemas realizada por la Editora Regional de Extremadura (2005), cuyo apartado final son unos poemas inéditos bajo el título de Del animal y de su culpa (2003), que es una mirada hacia el interior de la naturaleza humana para buscar dentro de ese animal (aunque racional) la culpa de nacer, de vivir angustiado por su desorientación y de morir sin poder remediarlo.
Un animal rozado por el tiempo (2008) es el ser humano que se manifiesta con sus sentidos intactos como un ser primitivo, recién creado, pero que también nota en su cuerpo (aunque símbolo de fortaleza humana) el efecto negativo del paso del tiempo. [https://www.youtube.com/watch?v=hPJGXbhBOCw]
La poesía de María José Flores es un elogio a la palabra como centro de la reflexión sobre el hecho poético y al cuerpo como referente físico de las emociones y también del dolor existencial, que le causa el fluir del tiempo, la soledad y el temor a la nada. Su poesía es esencial, armónica, etérea, llena de sugerencias y elementos de la naturaleza (el agua, la piedra, la noche, el cuerpo).
Se le ha denominado «Poesía del silencio» (275) desde que, con su poemario Nocturnos, finaliza su búsqueda de la palabra exacta y entra en otra etapa donde busca la expresión desde el silencio que, paradójicamente, no la lleva a la oscuridad sino a la luz. También habla de sus vivencias en la infancia, de asuntos cotidianos y de la naturaleza en el ámbito rural.
Poética
Sus características poéticas son desnudez verbal, intensidad emotiva, concentración mental, ímpetu lírico, fina sensualidad y hondo intimismo. Sus versos son breves, pero intensos y repletos de un sensual lirismo, que no siempre expresa con palabras sino con certeras imágenes, versos dispuestos estratégicamente, preguntas retóricas, expresiones sugerentes, recursos musicales y espacios en blanco (medio aparentemente inútil al que, sin embargo, la poeta confiere un alto valor comunicativo). Desarrolla así su forma personal de expresión pura, que resulta novedosa, esencial y trascendente, acorde con su amor a la existencia.
Su interés por el concepto sin adornos la lleva a acumular en el corto espacio de sus breves poemas hondos sentimientos, que resultan en un primer momento herméticos por su depuración formal y significativa. Luego, sin embargo, se descubre que se trata de la poeta que mira, observa su entorno cuidadosamente y toma conciencia del mundo donde habita con sus versos, intentando retener el momento preciso en que las cosas aún son plenas.
Y LA CAUSA DE TODO (2)Y la causa de todo que se abrazaban lentos que sólo eran verdad EL SILENCIO (3)El silencio un dulcísimo vértigo Hablemos de la noche las islas se adormecen sobre un balcón abierto LA NOCHE ES UN NAVÍO (4)La noche es un navío Piedra en las aguas rosa que unos dedos heridos arrojarán temblando Oscura inmensa vela desplegada. DESNUDOS SOMOS AGUA (5)Desnudos somos agua Somos ramaje seco Palpitar Desnudos somos esa CUANDO EL DOLOR ASOLA LA BLANCURA (6)CUANDO el dolor asola la blancura cuando la noche tiende sus redadas la piedad sin clemencia de la tierra LO MIRAMOS (7)Lo miramos Poco sabemos de él y sus honduras. De ese animal esquivo y solitario SOMOS DAÑO Y PIEDAD (8)Somos daño y piedad. Piedad en el abrazo y en el gozo Y somos claridad y somos sombra. La claridad del tiempo que nos hace EN LO OSCURO SE ACERCAN (9)En lo oscuro se acercan Ahondando en la espesura de lo humano. |
NOTAS
(1) Es una de las corrientes de la lírica de los años 80, que tiene influencias del surrealismo y del misticismo. El poeta más representativo de esta tendencia a nivel nacional es José Ángel Valente.
(2) Poema de De tu nombre y la tierra, cuyo contenido expone la necesidad del ser humano, ante el miedo a la existencia, de refugiarse en otro.
(3) Poema de Oscuro acantilado, que contiene un elogio al silencio y a la noche, ambiente y entorno apropiado para la creación poética.
(4) Poema de Nocturnos, que acoge la descripción de la inmensidad, la magia y el enigma de la noche.
(5) Poema de Impura claridad, que contrasta la patente fragilidad del ser humano con su hipotética perfección, un puro espejismo.
(6) Poema de Poemas del cuerpo, donde se concibe la tierra como un felino que, aliado con la noche, acecha al ser humano.
(7) Poema de Del animal y de su culpa, que gira en torno a la certeza del enigma que encierra la doble personalidad del ser humano.
(8) Poema de Un animal rozado por el tiempo, cuyo contenido es una descripción de la naturaleza contradictoria del ser humano.
(9) Poema de Un animal rozado por el tiempo, que destaca el instinto de animal primitivo como una seña de identidad del ser humano.
DIEGO DONCEL
(Malpartida, Cáceres, 1964)
Diego Doncel Manzano ha sentido siempre inquietudes literarias. Ya de estudiante organiza unos encuentros literarios denominados Jornadas de Poesía Última (1981-1985) en Montánchez, a los que concurrieron poetas relevantes del ámbito poético nacional. Luego fue cofundador de la revista Espacio/Espaço escrito y director de la Colección Los solitarios y sus amigos de la editorial Calambur de Madrid.
A comienzos de 2017 gana el Premio de Periodismo de la Fundación Mercedes Calle-Carlos Ballestero de Cáceres con el artículo «Cuando vuelvan las cigüeñas». Actualmente es profesor de literatura, poeta, novelista, crítico de teatro y poesía en ABC y en su suplemento cultural.
Diego Doncel ha editado los siguientes poemarios. El único umbral (1991, Premio Adonáis 1990) ironiza sobre la trascendencia del idealismo místico pues si, en algún momento de la Historia, pudo servir al hombre para integrarse en la creación como un elemento más, sentir el gozo de formar parte de ella e, incluso, creer que era válido para superar la muerte, finalmente se manifiesta como un simple estado contemplativo que (por otra parte, privilegio de unos cuantos elegidos) es incapaz de detener el tiempo y evitar la muerte.
Una sombra que pasa (1996) es un único poema dividido en doce “movimientos”, con los que el poeta sigue intentando responder a las múltiples interrogantes que le plantea la existencia, donde el hombre común, imperfecto y finito, no tiene trascendencia alguna. Es «una sombra que pasa», una simple y fantasmal imagen sin voluntad ni albedrío, metáfora de un ser doliente que ha sido condenado a vivir, en un mundo incomprensible, desencantado, solo y afligido sobremanera por el tiempo imparable, la angustia, su preocupante imperfección, el temor a su caducidad y, finalmente, su disolución en la nada.
En ningún paraíso (2005, accésit Premio Gil de Biedma) expone con desencanto la realidad del mundo presente, que es la cara oculta del bienestar (soledad, desorientación, falta de esperanza en el futuro). Un mundo donde las personas viven a base de siquiatras y medicamentos para calmar su ansiedad y su estrés en medio de un consumismo feroz, aleccionado por la televisión y la publicidad. La reflexión sobre esa dura realidad lleva al poeta hasta el dolor, el desencanto y a situarse en el lugar de las víctimas de este desafuero postmoderno, que las arrastra a la artificialidad, al vacío y a la nada.
Porno ficción (2011, Premio de Poesía Ciudad de Burgos) advierte las incoherencias que vive el ser humano en este bronco mundo posmoderno y propone salir de la espiral destructiva en la que se halla con inteligencia, para dilucidar el contraste entre realidad y ficción y conseguir, dentro de una sociedad desorientada, alcanzar el autocontrol.
Luego ha editado El fin del mundo en las televisiones (2015, XXVIII Premio Tiflos de Poesía), donde aborda el caos de la sociedad actual en cuyo centro el ser humano lucha por sobrevivir en un entorno que lo ha cosificado y lo maneja a su antojo, y Territorios bajo vigilancia (Poesía reunida) (2015), cuyo título acoge una advertencia del autor «Recuerda que vivimos en territorio bajo vigilancia», contiene los poemarios que ha editado hasta el momento de su edición.
