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Poesía Vanguardista (1910-1930, s. XX) y de la Generación del 27 (1918-1930, s. XX)

INTRODUCCIÓN

Se denomina Vanguardismo, Vanguardias, Ismos o movimientos vanguardistas a unas corrientes artísticas y literarias, que aparecen en Europa a comienzos del siglo XX, llegan a España alrededor de 1910 y desaparecen en 1930 aproximadamente.

Los Ismos son movimientos que se oponen al pasado y presentan concepciones nuevas del Arte y de la Literatura. El Futurismo (Marinetti, 1909) se siente atraído por la técnica y la civilización mecánica. El Dadaísmo (Tristán Tzara, 1916) se basa en la rebeldía contra la lógica, las convenciones sociales y estéticas. El Creacionismo (Huidobro, Reverdy, Juan Larrea, Gerardo Diego, 1918) quiere hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad.

El Ultraísmo (Guillermo de Torre, 1919) manifiesta un deseo de ir más allá de la Literatura de la época e ilustra sus ideas estéticas con poemas visuales. Y el Surrealismo (André Bretón, 1924) es una revolución integral del ser humano, que lo induce a liberar sus impulsos naturales, reprimidos en el inconsciente, de las servidumbres sociales (Marx) y morales (Freud), y a manifestar libremente su capacidad creadora.

Otras características, referidas al nuevo Arte que representan, son comunes a todos los movimientos vanguardistas:

1)Divide al público en los que lo entienden y los que no lo entienden. 2)Tiende a la deshumanización, al proponerse deformar la realidad, romper su aspecto humano, deshumanizarla. 3)Considera a la obra de Arte, puro Arte y nada más, sin connotaciones, ni fines políticos, religiosos, ni transcendentales para el mundo. 4)Concibe el Arte como juego, pues no intenta resolver ni cambiar nada. El Arte nuevo es pura creación, o sea, es intranscendente. 5)Tiene una esencial ironía y elude toda falsedad. 6) Concede a la metáfora gran importancia por su origen creativo y su relación con el inconsciente.

Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888 – Buenos Aires, 1963) es el personaje más singular de la vanguardia española, al que el mundo le resultaba “un circo grotesco, que sólo cabía describir humorísticamente con un poso de amargura”. De ahí que tanto su obra como su vida sean una constante ruptura con las convenciones: pronuncia conferencias vestido de torero o celebra un banquete en un quirófano. En revistas (Revista de occidente), tertulias (Café del Pombo) y libros propios (Ismos, 1931) defiende y difunde las Vanguardias.

Su obra tiene como eje la greguería, un género literario inventado por él que define como una mezcla de «humorismo + metáfora» y compone con frases o textos breves, cuyo contenido es una imagen o una metáfora insólita con un sentido literario o filosófico (De la nieve caída en los lagos nacen los cisnes. Nos desconocemos a nosotros mismos, porque nosotros mismos estamos detrás de nosotros mismos).

generacion 27En 1927, un grupo de jóvenes escritores se reúnen para homenajear a Góngora en el tercer centenario de su muerte y reeditan sus obras. Forman la llamada Generación de 1927, que pasa en su evolución poética por tres etapas.

Poesía pura (antes de 1927): Pretenden crear una poesía desligada de la realidad y de lo humano de acuerdo con el Arte por el Arte. Tienen influencias de Bécquer, Góngora y Juan Ramón y usan recursos populares (Libro de poemas de Lorca, Marinero en tierra de Alberti).

Poesía surrealista (de 1927 a 1936): La Generación del 27 se rehumaniza, se abre a múltiples influencias, sobre todo del Surrealismo, y trata problemas políticos y sociales (Poeta en Nueva York de Lorca, Sobre los ángeles de Alberti).

Poesía del exilio (a partir de 1939): Los componentes de la Generación del 27 se dispersan. Los que permanecen en España se expresan por medio de un humanismo angustiado (Hijos de la ira de Dámaso Alonso) y los que se exilian manifiestan su nostalgia y sus deseos de volver (Alberti, Cernuda, Salinas).

La Generación del 27 es el único movimiento literario que supo renovar sin rechazar nada de la literatura anterior. De ahí que las influencias de la tradición tanto popular como culta de la literatura española sean numerosas así como de la literatura extranjera. Por este motivo sus escritores lo mismo componen un poema culto que una cancioncilla popular, igual tienen influencias de Berceo que de Unamuno, del Vanguardismo que de un autor foráneo.

De esta acertada mezcla de la tradición y la renovación, surge una poesía que parte de sus fuentes, se renueva con tonos, imágenes y recursos novedosos, presenta una expresión original y emplea una nueva técnica lírica que puede comprobarse en poemarios como el Romancero gitano de Lorca.

Los escritores más conocidos de la Generación del 27 son diez poetas: Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Emilio Prados y Pedro Salinas. El alto valor del conjunto de sus obras poéticas ha propiciado que esta época sea considerada la segunda Edad de Oro de la literatura española.