En 2020, Doncel gana el Premio Loewe con el poemario titulado La fragilidad, y en 2022 consigue el Premio de la Crítica. El contenido es consecuencia de la muerte de su padre por una negligencia médica, durante la pandemia, cuando «España entera parecía estar en duelo». Aunque el poeta no quiere hacer «un documento para el dolor sino un acercamiento moral» y reivindicar «que la poesía acompañe a la sociedad, a la gente y le dé armas para el consuelo. Esa conexión es el fin de todo poema».
El jurado asegura que Doncel «alcanza la cota más alta de una poesía trepidante, lúcida y valiente como pocas, convirtiéndose sin duda, en el autor más destacado de su generación».
Poética
Diego Doncel concibe la literatura como una aventura reflexiva, personal y biográfica. Su poesía recoge la crisis espiritual que padece como ser panteísta y trágico, pues se siente parte de una naturaleza fatal. De ahí que se note predestinado a vivir como una condena la existencia y denuncie la falsedad de la vida, que no es sino tiempo que se le descuenta hasta que caiga agotado y solo en manos de la muerte.
Es la suya, por tanto, una concepción desencantada de la existencia, que ejemplifica con patentes referencias a numerosas situaciones (muchas espeluznantes) de la vida cotidiana actual.
Su poesía es intimista y supone una indagación en los enigmas existenciales buscando respuestas para llegar al conocimiento de la esencia del ser humano, de las cosas y del mundo. Su temática reflexiona sobre la actitud y la posición del ser humano ante la vida y la muerte, la relación estrecha que lo conexiona con la naturaleza y la nefasta influencia que ejerce la sociedad de consumo (artificial) en el ser humano (natural).
Su estilo es sensible, irónico, trascendente y solemne, aunque lo manifiesta cálidamente en forma de soliloquio narrativo con tono conversacional.
Doncel percibe su poesía como una unidad de reflexión y sentimiento, que pertenece a una tradición literaria. De ahí que exprese sus meditaciones por medio de poemas con extensos versos libres en forma de reflexión monologada, que encierran un denso contenido donde, en un principio, aparecen símbolos bíblicos y clásicos y, en sus libros posteriores, referentes urbanos como los anuncios luminosos, los fármacos, el ruido, el sexo y las drogas.
Esa forma de decir la ha adquirido en buena medida por las lecturas de poetas como Octavio Paz, Haroldo de Campos y Sánchez Robayna que, unidas a su atención a las nuevas corrientes poéticas, lo han convertido en uno de los poetas más innovadores en el ámbito extremeño y nacional. (10)
CORO SEGUNDO (11)En ti, Señor, esta carne mortal LA PRESENCIA DE LA ANGUSTIA (12)2 Todo está solo en medio del mundo y Ahora veo fúnebres en mi mirada
los bosques en los que un día puse a descansar mi corazón, y mi aliento se pierde en el aire del mundo sin que nada
les una.
Allá en lo alto el cielo Con los ojos abrasados y humildes Hay algo viejo en mí EL HOMBRE DE NUEVA YORK (13)¿Este tarado, que soy yo, es un hombre o la sombra de un hombre? Un hombre, o la sombra tarada de un hombre, hablaba solo: Ah, no quiero leer más esa lujuria sucia En el aire flotaban las nubes silenciosas, Las calles parecían una ampolla de morfina, –Aunque sin ser tan vanidosos como las flores SEXSURFING (15)La chica a la que se le notan los pezones debajo de la camiseta,
¿es una chica real o una serie de imágenes perdidas en el ciberespacio?
Todas las noches la busco aunque ni siquiera sé quién es, sólo
una mujer joven que se exhibe en lugares de nadie y los faros de los autos
le llenan de electricidad la cara.
El sexo, para ella, es un acto que borra cualquier identidad personal.
El único acto de amor en la era del consumo.
La exhibición sexual, dicen en unos de los vídeos, es la mercancia más compleja,
la consumimos no sólo por placer sino como una forma de que el mundo entre dentro de nosotros:
la persona que se exhibe no se vende, quien se vende es el espectador. […] VERTEDEROS SOCIALES (16)[…] La niña no duerme, no duerme nunca. Los intervalos del sueño les llegan discontinuos desde esas hondas televisivas que lanzan sus ficciones a la tierra de nadie en que ella habita. Mira por la ventana a la claridad nocturna. No se puede saber qué piensa, si oye las voces de la policía ahí abajo, las sirenas, el tráfico de coches en la avenida. Su pensamiento tiene un territorio propio: el del miedo. En la acera el contenido de los bolsos de las prostitutas es inspeccionado a fondo. Alguien recoge la fotografía de una niña con los rasgos de la cara devastados por la enfermedad y lo transmite por la radio. Los clientes miran desde los bares. De camino a los furgones, aún se espera la llegada de las horas más difíciles. Aún se espera que la historia haga su aparición y abrase este maldito país. Como todas las noches las sacudidas de los nervios le zumban a la niña debajo de la piel. […] AÚN TENGO REALIDAD (17)[…] No sé cómo ni dónde he tomado conciencia […] EL FRÍO DE LA CASA (18) Después de tanto tiempo, vuelvo a estar en tu casa. Las fotos del pasillo se han vuelto viejas de tanto vivir en el pasado. Hay una luz de otro tiempo en las ventanas del fondo y el ruido de la calle trae voces de gente que ya ha muerto. Dime si soy como tú, si me convierto como tú en el polvo que se acumula encima de las cosas. Si ser tu hijo es esto: caminar por tus huellas, repetir tus gestos, estar en la misma dimensión de tus heridas. En el salón los sueños siguen sintonizados en un canal que ya no existe, los muebles se han llenado de arrugas, en el piano se toca el nocturno de lo que se fue. Junto a la chimenea se han arrojado todas nuestras noches, conversan en silencio nuestros cigarrillos, se hacen amargas las sombras en los vasos, por las paredes se va ensuciando algún rayo de luz. En los espejos quien envejece soy yo. […] |
NOTAS
(10) Doncel también ha editado novelas: El ángulo de los secretos femeninos (2003), Mujeres que dicen adiós con la mano (2010) y Amantes en el tiempo de la infamia (2013, Premio Café Gijón) [comentado en http://asalgueroc.blogspot.com.es/, 16-1-14].
(11) Poema de El único umbral, donde la conciencia por boca de un coro reflexiona sobre cuestiones metafísicas y les imprime un sentido universal.
(12) Poema (segunda parte) de Una sombra que pasa, que muestra una dolorosa y desencantada visión de la existencia por la imperfección del ser humano.
(13) Poema de En ningún paraíso, que critica la artificialidad del materialismo por desvirtuar el carácter natural del ser humano y provocar que el mundo sea todo lo contrario a un paraíso.
(14) “tedio, melancolía”. El poeta quiere reflejar con esta imagen la monotonía de la vida.
(15) Poema de Porno Ficción que arremete contra uno de los grandes vicios de la era actual, el sexo, porque cosifica a las mujeres que se exhiben y convierte hipócritamente un vicio en un bien de consumo.
(16) En estos versos de El fin del mundo en las televisiones se detecta en qué alto grado el miedo, producido por una sociedad enferma, afecta a una niña: lo más tierno de ese maremagnum en que se ha convertido la realidad.
(17) Este texto, que pertenece al poemario En ningún paraíso, editado en la antología titulada Territorio bajo vigilancia muestra cómo el mismo poeta se siente desorientado en medio del caos que describe con tanta preocupación, cuando necesita encontrar razones para vivir en tan incomprensible situación.
(18) Comienzo del poema «El frío de la casa», donde el poeta cuenta las sensaciones de la vuelta al hogar cuando el padre lo necesita y se encuentra con el paso del tiempo, reflejado en los muebles, las fotos y en el mismo ambiente de su antiguo hogar.
ADA SALAS
(Cáceres, 1965)
Inmaculada (Ada) Salas Moreno estudia Filología Hispánica en la Universidad de Extremadura y forma parte del grupo de escritores (entre los que abundan los poetas), que surge de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres, propiciado por el catedrático Juan Manuel Rozas.
Fue profesora en la universidad francesa de Angers y, posteriormente, imparte clases de Lengua y Literatura en Madrid. En 2019, la Junta Regional le concede la Medalla de Extremadura por su obra poética y por «colaborar activamente en la difusión de la cultura y la literatura en numerosos foros nacionales e internacionales».