Durante este período, Eugenio Frutos fue el poeta extremeño que mantuvo amistad y siguió una trayectoria parecida a la de los componentes de la Generación del 27. Comienza realizando experimentos poéticos vanguardistas y tiende posteriormente a congeniar la tradición con la renovación como se puede apreciar en su “Romance de los dos molinos”, poema con el que participó en el homenaje que le ofreció la Generación del 27 a Góngora, su maestro.

EUGENIO FRUTOS

(Guareña, Badajoz, 1903 – Zaragoza, 1979)

eugenio frutosEugenio Frutos Cortés estudia bachillerato en Don Benito y la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid (1921-1925), donde es discípulo de Ortega y Gasset. En la capital entra en contacto con la Vanguardia y los poetas de la Generación del 27 y se relaciona con focos culturales del momento como la Residencia de Estudiantes o el Ateneo.

Intima con su paisano Luis Chamizo y ambos se entusiasman con el Modernismo. De 1930 a 1941, es catedrático de Filosofía en el Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres, colabora con revistas extremeñas (Alcántara, Alor, Gévora) y nacionales (Fantasía, Insula, Índice) y orienta al incipiente poeta Jesús Delgado Valhondo. Después imparte clases en institutos de Barcelona y Zaragoza y, en 1951, obtiene la cátedra de Filosofía de la Universidad de la capital maña (1951-1973).

Su lírica presenta tres etapas. Comienza en el Vanguardismo con una poesía deshumanizada (de 1922 a 1930) en la que tiene influencias vanguardistas, de Vicente Huidobro, Gerardo Diego y Ortega y Gasset, predomina la metáfora y, como la Generación del 27, mezcla la tradición (uso del romance) y la modernidad (imágenes modernas, asociaciones creativas).

En Prisma y otros asedios a la vanguardia (escrito entre 1925 y 1938, editado en 1990) recoge los resultados de estas experiencias compuestas con imágenes insólitas y metáforas alucinantes, que descomponen la realidad y consiguen formar, paradójicamente, sorprendentes y bellas creaciones. Torbellino de aspas (escrito entre 1928 y 1934, editado en 1991) es un libro en prosa poética de estilo vanguardista, que quiere ser una superación de la estética surrealista (el trasrrealismo) y pretende descubrir la realidad más oculta de las cosas, a través de su protagonista Héctor Beltrán.

prisma

Después, cuando vuelve a Extremadura y se casa con Lola Mejías en Cáceres (1933), su poesía se rehumaniza y se centra en el amor y la familia (de 1931 a 1941). En esta etapa compone Dictado de amor (escrito entre 1933-1950, editado en 1988), un libro que exalta la sensualidad del poeta hacia la amada en un entorno natural, buscando en ella la perduración del amor y su triunfo sobre el tiempo y la muerte.

Casta rima (inédito) destaca el amor a la familia y la pasión por los hijos (tuvo cinco; tres en Cáceres). La sombra revelada (1945) trata sobre el mar, los recuerdos, el amor y Extremadura con estrofas populares y juegos metafóricos. Políptico de Cáceres y otros poemas (escrito en 1941, editado en 1980) gira en torno a la ciudad extremeña recordada con nostalgia.

A partir de su marcha a Zaragoza, su poesía gira hacia la nostalgia del pasado en su tierra, la angustia ante el fluir del tiempo y el trascendente compromiso con su condición humana, que capta en filósofos como Unamuno, Jaspers y Heidegger que, por entonces, lee y estudia. En esta etapa compone Desde la bruma (1941-1946, inédito), Lo invisible (1947-1949, inédito), La viña destruida (1957), que es un extenso poema, y Poesía (1974), una antología donde acoge poemas de sus libros anteriores.

Tiene también otros libros inéditos de su etapa cacereña titulados Evocación del estío y Retablo de la Pasión de Nuestro Señor (1935), producto de una crisis religiosa, que dedicó a Jesús Delgado Valhondo quien, a su vez, le regaló Las siete palabras del Señor, también resultado de una crisis de conciencia. Llama la atención su desinterés en publicar quizás porque su objetivo era inmortalizar con palabras las emociones fugaces sentidas antes de que se perdieran en la desmemoria.

La poesía de Eugenio Frutos trata una temática variada con un fondo filosófico, tiene riqueza métrica y realiza constantes alusiones religiosas. Su consistente estilo se caracteriza por una voz armoniosa, el vocabulario selecto y preciso, la técnica depurada, el dominio del verso y la emoción expresiva. Su forma y su tono dejan traslucir la alta formación intelectual del poeta y del filósofo.