Su obra poética, cuyo estilo se enmarca en la poesía del silencio [https://www.youtube.com/watch?v=4d5_bAVtobg], comienza con Ellas tienen la palabra (1997), a la que sigue Arte y memoria del inocente (1988, Premio Juan Manuel Rozas), que se sitúa en un bosque repleto de fauna y flora, donde toman valor los sonidos y las sensaciones en detrimento de la palabra. El ser humano aparece en su forma primigenia de hombre desnudo, viviendo una existencia natural y contemplativa sin llegar a traducirla en pensamiento. No obstante, la sombra invade este ambiente originario advirtiendo la imposibilidad del idilio.
Variaciones en blanco (1994, Premio Hiperión) es una fecunda y serena interrogación de la poeta a su otro yo, celoso guardián de las respuestas que ella busca, donde el poema supone la única forma de acceder a la revelación de sus conocimientos secretos. La palabra pierde protagonismo frente a la sonoridad visual, creada por ángeles, caballos alados y espacios etéreos, donde aparecen palabras que, junto a la mirada, la noche y la sombra, imprimen una forma física a ese mundo netamente sensorial.
La sed (1997) expone la necesidad (sed) de la poeta por rescatar del olvido personas, lugares, recuerdos y vivencias, que la fugacidad del tiempo se va encargando de desplazar hacia la desmemoria, e incluye una serie de poemas metapoéticos (algo que se repite en todos sus libros), donde aborda el misterio y la desazón de la propia creación poética.
Lugar de la derrota (2003) expresa la angustia vital, el dolor por lo perdido, la preocupación ante el tiempo y la certeza de que la muerte es una capitulación.
Noticia de la luz (2003) transmite la inquietud de no conocer la felicidad, la perfección ni la eternidad (luz anunciada) y, en su lugar, sufrir el dolor, la imperfección y la muerte.
Reflejos (2006) es resultado de una colaboración con el fotógrafo Tete Alejandre.
Esto no es el silencio (2008), Premio Ciudad de Córdoba, expone hondas preocupaciones de la poeta en un tono confidencial y afligido, que describen un “recorrido hacia el desaprendizaje”.
No duerme el animal (1987-2003) (2009) es una recopilación de sus cuatro primeros poemarios.
Ashes to ashes (2010) es la traducción realizada por Jesús Plasencia a lenguaje visual de los Cuatro cuartetos de T. S. Eliot y la traslación a lenguaje poético de Ada Salas.
Limbo y otros poemas (2013) es un poemario donde la poeta se sitúa en un estado de conciencia (limbo) en que se evade del entorno y medita sobre la frecuencia de la realidad no visible que, enigmática, le envía mensajes hasta ahora indescifrables.
Diez mandamientos (2016), donde Ada Salas insiste en esa búsqueda que mantiene de largo con la palabra, para que su mensaje diga estrictamente lo que desea sin distorsión alguna.
Escribir y borrar (1994-2016), una antología que también es ilustrada por Jesús Plasencia.
Descendimiento (2019), un poemario cuya base es el cuadro «El descendimiento» del pintor Rogier Van Der Weyden, que la poeta ha contemplado a la par que escuchaba las canciones y la música de Bach, para ella un músico conmovedor. Así llega un momento en que la pintura, la música y la poesía se funden anímicamente en poemas multisensoriales, que expresan la interrelación entre las artes y el interés de la autora por sentir la emoción que provocan en cualquier alma sensible.
Criba (2021) incluye poemas de la autora y monotipos (el original se reproduce una sola vez) de Laura Lio.
Arqueologías (2022), donde indaga en la memoria colectiva a través de los restos arqueológicos, que muestran el paso del ser humano por la existencia en las ruinas que deja el implacable paso del tiempo.
Poética
El objetivo de su poesía es llegar al conocimiento de sí misma, del ser humano, de la existencia y del mundo desde la soledad de la escritura y de su pensamiento donde, en el fondo, siempre halla emociones para celebrar la vida, a pesar de su inquietud existencial, de su búsqueda muchas veces infructuosa o de su fracaso cuando necesita transcribir el silencio, en cuyo ámbito se desenvuelve buscando, paradójicamente, respuestas.
En su poesía confiesa su dificultad para expresar todas las sensaciones que siente con el único medio de la palabra. Por esta razón, es una poesía pura, de versos breves, muy concisa, parca en palabras pero amplia en sugerencia pues, eliminado lo superfluo, quiere decir únicamente lo esencial con el fin de que su mensaje sea efectivo e, incluso, se enriquezca con cada lectura.
Debido a su intensidad conceptual, se trata de una poesía hermética en un principio pero, en cuanto se ahonda en su contenido, se descubre que la poeta se limita a escuchar y trasvasar los mensajes captados por sus sentidos a palabras sutiles y precisas, que le permitan transmitir exactamente lo que oye de una forma enriquecida. Esta actitud la lleva a ser muy exigente en su trabajo poético con ella misma y a que el resultado de su proceso de búsqueda a veces dure años.
También se trata de una poesía cuya disposición es primordial, pues se manifiesta sin títulos, con espacios en blanco, signos de puntuación omitidos, vocablos sueltos y versos partidos. Teniendo en cuenta estas características, es fácil entender que a esta forma de escribir poemas se le denomine poesía del silencio y que tenga mucha importancia su carácter visual hasta el punto de que se debe leer como se contempla una pintura. (18a)
NAVEGARÉ LA MANO HASTA SUS AFLUENTES (18b)Navegaré la mano hasta sus afluentes Seré sólo dos labios QUÉ SELVA DE SILENCIOS ALZAS (19)Qué selva de silencios alzas contra mí qué airado río de tu boca. Qué altísimo de la palabra. A QUÉ REGIÓN ME LLEGARÉ A BUSCARTE (20)A qué región me llegaré a buscarte NO CREÍA POSIBLE ESTE SILENCIO (21)No creía posible este silencio. La más pequeña luz puede colmarme. LAS PALABRAS QUE DIJE YA NO (22)Las palabras que dije ya no Un oscuro temblor donde resuena lo vivido. HAS LLEGADO MUY TARDE (23)Has llegado muy tarde. encendidas Has llegado a la pura sucesión Pero puedes quedarte. MUCHOS AÑOS TEMBLÉ BAJO LAS SÁBANAS (24)Muchos años temblé bajo las sábanas No duerme el corazón. (técnica) (25)Escribir difuminar CHANSON DU DÉSIR, II (26)Éste era el sentido de la profanación éste el sabor de lo que tanto tiempo habías masticado. No hacerse sino deshacerse. No hablar sino callar. El que espera. El que recibe. Besa primero al huésped y le brinda un espacio ofrece pero no violenta no atosiga. Para desmoronarte así te habías construido -sólo lo inflexible se rompe-. Ahora desaprendes la trampa del lenguaje. Lo que dice tu cuerpo no tiene boca. SUSPENDER EL JUICIO (27)Recuerda nada es lo que parece. Ni siquiera la nada. Así por qué habrías de temer. Si se arranca la carne aún quedan los huesos. Y los huesos qué son. Tal vez no sean nada pero entonces recuerda que nada -los huesos ni la nada- es lo que parece. Y que lo vivo crece donde crece la muerte. [DEBAJO DE LA PIEL (28)] Debajo de la piel corre la sangre. Debajo del color el blanco del estuco. La luz. La transparencia. Otro poco de aceite para que lo vivo aflore entre lo muerto. El pulso de esa mano. La savia de ese roble. Un pequeño gusano que crece en esa herida una abeja que zumba en ese corazón. Quién se atreve a decir que todo está cumplido. Cuando va a anochecer los vencejos invaden esta sala vacía. POEMA DE CRIBA (29) Truena. Están abriéndose los cráneos de los dioses. Llueve como si el agua fuera a rebañar las sobras en el plato del mundo. Una mujer camina bajo el agua y el agua no la borra. No la ahoga tampoco. No lo comprendo cómo sin aparente esfuerzo bajo este cielo cayéndose persiste en lo que sin apenas dudar llamaré existencia. |
NOTAS
(18a) Además, Ada Salas también ha realizado incursiones en el ensayo con títulos como Alguien aquí. Notas acerca de la escritura poética (2007), El margen, el error, la tachadura (2011) y Lengua del alma (2019).
En el año 2005, edita Alguien aquí (notas acerca de la escritura poética), que es un conjunto de breves reflexiones en prosa sobre el proceso creativo: «La escritura es una forma de penetrar en el silencio. El poema se elabora en una dimensión mental distinta a la cotidiana. Escribir aporta una nueva perspectiva de la vida. Los poemas son fragmentos del puzzle ilusorio de nuestra existencia».
En 2011, publica El margen, el error, la tachadura, donde vuelve a reflexionar sobre la composición poética.
(18b) Poema de Arte y memoria del inocente, donde se manifiesta la sensualidad de una mujer enamorada, que imagina acariciar apasionadamente al amado.
(19) Poema de Variaciones en blanco, que muestra la actitud negativa del otro yo de la poeta que se muestra silencioso y se niega a dar respuestas a sus interrogantes.
(20) Poema de La sed, cuyo contenido lo ocupa el fuerte dolor y la nostalgia de la poeta por la ausencia de su padre fallecido, a quien casi no conoció.
(21) Poema de Lugar de la derrota, que contiene la angustia de la poeta ante el silencio que lo invade todo y la asusta, pues ahora capta un profundo vacío que le resulta sinónimo de desolación y muerte.
(22) Poema de Lugar de la derrota, cuyo centro temático lo ocupa el estremecimiento ante la certeza de que la muerte arrasa con todo, incluso con la palabra, el tesoro más preciado del ser humano.
(23) Poema de Noticias de la luz, donde el amor de la amada se convierte en decepción ante una larga espera del amado.
(24) Poema de Esto no es el silencio, cuyo contenido se refiere a un trauma infantil causado por el miedo al silencio de la soledad.
(25) Poema de Ashes to ashes, donde la poeta expone su laboriosa técnica de escritura, basada en escribir y borrar las veces que sea necesario. El título del poemario, Ashes to ashes, procede de la frase «Ashes to ashes, dust to dust» («Cenizas a las cenizas, polvo al polvo») que tradicionalmente se suele emplear en los actos funerarios de Inglaterra y tiene su origen en la Biblia, donde ya aparece para recordar el destino ineludible del ser humano. La denominación completa del libro de Ada Salas es más extensa: Ashes to ashes: Catorce poemas a partir de catorce dibujos a partir de [sic] T.S.Eliot.
(26) Poema del Limbo y otros poemas, que advierte de la existencia del lenguaje corporal y gestual a través de los cuales se transmite sutilmente el deseo.
(27) Poema de Diez mandamientos, donde la poeta plasma su certeza del trágico final que espera al ser humano.
(28) Poema de Descendimiento en el que la poeta observa que, detrás de la muerte que se respira en el cuadro, sigue existiendo la esperanza vital que alienta todas las cosas.
(29) Poema de Criba expone la imagen del ser humano que sobrevive en medio de la naturaleza hostil.
IRENE SÁNCHEZ CARRÓN
(Navaconcejo, Cáceres, 1967)
Es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Extremadura y en Filología Hispánica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Además es doctora en Lengua Española con una tesis sobre la adquisión de lenguas. Fue lectora de inglés en el colegio St. Thomas Moore de Londres.
Después imparte clases en un instituto de Badajoz y posteriormente trabaja en la Unidad de Programas Educativos atendiendo, entre otros temas, a las Rutas Literarias por Extremadura. Actualmente es profesora en un instituto de Cáceres y en el Centro Universitario de Plasencia y también articulista del periódico Hoy.
En 1996, gana el Premio de Poesía Valbón de Valencia de Alcántara. En 1997, consigue el Premio Hermanos Argensola de Barbastro (Huesca) con el poemario Porque no somos dioses (1998), cuyo título adelanta el contenido del poemario: la preocupante imperfección del ser humano, que es la causa de su angustia, soledad y desorientación. No obstante, también contiene la ilusión de que esa intranquilidad vital lleva al ser humano a imaginar y a crear intentando imitar a Dios.
En 1999, obtiene el Premio Adonáis con su libro Escenas principales de un actor secundario (2000). En sus páginas la existencia se manifiesta como una representación teatral, cuyo protagonista es el ser humano que realiza una y otra vez su mediocre papel como un autómata sumiso, melancólico, doliente y solo, cuya recompensa es la muerte que lo acecha impasible a lo largo de su existencia.
Además, se encuentra dominado por circunstancias, que es incapaz de controlar, y por fuerzas superiores como la publicidad y el consumismo, que lo arrastran hacia la nada, convirtiendo su vida en una experiencia descorazonadora.
Después colabora en el libro conjunto Siete poetas, siete poemas y una canción (2001), donde edita poemas de sus libros anteriores, y publica un librito de poemas con forma de canciones titulado Sevillanas (2002), cuyo sentido alegre (amor correspondido, sensaciones naturales, ilusiones) o triste (deseos insatisfechos, amores imposibles, paso del tiempo) se encuentra envuelto por los requiebros rítmicos de este tipo de canción andaluza que, con frecuencia, mezcla satisfacciones y pesares.
Su siguiente poemario, Atracciones de feria (2002), continúa insistiendo en la preocupante fragilidad, en la insufrible espera de un triste final y en el olvido a que somete al ser humano su caducidad y el paso del tiempo, que lo obligan a vivir en la desesperanza y el desencanto, siempre pendiente de un inminente desenlace fatal. No obstante, la experiencia de sus libros precedentes hace que este poemario gane en espontaneidad, en hondura expresiva y en una latente esperanza, que se sostiene en el amor, las palabras y los recuerdos.
En el año 2008, gana el Premio de poesía Antonio Machado de Baeza con Ningún mensaje nuevo, cuyo título indica la ausencia de novedad en su interior pues vuelve a tratar los temas del amor, la escritura y la poetización de lo cotidiano.
En 2010, la Editora Regional le publica El escondite, que es una reedición de sus dos primeros libros.
En 2017, gana el XVI Premio Emilio Alarcos de Poesía de Oviedo con el poemario Micrografías, que es un examen de conciencia de las experiencias claves sobre las que la poeta ha ido construyendo su vida desde el limbo de la infancia hasta notar en el presente el efecto negativo del cambio de las cosas y de su caducidad, por lo que en todo el proceso se trasluce una intranquilidad del yo poético ante la inestabilidad de la existencia.
(http://asalgueroc.blogspot.com/2018/07/micrografias-de-irene-sanchez-carron.html).
En 2019, la ERE le edita Poemas escogidos, en la Colección El Pirata donde, debido a su finalidad didáctica, intenta conjugar los textos con ilustraciones.
Poética
La poesía de Irene Sánchez Carrón es clara y directa, pues su objetivo es la comunicación, la expresión y la emoción. De ahí que se refiera a situaciones cercanas a cualquiera, use recursos literarios moderadamente, esté dosificada en poemas precisos y breves, se apoye en imágenes para que los poemas puedan ser captados también visualmente y emplee, sobre todo, versos heptasílabos y endecasílabos blancos.
Es una poesía, en definitiva, que procede de la observación de la realidad y de la contemplación de las Artes (pintura, cine, escultura, literatura) desde una perspectiva diferente. No obstante, su expresión poética vela con la ironía una dura crítica contra el materialismo, el interés por tener y no por ser, la publicidad y la violencia, que son los culpables de la desorientación, el miedo, el desencanto y la soledad del ser humano actual.
También Irene Sánchez ahonda en el misterio de la palabra y la creación poética como ficción. Unas veces expresa el placer estético que experimenta cuando se siente invadida por el efecto balsámico de la palabra, su misterio y su poder restaurador. Otras, sin embargo, se lamenta de su incapacidad para llegar a la esencia de la palabra, desentrañar el misterio del hecho poético y ahondar en el conocimiento de sí misma, de la existencia y del mundo.