ROMANCE DE LOS DOS MOLINOS  (1)

El molino de agua plisa
la falda inquieta del río.
Gira el molino de viento
despeinando los caminos.
De peregrinar descansa
el molino de agua y reza,
y el manso mastín del río
lame sus llagas abiertas.
Gira el molino de viento
–malabarista de estrellas–,
gira y ofrece a la luna
los polvos de su polvera.
El molino de agua duerme
y el mastín, de noche, sueña.
Al alba saldrá, molino,
al alba, tu molinera:
sus pies veleros del río,
alas sus manos abiertas,
los cabellos enredados
en las últimas estrellas
y los senos temblorosos
en el talle como abejas,
el corpiño desceñido
como un pétalo que tiembla.
Hila el molino de viento,
hila la luz en su rueca:
va devanando el ovillo
del sol su devanadera.
Ventilador de las nubes,
reloj de viento y arena,
abren sus aspas la rosa
que deshojan las tormentas.
Aeroplano encadenado,
Prometeo de la estepa,
que ha de volar algún día
hacia mares sin ribera
y un Camino de Santiago
ha de dejar como estela.

REGRESO  (2)

Y qué dolor de ocaso, constelado
en iris turbulento en tus pupilas,
pone su adiós de trinos y de esquilas
sobre el marchito campo abandonado.

“Allí la encina fue y allí fue el prado
y allí la choza”-, en tus recuerdos hilas,
y por rutas de amor la barca enfilas
que mis lirios de fuego ha navegado.

Espantando süaves pajarillos,
el grito de mecánica corneja
tritura tu canción en estribillos.

Cual flor abandonada por su abeja,
el campo apaga sus dorados brillos
mientras su miel en nuestros labios deja.

IMAGEN DE UNA NOCHE  (3)

Era tu piel de caña perfumada,
tostada por el sol de tus ardores,
almohada feliz de mis amores
en la noche fugaz y enamorada.
Era como una túnica ceñida
a la carnosa flor que el alba espera.
Y eran lluvia feliz de primavera
mis miradas sedientas de tu vida.
Sirena del estanque cuyas aguas
brindaron a mis ojos el errátil
temblor de tu figura,
inasequible como el alto dátil
entre la gracia de la palma oscura,
hay entre el cuerpo, que en amor se duerme,
y el vivo anhelo, que en amor se aleja,
una música extraña y exquisita,
como un quiebro de flauta que se deja
y un vuelo de violín para otra cita.

PERFIL DE CÁCERES  (4)

Una giba de sombra contra el cielo
rabiosamente azul. Dura, encrespada,
dentellada de sol.¡Qué silenciosa,
cristalina de siglos -muerta el ascua-
contra la eternidad! Más ella misma,
eterna en su negrura de fantasma,
que la llama sin tiempo.
¡Y qué pequeñas
hormiguitas de luz entre las casas,
las luces de aquí abajo!
Temerosa
de morir devorada
por el gran Leviatán del tiempo ido,
tiembla la vida apenas, en la palma
de la tierra materna, clara alondra
por la noche sin música asustada.

INMORTALIDAD  (5)

Eso
que cae más allá de la nada,
es lo que viene galopando hasta mí:
en el oro recamado sobre las casullas fúnebres;
en el perfume sobre la piedra de los altares;
en la danza de la historia sobre la vida;
en el silencio de las cosas sobre el silencio de la noche;
en el viento de la pupila sobre el desierto del ojo;
en la luz de los contornos sobre la oscura fisiología,
y en el surtidor de la conciencia sobre el estanque del alma.

Envuelto en su torbellino,
soy.

TENTACIÓN  (6)

Sierpe que fuese sonora,
al verde campo tentando
con el poder de su bando,
silba la locomotora;
y, a sus silbos, el Ahora
en esguince se mantiene,
mientras el futuro viene
mecánico de preciso,
alojando un paraíso
que se tiene y no se tiene.

NOTAS

(1) Romance de Prisma y otros asedios a la vanguardia, que contiene la descripción de dos molinos con imágenes vanguardistas. [recitado en el vídeo del final]

(2) Soneto de Dictado de amor, donde se hace presente la nostalgia del amado a la llegada del otoño, porque le apaga el ardor amoroso sentido junto a su amada en el estío.

(3) Poema de Dictado de amor, que contiene una evocación de la pasión amorosa de la juventud.

(4) Poema de Políptico de Cáceres, que marca el contraste entre la pervivencia de la ciudad a través del tiempo y la insignificancia y caducidad de quienes la habitan.

(5) Poema de Políptico de Cáceres, cuyo contenido es la exposición de la intranquilidad obsesiva del poeta por la inmortalidad.

(6) Poema de Lo invisible, que trata de la angustia sufrida ante la fugacidad del tiempo, concebido como una mera sucesión de breves presentes.

IMÁGENES

INTRODUCCIÓN. Ramón Gómez de la Serna (1ª). Los diez poetas más representativos de la Generación del 27: Lorca, Alberti, Aleixandre, Guillén, Salinas, Gerardo Diego, Cernuda, Dámaso Alonso, Altolaguirre y Prados (de izquierda a derecha y de arriba abajo) (2ª). EUGENIO FRUTOS: Eugenio Frutos (1ª). Portada de su poemario Prisma y otros asedios a la Vanguardia (2ª).

VÍDEO POESÍA VANGUARDISTA Y DE LA GENERACIÓN DEL 27 (de Extremadura, un bello poema)

Fotografía cabecera: Molinos de viento, Alcázar de San Juan