AL FINAL (28)Que pocas cosas duelen. Digamos, por ejemplo, Duele el amor si pasa Somos así, mortales LAS PALABRAS, LOS TESOROS (29)Las palabras me aturden. Son como lentos buques Después llegan a mí, Yo las siento escalar mis altos muros, TIENDA EN CASA (30)Reciba, sin gastos de envío, Pruebe sin compromisos Si no queda conforme, PERSONAJE A PUNTO DE CRUZAR LA CALLE (31)Qué nostalgia infinita nos acecha EQUIPAJE (32)Mantén, camino, tú, la esperanza. Van cayendo los días Mantente tú, camino, COMO DESCONOCIDOS (33)… y si tú no volvieras a cruzarte conmigo, EL ESCONDITE (33a) Tengo miedo. Jugábamos al escondite. LA BELLA DURMIENTE QUE DESPERTÓ ANTES DE QUE LLEGARA EL PRÍNCIPE (33b) Cuentan que despertó antes de que llegara el príncipe, Dicen quienes la vieron La verdad de la luz incendió la hojarasca La fragua de su aliento maduró las cosechas Dicen que ahora va sola de una ciudad a otra. Siempre se cuentan cuentos. |
NOTAS
(28) Poema de Porque no somos dioses, que lleva una cita de Octavio Paz: “Los ojos ven, el corazón presiente” y trata sobre la conciencia que tiene el ser humano de su imperfección y de la resignación que adopta ante su finitud como algo propio de su naturaleza.
(29) Poema de Escenas principales de un actor secundario, que tiene una cita de López Álvarez (“Hiedra tenaz, osada enredadera”) y concibe las palabras como nutrientes que invaden gozosamente la intimidad de quien escribe.
(30) Poema de Escenas principales de un actor secundario, donde se critica irónicamente el ambiente artificial en que la publicidad y los medios de comunicación envuelven engañosamente al ser humano.
(31) Poema de Atracciones de feria, cuyo contenido es una melancólica concepción de la existencia, donde la autora aparece idéntica a una autómata, desorientada y sola.
(32) Poema de Atracciones de feria, que es una invocación al camino realizado por la poeta en la vida de quien, acuciada por el paso del tiempo, solicita esperanza.
(33) Poema de Ningún mensaje nuevo, recitado en el vídeo del final, donde la amada plantea a su amado la posibilidad de que un día dejen de amarse.
(33a) Poema de El escondite, donde la poeta expresa su temor ante el cambio y la fragilidad de las cosas.
(33b) Poema de Micrografías, en el que la poeta rompe con un tópico ancestral: la bella durmiente, cuyo despertar no necesita del beso de un príncipe azul, despierta sola y se dispone a conocer el mundo sola.
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ BÚRDALO
Cáceres, 1946
Es hijo póstumo, pues su padre, guardia civil, muere en un incidente con los maquis. Pasa su infancia y su juventud en Piedras Albas, un pueblo de la provincia cacereña, situado en la frontera con Portugal, donde vive la etapa más feliz de su vida, aunque sufre la ausencia paterna.
Sus primeros pasos en poesía fueron las lecturas de Gustavo Adolfo Bécquer y de poetas regionales como Gabriel y Galán, Luis Chamizo, Delgado Valhondo y José María Valverde, en la biblioteca doméstica de su abuelo.
Después su abuelo Mateo lo envía a estudiar al colegio de huérfanos de la Benemérita en Madrid, donde padece la soledad y la lejanía de su casa.
En el colegio Infanta María Teresa, durante el bachillerato, tiene dos profesores que le encauzan la inquietud lírica, que siente desde niño, descubriéndole a poetas clásicos como Garcilaso y Manrique, sobre todo, y que, años más tarde, una vez iniciada su carrera militar (primero en la Academia de Zaragoza y, después, en la Guardia Civil), aflora con pasión por la expresión poética, al terminar la carrera de Derecho.
De la literatura posterior, sus influencias son más de poemas que de autores como Salinas, Dámaso Alonso y poetas de la generación del 50: Gil de Biedma, Claudio Rodríguez, Luis Cernuda, Francisco Brines, Mariá Manent y Joan Margarit principalmente.
Actualmente gozan de su interés Eloy Sánchez Rosillo y, fuera de España, William Wordsworth, Ives Bonnefoy, Eugenio de Andrade y Philippe Jaccottet.
OBRA POÉTICA
Su primer poemario es El arpa cercenada (Accésit del Premio Gemma 1985. Editorial Catoblepas. Madrid), un libro primerizo, fruto de lecturas apasionadas de los poetas extremeños mencionados, de la precipitación por la temprana ilusión de publicar y del deseo de reivindicar una Extremadura olvidada y oprimida, que sufría con la emigración.
Le siguen, De un oficio infinito (1986. Premio Adalid. Ediciones del EME. Madrid), que es un poemario escrito por un joven capitán a lo largo de dos años, convencido de que, si difícil es aprehender poéticamente “lo militar”, sólo un militar y, a la vez, poeta, podría acometer la empresa de un libro de poemas en torno a lo militar con alguna posibilidad acerca de la bondad artística del producto.
Nocturno y luna del planeta Muerte (1988. XI Premio Internacional Jaén): El poemario fue compuesto en un tiempo de encarnizadas guerras (Irán-Irak-Afganistán), donde la brutalidad del ser humano y el fanatismo religioso alcanzan cotas desconocidas.
La mente necesita resguardarse de tanto acero enconado, tanto hierro candente en un ejercicio de existencialismo. Abrir paso a los sueños es necesario. Una cita de Caballero Bonald en la última parte del libro es significativa; dice así: ¿A quién le pediremos cuentas / qué tribunal podría/ juzgar la podredumbre de la historia?
Al sur de las estrellas (1991. Editorial Beturia. Madrid): Este libro surge ante el hecho inevitable de tener que abandonar Cáceres, tras varios años de vecino, por exigencia profesional, y con escasas posibilidades de volver en largo tiempo.
Los poemas de este libro son una especie de retratos, de postales que llevarse el poeta para tener siempre presente Extremadura y la ciudad que lo vio nacer.
Del perfil opaco de los pasos (1991. Premio Claudio Rodríguez. Ayuntamiento Salamanca). Es el primer poemario que Rodríguez Búrdalo considera realmente maduro (y razón por la que, en esta web, aunque no le corresponde por edad, se encuentra situado en la década de la Poesía de final del siglo XX).
Este libro se reconoce en aquel verso de Luis Rosales, que dice «La palabra del alma es la memoria; por eso, desde el principio mismo, el poeta quiere acercarse a la complejidad de un mundo primigenio, que se va contaminando con la trampa falaz de la existencia».
Ciudad sin labios (1993, Premio Ateneo de Onda, Madrid): El libro, dividido en tres partes, quiere mostrar la evolución del sujeto poético desde la visión de un mundo de sucesos de su entorno emocional hasta la introspección de su propia existencia. Todo ello desde una poesía de la contemplación y de la memoria, de lo visto y de lo vivido, orientado hacia la emoción.
Territorio corporal y otros poemas (1993. Editorial Kylix. Badajoz): Cuaderno de poesía dividido en dos partes. En la primera, a modo de antología, reproduce poemas de libros anteriores para resaltar en la segunda parte la incursión en el Surrealismo.
Con los textos de esta parte, Búrdalo quiere poetizar la expresión simbólica de una geografía corporal. Los poemas no llevan título, se identifican con números romanos. El signado como VII quiere dirigir una mirada diferente a la transición entre niñez, adolescencia y madurez, con recurso a la memoria para resaltar episodios capitales.
Equipaje de otoño (1993. Premio Orippo. Edición del Ayuntamiento de Dos Hermanas. Sevilla)
Es un libro escrito teniendo a la vista el poeta los cincuenta años de edad; de ahí que se abra con el poema titulado “El aviso”, cuyo primer verso dice: “Hoy, que advierto los pasos del otoño… ser testigo clave / del otro que me habita”.
Cuenta el autor que, “al comentar el proyecto con el poeta almeriense Julio Alfredo Egea, bastantes años mayor que yo, no entiende la razón del tono del libro, dada mi edad. A continuación le confieso que, además, el poemario llevará por título Equipaje de otoño, lo que acaba por desconcertarle. Tal vez debí haberle advertido que desde la concepción misma del libro pretendía distanciarme del yo, de mí mismo, aquella otra virtualidad de la creación poética: sentirse habitado por la otredad que el lenguaje instala en nosotros a medida que nos reconocemos habitantes de una lengua: ser testigo clave del huésped que me habita. Ese ‘huésped’ se conciencia desde el presente en continua y pautada sucesión de vivencias cotidianas”.
En el dócil fulgor de las palabras (1999. Antología. Editorial Calambur. Madrid): “Razón de vida: la poesía de Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, titula Miguel Ángel Lama el prólogo de esta antología, donde desentraña el tema clave de la poética de Búrdalo:
La contemplación sobre el mundo y sus elementos, la reflexión sobre el tiempo y la muerte, el tema del amor, son algunos de los lugares sobre los que la poesía de R. Búrdalo vuelve una y otra vez en sus diferentes muestras poéticas.
Pero cualquier recuento de los temas frecuentados por el poeta a lo largo de sus libros acabará en la constatación de la insistencia en uno de ellos, bajo cuyo prisma se observan todos los demás: el tiempo. Poéticamente, podríamos añadir, el tiempo machadiano».
Por citar, un poema, como en libros anteriores, el poeta remite al lector al titulado “Las horas devastadas”, del libro Equipaje de otoño.
De piel y humo (2000. Finalista del Premio Ciudad de Torrevieja. Editorial Aguaclara. Alicante): Su expresión, desde el punto de vista métrico, se materializa en endecasílabos blancos, una fórmula que Rodríguez Búrdalo utiliza con frecuencia.
El poemario lo escribe tras descubrir y leer con entusiasmo a José Mª Valverde. Sus versos “Grabado está en tus huesos cada dolor, / cada ilusión que ha cruzado tu edad.” inspiran el poso de su lectura e influencia.
Los himnos devastados (2002. Editora Regional de Extremadura. Mérida).
Cartografías (2002. Premio Ciudad de Alcalá. Edición del ayuntamiento de Alcalá de Henares).
Cuando llegue el olvido (Antología). (2004. Colección abeZetario. Diputación de Cáceres): De esta antología dice el poeta: “Los poemas que integran el libro han sido elegidos por mí mismo repasando mi obra toda, se trata, por tanto, de una antología. He pretendido vertebrar y dar unidad al volumen tomando como referente el olvido, motivo frecuente en mi poesía, destacado siempre por quienes han tenido la consideración de escribir sobre ella”.
Las oscuras brasas. (2005. Antología poemas de amor. Colección Desde El Empotro. Valdepeñas): Según el poeta: “La colección citada me ofreció acoger un poemario mío. En aquel tiempo yo no disponía de ningún inédito y surgió el acuerdo de espigar en mi obra y antologar poemas de amor. Así la génesis de este libro”.
La luz ardida (Poesía reunida, 1986-2006). (Edición Caja Castilla La Mancha. Ciudad Real). Quando giungirá l´oblio (2006. Edición bilingüe español-italiano). Traducción de Cuando llegue el olvido. (2004, a cargo de Emilio Coco para I cuaderni di abanico. Editorial Levante-Bari): El libro se presentó en la Academia de España en Roma, con intervención de su entonces directora; del General Director del Arma de Carabinieri, Cuerpo hermanado con la Guardia Civil, y representaciones del patronato de la Academia y de la Diputación de Cáceres. La presentación del libro corrió a cargo de Patrizia Botta, hispanista y catedrática de la Universitá degli Studio “La Sapienza” di Roma.
Bóveda y estribo (2012. Poesía escogida por Rafael Guillén para el Instituto de Estudios Almerienses. Colección Letras, nº 70).
Si volviera mayo (2015. Editorial Beturia. Madrid): En este poemario, el poeta quiere detenerse de nuevo en lo perdido y en el desgaste del tiempo. El mayo del título es sólo la metáfora sobre un momento primaveral y de juventud, que ya se ha perdido. Es un recorrido por la infancia y la juventud, en el que recupera episodios que marcaron su vida.
Con este regreso, el poeta quiere ahondar en los mismos temas de siempre, pero con una visión más esperanzadora, pues, en cierto modo, el paso del tiempo es una ley de vida inevitable.
Latitudes. (2019. Premio Juan Bernier. Edición del Ateneo de Córdoba. Colección Arca del Ateneo): Poemario escrito en Nueva York a lo largo de los meses que, durante nueve años, el poeta pasaba en la ciudad. Recoge vivencias en largos paseos por la gran urbe. Es, en fin, un libro no tanto para festejar o halagar a la ciudad emblemática, aun constatando el asombro que le produce, pero tras el que se desliza la profunda herida que me causa el sufrimiento de tantos seres humanos como en ella se refugian, en busca de asilo ante la desigualdad y la injusticia del mundo.
Desde el comienzo Lorca está en estas páginas, reivindicado como capaz de mostrar la injusticia y la desigualdad que persiste casi un siglo después, aunando esto con la propia muerte del poeta (¿Qué lúpulos de sangre estremecieron / el silencio de Víznar con tu muerte, / qué lágrimas de plomo en los olivos?).
Junto a Lorca, surgen evocaciones de la estancia neoyorkina de José Hierro (East river), y el libro todo se tiñe de un cierto tono de desamparo y compromiso social ante la contemplación de los más desvalidos y sus oficios menores, los mendigos, los marginados. Y siempre, como en toda la poesía de Búrdalo, la reflexión sobre el tiempo.
La vida en un podcast (2021. Premio Alcap. Edición Colección Alcap): Según el poeta: “La primera impresión al leer La vida en un podcast podría ser la de encontrarnos ante un libro misceláneo, de aluvión, y puedo afirmar como padre de la criatura que no es así.
No fue la intención primera al concebirlo y tampoco al encontrarme en el resultado final. Si puede entenderse el podcast como un corte esencial en un largo programa radiofónico, cinematográfico o musical, yo he pretendido recoger en este poemario esencialidades de ese trecho claroscuro qué es vivir. Y, naturalmente, aparece la exigencia de pluralidad de instantáneas diversas como lo es el propio transcurrir de los días, ¿cuál, entonces, es el lazo unitario de todos ellos?
Yo creo tenerlo claro: es la vida, esa sucesión de encuentros, cómo los he vivido y cómo los poetizo. En este poemario trato de recuperar momentos o episodios (podcasts), que marcaron mi vida sobre todo los seres queridos, los poemas dedicados a mis padres, una deuda pendiente (“In nomine patris” y “Mater admirabilis”)”.
Comentario (LA VIDA EN UN PODCAST)
OTRAS ACTIVIDADES LITERARIAS
Al mismo tiempo que Juan Carlos Rodríguez Búrdalo elabora su obra poética, desarrolla una intensa actividad literaria con la dirección de dos Aulas de poesía: José Luis Sampedro en Aranjuez (1997-2004) y Pedro Antonio de Alarcón en Valdemoro (1999-2004), ambas sostenidas por sus respectivos Ayuntamientos.
En ellas comentaron sus poemas, entre otros López Anglada, Rafael Morales, Ángel García López, Manuel Alcántara, Luis García Montero, Olvido García Valdés, Benítez Reyes, Benito de Lucas, Leopoldo de Luis, José Viñals, Jesús Hilario Tundidor, Rafael Guillén… y poetas extremeños como Santiago Castelo, Álvaro Valverde, José Antonio Zambrano, Rufino Félix, Basilio Sánchez, Pureza Canelo, José Antonio Ramírez Lozano, Pureza Canelo, García Calderón… entre otros.
También, Búrdalo es Académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Académico y Medalla de Garcilaso de la Vega de la Real Academia de Córdoba. Encina de Oro 2007 de la FAECAM y Vecino de Honor del barrio de El Zapillo (Almería). Además, ha sido invitado a leer y comentar sus poemas en Cáceres, Badajoz, Almería, Castellón, Málaga, Toledo, Jaén, Córdoba, Ávila y en las universidades Pontificia de Salamanca y Complutense de Madrid.
Aparte ha obtenido reconocimientos como el Premio Amantes de Teruel (Teruel, 1984). Premio Virgen de Guadalupe (Guadalupe, Cáceres, 1988). Premio Justas Poéticas Castellanas (Dueñas, Palencia, 1991). Premio Miguel Hernández (Rosal de la Frontera, Huelva, 1993). Premio Ciudad de Ávila (Ávila, 1994). Premio Extremadura desde la ausencia (Mérida, Junta de Extremadura,1995).
(A MI ABUELO) (34)
EN EL HOMBRO, terciadas, las alforjas:
al pecho el más último recuerdo;
las congojas a la espalda;
en los ojos la pátina de un sueño
y en el alma, por si llega, la mortaja.
Delante, sólo camino.
(poema de El arpa cercenada)
CAMARADA (35)
MORDIDO POR LA FIEBRE del otoño,
murió el viejo soldado
en la ciudad del Norte.
Acudieron los hijos que el tiempo
se fue llevando a lejanas provincias.
Vistiéronle la última ropa militar,
dispuesta para el día inexorable.
Y plomo sobre plomo, la tarde
y su tristeza en furgón oscuro,
le hicieron morador de un nicho:
tumba que él soñara conquistada
en muerte militar, por cualquiera
tierra, desde alguna batalla.
Luego de un rezo común,
dejáronle los hijos las lágrimas últimas,
los nietos un recuerdo frágil,
y alguna comisión designada
unas ramas de laurel y sus presencias.
Después
quedó ya solo.
Entonces se acercó el desconocido.
Pareció que dijera alguna cosa,
mas lo cierto es que signó la cruz;
erguido como un álamo
miró alto,
como más lejos,
saludó a la manera tan pulcra de un cadete,
y se fue lentamente
hacia la noche.
(poema De un oficio infinito)
PRONOMBRES IMPERSONALES (36)
Sucedió hace muchos, muchos años,
en un reino junto al mar.
EDGAR A. POE
NO SÉ DE DÓNDE vengo,
si del cero
o del bosque primario.
Soy, tal vez,
aquel insecto minúsculo
que olvidó volverse al mar.
Llevo millones de años
buscando lo mismo:
horado cavernas, dispongo
recibimientos en la altiplanicie,
ofrezco búfalos en la pradera
o vírgenes adolescentes de la negritud.
Golpeo tambores y grito
asomado a los valles. Ahueco
la mano y grito también a las estrellas;
disparo mi eco tal dardo avisador,
mensaje urgente de presencia,
de realidad latida,
sublimada materia.
Desespero
y menosprecio lo que rebasé:
arranco sus pieles
y cubro con ellas mi vanidad;
ostento sus calaveras
y hago de su muerte atributo de mi rango.
Avanzo más
y me invento dioses y liturgias.
Pongo mi temor último y mi duda
congénita, específica,
sobre sus símbolos. Y a veces los agito
sobre todo lo ignoto
dejando marca indeleble de mi pequeñez
en la espalda de los siglos.
Tengo obcecaciones y mato
en su nombre. O me vacío
y persigo a los que las nombran.
Así mi historia: incesante
zigzag, atroz y milenario.
Ahora,
en este tiempo que vivo,
intento asumir mis pasos
y apuesto certeza a lo incierto
de ayer y de siempre.
Me asomo a los valles
y disparo mi eco
que vuelve anochecido.
Y sigo rastreando lo profundo
de los mares, y estallo
en cerebrales proyectos de metal
y álgebra, ansiedad y codicia
sobre el cielo inabarcable
y ajeno.
(Poema de Nocturno y luna del planeta Muerte)
ARCO DEL CRISTO (37)
LA BELLEZA no es del oro:
va en la luz.
MIRA este sol demorado
mostrar sus joyas de otoño en el Arco del Cristo,
en su faz de pómulo minúsculo,
sobre la roña inmisericorde del tiempo.
Mírale dictar colgaduras de cobre
junto al canto de la fuente mansa;
aquí, donde sueña imposibles pupilajes
de algún mar y el humilde Guadiloba.
Vibra la luz en las grietas penitentes
de este arco de piedras encajadas,
sobre este indicio de puerta menor,
modesto espejo de sílice cansina
que refleja de octubre, y brilla.
Se pinta la tarde los labios con violetas
y queda el Arco prendido de un destello,
deslumbrado,
con un fulgor misterioso y rojizo
como la patria de un dios.
La belleza no es del oro:
va en la luz.
(Poema de Al sur de las estrellas)
SOBRE LA LUZ ROTA (38)
HE VISTO una pedrada de tristeza
en el charco oscuro de tus ojos,
sobre la luz rota de tus pocos años.
Y no sé cómo llamarte, pequeño pordiosero.
No sé cómo decirte: ven,
acércate muchacho, no te vayas.
Mas procura ser cauto;
que nadie advierta mi temblor,
este golpe de ternura y de pesar
que me asesta tu mirada.
Pero acércate.
No te vayas sin dejarme el alivio
de arrancar estas monedas que me arden.
Acércate muchacho
y cumple tu trabajo con premura.
¿Acaso no te dice la experiencia
que tu morena delgadez me turba,
que tu gesto de perro callejero
me hace pasar un mal rato?
Acércate muchacho,
que la máscara se mueve,
que se empieza a notar el maquillaje
y estoy por volver la mano al pantalón
hasta el próximo zarpazo de vergüenza.
(Poema de Del perfil opaco de los pasos)
CARTA DE PRESENTACION (39)
LLEVAS
la herida del tiempo desnuda en la pupila;
como un seco pespunte de galopes
apagados, ceniza de los días,
ausencia siempre.
Sabes
que tus horas residencian la condena
a vivir en soledad junto a los hombres,
prisionero de la tarde, hermanando
algún dolor, peregrino de la luz.
Dictas con tu vida del vértigo insondable
de existir: ese pálido perfume
que hospeda incierta levedad del hombre;
ese arder en terca sed de tacto mudo,
vuelco apresurado al rastrojo insaciable
de la sangre, tendido labio.
Sabes que tu oficio
consiste en escrutar el mundo sin descanso,
hundir las manos en la noche para abrirla,
beber azogue de la estrella,
vivir cegado.
Mas de esa luz que tú disciernes
será el verbo;
de ahí carne que entraña la palabra,
mansa soledumbre de los límites
que abre de pronto la ternura,
que te viste la túnica más clara,
que te aniquila y resucita en el poema.
(Poema de Ciudad sin labios)
VII (40)
TAMBIÉN DE LA LLUVIA decirte,
de aquel proceso de arterias sin luz,
de aquellas cimas desoladas,
del tiempo sólo.
También de aquella emboscada a la niñez;
de aquella rendición de las palomas.
De espumas cuando pierden la plata
y canciones difuntas; de tantas aves sin estela
en vestigio de alguna frontera.
También de la lluvia decirte;
de un poso de mercurio en las pupilas,
de besos ningunos.
Mas así la historia de nuestra edad residenciada,
así este litoral ignoto de los labios,
así la vida.
Como tantos columpios olvidados,
fallecen los estambres del asombro entre las horas,
sin más tutela o mitra
que el poder de algún astro lejano,
sin más caricia en despedida o llanto
que esa forma tan atroz de los suicidas
cuando se hacen al vacío
y aún dejan una mirada sin retorno en las estrellas.
(Poema de Territorio corporal y otros poemas)
LAS HORAS DEVASTADAS (41)
FRENTE AL MAR la tarde languidece
y es diciembre: otoño en Almería,
en el viejo corazón de las palmeras,
en el cansado horizonte de bisagra
que junta en un corimbo cielo y mar.
La luz se pudre en la retina
y es una lenta certidumbre en desbandada,
una malva rendición de gaviotas,
un cálido rejón de acabamiento.
Todo ha sido silencio y unas barcas
laborando tenaces frente al sol.
Y todo ha sucedido en mis ojos solamente;
pero ha sido y es bueno recordarlo,
pues mañana,
cuando otra luz enhebre los despojos
y sólo la memoria sostenga
la torpe quimera de las horas,
la tarde y el mar y las palmeras
volverán a levantar ante mis ojos
el esplendor incierto de la vida.
(Poema de Equipaje de otoño)
LAS VOCES DEL YUNQUE (42)
A VECES EL AYER viene a mi frente
oscuro como pie de un enemigo.
Yo escucho su llegada sin un gesto
porque sé cómo mata la nostalgia.
Inerme, dejo que el verdugo oficie
la turbia ceremonia repetida.
Alzado luego de morir tan mío
retomo mi vivir color de lunes,
suplanto signos, transparencias hondas
y vuelvo por mis pasos anteriores.
En la hollada bandeja de la tarde
el silencio y la memoria de un sueño.
(Poema de De piel y humo)
ÚLTIMAS DEVOCIONES (43)
La gracia toda y todos los matices
en el suave esplendor de sus dieciséis años
PAUL VERLAINE
LLUEVE HOY en el jardín de la memoria,
llueve y dudo del fulgor que acude a mi pupila,
ahora que pasa la muchacha pregonando
su indolente abundancia,
el cesto lleno de mujer instantánea;
ella que me mira mujer y adolescente,
trigo y pulpa que pide levadura
mientras brincan por su blusa en desbandada
dos vuelos de luz y crestería.
Llueve junio en el jardín de la memoria,
llueve y dudo de tanto en mi pupila sucedido,
pues sé con dolor que la muchacha de otro tiempo
y el cuerpo atroz que ahora me turba
espejo son de una sola carne,
azogue amargo de una sola vida,
de aquel mito y de este asombro,
mujer total que inverna mi pecho
y ocupa mis ojos por primavera;
luz que brilla cuanto un recuerdo alcanza.
Y sé que nada puede volver lo ido,
que nada puede repetir la aurora;
mas sé también que tuve el mar
y que gocé su abismo,
porque tuve la exacta belleza
que da la juventud.
(Poema de Los himnos desvastados)
LA LUZ ARDIDA (44)
EL DÍA FUE FELIZ, mas ya se acaba.
Al recoger la dicha de estas horas
un hondo sentimiento me conmueve:
saber que de los dones de la vida
otro gasté. Su luz, ardida queda.
Guardo ahora su vino irrepetible
y quiere visitarme la tristeza,
que bien sé yo no vuelve lo que arde,
que del tiempo tributo sólo somos,
materia y sueño para hendir lo breve.
El tiempo nunca premia ni castiga :
impasible mira y las cosas pasan.
Como pasa este día que gasté
y se apaga otra luz en mi frontera.
(Poema de La luz ardida)
14 (45)
También estoy nostálgico de días.
También fui muy feliz. También recuerdo.
También yo fui testigo de otras horas
ANGEL GONZÁLEZ
FUE LA NOCHE, y en su frente
los astros todos son posibles.
Hoy somos otros; pasos de un camino
ya borrado, débito de un sueño
en cepa convertido, pretil diverso
del pozo inexorable de los días,
lejano resplandor de la quimera
que a un niño y una sombra
sorprende ahora de la mano.
La noche es palabra de ceniza
y el alba reprocha a la memoria.
Son otras las alondras, otras las voces,
el pinar otro.
Pero es mía la huella
de la lluvia, el trono de los ecos,
ámbito recobrado, película muda
en esta reposición amable
de filmoteca sentimental.
Al menos
me queda la pedrea del premio
que un día fue tener la primavera.
(Poema de Cartografías)
LA CASA (46)
Pasa por nuestra casa alguna vez,
dedica un recuerdo a cuando estábamos todavía todos,
pero no te entretengas demasiado.
MARIO LUCI
SOY RODRÍGUEZ desde una madrugada
del Cáceres pardal de los cuarenta.
Dos sábanas de tela cenicienta
redenta en alcanfor y repasada
abrigaron mi carne amoratada,
palpitante humedad por donde alienta
la sangre su ambición de vuelo, cuenta
primera de una luz hacia la nada.
Sesenta años después, cuando repasa
la vida los contornos del olvido,
disfrazado de mí, de tanto huido,
me quemo en la corteza de mi brasa.
El tiempo ha sido tiempo, y ha cumplido.
La casa ya no está. Yo soy la casa.
(Poema de Si volviera mayo)
MEMORIA DEL BRONX (47)
¿Y SI HUBIERA UNA VIDA MEJOR, más
alta que los más altos edificios;
una vida mejor, más solidaria
en el cruce de calles, en el Metro,
entre tantas miradas que no ven
porque no tienen luz, sólo ceguera
por la niebla que enfría la pupila…?
Y tú, ¿qué te guardaste, Federico,
qué blues de ceniza no quisiste
escribir, no pudiste, sin dolor,
hacerlos carne roja de un poema?
¿Qué memoria de Harlem te llevaste,
del Harlem Spanish, del otro Harlem
más turbio y más oscuro en los adentros,
con iguales luceros apagados?
Ahora que te sigo en Nueva York,
que recobro tus pasos en Manhattan,
en Brooklyn, en El Soho, en East River
frente al Hudson, tal vez Battery Park,
¿qué memoria de Harlem te llevaste;
qué blues de ceniza, Federico,
te llenaron de angustia el corazón
aquella madrugada de fusiles;
qué lúpulos de sangre estremecieron
el silencio de Víznar con tu muerte,
qué lágrimas de plomo en los olivos?
Duerme en paz, Federico, tu palabra
por encima del tiempo permanece.
La ciudad no ha barrido diferencias,
pero tú las pusiste ante sus ojos,
sacaste del silencio la verdad
y trazaste un retrato a la Justicia.
Tu verso y tu recuerdo, Federico,
-Harlem, otra vez Harlem- desnudado.
El hombre; siempre el hombre por encima
de leyes que lo niegan, lo reducen
o lo aplastan; el hombre siempre igual
entre otros hombres, alto siempre, nunca
despojado en la llama de su luz.
Duerme en paz, Federico, tu palabra
no se puede ignorar en Nueva York:
la ciudad y tu verso van unidos
como el llanto de un niño a su orfandad.
(Poema de Latitudes)
(34) Poema de El arpa cercenada, en cuyo contenido se refleja el drama de la emigración.
(35) Poema de Un oficio infinito, que marca la diferencia entre la existencia común y la vida militar.
(36) Poema de Nocturno y luna del planeta Muerte, que denuncia la violencia como una característica innata del ser humano.
(37) Poema de Al sur de las estrellas, donde el poeta capta la incidencia dorada de la luz en el Arco de la Estrella de Cáceres.
(38) Poema de El perfil opaco de los pasos, cuyo contenido denuncia la forma hipócrita con que se suele afrontar la visión de la miseria.
(39) Poema de Ciudad sin labios, donde el poeta descubre su mayor intranquilidad espiritual: El paso y el peso del tiempo.
(40) Poema de Territorio corporal y otros poemas, cuyo sentido gira en torno al recuerdo del paso de la infancia a la juventud con el inconveniente de la soledad sentida fuera de casa.
(41) Poema de Equipaje de otoño, que contiene la manifestación del desencanto vital en que se encuentra el poeta, que no logra mitigar la contemplación del paisaje otoñal.
(42) Poema de De piel y humo, donde aparece otra circunstancia que atormenta al poeta: los recuerdos del pasado.
(43) Poema de Los himnos desvastados, que acoge el recuerdo gozoso del encuentro con el amor, aunque con la nostalgia latente de no poder ahora recuperarlo.
(44) Poema de La luz ardida, en el que, después de una jornada feliz, al poeta solo le queda la nostalgia del día ido.
(45) Poema de Cartografía, que contiene la certeza de que el tiempo cambia al ser humano, pero no le puede quitar que lo haya vivido.
(46) Poema de Si volviera mayo, cuyos conmovedores versos finales expresa la nostalgia de la casa familiar, ya desaparecida.
(47) Poema de Latitudes, donde el poeta destaca la preocupación social, que Lorca manifiesta en Poeta en Nueva York.
IMÁGENES
INTRODUCCIÓN: Logotipo de la Colección Adonáis (1ª). Portada del número 1 de la revista El espejo de la AEEx (2ª). Portada de Canciones de una abierta herida del I.F.P. Emerita Augusta de Mérida (3ª). MARÍA JOSÉ FLORES: María José Flores (1ª). Portada de Antología poética 1984-2003 (2ª). DIEGO DONCEL: Diego Doncel (1ª). Portada de El fin del mundo en las televisiones. (2ª). ADA SALAS: Ada Salas (1ª). Portada de Esto no es el silencio. (2ª). IRENE SÁNCHEZ CARRÓN: Irene Sánchez Carrón (1ª). Portada de El escondite. (2ª). JUAN CARLOS RODRÍGUEZ BÚRDALO: Juan Carlos Rodríguez Búrdalo (1ª). Portada de El arpa cercenada (2ª). Portada de Del perfil opaco de los pasos (3ª). Portada de Equipaje de otoño (4ª). Portada de En el dócil fulgor de las palabras (5ª). Portada de De piel y humo (6ª). Portada de Si volviera mayo (7ª). Portada de La vida en un podcast (8ª). Invitación a la presentación de Quando giungerá l’oblio (9ª).
VÍDEO POESÍA DE FINAL DEL SIGLO XX (de Extremadura, un bello poema)